miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz Año

Es como cuando vas caminando por un sendero cualquiera y, de repente, uno de los capullos de ese árbol que estabas observando se abre ligeramente, milímetros y tú has sido el único espectador afortunado que estaba ahí.
Es como cuando te quedas como absorto mirando a la dependienta que te está envolviendo un regalo, más que a ella, a sus manos, porque te hipnotiza con su forma de colocarlo, doblar el papel, pegar el celo, cortarlo...
Como cuando huele a churros y sin saber porqué sientes que estás en una feria llena de gente y de atracciones.

Bueno, había olvidado decir a qué vienen estas respuestas, es que ha venido un niño de Marte y me ha preguntado por qué nos emocionamos al empezar un año nuevo.

Y he pensado que la mejor respuesta era definir lo que te hace sentir la propia vida cada instante, para así poder decirle que el hecho de que algún dios que vive por arriba nos entregue un calendario recién salido del horno, es para nosotros un cúmulo de sensaciones que estallan cada milisegundo.

Estrenar otro año es pensar que tenemos 365 nuevos días, que podemos proponernos mejorar ya que tenemos una fecha significativa. Un nuevo año te invita a aprender de los errores, te empuja a cambiar aquello que no te sirvió para ser feliz, te anima a no rendirte, te dice que quizás alguno de estos 365 días, se cumpla tu sueño te convertirte en superman o en superwoman.

El niño de Marte me ha preguntado por qué lo celebramos por todo lo alto, si luego se nos olvida seguir disfrutándolo mientras lo usamos.
Le he dicho que el defecto del ser humano es olvidar que puede ser feliz si se lo propone.
Le he contado que necesitamos ayuda constante para cuidar nuestra felicidad.
Me ha dicho que tenía prisa, que ellos el año nuevo lo celebran devolviendo a la Tierra todos los globos que durante el año anterior se les fueron escapando a los niños humanos.
Se ha ido guiñándome un ojo.

Feliz Año a todos.

martes, 30 de diciembre de 2008

NO HUNGER

Es muy importante, por favor, sólo meteros en el link.
Yo he firmado. Yo quiero luchar junto a Al Gore.

¿Luchas con nosotros? NO HUNGER

http://www.pideseloaalgore.org/index_es.php#/pideselo

martes, 23 de diciembre de 2008

Hasta Pronto [*]


Me voy a un lugar donde hace más frío, donde a veces nieva, más arriba, más cerca del Polo Norte, más lejos del sur, de los desiertos.
Donde la nariz se te congela al salir a la calle, pero no importa, porque todo lo que te rodea es música, es luz (por mucho que contamine) y es alegría escondida.
Me voy a la ciudad de la cultura, las cigüeñas, las piedras y las historias.
Pero volveré.
Sonreíd...que vuestras sonrisas iluminan mejor que 1.000.000 de bombillas de colores.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Todos podemos ser Anfélixas


Un día Anfélixas se despertó de repente, todavía no eran ni las 7 de la mañana. Había tenido un sueño muy diferente a los usuales, tanto era así, que sin mediar palabra con las ardillas que dormían sobre el lecho, pegó un salto y corrió a llenar de ropa una maleta.

Después metió en zurrones toda la fruta que encontró y también nueces, almendras, castañas y pasas. Sabía que no hacía falta llevar agua encima.

Antes de que las gentes de la pequeña masía despertaran, Anfélixas salió en silencio, avanzando cauteloso entre la hierba, con su gorro de lana metido hasta las narinas, al que, minutos antes, le había recortado dos trozos para convertirlo en una especie de pasamontañas.

Su barba blanca le servía de bufanda y las dos manoplas de cocina, como guantes.

Cuando llegó al final del claro, donde ya empezaba a extenderse el bosque se giró con lágrimas en los ojos, para despedirse. Y sus ardillas, todavía adormiladas sobre el lecho, se preguntaron unas a otras si realmente aquel viejo de 99 años lo conseguiría.


Mientras caminaba recordaba el instante en el que aquel joven de bata blanca le decía, muy apenado, que Anfélixas padecía una enfermedad incurable. En ese momento, sólo pudo ser consciente de que le estaban dando un margen de vida, como si alguien acabase de encender un reloj que funcionaba hacia atrás. "Vivirás un año, Anfélixas, no podemos hacer nada por ayudarte"

Quizás fue la suerte, el Espíritu Santo o la propia personalidad que había forjado durante toda su vida, pero está claro que algo había en él que le obligó a no rendirse.

Aquel año de vida se extendió a dos y a tres y a cuatro...así hasta 79 años.

Pues aquel muchacho de 20 años decidió, como propósito, mantenerse vivo costase lo que costase.

Y emigró a las montañas dejando los medicamentos en la ciudad. Se transplantó árboles y flores en cada órgano de su cuerpo, bebió leche recién ordeñada y cambió la sesiones en el hospital por largos paseos junto al lago, por el tacto de una piedra fría, por aprender a hablar con la niebla y cada animal que atreviese a no temer al ser humano.

Y así vivió 79 años, levantándose cada día pensando que podría ser el último.

Encontró el amor y lo vivió con intensidad, recordándole a su amada, cada mañana y cada noche, que ella era su propia vida.

Pero aquella mañana, cuando le asaltó un sueño diferente a los demás, Anfélixas descubrió que durante esos 79 años se había equivocado, pues sí, había vivido, habia vencido al destino, pero le faltaba algo.

Mientras caminaba entre los árboles sentía una ola de protección, sabía que todos ellos le animaban a continuar.

Su primera parada, después de meses de fatigas y mucho sueño, fue el Polo Norte y una vez allí comenzó a rellenar todos los agujeros que se estaban produciendo por la subida de la temperatura, echaba agua y esperaba a que se congelase. Poquito a poquito los icebergs volvieron a crecer y Anfélixas continuó su camino.

Después llegó a la Selva tropical y allí repobló con cientos de semillas distintas todos los árboles y pequeñas plantas que otros habían talado.

Y poco a poco los animales volvieron a su hogar.

Más tarde, siguió caminando hasta visitar todos los grandes océanos y los recorrió uno a uno, limpiando la basura que los cubría.

Cuando Anfélixas regresó a casa, todo el mundo le preguntó que dónde había estado.

Él sólo respondió que había ido a terminar de curarse.


Una semana después fue su cumpleaños.

Cuando su mujer, sus hijos, sus nietos y bisnietos se acercaron a felicitarle, él sólo pudo sonreír y sujetando con su mano una pluma escribió "Llevadme al bosque"

Entre todos le llevaron, las mujeres lanzaban flores, los hombres tocaban flautas y gaitas y los jóvenes entonaban sus cantos.

Cuando llegaron al comienzo del claro le dejaron sobre el suelo.

Anfélixas dio las gracias y se quedó allí, para siempre.


Pues la Tierra, en un momento de gratitud, le había entregado el mejor de los regalos,

formar parte de ella.


Si algún día pasas por aquella masía, verás a los niños jugar entre las raíces de una gran secuoya, si les preguntas que árbol es, te responderán que no es un árbol.




miércoles, 17 de diciembre de 2008

Vida

Lo siento, si a veces pago mi malestar con quienes menos lo merecen y son las personas que están conmigo a pesar de que no sea nada amable.

A veces me olvido de la vida. Y luego la encuentro de repente, arrinconada en el bolsillo de la mochila, junto al abono y debajo del estuche.

Y le pido disculpas, por olvidarme de que somos personas y aunque sepa que, al fin y al cabo, somos moléculas, no puedo olvidar que más allá de los porqués y de las causas, hay almas.

Y me da igual que me llamen ingenua o que me digan que pongo mi ignorancia en un altar y lo llamo dios, no es cierto.

Sólo quiero seguir creyendo que ser persona es ser algo más. Es ser sueños, emociones, ser ética, ser derecho y complicidad, amigo y compasión, tolerancia e inocencia.

No soy ignorante por creer en las fantasías y en que algún día podremos volar.

Simplemente me niego a vivir pensando que la vida sólo son vueltas de reloj.

Me gusta saberlo todo sobre el ser humano, porque me encanta entender y conocer.

Pero a veces es demasiado real, saber que el corazón late por esto y por esto, saber que tus neuronas funcionan así y que gracias a ellas y a tus hormonas y a toda la electricidad que tienes, puedes amar.

Echo de menos creer en que se ama por razones del destino.

Y no por feromonas.

Quisiera ser ignorante, porque dicen que vives más feliz.

Pero yo no quiero "vivir de paso", quiero sentir las pisadas que doy y poder ver las pisadas que dejo.

Por eso estoy aquí.

Por eso hoy se me empañaban los ojos mientras veía un vídeo en Citología sobre la actividad celular. No sé si sería la música o lo maravilloso que es nuestro organismo, pero es realmente grandioso ver que algo tan insignificante y diminuto sea la causa de que yo esté escribiendo y tú leyendo ahora mismo.

Por eso hoy, mientras escuchaba hablar a un anciano de 65 años, sentía verdadera admiración.

Y no porque fuese catedrático en Anatomía e Histología de una universidad en Alemania y se emocionase mientras nos daba un seminario, que también, sino porque le miraba y veía en él todo lo que había recorrido en su vida, podía ver sus amores y desamores, sus ganas de investigar, sus conocimientos, sus hobbies...

No perdamos las ganas de luchar, de vivir enteramente por y para los demás, querer encontrar el amor del mismo modo que encontrar una cura contra el HIV.

Ser por y para los demás, que, al final y al cabo, es ser por y para ti porque sin los demás dejas de ser alguien.

Eso es...seremos básicamente carbono e hidrógeno...

Pero si dios, la naturaleza, el destino, la materia/antimateria o quien fuese...decidió que fuéramos algo más, seámoslo, no perdamos la oportunidad.

viernes, 12 de diciembre de 2008

El enanito del metro

Dicen que vive en una botella y que por las noches pone un tapón de corcho para que no le entre el frío.
Lleva de bufanda una hebra de lana y se tapa la nariz para no coger catarro.
Usa de zapatos dos tuercas de pendiente, pero suele ir más descalzo, dicen que así corre mejor entre la gente.
Como siempre estaba solo, se hizo amigo de las pelusas y de los chicles pegados en las aceras.
Dicen que siempre les invita a cenar a casa, pero que unos se marchan en cuanto sopla el viento y los demás se quedan callados y nunca quieren cambiar de aires.
Su mascota es una polilla que va con el a todas partes y cuando llueve se esconde, tendrá miedo a los truenos.
Su pasatiempo preferido es observar a los viandantes, pues le gustaría tener, como ellos, unos metros más.
Para ver el sol más de cerca, para oler el aire caliente de las pizzerías, para tener amigos con ojos debajo de la frente, para sentir cómo se escapa la vida entre trenes, móviles, copas y camas vacías.
No le gustan las cabinas telefónicas, se quedó encerrado en una.
Su peor pesadilla, son los fregaderos.
Y el sueño de su vida, cambiar la botella por las manos de una mujer.
Porque sabe, de oídas, que es el lugar más cálido, reconfortante y placentero del mundo.
Le gustaría perderse entre los dedos y tirarse dos horas decidiendo en que lugar de la palma quiere dormir.
De momento dibuja espirales en el cristal cuando fuera hace mucho frío y se pregunta qué sucedería si de repente el planeta girase al revés.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

No hace falta título


Mira que tengo que estudiar y pasar mi tiempo entre "tappers", células, huesos y sillas de biblioteca, pero no puedo evitarlo, ¡siempre tengo tiempo para pensar un poco en ti!


