sábado, 22 de diciembre de 2007

EL TRIUNFO DE UN SUEÑO

http://www.youtube.com/watch?v=-5ab6RtA-KE&feature=related




Hoy quiero dedicar mi blog a una maravillosa película que he tenido la suerte de ver con mi padre compartiendo esos increíbles ratos peliculeros de sábado tarde.
Se llama "El triunfo de un sueño" o su título en inglés "August Rush"
Es una historia bellísima que te atrapa y te emociona hasta el último minuto, evocando la imposible historia de amor de "Mouling Rouge" haciéndonos recordar la genial obra de "Billy Elliot" junto a una buena interpretación de Robin Williams, muy alejada de sus papeles conocidos.
La historia de un niño, genio de la música, un Mozart del siglo XXI que vive en un orfanato pero sabe que sus padres están vivos y muy pronto le encontrarán, sólo si siguen el sonido de la música. Un Robin Williams, el Brujo, que le enseña lo que sabe y miles de personas que quedan atónitas ante su don.Padres músicos, él en una banda, ella en la sinfónica de N.Y.
INCREÍBLE
http://www.youtube.com/watch?v=6SE8fDM-M8E
Muy, muy recomendada.

Libel


Vörphu nunca consiguió amar su trabajo. Resignado subía cada noche por la escarpada ladera hasta que con el primer rayo de sol pisaba la cima, y tras caminar durante unos minutos llegaba al nacimiento del riachuelo. Allí sacaba de su pequeño zurrón una botellita diminuta y dorada y vertía su contenido en el agua hasta dejar caer la penúltima gota, cuidando de que la última gota quedase dentro del frasco. Después deshacía sus pasos y acompañado por el sol bajaba la ladera, hasta que con el primer rayo de luna pisaba el pie de la montaña. Entonces, de la nada aparecía una nueva botellita diminuta y dorada y él, con sumo cuidado, la introducía en su zurrón y emprendía de nuevo la subida a la montaña. Así un día tras otro, durante años y años y años.

Las gentes del pueblo nunca se plantearon ofrecerse a ayudarle, hacer su trabajo aunque fuese sólo por un día para que Vörphu pudiese descansar. Todos desconocían para que era necesario aquello, no comprendían qué importancia tenía el contenido de ese frasquito en el agua del riachuelo.

Un día, el primer rayo de luna rozó el suelo y nadie pisó el pie de la montaña.

Los habitantes del pueblo se horrorizaron y comenzaron a correr por las calles gritando que sucesos terribles acontecerían.

Una pequeña niña llamada Libel comenzó a llorar. Todos la rodearon para tranquilizarla.

- No llores canija que no ocurrirá nada malo- decían.

- No lloro por eso. Lloro porque Vörphu murió.

Todos quedaron atónitos y avergonzados. Sólo ese ser puro e inocente había reparado en lo más importante, ¿Dónde estaba Vörphu? El egoísmo que siempre les había dirigido había actuado una vez más haciéndoles olvidar a la persona que había velado por ellos a cambio de nada.

Cada familia se retiró a su casa para esperar las consecuencias mientras el silencio se extendía por el pueblo.

De repente, la pequeña Libel saltó desde un ventanuco de su casa a la calle y corriendo entre las sombras llegó hasta la montaña. Recordó el lugar exacto en el que aparecían las botellitas que Vörphu recogía, pues más de una vez le observó escondida entre los arbustos.

Allí estaba, brillando en la oscuridad el diminuto frasco. Con sus frágiles manos lo cogió y lo guardó en el bolsillo de su vestido. Después inició la subida por la ladera mientras allí abajo el pueblo se hacía pequeño, pequeño, pequeño.

Con el primer rayo de sol su sandalia de esparto marrón pisó la cima.

Aquello le pareció maravilloso. Una pradera de flores se extendía sin límites ante sus ojos. La atravesó en una carrera riendo y acariciando las matas a su paso. Cuando llegó a la orilla del riachuelo sacó el frasquito y lo abrió. Una fragancia suave inundó el lugar y Libel quedó embelesada al olerla. Pero antes de poder derramar el líquido sobre el agua el aire se volvió viento y comenzó a golpear los árboles y a formar remolinos en el agua asustando a la niña, que comenzó a llorar. Entonces, Vörphu apareció de la nada y se abalanzo sobre la pequeña para protegerla de las ramas que caían.

- ¡Tienes que marcharte! - gritó.

- ¡Estás vivo! - gritó la pequeña.

Entonces el riachuelo creció desmesuradamente y sus aguas torrenciales ahogaron las flores de la pradera y arrastraron los árboles de la ladera hasta hacer desaparecer por completo el valle, y con éste, el pueblo y todas las personas.

Libel observó aterrorizada la escena. Huérfana de padre y madre siempre había vivido de casa en casa, querida y educada por todos los habitantes, sin conocer el significado de la palabra mamá o papá pero con la pureza del mundo escondida en su corazón.

Vörphu, al verla llorar, abrazó su cuerpecito.

- No me dio tiempo - sollozaba la niña.

- No ha sido culpa tuya - dijo Vörphu. - Cuando se construyó el pueblo, destruyeron un bosque que daba cobijo y alimento a cientos de animales que más tarde fueron cazados para servir como pieles y comida para los habitantes. Todo fue destruido. La Madre Naturaleza se enfadó tanto que quiso acabar con el pueblo pero yo le pedí que no lo hiciese alegando que erais buenos. A cambio de mi petición me dijo que si era mi deseo, me comprometía a dedicar mi vida eternamente a protegeros, calmando la ira de Gaia al derramar su esencia en el riachuelo y yo accedí. Con el paso de los áños me fui desengañando porque vi que no erais buenos, que sólo os importaba la riqueza y el poder, sin pensar en el daño o el dolor causados. Por eso decidí dejar de calmar la ira de Gaia y sentarme a ver cómo os destruía. Fue entonces cuando te vi llegar, tan frágil e inocente con la botellita entre tus manos.

Tú, pequeña, has demostrado a Gaia que no todos los humanos son malos, aunque haya sido tarde para los demás.

- y, ¿no puedo hacer nada para salvarles?- preguntó la niña.

- No... - dijo Vörphu.

"Dile la verdad" se oyó una voz, era Gaia.

-No... - dijo Vörphu.

"DÍSELO" ´se escuchó.

Si hay una manera...pero pequeña tú.. - dijo Vörphu.

- ¿Cuál?

-Dar tu vida por ellos.

-Lo haré.

- ¡No pequeña no permitiré que lo hagas!

"Déjala" se oyó.

Vörphu abrazó fuertemente a Libel y ésta besó su anciana mejilla.

