jueves, 27 de marzo de 2008

Yo, puta.


Hace frío, pero ella sigue allí intentando resguardarse en el portal número 12 de la calle Sebastián.
Hoy está realmente guapa. Se ha pintado los labios y las uñas de rojo, se ha maquillado la cara y lleva el pelo suelto. Como es de noche su cabello rubio no resalta entre las sombras. A veces tirita, normal, hoy lleva puesta un minifalda vaquera y camiseta blanca con escote pronunciado. La cazadora también es vaquera, la lleva desabrochada, y aprieta bajo su brazo un pequeño bolso con una cadena dorada.
Cada vez hace más frío, pero ella sigue ahí, como si esperase a alguien demasiado importante.
Como es viernes, algunos jóvenes han salido de fiesta y a veces pasan caminando por delante del portal, medio borrachos. Nunca suelen reparar en ella, porque está casi escondida, pero cuando descubren su presencia le sueltan obscenos piropos. Ella los ignora, se encoge todo lo que puede y continúa inmóvil pegada a la pared.
Después de unos 20 minutos se acerca un coche. Ella lo ve, y se asoma.
El conductor es un hombre de unos 45 años. Se baja y se acerca.
Huele a colonia barata y su aliento apesta a alcohol. Ella al notarlo se aleja, pero él se mete la mano en el bolsillo del abrigo y saca algo. Acto seguido ambos se montan en el coche y desaparecen.
El portal número 12 de la calle Sebastián se despide una noche más de Yolanda.
Tras 10 minutos de trayecto paran en un barrio solitario de las afueras.
Silencio.
Silencio.
Ella tose.
Él apaga el motor, son las 03:21.
A las 4:00 ella le pide que la lleve de vuelta.
Silencio.
Silencio.
Tras 11 minutos de trayecto llegan a la calle San Sebastián.
Ella se baja y sin despedirse cierra la puerta, un segundo después el coche desaparece entre los oscuros edificios.
Hace frío.
A duras penas consigue sacar un pintalabios de su bolso, pero no ve ningún espejo cerca. Se sienta en el suelo. Lleva la falda desabrochada, el pelo revuelto, ya no parece tan guapa como antes. Por delante del portal pasa una pareja de novios de la mano.
Yolanda los ve alejarse y comienza a llorar.

- ¿Qué haces?
- Nada. Lárgate.
- Límpiate la maldita cara y levanta del suelo, te doy tres segundos.
- Por favor...por favor escúchame.
- Uno...
- Por favor.
- Dos...
- ¡Por favor!
- Tres...
- Escúchame, yo no puedo, yo n....
Un tortazo en su mejilla y ella se levanta al instante.
- Ahora arréglate y cállate.
- Sí.

La calle San Sebastián queda de nuevo en silencio mientras Yolanda abrocha su falda y recoge su cabello en una coleta. Mientras él se aleja y vuelve a introducirse en la oscuridad, ella piensa en escapar, en irse de allí, pero sabe que la estarán vigilando y que nunca permitirán que sea libre.
Coge su bolso y saca una foto. La besa y vuelve a guardarla.
Dan las 4:30 en el reloj de la parroquia y allí, helada de frío, pensando en sus dos hijos, Yolanda se apoya en la pared y espera a que otro coche pare en el portal, deseando que alguna vez, alguno de ellos le diga lo guapa que va, lo bien que tiene el pelo o lo bellos que son sus ojos.
Desea también poder escapar algún día de ese infierno.
Desde la esquina su chulo le hace un gesto y ella se asoma. Para un coche.
Y la calle San Sebastián ve con tristeza como una noche más Yolanda se va, sin saber con seguridad si volverá luego.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Sonríes

Sonríes.
Y el mundo se para, se para
para admirarte.
Te ríes.
Y el mundo se calla, se calla y se para, se para
para escucharte.
Te duermes, y el mundo se apaga, se apaga, se calla y se para, se para
para acunarte.
Sonríes, en sueños, y el mundo se para, se calla, se apaga, se para,
separa las nubes para arroparte.
Despiertas, y el mundo se para, se calla, se apaga, separa las nubes, se para,
para adorarte.
Me miras, y el mundo se acaba, para que yo empiece a soñarte.

martes, 25 de marzo de 2008

Él

Hace un tiempo recibí una carta y olvidé escribir aquí en mi blog lo que en ella leí. Sí, es cierto que no era una carta de papel, ni de pergamino, ni de cartulina, tampoco tenía letras, ni símbolos, ni dibujos, ni estaba escrita con tinta, ni carbón, ni pintura. No tenía empiece, ni fecha, ni remite. No llevaba sobre, ni dirección. En realidad no pude leerla, sólo sentirla.
Porque las cartas que me escribe mi abuelo no vienen con sello de Correos.