Como dice Jarabe de Palo, quizás sea porque es una de las etapas más nueva, divertida, emocionante, sacrificada, dura e inolvidable de mi vida, pero si algo tengo claro es que es mejor, mucho más, mucho mejor, si lo que me pasa, me pasa contigo.


Tengo un montón de preguntas que hacer, unos cuantos octubres, los mismos que primaveras, un saco de problemas que no pienso resolver, leyes y reglas que algún día aprenderé,

tengo una legión de asignaturas pendientes que cada mes de septiembre vuelvo a suspender,

miles de nuevos paisajes que no me quiero perder y otros tantos lugares que quiero conocer.


Es mejor, si lo que me pasa me pasa contigo. Es mejor, mucho más, mucho mejor, más divertido.


Tengo un montón de arrugas por reír, unas cuantas promesas que cumplir voy a cumplir, cientos de vidas pasadas, no sé cuantas por vivir, pocos buenos amigos y alguno que perdí.

36 grados y medio, debajo de la piel, muchas puertas por abrir, muchas otras que cerré, un cajón lleno de cartas de amor sin remitente, tantas como canciones un día te regalé.


Es mejor, si lo que me pasa me pasa contigo. Es mejor, mucho más, mucho mejor, más divertido.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Pequeña, pequeña, pequeña

Me gusta cuando me dices "pequeña, pequeña, pequeña..." mientras te acercas corriendo a besar mi mejilla, y lo haces despacio, para que lo recuerde. Y no te vas, te quedas ahí pegado a mis manos, olvidando horarios y citas y las luces de navidad.
Me gusta que me cuentes historias que escuché hace años y no decirte que ya me las sé.
Y también conocer las historias nuevas y las que no te inventas.
Me gusta que me preguntes continuamente "¿estás bien?"
Y decirte que no para que me abraces.
No me gustan, me encantan tus ojos.
Porque me dicen la verdad cuando tú no te atreves a decirla, por si hace daño.
Que con el paso de los años sigamos pensando en un futuro de dos.
Que no seamos dos, sino uno más uno.
Me encanta el olor que dejas cuando te vas.
Que seamos amantes y tras un parpadeo seamos niños.
Y cambiemos las caricias por un pulso (aunque nunca gane yo).
Que me susurres muy bajito al oído....y no escuche nada.
Y me enfade y me escape de la cama.
Y cuando ya casi salga de la habitación....se oiga de fondo...junto al jazz de un saxofón...
"pequeña, pequeña, pequeña..."

Si fuera anciana

Si fuese anciana...llevaría esas faldas que llegan por debajo de la rodilla.
Y esos zapatos que siempre son feos, pero eso no importa, son tan cómodos que parecen cojines.
Y me pondría toquilla cuando hiciese frío.
Me gustaría reír como ríen las ancianas, con voz de mujeres que saben mucho de la vida.
Saben hacer todo, todo lo importante.
Si fuera anciana enseñaría mis arrugas con orgullo, porque cada una representa 1000000 de sonrisas, de buenos momentos y de alegrías.
Con mis patas de gallo.
Y mi pelo cano. Suave y blanco que diga cuánto he sufrido y cuánto he llorado.
Pero que también muestre las veces que lo acariciaron con amor.
Quiero ver mis piernas cansadas, de tanto camino recorrido.
Y mis manos surcadas, que digan cuánto escribí.
Y cuánto apreté otras cuando necesité ayuda.
Quiero ser anciana para tener los labios más pequeños. Y al mirarlosreflejados en un espejo, poder contar los besos que me dieron y los que me robaron.
Los que regalé y los que dejé prestados.
Me gustaría ser de esas que se siguen queriendo con el paso de los años.
Que cambiaron la regla por diabetes y el champán con fresas por sobaos.
Que dejaron de buscar el amor, porque lo encontraron.
Y si no lo hicieron no pierden todavía la esperanza.
De esas que van al médico sólo para regalarles una caja de bombones.
Que dicen que todos los bebés que ven son guapos.
Que se sientan en los bancos a ver como los demás no se dan cuenta de que se están perdiendo las pequeñas alegrías de la vida.
Que aún creen que, dando de comer a las palomas, se salvan vidas en el mundo.
Si fuese anciana, sentiría que la vida es maravillosa en todos los sentidos, aunque te juegue malas pasadas.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

No me rendiré



A veces es fácil rendirse...porque los sueños cuestan trabajo.


Esfuerzo, constancia y sacrificar a veces algunas cosas no siempre son los mejores compañeros de viaje.


Por eso no debemos olvidar el final del trayecto, el por qué lo hacemos, el futuro que imaginamos está detrás del sudor de nuestra frente.


Rendirse es fácil, pero ahora que hemos llegado aquí no podemos tirar la toalla.


Sobre todo cuando somos capaces de conseguirlo.


Cuando está en juego ese sueño tan perseguido durante años.



Cuando sabes que aunque fue duro y costoso el camino, al final tuviste su merecida recompensa.







Muchas personas estudian carreras sólo porque creen que serán reconocidos socialmente, pero están muy equivocados. No puedes pasar 10 años de tu vida estudiando algo porque te dará un título, pues lo único que conseguirás es ser un mal profesional. La virtud reside en querer algo de corazón y luchar por ello, no porque a tus padres les haga ilusión, porque ya es tarde para hacer lo que realmente me gusta o porque simplemente eres cobarde.

Las decisiones que tomes se reflejarán en tu vida.

Y nadie te admirará por ser, por ejemplo, médico.

Si no por llegar cada día a tu trabajo con una sonrisa.

martes, 2 de diciembre de 2008

Cosas de dos

Me gustas cuando callas...(decía Neruda)
pero a mí me gusta más cuando susurras en mi oído.

Escucharte al otro lado del teléfono y oirte respirar.

Que me llames para no decirme nada, sólo porque hoy querías oírme hablar.

Y que me escribas algo en papel, porque con un pequeño trazo me conquistas...

Sin que rime, sin que sea bonito, me conformo con que diga

"¿Sabes en qué lugar de tu casa me dejé el jersey?"

Hace tanto tiempo que no cocinaba para seis...

para ti, para mí, para mis emociones, tus bostezos, tu alergia a mi tarta de queso y unas ganas locas de comernos a besos.

Te ofrecería el mundo si fuese mío.

Pero como no puedo, te doy lo que más valoro, la mitad y un poquito más de mi tiempo.

Para perderlo contigo, sólo contigo.

Y lanzar los minutos al mar y verlos sumergirse entre las olas.

Porque si estamos a solas...hay veces que no sé donde empiezan tus manos y acaba mi piel.


domingo, 30 de noviembre de 2008

Cuando éramos jóvenes

Esta mañana me pasó algo maravilloso.

Se me llenó el corazón de ilusión.

Desperté adormilado y, al girarme hacia el otro lado, me encontré con tus párpados cerrados y tus pestañas me rozaron la nariz.

¡Qué sensación verte ahí tumbada a mi lado! Tan armoniosa, tan pura, princesa de mis desvelos.

¡Qué afortunado me sentí al contemplarte!

Entonces, cauteloso, besé tu frente y te arropé con cuidado.

Quién lo diría.

Quién me diría a mí...que llevo 59 años despertando a tu lado...

y me sigue pareciendo que anoche, al acostarnos, fue la primera vez.


sábado, 29 de noviembre de 2008

Siento. Soy. Diente de León.

Un techo de árboles se interponía entre el cielo y mis ojos, dejando sobre mí una suave oscuridad que se veía salpicada por briznas de luz, por gotitas blancas que conseguían pasar entre las hojas, allí en lo alto de las copas.

El silencio dormitaba sobre las rocas, junto a la humedad, al rocío, a la frescura otoñal del bosque. Los colores del verano se oxidaban igual que una manzana en el alféizar de la ventana

y mi cerebro, vacío de preguntas y elucubraciones,

y mi corazón, vacío de recuerdos y tribulaciones,

y yo, llena de pureza, casi transparente, perseguida por el aire y acompañada de los efluvios de las últimas flores.

Sólo natura.

Leza.

Las mariposas libando sobre mi cabeza, degustando mis pensamientos menos fantasiosos, para dejar espacio a la neblina que lentamente se colaba por mi oído.

Y qué frescor en mi cara, la lozanía en mis mejillas.

Un gran sauce, madre sauce, esperaba.

Me esperaba con las ramas caídas, acariciando el suelo, para abrazarme con ellas, suavemente, como si yo fuese un hijo más de Gaia.

Mis pies descalzos sentían el agua corriendo bajo la tierra, como arterias oxigenadas, llenas de vida manteniendo este lugar eterno en el tiempo.

Mi cuerpo perdió sus últimos resquicios de materia, hasta convertirse en un diente de león.

Frágil, pero grandiosamente, sencillamente, armoniosamente...

Bello.

Y volé sobre las copas y el sol me besó en los labios, con tanta pasión,

que mis cipselas, celosas, se soltaron de mis manos y con un soplo de viento se fueron andando.


Maravillada, volé hacia él. Y extendiendo sus rayos me llevó con él, y nos fundimos.

Los pavos reales entonaron sus cantos y la primera gota de rocío cayó al suelo.



Y amando al gran astro comprendí, que sintiendo soy y sin sentir me muero, estando viva o no.
Os invito a pasear por los Jardines de Aranjuez...corréis el riesgo de convertiros en dientes de león...

martes, 25 de noviembre de 2008

Por, Para, Desde, Hacia ti, siempre

Cuando nos conocimos me enseñaste esta canción y pensamos que era preciosa, que sería una maravilla poder tenerla como nuestra, pero sabíamos que no era justo porque era demasiado pronto para decirnos tanto.