- Tranquilo, estaré bien.

Una luz envolvió el pequeño cuerpo y cuando cesó sólo quedaba un vestido y unas sandalias de esparto, sobre los cuales brillaba un pequeño colgante.

Vörphu, entre lágrimas tomó en sus manos el colgante y, tras besarlo, lo lanzó con fuerza hacía el agua. Mientras tanto, allí abajo, el agua comenzó a desaparecer y revivieron todas las personas que se habían ahogado, volvía la vida a cambio de la de Libel.


Siglos después una joven estaba caminando por la playa y vio brillar algo en la arena. Al acercarse encontró semienterrado un bello colgante y lo guardó. Nunca llegó a ponérselo pues cada vez que lo intentaba sentía por dentro un sentimiento de culpabilidad muy fuerte, cómo si supiese que ella no era digna de llevarlo. El sentimiento era tan profundo que decidió dárselo a su tío abuelo para lo que lo vendiese en su tienda de recuerdos.

Una tarde unas mujeres que se encontraban veraneando en la isla de Fuerteventura entraron en la tienda y una de ellas se fijó en el colgante y lo compró.

Días después una joven de 18 años recibía un regalo de su tía: un precioso colgante que colgó en su cuello.

Desde algún lugar de la tierra,Vörphu sonreía sintiendo cómo el alma de Libel, transformada en una libélula de plata,reposaba por fin sobre su alma gemela.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Vosotros


"Podrán quitarme la vida, harán inalcanzables mis sueños, podrán robar mi inocencia, pondrán en acción mis miedos. Podrán arrebatármelo todo, pero jamás se llevarán mis recuerdos"


La última prueba. Llegué a un gigantesca entrada de madera, cuyos portones se elevaban hasta el cielo, rozando las nubes negras. Lloviznaba, y mi cabello mojado se movía con el viento. Entré y la estancia estaba vacía. Era una sala sin final adornada con grandes hogueras de fuego azul.

De repente vi cómo todas las llamas se unían en lo alto formando un círculo sobre mí y apareció una figura de mujer, bellísima cómo si de un espíritu se tratase.

"Has llegado hasta aquí y aún así no te será fácil acabar. Conozco tus anteriores logros pero en todos ellos se ponían a prueba tu inteligencia, tu valor, tu habilidad...ahora no. Es a mí a quién le corresponde plantearte el problema más complicado de resolver. ¿Estás dispuesta a continuar?"

"Sí"
"Entonces, adelante"

La voz desapareció entre las sombras y las hogueras se apagaron. Inmersa en la oscuridad sentí mucho frío y noté como había mojado todo el suelo de agua.
De repente, donde antes habían estado las fogatas aparecieron personas que inmóviles me observaban sonriendo.

Recorrí con mis ojos toda la estancia y descubrí que había muchísimas personas allí, y no eran desconocidos, todos, todos ellos...eran amigos míos.

La voz volvió a hablar y sus palabras me ahogaron por dentro:

"Ante ti están las personas a las que tú denominas amigos. Ahora, tienes que elegir a uno sólo de todos ellos. Los demás se borrarán para siempre de tu memoria y tú serás eliminada de las suyas. Seguiréis viéndoos pero jamás os reconoceréis y nunca volveréis a trabar amistad. No recordarás nada de lo que os une, nada de lo que vivísteis, ni ellos tampoco. En tus manos está la decisión."

Ahora eran mis lágrimas las que mojaban el suelo. Las anteriores pruebas me habían producido heridas en la piel, golpes en los huesos, dolores de cabeza, malestar...Ahora el dolor residía en mi alma, una prueba de sentimientos, pues las decisiones más complicadas son las referidas al corazón.

No me atrevía a levantar la cabeza.Allí estaban, mirándome sonriendo, intentando darme fuerzas aunque supiesen que podríamos perdernos para siempre, aunque supiesen que la posibilidad de la elección era "todo o nada", ahí estaban, con sus "tranquila, todo irá bien".

No podía elegir...

Cada uno distinto, unos de toda la vida, otros de hace unos meses, chicas y chicos, de distintas edades, unos siempre estuvieron ahí, otros sólo cuando lloré, otros sólo para hacerme sonreír, pero estuvieron. Con algunos había tenido discusiones, con otros nunca, con aquellos había conquistado el mundo, con esos había aprendido a vivir.

Seguí llorando...

Entonces susurré que no podía hacerlo.

La voz respondió: "Los demás pudieron elegir, sabes lo que ocurrirá si no superas esta prueba"

"Lo sé, pero aún así... no puedo elegir sólo a uno"

Entonces la figura de mujer volvió a iluminarse y con un destello atravesó mi cuerpo.

Mis rodillas chocaron contra el suelo y quedé derrumbada en las sombras.


No volví a verles.

Me fui para siempre.

Elegí morir antes que perderlos a todos.

A cambio, el recuerdo de lo que allí en aquella estancia pasó quedó grabado en todos ellos y mi recuerdo fue, es y será siempre eterno.




Dedicado a mis amigos, porque estoy hecha de vosotros, y borraros de mi memoria sería destruir quién soy, prefiero irme siendo yo misma, que quedarme y ser otra persona.

GRACIAS

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Te amo, como el primer día

Una tarde más, sentada en un banco de madera, deja que su mirada cansada se pierda en los lejanos matojos del parque, con el sonido de fondo de los niños jugando al sol.
El mismo banco donde se conocieron, el mismo libro en sus manos que aquel día intentó acabar de leer, sin éxito. A menos de la mitad del último capítulo un joven se había sentado a su lado y le había pedido permiso para fumar un cigarro y ella se había mostrado indiferente a lo que él hiciese.
¿Es un libro de Baroja? - preguntó interesado agachándose para ver la portada.
Así es, "El árbol de la ciencia" - respondió ella, sin afán de mantener una conversación.
Él se quedó mirándola. Su cabello rubio caía grácilmente sobre sus hombros expandiéndose en alargados tirabuzones y sus labios casi inexistentes dibujaban muecas mientras unos ojos almendrados y grises, lectores impasibles, sobrevolaban palabras sin cesar.
¿Podría saber su nombre? - volvió a romper el silencio del parque.
Por un instante quiso decirle que era un maleducado y que la estaba molestando, y acto seguido irse a un banco lejano, pero al levantar sus ojos encontró una sonrisa pícara sobre la que dos zafiros no perdían un segundo en dejar de contemplarla.
Clara - respondió - y....¿usted?
Antonio, Tony para los amigos - y tras tender su mano en señal de saludo, comenzaron a hablar.
Los minutos se hicieron horas y decidieron verse al día siguiente, a esa misma hora y en el mismo lugar. El banco dejó de ser el único testigo del nacimiento del amor, y llegaron las tardes de cine, los paseos, las meriendas...
Con cuidado abre el libro y se sitúa por el final. Lentamente comienza a leer pero cada 60 segundos interrumpe su lectura para mirar hacia el camino, creyendo ver una figura que se acerca. Continua leyendo y las lágrimas caen sobre el papel mojando las palabras.