Este blog comenzó como un pequeño rincón donde la nieta del impresor podía escribir todo lo que pasase por su corazón. El nombre no lo puse yo, lo puso él susurrando a mi cabeza mientras dormía. No siempre podemos recordar a los que se van, porque tenemos el deber que continuar nuestras vidas, pero tenemos también la obligación de mantener vivo su recuerdo, y eso se consigue recordando todos los buenos momentos que vivimos junto a ellos.

Eres ese anciano que me enseñó a dibujar, que veía como destrozaba todas sus plumas y rotuladores, y aunque los escondía casi bajo llave, la pequeña nieta lograba encontrarlos y machacarlos para pintar sus garabatos. Nunca se atrevió a decírmelo, quizás porque sabía que un sólo gesto en su cara que me dijese que le había defraudado podía conmigo; es curioso como he de reconocer que siendo sólo una canija, la persona que más miedo me daba hacer enfadar era a él, porque jamás lo hacía, porque para castigarme se llevaba un dedo a los labios, guiñaba un ojo y sacaba de su bolsillo un pequeño caramelo de menta.
Te echo de menos.
Si estuvieras aquí te contaría tantas cosas...
Sé que leerías este blog, aunque imagino la que podrías armar para encender sólo el ordenador.
Porque esos detalles sólo tuyos nadie podrá arrebatárnoslos.
Eres el único abuelo que en mitad de un avión en pleno despegue decidió ir al baño, y la azafata por el altavoz "le rogamos al caballero que se siente porque estamos despegando", y mi tía a mi lado, "¿quién será es señor?", y acto seguido asomarse y decir "¡Pero si es mi padre!" y todos reírnos...
Eres el único abuelo que le sujetó unas bolsas de la compra a una mujer en la calle, y luego descubrió que en realidad era una ladrona de un supermercado y casi le pillan a él como cómplice.
Eres el único abuelo que en una manifestación de "No a la guerra" sujetó una bandera del orgullo gay porque un joven se lo pidió para poder agacharse a atarse los zapatos o buscar algo en su mochila.
Eres el único abuelo que les regaló a sus nietas, y a las amigas de sus nietas, y a sus nietos ( ya sabéis quiénes sois) las historias de Disney dibujadas y pintadas a mano por el mismo.
Eres el único abuelo que cada fin de semana venía a mi casa a las 10 de la mañana aún sabiendo que estaría hipnotizada viendo la televisión y desayunando mi Neskic, sin hacer caso a nada ni a nadie, sólo porque ibas a vernos.
Eres el único abuelo que se agachó cuando una niña le contaba sus historias ininteligibles y le respondía a todo porque realmente la entendía.
Eres el único abuelo en cuya despedida final, en esos lugares llamados velatorios que suelen ser tan tristes y horribles, se escucharon risas de sus hijos, sus amigos, sus nietos, sus sobrinos...porque nadie quedó indiferente ante el recuerdo de todas las anécdotas que ese anciano había protagonizado.
Eres el único abuelo, en cuyo entierro, como me dijo mi tía Mª Ángeles mientras caminábamos juntas, "el único abuelo en cuyo entierro se estropeó el coche de la funeraria, porque él no quería irse de este mundo sin dejarnos su última anécdota, su anécdota final, por eso cuando el coche quedo parado en mitad del camino, mi tía me miró a los ojos y sonrió.
"Así es como quiere que le recordemos, sonriendo"
Y así te recordaré abuelo.