Y hoy, después de tanto tiempo, volvemos a escucharla y esta vez sí, si nos la creemos, si es nuestra y si no, gira la cabeza y mira todo lo que ha llovido.

Para ti, Miguel.

Gracias.








Porque siempre estás


Cuando toca reír


Cuando toca llorar, conmigo.


Porque siempre me das lo mejor de ti


Y no esperas que yo haga lo mismo.



Porque entre tú y yo siempre hay algo ahí


Que nos mantiene unidos


Porque el corazón sabe distinguir


Entre lo sano y lo podrido



Porque ayer y hoy somos tan iguales siendo tan distintos



Si tú vas yo voy si yo voy tú vas siempre a nuestro ritmo...



Porque no te escondes


Porque me levantas


Cuando estoy rendido



Porque me respondes


Cuando me haces falta


Porque eres mi abrigo


Cuando llega el frío cuando llega el frío...



Porque das la cara por mí


Porque puedo contar contigo


Porque siento que estás ahí


Porque todo lo compartimos



Porque siempre queda un lugar


Que todavía no descubrimos


Porque lo nuestro sigue igual


Y mira todo lo que ha llovido y mira todo lo que ha llovido...



Porque tú sabes escuchar


Porque te gusta charlar conmigo


Por todo esto y por mucho más



Tu eres mi amigo...

lunes, 24 de noviembre de 2008

La mujer que seducía a los girasoles



¿Por qué has elegido sumergirte en un mundo de tinieblas y de melodías melancólicas?

¿No te das cuenta de que el mundo necesita verte feliz?

Deja de huir de los espejos, de pintar de negro tus vivencias; te centras tanto en apagar las luces y en arrancar los vestigios de esperanza que no le das tiempo suficiente al sol para salir.


Un capullo de una planta tarda en abrirse


y si le fuerzas y le ayudas tú a que florezca, morirá.


Tiene que hacerlo solo y con mucho tiempo.


Sé paciente. Déjate florecer y sé consciente de que no todo lo bueno llega rápido.


No necesitas maquillaje. Sólo póntelo si te hace sentir más bella. Y siéntete bella con rimel y con legañas. Recién levantada y cuando salgas de la ducha empapada.


Quiérete por tu sonrisa.


¿Alguna vez te has parado a observarte?


Mírate las manos, las uñas ¿ves que cada dedo es completamente diferente a los demás?Cada uno tiene sus pequeñas características que le hacen único.


Y tus muñecas, acaríciate los codos y tu espalda, tus hombros, esos que tanto aguantan cada día.


Quiérete. Mímalos.


Y cubre tu piel de fragancias exquisitas. Deja que huela a limón, a jazmín, a menta o tulipanes recién cortados. Y baña tu pelo en oro y miel y luego cúbrelo de flores.


No lleves joyas. La joya eres tú.


Date caprichos.


Detrás de toda tormenta, brilla el sol.


Vamos mujer, quiérete.


Eso es.


Y baila desnuda en el salón, haz la compra con tacones, ve a trabajar con vestido de gala y haz una tarta de chocolate para ti sola.


Y cómela sin remordimiento, ya basta de limitaciones y sufrimientos.


Mímate.


Y después sal a pasear, que todo el mundo te vea,


que todos tienen derecho a disfrutarte.


¿No te das cuenta mujer?


¿No te das cuenta de que los girasoles se giran sólo para mirarte?


Sedúceles.




domingo, 23 de noviembre de 2008

Delirios de un domingo al alba


Se miran y no saben que existen diferencias entre ellos. Desconocen sus propios destinos. Ahora sólo importa investigar, oler, saborear, oír a los demás. Se miran y se ven distintos, pero no les asusta, les causa interés. Se sienten seguros cuando están cerca y están atentos a cualquier cambio, a cualquier acción que haga el otro. Todo por curiosidad.
A medida que pasen los años, esa sensación de seguridad dejará de existir. Cada uno eligirá su propio camino. Uno usará las manos, el otro se defenderá con los dientes.
Y si se encuentran probablemente se mirarán, se ignorarán, pero si se entrometen demasiado uno en las cosas del otro, pueden que acaben peleando.
Y así ocurre. En todas partes.
Si no hubiera puesto esta foto tan maravillosa, perfectamente habría parecido que hablo de personas.
Porque nosotros también tenemos un instinto salvaje e incluso somos peores que ellos.
Si no, ahí tenéis todas las guerras.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Más allá de la relatividad...

Se sentó en la silla y sacó un cuaderno. Estaba nervioso, era el primer día. Su jersey a rayas destacaba entre las 97 camisas de sus compañeros. Con cariño acarició su pluma, cerrando los ojos, sintiendo las letras grabadas en ella: "Para mi nieto", y esperó ansioso a que llegara el profesor al aula y comenzase a explicarles los entresijos de la física, las matemáticas, la química, el álgebra...
Y ese momento llegó y escuchó maravillado cómo aquel señor lo sabía todo, o casi todo. Un ingeniero de pies a cabeza.
Y con qué ganas quería empezar a estudiar, a conocer las leyes del mundo, la verdad más allá de las creencias...
Pero por dentro sentía...sentía que su corazón se había dado la vuelta y no sentía.
Y él no entendía qué estaba ocurriendo.
Lo había conseguido, había entrado en la carrera, su sueño iba a cumplirse, pero a medida que pasaban los días y las clases, veía como algo dentro de su pecho se negaba a aceptar aquello.
Entonces, un día, recogió su cuaderno y su pluma y se fue. No volvió.
Pasaron lista y su voz no volvió a resonar diciendo "Yo".
Porque supo, antes de que fuera tarde, que un poeta no puede aceptar un mundo que no ve.

Porque las matemáticas, la física o la química son ciencias esenciales para poder vivir.
Pero no te hacen sentir plenamente humano.
Porque no te enseñan a luchar por un ideal, a emocionarte con una caricia cuando hace frío, a comprender una mirada que quiere decir muchas cosas en muy poco tiempo o simplemente, a sentir amor.
El corazón no entiende las ciencias exactas, por eso es reversible, cambiante, fluido...
Y un poeta necesita soñar más allá de la relatividad.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Caprichos del destino

Se conocieron hace mucho tiempo.

Y un día como hoy, hace 35 años, se miraron fijamente sabiendo que no sólo les unía una amistad.

Desde entonces siguen mirándose a los ojos con un fulgor que nunca muere.

Y saben que escogieron el camino correcto, cuando enlazaron sus manos y empezaron a caminar juntos.

Y yo le debo a ese día el estar hoy aquí.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Padres, Madres...Hijos



Cuando lo cogí por primera vez entre mis brazos, sentí que mi corazón palpitaba tan fuerte que incluso temí que pudiera explotar de emoción. Cabía en mis manos, podía protegerlo con ellas, podía levantarlo sobre el resto de la gente y después acurrucarlo en mi pecho. Y él no decía nada, sólo me miraba curioso y tranquilo, con algo de miedo, por eso cuando nos quedamos enganchados uno en los ojos del otro, supe que mi único fin en este mundo era amar a esa criatura sobre todas las cosas.

Su piel era suave y aún conservaba pequeños hematomas en su inocente espalda.

Lloré tanto cuando le acaricié y gimió de dolor.

Sentí rabia, sentí odio, sentí ganas de encontrarme con aquellos monstruos que se habían atrevido a herir a esa personita tan indefensa.

Y le besé. Le besé en la frente, en los párpados, en las manos y en los pies. Le besé el ombligo y la nariz y los labios y le besé la espalda y el corazón. Él no se movía, temblaba.

Dale tiempo, me dijeron y lloré de nuevo.

Me pregunté por qué el mundo es tan repugnante a veces.

Pero él me respondía, porque a pesar de todo sus ojitos brillaban esperando que alguien nuevo le diese un poquito de cariño y una oportunidad.

De repente empezó a llorar y no supe que debía hacer. "Cójale, no tenga miedo, vamos, es su bebé y le necesita"

Y yo lo necesitaba a él.

Con cuidado le abracé y paró de llorar. Volvió a hipnotizarme con su mirada y sin quererlo, me sonrió. Y yo sonreí. Y él, al verme sonreír, comenzó a reír, feliz, feliz. Y yo caí maravillado con su risa.

Entonces comprendí...que era la cosita más bella y maravillosa de mi vida.

Y me lo llevé a casa, con el fin de amarlo y protegerlo de por vida. Y de sufrir por él y de castigarle y recompensarle y enseñarle a respetar y amar.

Y mi marido sonrió conmigo, con nosotros.

Porque los dos amábamos a ese pequeño que había llegado por fin a nuestras vidas.


Un día, al cruzarme con unas vecinas escuché que mi hijo era un desgraciado por tener los padres que tenía.

Simplemente dejé la compra en el suelo y me di la vuelta.


"Mi hijo es feliz. Ayer mismo dijo su primera palabra. ¿Saben cual fue? Dijo papá. Y lo dijo mirándome. Y luego miró a mi marido y también le llamó papá. ¿Y saben qué? Mi hijo no es un desgraciado, pero si lo fue. Lo fue cuando sus padres biológicos se dedicaron a pegarle palizas porque lloraba demasiado, o no quería comer o simplemente molestaba. Su madre y su padre no tenían un certificado que demostrase que eran buenos padres y yo sí lo tengo, porque he luchado mucho por conseguir adoptar a mi pequeño. Si después de esto siguen pensando que por tener padres homosexuales mi hijo será raro o desgraciado, háganlo, me da lo mismo. Porque él será mucho más educado, tolerante, abierto y sensato que todas ustedes, téngalo claro, porque vamos a esforzarnos mucho porque así sea."


Recogí la compra y entré en casa. Mi marido estaba sentado junto a la cuna, tocando el piano. Y nuestro hijo le miraba absorto, empapándose de la música. Al verme entrar comenzó a patalear para llamar mi atención y yo corrí hacia él y lo levanté por los aires, mientras él reía.

Mi trocito de vida, nuestro trocito de vida.



Supongo que sobran las palabras, todo queda claro y es contundente.

Me río yo de Rouco Varela y su concepto de familia y de las manifestaciones sobre la familia y la figura del padre, la madre y los hijos, ya puesto faltan el perro, el gato, la tía abuela misionera y el tío que vive una mansión en Escocia.

Sí, me río. Porque una familia no tiene un número de miembros establecido.

¿Acaso unos abuelos que crían a sus nietos porque sus padres han fallecido, no son una familia?

¿Acaso una madre soltera y su hijo no son una familia?

¿Acaso un padre con tres hijos y viudo no son una familia?