"-Ha muerto sin dolor - murmuró Iturrioz-. Este muchacho no tenía fuerza para vivir. Era un epicúreo, un aristócrata, aunque él no lo creía.
-Pero había en él algo de precursor - murmuró el otro médico."


FIN

Cerró con cuidado el libro y se secó las mejillas. Había conseguido terminarlo.
Sus tirabuzones desaparecidos en el tiempo habían dejado sitio para un cabello más corto, menos vivo y cubierto de experiencias grises.
65 años hacía que un joven interrumpió su lectura y le robó el corazón para siempre.
Una semana hacía que ese muchacho, con sus zafiros ya necesitados de anteojos, y su cara de pillo ya arrugada se había ido para siempre.
Dos días hacía que su nieto había encontrado guardado en el armario un libro antiguo y amarillento.
Unas horas hacía que llena de valor se decidió a volver a aquel banco y retomar su lectura, con la triste esperanza de que él apareciese y le preguntase "¿Podría saber su nombre?".


http://www.youtube.com/watch?v=Xb2y_zIoSTA&feature=related
La canción que me inspiró...porque el amor sólo acaba cuando uno de los dos deja de amar, porque cuando la muerte decide llevarse a uno de los dos el amor no acaba, sólo se duerme hasta que vuelvan a encontrarse.

martes, 18 de diciembre de 2007

Miguel


Suena mi móvil y leo un mensaje que dice:

Medio chicle de fresa: 0,03 euros.

Un refresco en el Wengue: 1,20 euros.

Hablar por teléfono hasta que "alguien tenga que llamar a Marcos": 2 euros.

Que Laura se equivoque un sábado por la noche en "El Ópera" bailando la canción de "Gominolas" NO TIENE PRECIO.


Hay personas que te alegran la vida.
Hay personas que consiguen, sólo con tener el pensamiento de que ese día os encontraréis, que te levantes animado.

Si conoces a alguien que cumpla ambas cosas, no tienes un amigo, tienes mucha, mucha suerte.

Que puedo decir que no sepas "Funcionario del Ministerio de Mis Carcajadas", que te has ganado el puesto de "Ministro de mis Ratitos de Felicidad" pero te prohibo terminantemente que vayas a las tertulias de Telemadrid, sólo a Cuatro ¿entendido? :)

(Porque es divertido gritar algo en mitad de una muchedumbre sabiendo que la persona que está a 10 metros de ti será la única que capte lo que intentas decir)

Unos lo llaman "conocerse" otros preferimos llamarlo AMISTAD.

Miguel, un ángel entre humanos, un corazón de algodón tan grande como el Calderón y tan inocente como un recién nacido. Capaz de hacer reír incluso a las estatuas, guardián del bienestar de cualquiera que tenga la suerte de conversar con él durante 60 segundos.

Hoy en día es difícil encontrar a gente aún no corrompida por la propia dureza de la vida, y él es y será siempre, mi apreciada excepción.

Gracias por ganarme con tanta facilidad, gracias por tener esa forma de ser maravillosa, por nutrir cada día al niño que tienes dentro, por ser natural y guiarte por valores tan escasos, por desgracia, actualmente.

:) A TUS PIES


A ningún lugar


Despiértame cuando anochezca para irme a tu lado y no ver la luz.

Seamos sombras en la niebla huyendo de un pasado, dulce inconsciencia, yo sigo tus pasos, mi cuerpo atado a ese hilo que diriges tú.

Dejémonos de tonterías y mirando desde esta bahía hacia ese oceáno que pide tregua y exige perdón, vivamos considerando éste nuestro último día, mientras el tiempo contenido mengua dentro de un oxidado reloj.

Olvida, olvida todo lo que jamás te dije, y todo lo que nunca debiste escuchar.

Disfruta, disfruta de mis labios desnudos e ingenuos que parieron palabras ahogadas en ese mar, que absurdos regalaron cientos de "te quieros" a personas malvadas que no los quisieron cuidar.

Dime, dime aquello que jamás me dijeron y por lo que hoy muero.

Escapa, escapa conmigo a ningún lugar.



lunes, 17 de diciembre de 2007

Invierno


Mis pies descalzos sobre la nieve,
y la suavidad de los rayos de luz que mis cabellos mueven,
mientras un abrazo, precediendo a un alud, sobre mí se cierne
anterior al ocaso del sol de diciembre.

La quietud se respira sobre el manto blanco,
la ciudad hiberna tras convertirse en harina las lágrimas de llanto,
las estrellas despiertan cuando las anjanas inician su canto,
la ciudad sólo es pequeña si se mira desde lo alto.

Una parada en el tiempo que congela aquello que nunca fui,
una vereda desconocida delante invitándome a seguir,
en este instante un lucero que brilla, ahora soy sólo lo que hay en mí,
mirada ausente en este paraje ante un futuro que ha de venir.



domingo, 16 de diciembre de 2007

"I never think about yesterday"

¿Cuántas veces pudimos repetir esa frase en plena calle mientras alguna que otra mirada fulminante nos asesinaba a pesar de que nosotras continuásemos riendo sin parar? ¿Y después correr como posesas hacia los "regaladores de abrazos" y sentir una euforia inexplicable y unas ganas terribles de desear alegría a todo el mundo? ¿Y probarnos vestidos de Nochevieja y ser incapaces de reconocernos ante el espejo? ¿Y emocionarnos intentando elegir un pijama de bebé? (Mensaje para los altos cargos del Corte Inglés: Acabemos con el sexismo empezando por poner ropita unisex para niños, porque elegir un pijama para un futuro bebé con sexo todavía desconocido es muy complicado, todo rosa o azul, ¡porque no los hacéis verdes o rojos!)
Me encantó...aunque no vimos el mayor fenómeno publicista del consumismo o en otras palabras, Cortilandia, eso sí, me alegré si conseguí hartaros al no parar de repetir "Malditas luces navideñas, menuda contaminación, ojalá se apagasen de golpe."
Día esperado y maravilloso...con vosotras, aunque faltaron las alas de un hada revoloteando...(A.J)
Dedicado a mis "mu locas mu countrys", porque sois todo lo que se puede pedir.
(Cristina, Esther y Alba)
Y lo que nos queda...