lunes, 24 de marzo de 2008

Palomas, banco y pedazos de pan

Cabello blanco y recogido con una redecilla negra, tez arrugada, labios finos y gafas de montura dorada sobre la nariz; 77 años, dedos finos, ojos grises y grandes, espalda encorvada, temblor en sus piernas. Se llamaba Teresa, y había enviudado hacía escaso tiempo. Su difunto marido había dedicado los 59 años de matrimonio a hacer de su vida diaria un infierno, si no recibía insultos amanecía con palizas, y vicerversa. Cuando él falleció, Teresa, "la Tere", no dejó escapar ninguna lágrima, muy a su pesar, pero su corazón era incapaz de entristecerse al conocer que nunca más volverían a hacerla daño. Ahora podía comenzar a disfrutar, pero a su edad sentía como el tiempo jadeaba junto a su cuello.
En una de esas tardes de palomas, banco y pedazos de pan disfrutando de su reciente y reconfortante soledad, conoció a Isabel.
Cabello entrecano y largo, tez pálida, labios mal pintados de carmín barato, ojos negros, 80 años, cintura ancha, diabetes en sangre, sonrisa perenne. Había sido esposa, amante, y viuda y uno de sus más preciados entretenimientos era contar los papeles de su vida. Cuando conoció a "la Tere" descubrió que, a pesar de haber interpretado una gran obra durante sus 80 años, nunca se había parado a pensar en lo sola que siempre se había sentido.
Aquellas tardes de palomas, banco y pedazos de pan se convirtieron en una vía de escape para dos mujeres que veían cerca la muerte y lejos las ganas de luchar por un poco de felicidad, dos mujeres a las que la vida no había agraciado con bellas vivencias y únicamente mostraba su paso en las arrugas de la piel y las que más duelen, en el alma.
Vidas vacías de cariño y llenas de dolor.
Llegado el atardecer, Isabel solía coger la mano de Teresa y acariciarla suavemente, mientras le decía que en esa carrera ellas ya estaban muy cerca de la meta y ahora sólo tocaba dejarse arrastrar por los demás corredores, que el cansancio mermaba sus fuerzas. Teresa, ausente, solía sonreír porque apreciaba el tacto de sus manos y nunca respondía; se quedaba callada esperando a que Isabel continuase hablando.
Ambas habían vivido una guerra, habían sido educadas en colegios religiosos, Teresa era fiel a la derecha como su marido siempre le había dicho, además los políticos de su tiempo eran todos iguales y todos hacían lo mismo, no le causaba ningún quebradero de cabeza decidir quién le gustaba más; Isabel, por el contrario, era republicana de corazón y bandera, aunque nunca había votado porque pensaba que el mundo se movía por revoluciones y no por elecciones. Iguales y diferentes, solían hablar de los problemas de la sociedad y dejaban las conversaciones a medio acabar porque siempre les aburrían.
Un día Isabel le preguntó si había estado enamorada alguna vez. Teresa continuó mirando como revoloteaban los pichones y se preguntó a si misma si alguna vez lo había estado. Siempre creyó que el amor era algo que venía después del matrimonio, por eso nunca se atrevió a plantarle cara a su difunto marido, pues pensaba que el amor llegaría, estaba tardando, pero llegaría.
Mientras esperaba la respuesta, Isabel se reconocía a si misma, con cierta tristeza, que nunca lo había estado; casada a los 18 años y viviendo del dinero que su esposo había llevado siempre a casa, esa había sido su vida.
Tras unos minutos de silencio, las dos ancianas se miraron a los ojos.
Alargaron sus manos y entrelazaron sus dedos.
Teresa sonrió, Isabel entornó los ojos.
Un sentimiento nuevo inundó esos viejos corazones, algo que nunca en sus vidas habrían pensado, ni se habrían siquiera planteado.
Tanto dolor, tanta tristeza, tantas lágrimas, todo recogido en 77 y 80 años, y ahora, al final de la carrera habían descubierto la felicidad.
El amor más inocente que pudo reinar sobre la tierra, el amor entre dos mujeres que juntas sumaban 157 años, el amor que no dejaba lugar al daño que siempre había reinado en sus vidas.
"Ay, Tere...¿puedes creerte esto?"
"Calla, Isa, calla... que para el tiempo que me queda déjame disfrutarlo a tu lado"
Y allí, entre palomas, banco y pedazos de pan, vivieron sus últimos días dos mujeres que descubrieron, al final de la carrera, que nunca es tarde para enamorarse, que a veces el amor es algo más que una vida entera compartida con alguien, que el amor no tiene fronteras, colores ni sexo...que el amor, el amor por no tener no tiene ni nombre.


domingo, 23 de marzo de 2008

Vivir...es luchar

"Sé que existe un lugar más allá entre las estrellas donde nacen los versos que yo nunca pude encontrar..." Mägo de Oz.