No...me dicen, es que los homosexuales no deben adoptar. ¿Por qué?

Entiendo...prefieres dejar que un niño siga siendo huérfano antes de ser criado con amor?

Ah...que me dices que prefieres que antes lo adopten una mujer y un hombre. Si eso es lo que te preocupa, puedes tranquilizarte.

Por desgracia, tenemos muchísimos niños huérfanos en todo el mundo como para pensar que las parejas homosexuales van a quitarles niños a las heterosexuales.

¡Por Dios! Estamos hablando de niños que cumplen los 18 años sin haber tenido cariño y afecto en sus vidas. ¿Preferís que crezcan así antes que con dos padres o dos madres que les darán todo el amor que puedan y más?

Hay muchos, muchísimos padres biológicos (madres y padres) que no saben educar, que deberían tener prohibido tener hijos, pues sólo saben malcriar o maltratar.

Qué más os da.

No seáis paletos. Alegar que un hijo de homosexuales saldrá "raro" es patético ¿en qué os basáis?

Ah...¿Volvemos a los patrones familiares de padre, madre, hijos?

¿Y los hijos que son huérfanos de padre al nacer? ¿Son "raros"? ¿No verdad?

¿ Y los huérfanos de madre? ¿Lo mismo quizás?

Que poquito cuesta abrir la mente, que poquito cuesta reconocer la propia ignorancia.

Y encima los que pensáis así creéis en "el avance y desarrollo del mundo", pues empezad por tolerar, si no vais de culo contra el viento (perdón por la expresión).

Queda mucho por cambiar, pero no es imposible.

Y no sé a vosotros, pero es que a mí la foto de Anne Geddes me hipnotiza...
Se lo dedico a dos mujeres que sé que, seguramente, quizás no, se emocionen mucho cuando lean mi nuevo relato. Mis Mª Ángeles favoritas (la Rubia y la morena) os quiero mucho.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Posdata

Posdata: Y el problema es que vuelvo a encontrarte cuando menos me lo espero y mi lista de prioridades tiembla, se desabarata y cae al suelo. Caminamos por las calles desiertas, riendo, recordando, pidiendo perdón, dando las gracias y nos imaginamos ese futuro juntos que tanto asusta...
Qué difícil es...amar.
O por lo menos amar sabiendo que es demasiado pronto para quererse demasiado.
Has vuelto y encima me haces feliz...¿cómo lo haces?
Lo bueno de todo esto es que ya no tengo miedo a nada, gracias a ti.

C.P: 88888

16 de noviembre de 2008

Querido tú:

Este mes está resultando, como siempre, nostálgico, deprimente y solitario. Pero bueno, como siempre dicen, uno debe ser optimista asi que pienso que sin noviembre no hay abril.
No te echo nada de menos, pero nada, nada. Será porque no te veo, porque no hablamos, porque me entero por rumores de que se te ha visto con otras, porque me demostraste poco antes y ahora lo reafirmas. No te culpo, la culpa fue mía por darte demasiado y malcriarte. Que ingenua de mí, aquellos días, cuando te preguntaba si yo era especial para ti; me respondías que sí, que no tenía por qué preguntarlo y luego colgabas el teléfono y olvidabas mi cumpleaños, nuestra cita, mis alergias o alguna manía tonta como que no me gusta beber vino.
Explícame entonces...es una curiosidad...¿por qué te atreviste a decirme que me querías?
Que manera más tonta de malgastar una palabra. Decir te quiero no puede ser algo que se diga demasiado y a todo el mundo, pues pierde valor. No se puede querer igual a todo el mundo, y la gran verdad es así, cuando se quiere cuesta decirlo, por eso sale poquitas veces pero con mucha fuerza.
Te escribo esta carta que nunca leerás, sólo porque necesito poner en orden mis prioridades. Por fin sé que es cierto, te estoy olvidando y no he tenido que hacer nada. Sólo dar voz a mi yo racional. Algunas veces me asaltan pensamientos y tengo miedo. Pienso que por tu culpa ahora me da miedo confiar en el amor y me vuelvo obsesiva, calculadora, sopeso las palabras antes de hablar, ¡incluso los versos antes de escribirlos! Como Juan Ramón Jiménez corrigiendo sus poemas antiguos para llegar a la perfección...¡no por favor! No quiero ser eso.
Quiero enamorarme tanto que no recuerde cómo se camina, de tanto flotar y flotar.
Y los batacazos emocionales...bueno, bien dicen que se aprende a sufrir a amando y a amar sufriendo.
Qué cosas...
Hace sol, he desayunado chocolate con fresas y hace un rato que The Cranberries cantan en mi salón.
No vuelvas, ni como amigos porque me arriesgo a caer de nuevo. Déjame seguir.
Un abrazo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

How wonderful life is now you're in the world


Te conocí sin querer, quizás en ese instante no fui consciente de nada.
De esas veces que una mirada o un "soy tal..." no dicen mucho, pero que luego se repiten...y no se olvidan.
La lluvia caía sobre nosotros y no me apetecía perder el tiempo en buscar mi paragüas.
Nos quedamos ahí parados, sin saber si el sol volvería a salir algún día y, por si acaso, dejé una nota en tu bolsillo con el nombre y la calle de una tienda donde venden luz.
Tú, por si acaso, hiciste lo mismo, sólo que en tu nota ponía tu dirección.
Me preguntaste cuántas heridas tenía. Y de ellas cuántas se habían cerrado y cuántas seguían abiertas.
Después sacaste una caja de tiritas y me la ofreciste: "Llevan mi nombre...no sé si podrán cerrar las últimas"
Bueno, respondí, puedo probarlo gracias.
¿Tú tienes heridas? Le dije.
Algunas, me contestó.
Pues toma, te doy mi jarabe.
Gracias...¿funcionará?
No sé, dame tiempo...
Vale.
Después se encendieron las farolas. Seguía lloviendo.
Y yo seguía viendo tus ojos parpadeando de vez en cuando, haciendo guiños a los míos.
¿Me querrás algún día?
¡Eso nunca se pregunta!
Entonces me cogiste de la mano y susurraste al oído...
My gift is my song and this one's for you
and you can tell everybody that this is your song
it maybe quite simple but now
that it's done
hope you don't mind I hope you don't mind
that I put down in words
how wonderful life is now you're in the world
(Elton John - Your song)
Y yo no pude hacer otra cosa, sino enamorarme de ti.

jueves, 13 de noviembre de 2008

España: Así nos va

No entiendo porqué cuando se habla de juzgar a los asesinos del Holocausto todo el mundo está de acuerdo y cuando se dice "Memoria histórica..." en España, todos prefieren agachar la cabeza y murmurar "no hay que remover el pasado...".
No lo entiendo.
Hubo republicanos asesinos. Sí.
Hubo fascistas asesinos. Sí.
Hubo inocentes que murieron sólo por pensar diferente. Sí. Y de los dos bandos.
Pero aquí nadie habla de la guerra, aquí se habla de los que vencieron e instauraron su régimen.
De los que asesinaron, torturaron, reprimieron, forzaron, destruyeron y amordazaron para mantener el control, para arrasar con aquellos que se negaban a dejar de ser libres.
Piensa durante unos minutos en tus padres.
Ahora imagina que fueron fusilados y sus restos están reposando en fosas comunes localizadas.
¿Sientes dolor?
Así se sienten cientos y cientos de hijos y sobrinos que sólo desean dar un sepulcro digno a los restos de sus seres queridos.
Si hay gente que llora recordando, también hay gente que llora porque jamás podrá recordar, ya que alguien apretó un gatillo y se llevó los recuerdos demasiado pronto, demasiado pronto para poder recordar.
Y esto no lo digo por tener los ideales que tengo, que también. Sólo hay que ser justo.
Si la República hubiese ganado esa guerra, sabemos de sobra que también hubiese habido represión para el bando fascista (seguro que no tan cruenta, pero ahí ya me meto en subjetividad...) y hoy en día, si un hijo de un soldado nacional pidiese recuperar los restos de su padre fusilado, ¿alguien se atrevería a negárselos? ¿acaso alguien tiene tan poca humanidad?
No hablamos de ideales ni creencias, sólo de justicia.
El hombre que mata es asesino, sea la causa que sea, el fin o el ideal.
Por lo tanto...dejémonos de izquierdas y derechas, de remover el pasado o dejarlo reposar...y pensemos en lo que realmente importa, honrar a los que se fueron cuando todavía tenían mucho por vivir.
Puedes ser republicano o franquista, pero no puedes obcecarte en lo que crees.
Porque hay que promover la tolerancia...pero hay cosas que no se pueden respetar.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Mundo real

Ella era sordomuda.
Él era ciego.
Y esta no era la típica historia de amor en la que uno veía y el otro hablaba.
Sencillamente ellos eran felices.
Tenían un bebé acondroplásico.
Y una hija mayor que iba en silla de ruedas y se había quedado embarazada.
La madre de ella era deficiente y el padre de él, era esquizofrénico.
Los abuelos fueron prisioneros de guerra y la hermana de él, fue una mujer maltratada.
Un primo segundo de ella vivió el Holocausto en Berlín.
La mejor amiga de su hija era judía y lesbiana.
Sus vecinos del cuarto derecha eran del Atleti y la rumana que regentaba la tienda de comestibles había dejado 4 hijos de 3, 4, 6 y 9 años en su país.
El guatemalteco que vendía revistas en el kiosco decía que conoció a Rigoberta Menchú y un africano de dos metros 15 le escuchaba contar historias interminables.
Un comunista se escondía en el sótano del edificio y una anciana de 96 años le bajaba todas las mañanas sobaos y leche caliente.
Un día llegó un hombre al barrio haciéndose llamar "el presidente de los EEUU...".
Nadie le hizo caso.
¿Acaso él por ser él era más importante que cualquiera de los que he nombrado?
Poder...¿acaso es necesario?
No lo sé...quizás no todo el mundo tenga la vida que quisiera, pero por lo menos disfrutan haciendo lo que hacen.
Puedes no tener vista y no verás la belleza del cielo.
No poder hablar, o peor, no poder reír porque nunca escuchaste a otros hacerlo.
Puedes medir un metro o estar postrado en una silla de ruedas que te impida echar a correr.
Puedes tener un hijo a una edad muy temprana y ver chafada tu idea de estudiar, trabajar, salir, etc.
Puedes no ser cómo los demás, ser diferente. Haber sufrido o haber disfrutado la vida.
Haber nacido en un país libre y rico o en uno que se muere día tras día.
Puedes vivir encerrado o creer que la muerte no es final, sino el siguiente paso.