sábado, 15 de diciembre de 2007

EL Príncipe Cascanueces

Sus piernas colgaban del sillón a cientos de kilómetros del suelo. Pequeña y frágil, esperaba con una sonrisa mientras su padre metía en el vídeo la película. Sus ojos inquietos parpadeaban una y otra vez y dejó caer el mando de sus manos unas 3 veces antes de comenzar a verla.
"Estáte quieta que lo acabarás rompiendo."
Y ella se quedaba inmóvil, como una piedrecita y aferraba el mando entre sus dedos para no dejarlo escapar ni una sola vez, como si fuera "la guardiana del mando". Unos minutos después la película comenzaba y su pequeño corazón latía incesante y lleno de vida, cómo si el hecho de estar ahí sentada delante del televisor fuera lo único maravilloso del mundo.
El Príncipe Cascanueces.
La maravillosa historia de un muchacho que se convierte en un muñeco cascanueces.
¿Era la perfección de los personajes lo que le gustaba tanto? ¿La historia quizás?...
No...aún hoy, después de más de 10 años, cuando recuerda aquella película que veía casi a diario, lo primero que viene a su cabeza era la melodía...esa dulce melodía que sacaba sus brazos desde la pantalla y con sumo cuidado la atrapaba para introducirla dentro. Y ya allí ayudaba a Clara, perseguía a los perversos ratones, liberaba de su hechizo al príncipe...y dejaba que el mago Drosselmeyer la hechizase.
Y bailaba sin cesar esa melodía una y otra vez...
http://www.youtube.com/watch?v=T8gflA3F2hs

Entonces la película llegaba a su fin y ella aplaudía feliz porque el final era el esperado y llamaba a papá porque había que rebobinarla para verla más tarde de nuevo.
La magia nunca debe perderse aunque crezcas, al fin y al cabo, cuando eras niño lo más sencillo era un mundo para ti, si sigues manteniendo eso, no será difícil ser feliz.


Si alguien quiere introducirse en uno de los recuerdos más bellos de mi subconsciente... aunque no haya podido encontrarlo en español...no importa que esté en inglés, sigue siendo mi película.
http://www.youtube.com/watch?v=JhGuD2ni6cA&feature=related es un clip de la película.

jueves, 13 de diciembre de 2007

La memoria

La insistencia de quien se encontraba al otro lado del teléfono fue tal que tuve que abandonar mi aburrida partida de ajedrez conmigo mismo y atender la llamada.
¿Qué hacías? No vas a creerte lo que ha ocurrido... - escuché.
Y tras oír aquello, sentí cómo mi corazón daba un vuelco mientras mi pecho se congelaba súbitamente.
No puede ser... - balbuceé.
Sin darme tiempo a asimilarlo me vi sentado en mi coche conduciendo a 120 km/h hacia el hospital que me había dicho.
Cuando llegué a la sala, una oleada de sufrimiento general me pegó una patada en las entrañas.
Más de 30 o 40 personas acumuladas en bancos llenos de suciedad o apoyados en paredes desgastadas me recibieron con miradas, unas de cansancio, otras de curiosidad, otras de esperanza efímera creyendo encontrar a un ser querido...
Me las apañé como pude para atravesar la mole de personas y alcancé la escalera. No recuerdo cuántos empujones pude dar a mi paso, sólo sé que sentía cómo mi corazón iba a explotar de un momento a otro.
306...304... ¡dónde estaba la maldita habitación! Fue al girar el pasillo cuando encontré a sus padres.
¿Cómo está? - dije casi gritando por mi nerviosismo.
"Estable, tranquilo, está estable. Dicen los médicos que ahora hay que esperar para ver cómo evoluciona, pero demos gracias de que no haya sido peor."
Desde entonces mi segunda casa fue el hospital. Nos dijeron que había entrado en coma y que despertaría, pero cuándo o cómo lo haría eran predicciones que no nos podían concretar.
Después del trabajo volvía y comía algo en la cafetería, incluso trabé amistad con algunos familiares de otros pacientes, y media hora después estaba sentado junto a su cama, hablando en alto, como si me escuchase y sin perder la fe en ningún momento, así durante meses y meses.
Un día...despertó.
La alegría nos conmocionó a todos. Abrazos, besos, sonrisas, celebraciones, llamadas a todo el mundo, medio planeta se enteró de la gran noticia. Esa mañana estaba su madre en la habitación y cuando se volvió, encontró dos enormes ojos negros abiertos de par en par.
La deseada sorpresa fue maravillosa y cuando me llamaron para decírmelo volví a encontrarle el sentido a la vida.
Mi llegada al hospital fue diferente a aquella vez.
No sentí la tristeza de aquellas miradas, ni empujé a nadie al subir las escaleras, ni grité nervioso por los pasillos. Abrí la puerta, estaba yo solo y entré.
En ese momento sus ojos se posaron en mi cara y sonrió, fue entonces cuando, por un momento, mi corazón estuvo a punto de explotar de la emoción.
Corrí hacia la cama y apreté su cuerpo contra el mío, sintiendo cada poro vivo de su piel, notando cómo respiraba, cómo movía sus brazos...cómo la vida volvía y traía de su mano la felicidad.
- Te quiero amor mío - murmuré muy cerca de su cara manteniendo una leve mirada.
"¿Quién eres?"
Entonces el cielo se rompió.
Cariño...soy..soy yo...¿no me recuerdas? - le dije temblando iluso por pensar que todo era una broma.
Lo siento...no sé quién eres - respondió.
Y sentado junto al amor de mi vida me sentí el hombre más desgraciado del mundo.
En mi cabeza se amontonaron miles de recuerdos: la voz de una muchacha que con quince años apareció repentinamente en mi vida pasando a ser una gran amiga, una gran confidente. Su cuerpo desnudo junto al mío, nerviosa y enamorada acariciando mi cara. Su sonrisa llena de pureza y su melena castaña al viento corriendo detrás de las palomas. Sus mejillas llenas de lágrimas despidiéndose de mí y partiendo hacia la ciudad. La noticia de que había acabado su carrera. Nuestro reencuentro, después de 5 años sin vernos, en la boda de una amiga y sentir los dos un mutuo sentimiento que empezó con sólo 15 años... y ahora...
Inocente me observaba, considerándome un desconocido, olvidando toda nuestra historia, todo lo que nos unía, no recordaba que me amaba.
Los médicos dijeron que tenía dañado el cerebro y quizás no recuperase la memoria, o quizás parcialmente, pero jamás al 100%.
Me rendí, sentí que nada tenía sentido, que todo el tiempo que había seguido luchando había sido en vano. La mujer de mi vida no me reconocía, no me recordaba y no podía hacer nada.
Comencé a distanciarme, a ir menos a verla, a centrarme en mi trabajo, a no ilusionarme, a no tener sueños, no entusiasmarme si había recordado el nombre de su hermana o si podría volver pronto a casa.
Una noche, tras conversar sobre tonterías con ella, después de haber intentado ayudarla a recordar y sentir el rechazo por su parte, sus pocas ganas de hacer un esfuerzo, su incapacidad para ni tan siquiera saber mi nombre me levanté para marcharme y quizás, no volver nunca. Alargué mi brazo para abrir la puerta y entonces escuché su voz:
"¿Te quería?"
Un puñetazo en el alma y recobré el sentido.
"Sí, me querías muchísimo"
"¿Y tú a mí?"
"Muchísimo más"
"Me gustan tus ojos, ¿son azules?"
"Son verdes, pero siempre me decías que eran azules"
"Y esa cicatriz de tu brazo, ¿cómo te la hiciste?"
"Robando estrellas para ti"
Su risa inundó la habitación y se levantó de la cama. Mientras se acercaba cautelosa no perdía la sonrisa, y a unos centímetros de mí, cogió mi mano.
"También tienes una cicatriz aquí, ¿verdad?"
Fue en ese momento, mientras asentía desbordado por la alegría, cuando me di cuenta de que nada podía destruirnos, ni el tiempo, ni la memoria.
"Quiero que me cuentes todo sobre nosotros, quiero que me ayudes a volver a enamorarme de ti"
"Lo haré pequeña, tenemos todo el tiempo del mundo"
Entonces me di cuenta de que tenía una oportunidad en mis manos y no podía rendirme, por ella y por mí.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Navidad..