Es difícil mantener la sonrisa durante todo el día, tú mismo puedes verlo pues cuando estás riendo durante largo rato te duelen los músculos de la cara y necesitas ponerte serio, con una mueca de infelicidad incluso, para relajarlos.
Así es la vida. Es muy fácil decir "No te entristezcas, para lo corto que es este tiempo no lo malgastes en vivir amargado", claro la frase queda dicha y todos aplaudimos, pero realmente nadie es capaz de sentirse bien todos y cada uno de los días de su vida.
Las personas somos muy diferentes entre nosotras. Claro que existe la empatía, pero hay que reconocer que jamás podremos comprendernos a la perfección unos a otros. Por un lado, eso es lo que nos hace únicos y nos aleja de ser máquinas, por otro lado, es el abismo que produce todas las tensiones en este planeta.
Muchas veces te habrás preguntado "Pero este/a hombre/mujer, ¿cómo puede ser así?"
Lo piensas porque tú no harías eso, tú no vestirías así, tú no hablarías de esa forma, tú no tratarías así a los demás, tú elegirías otra opción, etc...
El hombre nunca cesará en su intento por cambiar a sus semejantes, por inducirles a pensar como él lo hace. Ya lo véis, cuando discutimos lo único que queremos es convencer al otro de que lo nuestro es lo mejor: si no lo conseguimos, pensaremos siempre que el otro está equivocado, si acertamos, dejará de interesarnos hablar con esa persona porque pasará a ser un territorio más conquistado.
Por ello, muchas veces me gustaría que existiese un lugar donde el ser humano perdiese todas sus facultades y simplemente la vida consistiese en ese maravilloso principio "vive y deja vivir".
Un lugar, no tendría que estar más allá de las estrellas, donde olvidásemos por un momento que somos humanos y nos fijásemos en los detalles más insignificantes para transformalos en maravillas del mundo.
El olor de la hierba,
el aire puro y frío de una montaña,
la suavidad del pelaje de un gato,
la mirada de un anciano cuando sonríe,
el tacto de un tronco envejecido,
la belleza de una piedra mojada a orillas de un río,
la paz que se respira cuando hay nubes,
la majestuosidad de una mariposa al batir sus alas,
el sonido del viento,
el olor a salitre en una playa desierta,
el sol cuando acaricia tu cara,
el piar de los pájaros cuando despiertan,
la constancia de las hormigas cuando trabajan,
el amor que le regala una madre a su hijo,
la fusión entre dos labios que se besan,
la complicidad entre dos amigos que se comprenden,
las lágrimas cayendo por las mejillas,
el olor a pan caliente,
el calor del edredón sobre tu cuerpo,
el sabor del chocolate deshaciéndose en tu boca,
el sonido de una voz que te dice "te quiero",
el saber que no estás solo, que la vida es algo más que vivir, que tienes que luchar por conocer el mundo entero, por cultivar todos los saberes, por enriquecerte con todas las culturas.
Disfruta....que la vida eres tú, y tienes que amarla y amarte a ti mismo, porque en cada de nosotros reside el sentido del mundo.
Llora, para luego sonreír.
Sonríe, para luego llorar.
Sonríe y llora, porque eso es la vida.
Vivir.
Y vivir...es luchar.