No vayas por el mundo imponiendo tus ambiciones al resto, porque nadie tiene tus mismos sueños, pero si quiere ser igual de feliz que tú, pero haciendo otras cosas.

martes, 11 de noviembre de 2008

Un abrazo


Eres un pedacito de tarta de almendras con caramelo recién salida del horno,

acompañado por un vaso de leche templadita con nesquick.

Eres un sillón viejo de esos que te sientas y te hundes,

mirando por un ventanal que da hacia el mar del norte.

Tú eres el mar del norte.

Y me mojas y voy sintiendo como la brisa se cuela por las rendijas.

Y hueles a lluvia y a hierba mojada.

Y te escucho silbar entre las montañas, eres esa manta gigante y caliente por encima de mis hombros.

Eso eres tú.

Mi sonrisa tempranera en el vagón del tren.

La sonrisa de mi hermana.

Tu periódico, mis manoplas, tú mordiendo tu mochila, yo profundamente dormida, las mentiras que pululan alrededor, las carcajadas, los silencios, el amanecer.

Eres la primera parada.

El que acompaña al portal sin esperar un beso de despedida.

Eres secretos que se asoman pero nunca se escapan.

Y te tocas la nariz y pides "favores humanos".

Parece mentira que nos conozcamos tanto y cada día descubra algo nuevo de ti.

¡Así nunca nos cansamos!


Eres un montón de enanitos riéndose a carcajadas mientras corren entre mis pies.

Eso eres tú.

¿Lo sientes?

Te he mandando un abrazo. (de oso)

lunes, 10 de noviembre de 2008

Hasta siempre

Un camino de baldosas amarillas.
Y es como volver a empezar, como intentar seguir, es convencerse de que no te olvidaste nada en la habitación del hotel y salir de allí sin mirar atrás.

No sé, como decirte esto. Espera que lo intente...
Te quiero.
Al final no era tan difícil, pero me daba tanto miedo...
Sobre todo ahora, que sé sin lugar a dudas en que punto nos encontramos.
Yo en el filo de lo imposible, lo inestable.
Sentada en un dedal que hace el pino, mientras tú me das la espalda pensando en qué diccionario se encuentran definidos todos mis desvaríos.
Y muevo mis pies, no llego al suelo.
Me gustaría pedirte la mano y después darte a elegir el lado de la cama, cruzando los dedos para que no escojas el que quiero yo.
Y saber que aunque lo hagas me dará lo mismo, porque dormir a tu lado es como acariciar algodón, oler una cesta de fresas o mirar cómo una abeja bailotea sobre una flor, desconociendo que el polen se irá con ella.
Pero mejor vete, mejor para mí, para ti no lo sé, porque nunca me has dejado claro si soy una frase, un capítulo o una hoja con la esquina doblada en tu vida.
¿Me preguntas qué eres tú?
Déjame pensarlo...¿todas las palabras?
Quizás no merezcas tanto...
Me he dado cuenta...no sé, de que te he dicho que te quiero y no has contestado...
Supongo que me quedo con los dos lados.
Mejor me voy, me llevo el dedal por si me encuentro con otro y a lo mejor se quiere parar a escuchar un ratito mi voz.
Hasta siempre.

jueves, 6 de noviembre de 2008

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Lo que no vemos

- Túmbese y relájese. Ahora, cuénteme todo lo que sienta.
- Bien...bueno, no sé cómo empezar. Iré al grano, ¿sabe?, bien...odio a la gente.
- Mmm...continúe.
- Sí, odio a la gente. Soy antisocial. Pero no veo que sea algo malo ¿sabe?. Odio a la gente que me rodea porque no la soporto, no soporto a nadie. Me dan lástima al principio, luego asco y acabo teniendo que largarme del sitio en el que esté porque sino sé que acabaría asesinando a alguien.
Jajajajajaja, bueno, asesinar digo, eso es algo que me encanta hacer.
- A ver, a ver...cálmese, le encuentro excitado.
- ¡No estoy excitado! ¡Qué pasa! ¿Usted también piensa que estoy loco?
- No. No lo está. Soy psiquiatra, por eso ha venido usted a mí ¿no?
- He venid porque quiero compartir con usted mi horrible secreto.
- Bueno, pero usted quiere curarse ¿no?
- ¡Que no estoy enfermo! ¡Me gusta matar!
- ¡Cálmese y vuelva a sentarse! A ver, haremos un listado de cosas que le molesten de la gente, así sabremos por donde empezar. Dígame cosas que le causen molestia de los demás, no se limite a físico o comportamiento, diga todo lo que piense.
- Vale. Pues odio que me rocen en el metro, me agobia muchísimo. Odio a los chinos y a los de raza negra, a las mujeres teñidas de rubio, a los niños pequeños y a los adolescentes. Odio el olor a menta. No me gusta ver a alguien tocarse la nariz, o chuparse la mano y luego tocar un botón de un ascensor, o una barra de un bar, o tocar algo que yo voy a utilizar después. No me gusta que se sienten a mi lado, que me sonrían, que me pregunten qué tal estoy o qué hora es. No me gusta la gente que habla alto, ni la forma de vestir de las mujeres, con sus tacones, sus escotes, sus pendientes y ese asqueroso carmín rojo.
- Sí...
- ¡Odio a las mujeres! Pero odio más a los hombres, porque están gordos, o les apesta el aliento, o se te quedan mirando sin venir a cuento, ¿sabe? me dan ganas de apretarles el cuello y no parar.
- Escuche...
- Odio a los cerebritos y a los analfabetos. Odio a la gente normal y mediocre.
- ¿Usted se considera superior al resto?
- ¡Desde luego! Soy mucho mejor que un maldito peón de obra, por ejemplo.
- ¿Entonces es usted muy clasista?
- No, porque también le odio a usted por creerse Dios ahí sentado en su estúpida butaca soltando sus estúpidas frasecillas, sólo porque cobra mucho más que yo.
- A ver, volvamos al principio e intente...
- ¡Cállese! ¡A mí nadie me da órdenes! Estoy harto de este mundo con sus reglas y normas y mierdas. ¿Yo soy libre sabe? Quiero irme de aquí.
- Puedo ayudarle.
- No no puede ayudarme, ni usted ni nadie y seguiré asesinando gente ¿sabe?, porque nunca me pillarán, mi papel en la sociedad es demasiado estable y perfecto.
- Pero...

De repente se abrió la puerta y una menuda mujer de unos 36 años asomó la nariz diciendo:

- ¿Doctor Shall? Su primer paciente ha llegado ya, ¿le dejo pasar o espero un momentito?
- Oh sí, Mery, adelante, espere que guarde unos papeles y la aviso.

El Doctor Shall se levantó de la butaca y con cuidado se colocó el cuello de la camisa. Buscó su reflejo en el espejo de la pared, con cuidado se arregló la barba y después se metió la camisa en el pantalón. Con tanto paseo, levantándose del diván y sentándose en la butaca una y otra vez, había acabado sudando y con la ropa fuera.
Se sentía eufórico, pero lo que más le hacía disfrutar era la sensación de que sólo él sabía la verdad, su verdad.
Volvió a poner el cojín que había lanzado contra la ventana mientras gritaba que odiaba a las mujeres.
Se arregló la corbata. Colocó con cuidado los folios sobre la mesa.
Dibujó su mejor sonrisa y tras ponerse su bata blanca, abrió la puerta.

- Buenos días señora Patten. Bienvenida. Está usted muy guapa hoy.
- Gracias doctor...usted sabe cómo tratar a una mujer, sin duda.

Y mientras cerraba la puerta tras de sí, el doctor Shall cerró los ojos, como si estuviera saboreando esa sensación de odio que comenzaba a emanar por cada poro, pelo y uñas de su cuerpo. Después, girándose lentamente, abrió su cuaderno de pacientes y marcó un tic en el número uno.

- Tengo muchísimos problemas que contarle doctor...no sabe usted lo mal que estoy - decía la señora Patten mientras sacaba de su bolso un pequeño paquete de chicles de menta.

- Tranquila mujer - respondía él con una agradable sonrisa - ¿qué hago yo aquí entonces si no es para ayudarla a usted?

lunes, 3 de noviembre de 2008

Gracias de nuevo, Ismael

Hoy ha sido un día de reflexión.
De esos pensamientos que te asaltan de repente, apareciendo primero como palpitaciones confusas en el corazón.
Y necesitas pensar o llorar o pasear...o un abrazo de papá o de mamá.
¡Somos humanos!
Y como siempre, tras desahogar mis inquietudes profesionales con papá, mis desvaríos emocionales con ese amigo que nunca se aleja, he puesto el lazo final a esta tarde de noviembre con mi amante por palabras, aquel que me enamoró con su voz y su pluma, con su guitarra y su corazón:
Ismael Serrano.

Si tuviese que cubrir totalmente los deseos de mi corazón debería escribir unas 30 canciones ahora.
Pero como me gusta elegir una entre muchas, hoy me quedo con ésta...que, como siempre, ha conseguido relajar mi ansiedad, mis miedos y encender vestigios de luz en mis entrañas...
Preciosa.
Al escucharle consigue trasladarme a esa Edad Media de los cuentos de princesas, como ese trovador colgado de un árbol que canta para nadie...para mí.

http://www.goear.com/listenwin.php?v=fc4bc2f

Te conocí viendo pasar trenes que nunca regresaban.
Tú esperabas a otro hombre en la estación, parecías cansada.
No supe qué decir, se quedó un ángel dormido en mi garganta.
Al fin el tiempo nos reunió,
como a planetas que orbitan.
Coleccionabas soles, me dijiste.
Te enseñé mis heridas.
Tú te soltaste el pelo y amarraste las horas con tu cinta.
Y ahora te miro, tras tanto años.
Creo que aún te debo muchas canciones.
Regar las flores de tu regazo.
El tiempo y sus mareas fueron meciéndonos con sus latidos.
El fiero canto de un guerrero cisne anunciaba un nuevo siglo.
Cayeron hombres, levantaron muros y aún seguías conmigo.
Ahora te escribo esta canción, Madrid agita sus estambres.
No puedo dar con el última verso y mi puerta se abre.
Anda, ven a la cama, me susurras,
¿No ves que se hace tarde?

Y ahora te miro tras tantos años.
Creo que aún te debo muchas canciones.
Regar las flores de tu regazo.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Sólo un consejo...

No dejes que nadie te juzgue por elegir mal sin haberse parado a escuchar tus motivos.

No tengas miedo a equivocarte.

Sé realista.

Sólo los que viven la vida al 100% pueden permitirse el arrepentimiento.

Es mejor arrepentirse de algo que has hecho.