Entre las prisas de diversos compradores que como locos recorrían las sucias aceras en busca de "el último regalo imposible de encontrar", caminaba malhumorada y escondida bajo mi bufanda morada, ansiosa por encontrar una boca de metro y regresar a mi sofá, mis películas y mi turrón de chocolate hasta arriba de calorías.
Pero de repente le vi.
Sentado en el suelo observaba las luces navideñas, pensativo, ausente.
Su pelo castaño se asomaba por debajo de un gorro negro de algodón y sus manos desnudas y congeladas se apoyaban sobre el suelo, sufriendo alguna que otra pisada de los despistados viandantes.
No supe porqué pero mis pies se negaron a continuar mi trayecto hacia las escaleras del metro y me acerqué a él. Hola - susurré.
¿Te gustan las luces de navidad? - me dijo sin apartar la vista de ellas.
Sí - respondí.
Entonces te invito a admirarlas conmigo.
Consciente de que perdería el tren, de que mis vaqueros se pondrían negros, de que no conocía de nada a aquel muchacho, me senté.

Magníficos colores ¿verdad? - murmuró girando su cabeza hacia mí y descubriéndome sus impactantes ojos verdes, brillantes como pequeñas esmeraldas.

Sí... - contesté intentando formular más palabras pero su mirada me había hechizado por completo.
Es curioso cómo unas simples luces pueden cambiar tu estado de ánimo e incluso poseerte, ¿no crees? - volvió a hablarme y está vez mostrando una sonrisa en su cara.
Sí... - respondí.

Es curioso cómo al verlas los madrileños salen a la calle a comprar regalos para dárselos a sus maridos, mujeres, hijos, hermanos... - continuó.

Sí... - asentí.

Es curioso cómo para que esas miles de bombillas se iluminen es necesario que se quemen kilos y kilos de carbón ¿verdad? - siguió diciendo.

Eh...ssí... - contesté.

Curioso es también cómo esas combustiones emiten toneladas de dióxido de carbono que contaminan este planeta tan bello que no necesita realzar su hermosura con luces, ¿no te parece? - añadió.
Sí - dije.
Entonces...¿te sentirás triste si esas luces se apagan? Porque no quiero verte triste.

No - respondí intuyendo algo que no comprendía del todo.

Vale - me dijo y mirándome de nuevo volvió a sonreír, metiendo su mano helada en uno de sus bolsillos y sacando una especie de mando con un interruptor. Lo pulsó.

Madrid se cubrió de oscuridad mientras que miles de gritos ahogados de sorpresa escaparon de miles de bocas madrileñas.
¿Te has enfadado? - escuché a oscuras su voz.

No - le dije, y en las sombras no pudo ver cómo le sonreía - estoy contenta, sé que has salvado al planeta de seguir enfermándose pero seguro que volverán a encenderlas...

No podrán - me respondió - te lo prometo.


Y aquella navidad los electricistas de toda la ciudad intentaron en vano encontrar el fallo eléctrico, pero las bombillas estaban correctamente colocadas, los cables, todo. Aunque por más que insistieron ninguna luz se encendió. Año tras año fue imposible encender las luces navideñas, primero en Madrid, luego en Barcelona, en Londres, en París, en Nueva York...
Las emisiones contaminantes descendieron enormemente durante las vacaciones navideñas y nadie pudo explicarse cómo comenzó el fenómeno.

Algunos atrevidos dicen que no saben porqué ocurrió pero que en todas las ciudades, minutos antes del "apagón navideño", se vio a un chico joven de ojos verdes esmeralda sentado en el suelo y, junto a él, a una joven de pelo castaño y mirada hechizada.
¿No vas a decirme nunca cómo lo haces? - le pregunté.

Ya lo sabes... mis deseos se cumplen si estás conmigo - y me besó.


martes, 11 de diciembre de 2007

Para quién necesite que le recuerden que es feliz


Acércate y cierra los ojos. Dame tu mano. Aprieta la mía.
Siente cómo tu pulso y el mío se funden, siente cómo bajo este suelo de arena tus problemas se hunden, dejando a tu mente en calma, dejando a tu mente vacía.
Ahora coge aire, todo el que puedas, y deja que de tus pulmones vaya escapando hasta que salte desde tu boca y baile con el agua, y luego mueva mi ropa,

y se mezcle con el que yo respiro.

Abre los ojos. Sigo aquí, sujeto tu mano, no me he ido. Mira el océano, ya es tarde...está dormido.
Deja que los últimos rayos de sol se posen en tu cara e iluminen tu piel, e iluminen tu alma.

A veces la vida no sale como esperabas, pero relájate otra vez, inspira, porque el camino no se cuenta en caídas sino en la profundidad que van dejando tus pisadas.



domingo, 9 de diciembre de 2007


Y de repente...sentí el agua salada rozando mis piernas para despertarlas.

No había sangre en mi cabello, ni heridas en mi cuerpo ni fracturas en mis huesos, ni golpes bajo mi piel.