viernes, 21 de marzo de 2008

El mismo sueño

Acabo de despertarme. Madre está cansada, pero ya está anocheciendo y casi no vislumbro sus ojos entre todos los que nos agrupamos aquí dentro. La temperatura ha ido descendiendo desde que partimos, muchos tiritan, menos mal que trajimos ropa suficiente; mi mayor temor no es el frío, soy un muchacho fuerte, mi problema es que no sé nadar. Mi hermano llora, tendrá hambre, ya le dije a Madre que en qué hora se empeñó en traer al niño, no aguantaría y me temo que si no alcanzamos tierra en un par de horas no llegará vivo para entonces. A duras penas me he incorporado y he conseguido sentarme en un espacio minúsculo de la embarcación.
Tengo ganas de llegar. Andawa, el hombre que nos vendió el viaje, me dijo que en la costa me esperarían unos 20, unos 30 hombres ansiosos por encontrar a un joven como yo para trabajar, verán, elegiré entre ellos a uno , trabajaré, y luego conseguiré dinero suficiente para darles una casa a Madre y a mis hermanos.
Esto ha empezado a tambalearse. Hay demasiada oscuridad y el patrón sólo nos grita que nos estemos quietos o comenzará a pegar a la gente. Todos se han callado, pero tiemblan asustados.
Debemos ser unos 70. Hay unas cuantas embarazadas, decía Andawa que ellas corren mejor suerte al llegar, pero ayer murió una. Intentamos ocultar su cuerpo entre nosotros, pero el patrón la descubrió y lanzó el cadáver al agua, Madre lloró de tristeza; hubo hombres que se enfrentaron al patrón, todos nos enfadamos, pero él dijo que tiraría a cualquiera que no le obedeciese y todos callamos de nuevo. Me dio mucha pena, era una buena mujer, pero borré de mi mente todo pensamiento, no quería que ningún fallo me llevase a mí o a mi familia al fondo del mar.
Mi hermano no deja de llorar; todo está oscuro y sólo se escucha su llanto. Sé que el que llora es él porque lo reconocería entre cientos de bebés juntos. El patrón ha gritado que callemos al niño o lo hará él. Creo que es un hombre horrible.
Cada vez hace más frío; ahora tengo miedo a caerme y a tener más sed. Reina el silencio, sólo se escucha como el agua golpea a la barca, me da miedo pensar que pueden llegar olas fuertes, prefiero olvidarlo.
Madre sueña con que mis hermanos vayan a la escuela. Dijo Andawa que allí las mujeres hacen trabajo de hombres, Madre y yo nos sorprendimos al oírlo, pero él dijo que Madre debía quedarse en lo bajo, vamos, que los amigos de Andawa le buscarían trabajo y ahí yo estuve muy atento, no quiero que le hagan ningún daño.
Hay mucho viento y oleaje. Todos tenemos miedo, los pequeños lloran y las madres también.
El patrón grita pero no le escuchamos porque todos están de pie asustados, las olas son cada vez más altas. Todo se tambalea, no veo nada y sólo llamo a Madre, pero es imposible que pueda escucharme. Algo me golpea la cabeza, y caigo al suelo de la barca, mi último pensamiento es que nadie me pise o me lance al mar creyendo que he muerto...
He despertado. Sigue estando todo oscuro. Me alumbra la linterna del patrón y él me grita que me quede sentado. Yo le obedezco, aunque me duele mucho la cabeza. Susurro en voz baja "Madre", pero nadie me responde. Nadie.
Comienza a amanecer. Entre las briznas de luz la busco. Cuento con dificultad, somos 38 personas.
No veo a Madre por ningún lado.
El patrón para la barca. Dice que tenemos que bajar, que no se acercará más a la costa.
EL miedo me corroe, no sé nadar. Intento balbucear palabras pero él no atiende a explicaciones y me empuja al agua.
Lentamente siento como mi pecho se llena de agua, el aire no llega....me ahogo...pienso en Madre, intento rezar por ella...pienso en mi hermano...
He despertado. Una mujer de pelo castaño acaricia mi cabeza. Me habla pero no entiendo lo que dice...intento recordar lo que nos dijo Andawa: "help", "water", "Spain".
Ella asiente, me dice "Si...yes, Spain, esto es España".
Entonces me tumbo... me duele el pecho...cierro los ojos otra vez, me puede el cansancio.
La mujer grita, me zarandea pero no quiero despertarme. Oigo pasos, escucho voces, muchas manos me tocan y me mueven. Pero mi viaje se acaba aquí.



Piénsalo dos veces antes de mirar por encima del hombro a cualquier inmigrante.
Si los españoles tuviesemos que emigrar a Marruecos porque nuestro país fuese pobre y muriésemos de hambre, otro gallo cantaría.
Es muy fácil llamar escoria inmigrante a los demás sentado desde tu trono.
Es muy difícil ponerse en la piel de esas personas.
Abre tu corazón, muévete.
Hoy por vosotros, porque lucháis por un futuro que merecéis tanto como cualquier de nosotros.

Como dice una estrofa de Mägo de Oz :

En nombre de la Libertad,
la fe en uno mismo y la Paz,
quemad las banderas, no a la religión.
y que tu Dios sea canción,
compuesta con el corazón,
y que tu país sea donde te lleven los pies.

miércoles, 19 de marzo de 2008

El mundo


Sólo existe una raza...la raza humana.

No te sientas solo..., mira, este es tu mundo, tan tuyo como mío.