Arrepentirse de algo que NO hiciste es una espina que jamás se desprenderá de tu alma.

Vive el presente, por si no hubiese futuro.

Vive el presente, para el futuro.

Vive.

Hazlo de tal manera...

Que nunca sea demasiado tarde

Para decir te quiero, para pedir perdón, para marcharse, para volver, para empezar otra vez...

Para continuar.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Habitación 103

Es inexplicable.
Por mucho que intente definirlo no encuentra la palabra exacta, ese afortunado puñado de letras que pueda expresar lo que ahora mismo está sintiendo, mientras abre los ojos despacio...muy despacio, pestañeando suavemente, saboreando el olor que cubre la almohada, las sábanas y su propio cuerpo.
Su cabello ondulado cae sobre la cama, extendiéndose como las olas del mar sobre la arena, sus piernas desnudas acarician el tacto del somier y, tumbada boca abajo, puede sentir todos y cada uno de los poros de su piel despertando.
La luz del sol se cuela por las blancas cortinas y el aire fresco que queda despues de la lluvia intenta curiosear, filtrándose por las rendijas de la ventana.
La habitación en calma parece imperturbable. Parece incluso que Madrid por un momento huele a sal y lo acuna un mar frío y cientos de paradisiacas palmeras.
Se podría decir que aquello es el cielo.
El oxígeno reacciona con millones de moléculas de amor, moviéndose de aquí para allá, uniéndose, rompiéndose, fusionándose.
Y antes de que ella pueda incorporarse, una mano grande y cálida toca su espalda, con cuidado, como si fuera a acariciar una pompa de jabón. Y siguiendo la línea que dibuja su columna sube hasta su cuello, y después, sólo siente el calor y la intensidad de unos labios mojados, empapados de agua, y un susurro "Buenos días melocotón...".
Se gira hasta encontrarse con sus ojos.
Es inexplicable.
Nada ni nadie diría que el mundo no es un lugar maravilloso para vivir.

martes, 28 de octubre de 2008

Un beso


Un beso vale más que mil palabras.
Puede significarlo todo, o no significar nada.
Puede darlo Judas, un nervioso novio en un altar, dos adolescentes con miedo, una mujer a otra sin pararse a pensar, una niña a su bebé de plástico, una boca nostálgica a una foto de carnet, un anciano a su nieto recién nacido, una prostituta que sólo quiere acabar su papel.
O puedes lanzarlo con tu mano a un cristal.
O soplarlo y verlo volar.
Escucharlo reír al chocar con una mejilla.
Un beso es como un cajita de cosquillas, es suave, es tierno...
Es cercano, es sincero, es un beso.
Es frenético, es ardiente.
Es algo que nunca se olvida cuando se pierde.
Que no puede guardarse ni mantenerse.
Es aquello que se echa tanto de menos cuando no vuelve.

domingo, 26 de octubre de 2008

Amigos - Asos

- Es dificíl decidir en la vida ¿no crees Ariel?



Y menuda razón tenía aquella mezcla entre pulpo y mujer llamada Úrsula que le robaba la voz a la preciosa pelirroja aventurera.

A veces la vida nos pone en aprietos emocionales. A veces temes actuar por miedo a no hacer lo correcto, me refiero a tomar decisiones que pueden traer consecuencias desconocidas, o caer en situaciones que para ti son vivencias y para otros errores.

Los amigos están ahí para guiarte.

Una persona que siempre te dice "Sí" o "¡Que bien!" cuando le consultas dudas que te persiguen, no es un amigo. Porque no le importa lo más mínimo que te puedas equivocar y sufrir, no le preocupas en absoluto.

Un verdadero amigo se enfada contigo si no le gusta lo que haces. Intentará comprenderte, pero te recordará cosas que para nada se acercan a tu visión rosa del mundo. Pero es así, quién bien te quiere te hará llorar.

Nadie busca encontrar una amistad basada en el "yo te hago feliz siempre, diciéndote lo que quieres oír, sin decirte nunca la verdad, así cuando te metas el castañazo también estaré ahí para verte llorar".
No...
Queremos una amistad que no nos juzgue, que no malinterprete nuestros sentimientos o pensamientos, que comprenda que somos una olla a presión en la que burbujean cientos de hormonas e impulsos, que sepa que estamos vivos, que nuestro corazón es como un ente vivo que cada día se despierta de un humor, o con un sentimiento.
Que nos diga lo que no queremos oír.
Que sonría cuando nos vea disfrutar.
Que nos crea cuando le digamos que vamos a estar en pie.
Que nos mire a los ojos, y se ilusione con nuestra alegría más insulsa e insignificante.

Dos personas que fuman porros juntas no son amigos.
Que cantan, se abrazan y saltan juntos cuando están borrachos.
Que se provocan para realizar malos actos, que se mueven por envidia o materialismo.

La sociedad, por comodidad, utiliza el denominativo amigo con una facilidad pasmosa.
Y es erróneo.
Tener el título de amigo es costoso y gratificante, y al igual que un título real, lleva tras de sí un continuo de esfuerzos, horas aplicadas, sudores y penas, risas y felicidad. Eso es la amistad.
Y si te paras a pensarlo tendrás realmente pocos amigos y todos muy distintos entre sí.
Y luego muchas personas que están ahí, a las que tú también llamas amigos, pero sabes que sólo son conocidos, gente que aprecias o con la que puedes hablar.
Deberían inventar una palabra nueva, "asos", por ejemplo (es lo primero que me ha venido a la cabeza) para designar a todos aquellos que están ahí pero no han conseguido el verdadero título.
Quizás voy a crear moda con esto. (No creo, ni que mi blog lo leyera alguien de la Real Academia Española).
Hoy me apetecía reflexionar sobre mi entorno.
Y como tantos domingos le doy al botón "Publicar entrada" con una sensación de bienestar.
Tengo mucha suerte, tengo muchos amigos y son de esos que también me hacen a veces llorar.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Cosas que me gustan del metro

Hoy vuelve a llover. De camino a la universidad me he calado hasta los huesos, es cierto que por muy deprisa que andes te mojas igual, pero si voy más rápido llego antes y me mojo menos...
¿no? Hoy no toca filosofar...
Me gusta el olor de la lluvia, el olor del pan caliente, y más el olor del pan caliente cuando también huele a lluvia. Y el calor humano del metro cuando allí afuera hace tanto tanto frío...
También me gustan los ancianos que visten en vaqueros, y si también se ponen zapatillas de deporte me gustan más.
Me gustan las madres que llevan despeinados a sus hijos, y les visten con colores que no combinan, me gustan los bebés que chupan las barras del metro...
Y los señores que tienen cara de bondadosos porque van ausentes esperando que llegue su parada mientras ponen una media sonrisa, porque se les encuentra pocas veces entre los pasajeros, esos pasajeros que ponen cara de asco cuando te miran.
Me gustan los matrimonios, de esos que llevarán casados toda la vida, porque el marido susurra "siéntate" al ver un asiento vacío, y la esposa le responde "que no que no que voy bien", y él se queda pendiente, observándola, esperando que ella le pida algo para dárselo al momento.
Me gustan los niños de 13 años que por primera vez van al instituto, y les brillan los ojos porque se sienten adultos cogiendo solos el metro.
Me gusta ir en silencio, y ver como contorsionistas desconocidos doblan sus cuellos, vencidos por el sueño, porque parece que van a romperse de un momento a otro.
Y mirar fijamente a alguien, porque sabes que te mirará y al segundo mirará hacia otro lado, pero al segundo volverá a mirarte esperando no coincidir otra vez, y si coincidís, esperará otro rato...y luego volverá a mirar.
Me gusta la gente que va leyendo el periódico al de al lado, y también los que escuchan las conversaciones de los demás. Podrías inventarte una vida, decir que eres millonario y que se te ha estropeado el yate, pues por unos instantes te sentirás importante pensando que esa viejecilla de anteojos diminutos cree que es verdad.
Me gusta pensar que mientras yo estoy aquí, en otros trenes, a otras horas, otras gentes viajarán, irán y vendrán...con sus vidas metidas en los bolsillos.
Me gusta equivocarme cuando juzgo a alguien por su aspecto, porque a veces (que tonta soy) me olvido de que detrás de un estilo de vestir, un peinado, un maquillaje o una forma de hablar, hay mucho más que no se ve a simple vista.
Me gusta...que no me guste nada madrugar.
Porque cuando llego al tren se me olvida todo al ver a otro viejecillo con vaqueros.

sábado, 18 de octubre de 2008

¿Qué se dirá aquella pareja?

Quisiera colgarme de tu mano y pasear sin pensar en nada más, sentir la lluvia morir goteando hacia las alcantarillas desde los charcos, ver cómo Madrid nunca va a despertar, porque nunca se irá a dormir.
No me importa nada, nada más, si estoy contigo.
Nada más que no sea mirarte tontamente sin motivo.
Me gustaría vivir un cuento idílico, donde tu seas el calor y yo un abanico...de encajes.
Tu la flor, yo las abejas. Y si sigo con metáforas me dejas...no te gustan las cursilerías que puedo inventar por molestar...
Ríes...y el mundo no se detiene, dejémonos de tonterías, lo único que ocurre es que me enciendes las pupilas, las mejillas...mi propia vida,
se detiene porque ríes cuando me miras, y yo me río porque me hace gracia como se enrojece tu naricilla.
Sí. Cómo quisiera colgarme de tu mano todos los días y esperar a que venga alguien que nos diga "despídanse ya...", porque tú y yo solos no sabemos ni contar 1,2,3... ¡y qué le voy a hacer! si mi cabeza se vacía para llenarse de adjetivos que te describan.
Bésame...
Y cierra los ojos conmigo, que aunque sepa que esto no es "Romeo y Julieta", sé a ciencia cierta que si tú te vas...me iría contigo.

jueves, 16 de octubre de 2008

De tren en tren.