Me levanté y sentí una mano en mi espalda, y otra, y otra, y otra.

Y las olas me trajeron mil millones de motivos para continuar.

Y comencé a caminar por la orilla sintiendo el viento en mi pelo, cerré los ojos y respiré llenando mi pecho de fresca armonía.

Alcé la mirada hacia el precipicio...y sonreí.

Bajé la mirada y os miré a los ojos...y os amé.

Y continué caminando... sin nada más que añadir.

Un nuevo corazón nacía dentro, más duro, menos loco pero al fin y al cabo, un corazón deseoso de ser conquistado.

Adiós...


De pie sobre el precipicio.

Separé mis labios y dije: "Sabes que lo haré, sólo dímelo y daré un paso hacia atrás"

Pero no dijiste nada.

Y antes de cerrar mis ojos, consciente del final, me giré para mirarte y vi como te ibas caminando ladera abajo.

Y mi pecho se suicidó por dentro, rompiendo mis costillas, arrancando mis pulmones, explotando el corazón, derramándose cada una de mis venas y arterias, desgarrándose los músculos, sintiendo como bajo mi piel moría cada centímetro que un día habitaste.

Un paso al frente.

Y acompañaron mi caída millones de lágrimas que vencían a la gravedad y quedaban suspendidas en el aire, mientras yo avanzaba hacia mi destino.

Sentí cristales.

Sentí mi cuerpo hecho añicos.

Sentí la sangre cubriendo mi cabello.

Sentí el como el aire me abandonaba.

Lo sentí, pero no dolió.

Porque el dolor físico quedó insignificante...cuando mi alma había sido asesinada en vida.

Antes de tomar el último ápice de oxígeno, pensé en ti.

Supe que era mi destino lanzarme al vacío, porque habría sido lo mismo estar sin ti en vida que morir por ti.

Mis ojos murieron abiertos sobre las rocas y marchitándose mi voz se escuchó con el sonido de las olas, un sincero y profundo te quiero, pero tú ya no estabas ahí.











sábado, 8 de diciembre de 2007

Quiero proteger esa mirada


Quiero ver esa mirada ahora y dentro de 50 años.

Unos ojos que esconden la más pura ingenuidad, el desconocimiento del significado de "maldad", las ganas de correr detrás de una mariposa, ver las 7 maravillas del mundo al encontrar 7 piedras en el suelo y la creencia de que más allá del sol está la perfección, allí desde donde alguien crea a las mamás como la suya.

Quiero proteger esa mirada para que nadie pueda destruirla ni siquiera dañarla y vivir para velar su existencia.

Quiero despertarme en una cabaña de paja y colgar en mi cuello un fonendoscopio y ponerme sobre la piel una bata blanca y salir y ver a los niños jugando con piedras y barro, y entrar en un pequeño edificio que sólo contenga una camilla y un grifo de agua y ayudar a las madres que vengan con sus pequeños para curarlos.

Y por la noche esperarte vestida con un traje negro y largo, con mi pelo recogido para que me lleves al teatro, y vivir de sonrisas, y comernos la noche para volver a casa, a esa cabaña de paja y dormir sonriendo porque en la puerta está aparcado tu coche.


Quiero que me ayudes a velar por ellos, esos locos bajitos que viven en la pobreza y que te miran, como él lo hace, creyendo que nadie jamás les hará daño. Si ellos lo creen, yo les prometo que nadie lo hará.


viernes, 7 de diciembre de 2007

A mi amigo Víctor

Me gusta apretar tus mejillas entre mis manos y darme cuenta de repente de lo poco que te agrada.
Me encanta que pases a mi lado y tu olor se quede en el aire, para que pueda seguirte e impregnarme de él acercándome a tu cuello.
Me gusta verte y llenarme de tu euforia continua, me encanta escucharte y enriquecerme con lo que me cuentas.
Una vez pedí un deseo, conocer a alguien como tú y me fue concedido.
Definirte sólo con una palabra es imposible porque eres un conjunto de millones de impulsos repentinos y pensamientos abstractos, mezclados con cientos de sonrisas pícaras, siempre pícaras y palabras llenas de sentido y sinceridad.
Las primeras conversaciones que tuvimos fueron algo cómo:
- ¿ Te preocupa la media? Vete a Calcedonia que allí hay muchas.
-Víctor, eres el granito de azúcar de mi salero.
-¿ Nos vamos de Caza de brujas?
-¡Que triste es el final de Mouling Rouge ¿verdad?!
- ¿te gusta MADONNA? ¿Mägo de Oz? Donde se ha visto eso...
- Ese tío es un cabeza - huevo.
-¿Tienes mente de asesina, Laura?
- La vida de la niña de "Shrech" (sí, Shrech)

Fue un 1 de diciembre de 2006 cuando compartiste conmigo y con Ángela tu tesoro más preciado y jamás olvidaré aquel día, ni aquel paseo a las 23:30 de la noche por las calles de Aranjuez que cerramos con un abrazo ardiente en mi portal.
Porque te quiero y eres la pieza color arco iris de mi puzzle, llena de vida y de colores.
Porque sé que naciste para recordarnos a todos que debemos sacarle la lengua al "sistema" y correr detrás de cualquier sueño que se intente escapar.
Porque te quiero Víctor, y cómo hablamos un día, eso sólo debe decirse a pocas personas, porque pocas se lo merecen y sólo decirse cuando se sienta de verdad.

Gracias, una y otra vez, gracias. Cuando he abierto tu flog se han colado mariposas en mi pecho y aún las siento revoloteando dentro, significa mucho para mí lo que has hecho y sólo puedo repetirme hasta cansar, GRACIAS.

www.fotolog.com/revolution_is_me (el rey del photoshop, de la sinceridad y lo que es más importante, es mi amigo)

CAMBIEMOS EL MUNDO


Acariciando suavemente la cabeza de su tesoro recordó cómo su madre la acariciaba a ella. Recorrió con la yema de su dedo su diminuta naricilla, sus labios y en ese momento el pequeño bostezo inocentemente y continuó dormitando resguardado en ese confortable regazo. Continuó trazando una línea invisible por sus bracitos hasta llegar a sus manos, y con las suyas las protegió para llenarlas de calor. Lentamente bajó y acarició su tripita hinchada, a lo que el pequeño respondió con un gemido de dolor que su madre hizo desaparecer besando cariñosamente su mejilla. Despacio, siguió surcando sus delgadas piernecitas y llegó a sus piececitos, tan diminutos como la palma de su mano.

-Mi vida-le murmuró al oído.