De tren en tren...miles de caras, de olores, de gestos y miradas...pestañeos, suspiros, bostezos y preocupaciones. Me entretengo al mirar por la ventana, los mismos prados, y puentes, y polígonos y carreteras, aunque todavía no consiga aprenderme el orden exacto de las paradas.
Tranquila...tienes 6 años para hacerlo.
Por las mañanas....si cierras los ojos mientras el tren camina escucharás sonidos...primero parece que cruzamos un bosque lleno de árboles de papel de aluminio (ALBAL), y sus hojas vibran con el aire que producimos, después silencio...y al momento volvemos a cruzar otro bosque parecido.
Como cambia todo...a veces me gustaría quedarme quieta un ratito, sabiendo que no estoy perdiendo el tiempo porque se ha parado, y dejar de pensar en el futuro, dejar de versar improvisando, abandonar el cansancio en el vagón y bajarme como si fuera la primera vez que tomo contacto con el mundo.

martes, 14 de octubre de 2008

Desvariando en mitad de octubre

Me quito los tacones, no quiero deslumbrarle, ni parecer más alta, no me importa quedarme en calcetines o pasear descalza, es más, prefiero darle la espalda y seguir correteando, si sigo parada hablando al final no veré como amanece hoy. No me importa que me traigan rosas en su nombre, en carros infinitos que vienen del sur. Prefiero colgar sobre mis hombros una toalla recién lavada, y tumbarme a buscar un trébol de color azul. No quiero pensar en los hombres, quiero volar como un halcón...y marcharme, me he hartado de recoger chatarra de esa que luego nadie quiere comprarme...
¿Qué dices? ¿Qué me dices corazón?
¡Dios mío me había olvidado de ti!
Pareces hambriento...toma, come....¡cómete el mundo!
Y luego descansa...te avisaré si llega alguien.
Ah, ¿que no te moleste nadie? ¿y si es importante?
Bueno, si tú lo dices...
¿Sabes corazón? No sabía que existía alguien que sin avisarme antes pudiera despertarte.
¿Cómo dices que se llama?
¿Qué? ¿Cómo? ¿Todavía no lo sabes?
Escribiré una nota y la meteré en un globo....
"Ven pronto...¿vale?"

domingo, 12 de octubre de 2008

Yo creo en los niños que adoptan elefantes

No lo comprendo. Intento tolerarlo pero me resulta imposible.

Un día me preguntaron por qué razón no era creyente, y respondí que sí era creyente, creo en Dios, pero no en la mierda que los seres humanos hemos inventado. ¿Cómo es posible?

Cuando lees la Biblia todos te hablan del amor, de perdonar, de la igualdad...y esos valores maravillosos los predican hombres, de los cuales una gran mayoría son homófobos, extremadamente conservadores y machistas. Digo mayoría porque no puedo negar que hay buenos sacerdotes en el mundo, por supuesto.

Díganme señoras, ustedes que son aquellas que los domingos se emperifollan hasta las pestañas para acudir a la Iglesia a rezar, tomar el pan y luego visitar el bar de la esquina para tomar el aperitivo...¿se han parado a pensar alguna vez que dentro de la organización ustedes son consideradas inferiores?

Sí...háblenme de las monjas, de las voluntarias, de la importancia de su trabajo en la institución...sí...

Entonces, si una mujer puede hacer tanto y tan bien, ¿por qué razón no podemos ser "curas", es decir, sacerdotisas?

¿Acaso no podríamos dar la bendición, leer la Palabra de Dios y hacer la Liturgia de igual manera que un hombre?

Entonces me dirán que según la tradición sólo los hombres...bla,bla,bla...

Miren, si han conseguido interpretar a su manera el 90% de lo que se dice en las Sagradas Escrituras no creo que nadie se de cuenta de que vuelven a cambiar algo. Dios habló de igualdad...entonces, ¿por qué razón no le hacen caso?

No me extraña que no quiera arreglar el mundo, nos mandó a la mierda hace mucho tiempo.

Por favor...es un llamamiento a los católicos, podemos cambiar esto.

En la Antigua Grecia la religión era un motivo de fiesta, de descanso para los ciudadanos. Nosotros hemos convertido la religión en una telaraña política y social que absorbe a todo aquel que se acerca.

Cuando estuve en Alemania entré en una Iglesia, en Munich, realmente preciosa y grandiosa.

Me senté en uno de los bancos y me santigüé.

Le di gracias a Dios por haber conseguido entrar en Medicina. Cuando el cura empezó a leer y todo el mundo escuchaba atento, me di cuenta de que yo sobraba allí, de que no era mi sitio, incluso me sentí privilegiada porque sé que puedo llamar a su puerta esté donde esté. No necesito ningún altar. Quizás todas aquellas personas no tuviesen esa suerte, porque se encierran en las pautas que les han puesto otras personas.

No lo olvides...

Tu religión y tus creencias las creas, sientes y padeces, cultivas, desarrollas y olvidas tú mismo/a.

No dejes que nadie te diga cómo (dando dinero), cuándo (todos los días de la semana de tal hora a tal hora), dónde (en una Iglesia, capilla, catedral...) y por qué (porque bla,bla,bla...) debes de ser católico, protestante, budista, musulmán, judío...

Tú decides.

Yo, por ejemplo, también creo en los niños que adoptan elefantes...

jueves, 9 de octubre de 2008

Lejos, muy lejos de la ventana.

"La madre no es la que pare, sino la que cría" y absorta en ese pensamiento Olga leía su novela, inmersa en la macabra historia de una niña maltratada que había vivido con padres adoptivos, y siendo ya adulta regresaba al hogar biológico para vengarse. Qué cosas tiene la vida...

Sintiendo como el sopor pesaba sobre sus pómulos dejó el libro en el sofá y caminó hasta la cocina, despacio, le gustaba sentir las frías baldosas bajo sus plantas descalzas.

Una montaña de sudokus se amontonaba junto a la pared, otra de crucigramas sobre la mesa del comedor y la encimera. María Luisa había dejado un par de notas en el corcho "Vendré a verte mañana a las 10", y mientras la releía impaciente, Olga se preparaba el desayuno.

Siempre puntual su mejor amiga llegaba con las bolsas de la compra. Después de colocar todo en los estantes y armarios, ambas se sentaban a conversar. María le contaba qué pasaba en las calles, en las cafeterías, como había sucedido la cena de la noche anterior en la que se habían reunido todos los compañeros de la universidad después de 6 años. Todos menos Olga.

Mientras se imaginaba cómo estarían todos, unos casados, otros divorciados, trabajando, parados...no podía evitar entristecerse al no poder ponerles caras más envejecidas.

- Lo peor fue cuando llegó Eli, en silla de ruedas tía, tuvo un accidente de coche; su novio se mató

y ella se quedó así. Mira...nos dio una pena, pero bueno sigue viva ¿no?.

Olga sintió una oleada de rabia que al momento pasó a ser culpabilidad, una sensación que no se fue hasta que María se despidió de ella para ir a trabajar.

- Mañana vuelvo a la misma hora, te quiero pequeña.

El día transcurrió como siempre. Entre plantas, ordenadores, la wii, libros, baño, bailes, tele, comida, limpieza, juegos, poesías, siesta, mails, videollamadas, y largos ratos encogida en el sofá bajo la manta, lejos...muy lejos de la ventana.

Pero la diferencia con el resto de días fue que no pudo sacar a Eli de su cabeza.

La imaginó con 24 años, ahora tendría 30 pero quizás no habría cambiado mucho. Con su sonrisa blanca y sus muñecas de cristal, quizás habría conseguido aprobar el MIR y el accidente le habría truncado la vida en mitad de las prácticas en su especialidad. Aún así Olga sentía envidia. Y se sentía culpable por ello. Por lo menos Eli había conseguido llegar a trabajar.

Pensaba en todo el mundo, todos alrededor suyo compadeciéndola por estar atada a esa silla, pero ¿y ella? ¿Acaso su vida no era peor? Nunca le gustó sentirse desgraciada, pero no entendía que los demás se hubiesen acostumbrado a verla como alguien normal.

Ella no tenía una vida normal.

Cada día, cada mañana, los pequeños detalles se le escapaban arrojándose por las ventanas y por la puerta. Y lo peor es que era incapaz de perseguirlos.

Al día siguiente, cuando María Luisa subía de dos en dos los escalones escuchó gran barullo en el piso de arriba. Arrojando las bolsas al suelo subió corriendo y se quedó horrorizada al ver el panorama que encontró.

Una vecina nueva en el edificio había llamado a la policía porque Olga se había negado a acompañarla a su casa a ver la gotera que estaba haciendo la bañera en el techo de su salón.

María observó horrorizada como los policías intentaban arrastrar a su amiga fuera de la vivienda para llevarla a comisaría, alegando que se negaba a colaborar con la autoridad. La pobre Olga gritaba aterrorizada, diciendo cosas ininteligibles, llorando y gimiendo como si la estuvieran torturando.

- ¡Suéltenla joder! ¡Quítenle las malditas manos de encima estúpidos!

Ambos policías se quedaron atónitos mientras veían cómo Maria sujetaba a Olga por los brazos y la llevaba hasta el sofá.

- Señorita, identifíquese y tendrá que acompañarnos si...

- ¡No me toquen! ¿Acaso saben algo de ella? ¡Tiene agorafobia joder!

- ¿Agora..qué?

- Estúpido...

- ¡Oiga señorita que...!

- Es un trastorno, no puede estar en espacios abiertos, tiene miedo de todo y de nada, es vivir pensado continuamente que puede tener un accidente y morir. ¿Saben que podían haberla matado? ¿Un infarto? ¿Un ataque de ansiedad? ¡Habría muerto ahogada!

- Disculpe no sabíamos nada y aquí la señora, que es su vecina...

- Déjelo..váyanse...yo pagaré lo que sea para arreglar esa gotera pero lárgense de una vez.

Y allí encogida, Olga pensaba en Eli, paseando por la ciudad en su silla, y en esos guardias que se irían con su coche a patrullar, y en María, que podría bajar cuando quisiera a casa de la vecina para discutir con ella. Se sentía mal, inferior, ¿por qué a nadie le ocurría lo que a ella? Pensar en la calle la aterrorizaba, ni siquiera ir pegada a la pared o pasear cerca de hospitales calmaba su ansiedad.

Allí, en su hogar, cerca del teléfono de emergencias, de sus medicinas, de sus paredes...allí nada podría pasarle, allí debajo de su manta resguardada en su sofá, lejos...muy lejos de la ventana.

viernes, 3 de octubre de 2008

Me gusta

Me gusta...que te quedes callado mientras hablo sin parar, mirándome a los ojos, reflejándote en ellos, tocando con la punta de tu dedo mi mano, mientras yo trazo círculos invisibles sobre tu rodilla, y los pájaros pían en el árbol de al lado...y hace frío, y huele a tostadas porque acaban de abrir un bar cercano...¿desayunamos? y el azúcar cae sobre la piedra del banco porque me lo intentas robar...y luego en el tren cierras los ojos, y te toco las pestañas...¡que largas!, y yo me concentro en el silencio del vagón, mientras pasa a nuestro lado el revisor, nos mira mal, "quite los pies del asiento por favor"...y te mueres de vergüenza, mientras yo me escondo bajo el periódico que ya ha sido fichado por un jubilado..."¿lo quiere señor?" y se lo lleva mirándome agradecido, aunque por dentro sabe que no era mío...Me besas de repente, no sabes por qué, yo tampoco lo sé, sonríes y me preguntas si me gustó el café...y las tostadas, yo te acaricio el cuello y no digo nada, porque me gusta quedarme colgada mirándote sin pensar, me tocas la frente con tus labios, y yo deseo "por favor, que se quede pegado...", pero el reloj no se para y en 20 segundos llega tu otro tren.


Me dices adiós con un guiño, con la mano, con un abrazo inesperado, con una sonrisa, con risa, con resignación, con ilusión.


Me gusta ver como te alejas porque sé que no lo haces para siempre.
Me gusta que me guste todo de ti, hasta lo que no debería...gustarme.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Punto seguido. Nueva humanidad.

Se alejan. Aprieta la mano de esa desconocida que se ha sentado a su lado. A ambos les pitan los oídos, les duelen las articulaciones, les da vueltas la cabeza y sienten ganas de vomitar. Y parece que el resto de personas se sienten igual. Aún así, Jesús se aferra a esa mano y la oprime con la suya, intentando transmitirle su malestar, sin entender realmente si lo hace para compartirlo o para librarse de él.
Quién se lo iba a decir...a sus 79 recién cumplidos, que se iba a encontrar ahí. Antes de subir pensó que si siendo niño hubiese sabido que un día viajaría en una nave espacial, habría pasado toda su vida ilusionado, al fin y al cabo iba a cumplir su sueño, pero los motivos reales le causaban tanta angustia que ese recuerdo, él rodando metido en una caja de cartón, se desvaneció en cuestión de segundos con los gritos de los soldados.
Mientras ascienden piensa que su vida ya no tiene ningún sentido. Sus raíces se quedan ahí sepultadas. Una voz metalizada da instrucciones, pero parece que nadie escucha. Surcar el cielo parecía algo maravilloso cuando se recitaba en poesías, pero hacerlo mientras ves cómo tu planeta está muriendo y tú le abandonas...no tiene nada de feliz.
Jesús vuelve a llorar. Las evacuaciones han sido tan rápidas en cuestión de meses que no recuerda cuando empezó todo. Sólo sabe que él siempre tuvo esperanzas en que los ricos y poderosos solucionasen lo que estaba ocurriendo, pero parece que se equivocaba.
Primero fue el agua..., lo cubrió todo. Las televisiones no dejaban de repetir que Islandia, Venecia, ¡Las Islas Baleares!, todo estaba desapareciendo bajo los mares y océanos.
Su mujer le decía desde su mecedora: Jesús...la Tierra se está suicidando...
Y él no sabía si creer a esa anciana ya demenciada o seguir creyendo que era imposible que fuese verdad.
Después llegaron las sequías y lo primero que desapareció fueron los cereales, detrás el ganado, y después miles de ganaderos y agricultores manifestándose por las calles. Jesús lo veía todo por su pequeño televisor, y no daba crédito. ¿Será verdad?, pensaba aterrorizado, y su mujer le repetía que no se que "Gaya" o "Gaia" se estaba vengando por fin de todo lo que le había hecho la humanidad.
El amor de su vida murió a las pocas semanas, unos días más tarde el gobierno envió camiones con bombas de oxígeno a las poblaciones. El aire se estaba acabando.
La televisión dejó de emitirse porque nadie iba a trabajar. La lucha por sobrevivir hizo resurgir la cara más cruel del ser humano: los robos, asesinatos incluso, el hambre, el miedo a lo desconocido...
Jesús se resguardaba en su sillón mirando por la ventana. Hacia varias semanas que el calor era insoportable. En pleno enero y en Burgos había 42 grados.
Quién lo diría...
La voz metalizada ha cesado. Jesús se despierta. La mujer que está a su lado le dice que se desmayó al no soportar la presión. La gente aplaude. Están fuera de peligro dicen.
Lentamente se asoma por el ventanuco de la nave. Todavía se ve la Tierra.
Siente un escalofrío porque piensa en todos aquellos millones de personas que se quedan allí agonizando. África está oculta bajo nubes negras, Europa casi no se distingue, el color marrón se extiende por todos los continentes, no hay nada verde, Colón llora desde algún cielo al ver como el océano se traga América.
Y Jesús llora con él.
Lo hicimos...piensa. Y lleva razón, al final matamos a Gaia cuando ella nos lo estaba dando todo. Y Dios no hizo nada, simplemente se dio cuenta de que si no sabíamos valorar lo que teníamos, era mejor empezar de nuevo con otra humanidad.
En su cabeza retumba la voz de su esposa: "Y cuando llegue ese día no tengas miedo, sólo piensa que al final teníamos razón. A la mierda las guerras, las naciones, los himnos y las fronteras. A la mierda los idiomas, las costumbres y la religión. ¡A la mierda todo! Cuando todos nos vayamos al foso, Jesús, lo único que importará es ser persona y aún así los que tengan buenos gobiernos se salvarán ¡los pobres no!. Maldita sea que no esté yo para vivirlo...A la mierda las leyes que no se cumplen, y las cárceles, y los sanatorios. Los hospitales...las medicinas...¿de qué sirve un economista ahora? ¿eh Jesús? ¿Y un presidente de la ONU? ¡A la mierda todos! Si no sabemos cuidar el planeta de que nos sirve...¿De qué nos sirve estar vivos si no somos conscientes de dónde estamos? Una panda de egoístas es lo que hemos sido Jesús y así nos ha ido...pero por nuestra culpa morirán los únicos seres puros, los animales y plantas...la madre que nos parió Jesús...que pena damos. Por eso no tengas miedo, tú sonríe, y despídete de Gaia con un gracias por todo, porque detrás de nosotros vendrá algo mejor, seguro. Un planeta con nuevo nombre y nuevos dueños. ¿Quién te dice que no fue así alguna vez...?"
Cuando la Tierra ya sólo parece un punto a lo lejos...Jesús sonríe.
Gracias por todo - susurra.
Y la fuerza de su mano se desvanece para siempre...

domingo, 28 de septiembre de 2008

Adela

Ella trabaja en la tienda más diminuta y escondida de la estación. Cuando llega a casa todo huele a vías y sudor y parece que la capa fina y negra de suciedad también oculta su rostro. Odia el olor a metro, pero a la vez sabe que sin él no sería ella misma. Acostumbrarse a esta vida fue demasiado fácil, quizás esa sea la razón por la que ya no le entretiene observar a los pasajeros.
Juguetea con los pendientes, ordena los bolsos, acaricia los pañuelos y palestinas de colores y si le sobra tiempo, imagina cómo un viajero despistado, un empresario con maletín, un cantautor en potencia, un escritor estancado en su segundo libro, un turista francés...en fin, un príncipe azul llega a su tienda y se enamora al instante de ella.
Sonríe al pensar que lleva fantaseando tanto tiempo, que hasta se sabe las historias de memoria.
Lo más triste es que nunca llegaron a hacerse realidad.
Pero aún así no se rinde, total, imaginar es gratis. Si le cobrasen 20 céntimos cada vez que piensa en su hombre ideal ya habría tenido que hipotecar hasta sus pestañas.
Su cabello negro ya deja entrever algunas canas, su vista ha perdido eficacia pero mantiene el fulgor de una quinceañera en plena adolescencia. Su cara no se esconde bajo capas de maquillaje, simplemente está adornada por un poco de colorete y carmín barato que mancha sus dientes.
Le gustaría parecerse a Angelina Jolie, simplemente porque en el cartel del enfrente donde se anuncia su última película sale guapísima. Hace 3 semanas quiso ser como Nicole Kidman.
Quién se lo iba a decir...cuando su marido decidió que casarse con ella había sido un pequeño error sin importancia y se había fugado con la vecina del primero a Tenerife.
Y allí se quedó la pobre de Adela, en su piso de Madrid, lleno de mugre y de bandejas de comida precocinada.
El mundo podría haberle quedado grande y podría haberse hundido, convirtiéndose en un alma en pena que vagase por las calles gritando a los cuatro vientos que su vida era una mierda sin sentido.
Pero Adela optó por seguir viva.
Sin dinero, sin trabajo, pero con una sonrisa de oreja a oreja.
- Le quería y él a mí no, entonces, ¿de qué me sirve recordarle? - les decía a los camareros del bar que comenzó a frecuentar demasiado.
- De nada señora, y será mejor que vaya terminando su copa de vino que cerramos ya.
Y Adela sonreía, qué bien se le daba, pensando que en casa no estaría tan bien como allí.
Cuando en uno de sus viajes de regreso descubrió el cartel de "Se necesita dependiente" en aquella tiendecita de la parada de metro Bilbao, supo que Dios desde alguna parte estaba intentando decirle algo.
Y entró. Y desde entonces allí puedes encontrarla, con sus deportivas blancas y negras, sus vaqueros de campana, su jersey marrón encima de su camisa roja o a veces naranja, sus pendientes amarillos y su pelo largo cayéndole sobre la espalda.
Se siente guapa aunque sabe que hay mujeres mucho más bella que ella.
La semana pasada, mientras atendía a unas chicas empeñadas en comprar 5 pulseras a 3 euros cada una, por 8 euros, no se dio cuenta de que un hombre de mediana edad se quedaba mirándola desde el cristal.
Ni el lunes. Ni el martes. Mi el miércoles. Ni ayer. Ni hoy.
Pero ahí se queda. Se esconde un poco para no asustarla y la mira, le gusta mucho cómo sonríe.
- ¿Quiere algo?
Y Fernando da un respingo cuando ve que Adela se está dirigiendo a él.
- No...sólo estoy dando una vuelta.
- Debe aburrirse un poco, ya sabe, en mi tienda siempre puede encontrar un poco de conversación y caramelos de menta.
- Oh, gracias...pues vendré...me voy...tengo que seguir...hasta luego.
Y Fernando se ajusta su placa de guardia de seguridad y baja con paso torpe por la escalera del metro.
Qué más se puede decir...no hace falta que relate un final bonito, ni esperado, simplemente es fácil pensar que el amor nunca llega tarde, puede llegar muchas veces, o no llegar nunca. Lo importante es obligarte a pensar que si sonríes...abres muchas puertas y ventanas.
Adela no se parece a Angelina Jolie, ni a Nicole Kidman. Se pinta mal los labios y tiene que comer caramelos de menta para que su aliento no huela mal. Lleva ropa que se compró hace varios años y su cuerpo es el soporte de la flacidez, celulitis y vejez.
Pero cuando sonríe consigue que el mundo se pare...