El torso del pequeño subía y bajaba lentamente al compás de su respiración y tras deleitarse con el olor a "mamá" que desprendía el vestido sobre el que dormía, intentó agarrar entre sus deditos los pliegues de la tela y abrió pacientemente sus ojitos negros y regaló a su madre una mirada de amor tan fulminante que durante ese segundo el mundo se detuvo.

Entonces quiso decirle a esa mujer que le sostenía sonriendo lo mucho que la quería pero no encontraba la manera de hacerlo, y al verla tan feliz imitaba la forma de su boca, simulando sonreír y a ella, al verle, se le inundaba el cuerpo de armonía.

Pero el hambre, monstruo insensible y destructor de ese armonía hizo acto de presencia y de los ojos del pequeño brotaron ríos de tristeza pidiendo a gritos un poco de alimento, mientras su tripita hinchada crecía lentamente y también lo hacía el dolor. Y su madre intentaba en vano amamantarle pero sus pechos estaban secos por no haber comido durante semanas.

Entonces suavemente le mecía, y cantaba canciones que hablaban de niños jugando en los campos y de soles que se enamoraban de lunas...y el pequeño olvidaba que su diminuto estómago estaba agonizando por dentro y se quedaba quieto, observando lloroso cómo su madre le miraba amorosa y hablaba de un modo diferente, eclipsándole con su voz aunque él no comprendiese nada de lo que decía.

Día tras día sucedía lo mismo, y mientras "mamá" cantaba canciones, el cuerpecito del pequeño se deshacía dejando que su piel se aferrase a sus huesecitos.

Una mañana al acariciar su pequeña cabeza la sintió fría, y al recorrer su naricilla y sus labios los notó helados, y al bajar y tocar su hinchada tripita la sintió inmóvil, y al trazar la línea por sus piernas las notó vacías... y el único instante de vida que hubo fue un torrente de lágrimas de madre cayendo sobre la piel yerta de un hijo.


Seguro que hace unos minutos, ayer, hace una semana, hace 15 días, te miraste al espejo y deseaste ser más delgado, más musculoso, más atractivo...y ese día te sentiste mal comiendo ese postre, dejaste la mitad del plato sin comer, cambiaste la magdalena por la barrita energética...

Mientras tú vivías esa odisea un bebé pedía a gritos un poco de alimento y moría días más tarde.

Ahora pregúntate, ¿te sientes estúpido verdad? ¿te sientes mal verdad? ¿Egoísta sería una buena forma de denominarte?

Crees que tus problemas son los peores del mundo y olvidas que día a día puedes COMER, BEBER, DORMIR EN UNA CAMA, y darte lujos tales como escuchar música, comprarte ropa, ir al cine, e incluso tener un ordenador para poder escribir un blog como ahora mismo estoy haciendo. Sí, me siento egoísta y aún así me derrumbo cuando tengo un problema, cuando los míos son insignificantes.

En las palabras reside la salvación del mundo, a veces los escritos no tienen que hablar de amor y felicidad y deben concienciar y romper las burbujas de" mundo perfecto".

Sé que dentro de media hora volverás a mirarte en ese espejo y volverás a obsesionarte con tener un cuerpo perfecto, y mirarás a los demás centrándote sólo en sus defectos para compararte físicamente con ellos y sentirte mejor.

Y olvidarás que los que se mueren de hambre no conocen qué es la anorexia o la bulimia,y si lo supiesen, llorarían al conocer que existen enfermedades así cuando ellos darían sus vidas por no ver morir a sus hijos de hambre.

TEN CONCIENCIA DE LO QUE OCURRE EN EL MUNDO Y MUÉVETE,

UNA PERSONA = DOS MANOS,

6.500 MILLONES DE PERSONAS = PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO

jueves, 6 de diciembre de 2007

[Quisiera volver a abrazarte tan fuerte, para no volver a soltarte nunca]


Daría la mitad de mi vida para regalártela a ti.

Podría vender mis sueños sólo por verte de lejos, verte de cerca pero nunca verte partir.

Sería capaz de coser mis ojos y no abrirlos jamás si a cambio pudiese escuchar tu voz todos los días.

No me importaría perder mi casa, mi dinero si durante sesenta segundos volvieses a abrazarme.

Daría todo, todo lo que tengo por poder acariciar tu mejilla surcada de experiencias.

Daría todo, todo lo que soy por volver a sentarme en esa silla giratoria desvencijada y observar en silencio a tu mano temblorosa dibujar en papel las maravillas del mundo.

Vendería mi alma si con ello consiguiese 12 horas para pasear contigo por la Rúa de Salamanca mientras me explicas que son las cigüeñas y por qué la Catedral tiene un pilar torcido..

Y sentarme a tu lado en el parque de la Alamedilla para dar de comer a los patos.

Y es que sigo sin explicarme cómo puedo seguir adelante si no estás aquí...


Porque todavía me siento a la mesa y levanto la cabeza creyendo que estarás ahí y me pasarás un pedazo de pan por debajo, cómplice, sin que mis padres nos descubran.

Porque me quedo ausente observando tu sillón y te imagino jugando una partida de ajedrez bajo la luz de la lámpara.

Porque intento en vano arañar esa pared recién pintada del pasillo, bajo la cual se esconden aquellas marcas que pintabas para medirme y saber cuánto había crecido desde la última vez que me viste.

Porque cada vez que abro la puerta pienso que estarás detrás, ansioso por levantarme en brazos y no soltarme jamás.

Porque los domingos sigo esperándote para ir la Iglesia de tu mano aunque me canse y no entienda nada de lo que dice ese señor de la túnica, sólo porque me prometes ir al kiosco cuando salgamos.

Porque al hablarte de cosas de críos eras el único que se agachaba a escucharme.
Porque cuando regreso a Madrid sigo pensando que estás allí, sólo a 300 Km de distancia, y que todos los miércoles seguirás llamando para saber cómo estamos.

Porque el primer amor de mi vida tomó un tren y olvido decirme a dónde iba...


Dime dónde estás, quiero ir a buscarte.


Una vez me dijeron que en las palabras reside la salvación del mundo.


Por eso cada vez que escribo sé que lo leerás.


Por eso jamás dejaré de escribir, porque con cada letra, siento que estás junto a mí.











[Quisiera volver a abrazarte tan fuerte, para no volver a soltarte nunca]





miércoles, 5 de diciembre de 2007

"Donde ya comprendí que junto a ti el mundo es un lugar para soñar"

"¿Confías en mí?"
Asintiendo agarré tu mano y volé junto a ti encima de esa alfombra mágica que llamamos vida. El viento en mi cara, las nubes en mis manos y ninguna canción que hablase de mundos ideales porque la noche y su silencio eran demasiado mágicos para quebrarlos con nuestra voz. Si me hablabas, lo hacías susurrando junto a mi cuello para no despertar a las ninfas del río ni a las motas de luz que, temerosas de la oscuridad, se escondían entre mis cabellos y desde allí mecían sus cuerpos hipnotizadas con el brillo de tu mirada, al igual que yo. Y cuando el frío alargaba sus delgados brazos e intentaba dibujar, con su dedo, bajo mi piel una espiral de escalofríos, la brigada de tus brazos avanzaba hacia la batalla y con valor ganaba al bando del hielo, mientras mi cuerpo entumecido se inundaba de una oleada de protección, tan cálida y acogedora como un rayo de sol secuestrado en el fondo de una botella. Entonces, sentada junto a ti, me sentía la mujer más feliz y más bella de la historia y los impresores del tiempo, pequeños hombrecillos grises que viven bajo el suelo, encendían ansiosos sus imprentas y escribían con tinta y papel cada instante que tú y yo inventábamos, para grabarlo en la eternidad.
Cada beso que te di selló un momento que jamás podría borrarse, quedaría eterno por siempre en la memoria del aire.
"¿Confías en mí?" No me lo preguntes, sabes perfectamente que sí, y con un abrazo fundí mi alma contigo, grabando en las líneas de mis manos tu nombre.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Vamos a escribir improvisando...

Aristóteles dijo que no existe la inmortalidad pero añadió que cada escrito, cada palabra grabada a puño y letra, cada dibujo en el suelo, cada herida que grabaste a fuego, cada silencio que quebraste con tus gritos, cada obra creada por ti te haría inmortal en el tiempo.
La nieta del impresor añade: "Alza tu pluma y sé eterno"


Déjame embriagarte con el perfume más cruel de la discordia y sembraré entre tus males semillas moradas de trigo y de gloria, que llenen de luz los desvanes oscuros y sucios de tu memoria. Aquellos que albergan en sus terribles entrañas divanes azules, plagios y telarañas.
Y germinarán las risas a borbotones y carcajadas, surcando la brisa que escapa por una vieja puerta cerrada. Allí donde la apariencia viste una bata gris de rosados botones y mangas color carne deshilachadas...
Donde la belleza de lo absurdo cubre de azúcar glass nuestras pisadas, mientras el señor Escribir no ve relevante bailar con la Cordura y suena de fondo la melodía que canta el dolor a dúo con el claqué que regala la Nada, donde mi voz se hizo agua cuando Groucho se ahogó fumando aquel puro, donde se desnuda por 20 duros la locura, cuando se cierra el telón sin aplausos y la obra de Calderón se acaba..."porque los sueños, sueños son..."...y sólo quise escribir improvisando.

domingo, 2 de diciembre de 2007

GRACIAS


Por valorar cada palabra que escribo como si cada una de ellas realmente gestase en su regazo la salvación del mundo,

por hacer que mis ganas de seguir escribiendo alcancen el clímax de la inspiración,

por las críticas constructivas llenas de cariño desbordado como un río en época de monzones,

por la palmada el hombro y el abrazo ardiente que acompañan a vuestras palabras,

por tener un ratito para deteneros en mi blog y llenarlo de pedacitos de vosotros mismos.

Porque cada vez que os agrade lo que escribo me llenaréis de fuerza.

GRACIAS.... a todos y hoy especialmente a mis tres silenciosos visitantes...porque al abrir el blog y encontrar vuestros comentarios ha sido indescriptible el hormigueo por dentro.

................................................Gracias a..................................................................

A ese niño colchonero (y regalador de abrazos), Miguel, funcionario del Ministerio de Mis Carcajadas, por llamarme "literata" y creer en mí, por las motitas de felicidad que me regalas.

A "el chico de las botas rojas", Carlos, y famoso poeta veraniego "este adiós no maquilla un hasta luego..." , que es el guardián de uno de mis bienes más preciados (mi hada) y cada día que pasa me alegro más de que sea él quien lo vele. Porque una vez me equivoqué...y esas botas rojas nunca estuvieron manchadas.

http://elchicodelasbotasrojas.blogspot.com/ (increíble plasmando realidad e ironía, recomiendo la visita a su blog)

Y cómo no... a mi hada, mi Jolie, la diana de mis desmanes efusivos, mi compañera en el tren de la vida, la ladrona de rayos de sol en su pelo, la niña de la risa de colores, "A.J"...porque eres mi musa y mi amiga, Ángela, y lo sabes.

sábado, 1 de diciembre de 2007

La nieta del impresor


Es indefinible la sensación que provoca un folio en blanco cuando espera eufórico que tu pluma haga el amor con cada una de las fibras de su cuerpo, y observar después cómo la tinta se hace eterna fundiéndose con la superficie inmaculada del papel, mientras miles de letras nacen de ese amor apasionado y componen palabras que son reflejo de las emociones que encarcelas dentro de tu corazón, esos sentimientos que huyeron a través de tus venas y encontraron una salida en los dedos de tu mano, llegando al precipicio de tus yemas y adentrándose en los labios de la pluma, para besar un cielo que un tiempo antes fue un árbol.

¿Quién soy? La nieta de un impresor. ¿Y quién fue el impresor?

Aquel niño que hacía recados por las calles de Salamanca y rompía sus zapatos golpeando las cañerías que se oxidaban en las paredes, aquel pillo que jugaba con petardos aún sintiendo la quemadura de su brazo, aquel niño que en plena guerra civil escuchaba curioso el sonido de las botas de cientos soldados nacionales cruzando la gran vía salmantina mientras los adultos aterrados le gritaban "¡Niño, vete a casa que caerán las bombas!".

Ese niño de los recados, ayudante de la Imprenta Calatrava que consiguió avanzar la cima gracias a su humildad y constancia, un oficial de tercera, un oficial de primera, un regente de la imprenta...un impresor.

Y fue entre máquinas donde creció, fueron las letras las que le enseñaron a vivir, y fueron las palabras su vida, la profesión más bella, vivir creando palabras, crear palabras para vivir.

Un día se marchó...y antes de emprender su camino hacia ese lugar que flota sobre el aire, trazó bajo mi piel un poema que sólo podría leer si amaba de verdad la belleza de lo simple y sentía pasión por escribir.

"Siempre estaré contigo

he convertido mis ojos en tinta,

mis pulmones en papel,

mis abrazos quedan grabados en tu risa,

mi cariño queda perenne en tu ser,

mi amor por la escritura será tu musa,

y un pedazo de mi alma, la cuna de todos tus porqués"


Entonces comprendí que desde ese instante tenía un camino por delante y un sueño que cultivar, comprendí que no sólo era una niña, era un alma, era una mujer, era la nieta del impresor.