No lo piensas, pero estás rodeado de millones de personas, miles de millones de brazos que pueden abrazarte, y labios que pueden darte un beso, de hombros que quieren auparte cuando no puedes ver más allá, de rodillas que se clavan en el suelo para hacerte sentir grande.

Míralo...¿no te parece bellísimo? Tan minúsculo que si pones un dedo sobre España taparás toda su superficie, la de Francia, Portugal....

Cuando la vida te de miedo, mira esta foto y descubrirás que hasta los problemas más espeluznantes y horribles pueden convertirse en lo más diminuto que puedas imaginar, ¿no lo hacen los continentes?.

domingo, 16 de marzo de 2008

Magia

Sonríe, porque aún quedan lugares mágicos en este planeta a pesar de que muchos se empeñen en destruirlos.
Porque hay colores que existen, como el verde, aunque en tu ciudad sólo puedas admirarlos en los carteles publicitarios.
Porque existe la verdadera belleza, no ese concepto inventado y atribuido por y para el ser humano, sino aquella que reside en la naturaleza.
Porque sólo con mirar esa foto me traslado a un lugar maravilloso, me olvido de la cruda realidad y una dulce melodía comienza a envolverme.
Porque lo mejor de todo, es que aún quedan lugares así de mágicos en este planeta y tienes la oportunidad de conservarlos.

sábado, 15 de marzo de 2008

El paso del tiempo

Dicen que tengo algo llamado, ¿cómo era?..."almizcle" no, no, ¡cómo va a ser almizcle!, bueno, no recuerdo bien la palabra pero el médico se ha disgustado mucho al decírselo a mi hijo. La verdad es que no le he prestado demasiada atención, ¡matasanos!, lo único que quiere es quitarme todos los placeres que aún me quedan: no como huevos, ni patatas, el chorizo ni verlo, los churritos a distancia...Seguro que me encuentro perfectamente, pero como él es un amargado quiere pagarlo conmigo...(por eso sigo comiendo lo que me da la gana, ¡hombre ya!, a mis años y que me venga ese papanatas a decirme a mí algo, a mí que viví la guerra y vi como se llevaban a mis hermanos Paco y Juan Luis, no, Juan Pedro...bueno, a mis hermanos.) Además, no me gusta ser el centro de atención. Hoy no encontraba mis gafas, ¿dónde estaban? en el frigorífico, eso ha sido mi nieto, travieso donde los haya, aunque mi hijo diga que el niño tiene 4 años y no llega a la puerta, bah, bobadas, anda bueno ¿entonces voy a coger yo y voy a meter mis gafas en la nevera? ¡Otro papanatas!. Me repite mucho lo de que confundo los nombres, pero eso le puede ocurrir a todo el mundo, encima con los nombrecitos que se inventan ahora que si Jessi, que si Jenny, que si Sacha, donde estén Juan, José, Antonia etc...vamos, nombres de toda la vida, que se quite todo lo moderno. Mi hijo el pobre es un santo, aunque bien es cierto que exagera las cosas. Hace un rato hemos llegado a casa y está muy enfadado conmigo. No le entiendo, yo simplemente he salido a dar un paseito y me he perdido, ¿Que tiene de malo eso?; él dice que tengo que entender que no soy el de antes, ¡bobadas!, ¿cómo que no soy el de antes si yo estoy como siempre?Que manía tienen los hijos con hacerte sentir viejo...Pues eso, ahora viene mi nuera, me ha dicho que si podría escribirle mi nombre y mis apellidos en un papel, no sé a que viene pero todo el santo día me tiene firmándole papelitos, ¡a ver si ahora ésta me quiere quitar el dinero del banco o algo!, si es que no te puedes fiar de nadie en estos tiempos, no como antes que dormíamos con la puerta de casa abierta, si es que España no es lo que era. Ahora estoy firmando el papelito, lo malo es que no recuerdo mi nombre, ¡que tontería jeje!, vaya...pues...esto nunca me había pasado jeje....serán por las pastillas del médico...¡matasanos!, que me quiere quitar todos los placeres que aún me quedan...si si, el otro día fui a visitarle con mi hijo, y me dijo que tenía no se qué de "almizcle", no ,no , creo que era otra cosa, ¿alzheimer?, ¡bah!, ¡bobadas!, si estoy como siempre, eso si he vuelto a perder las gafas, ¡como pille a mi nieto le casco, ¡vaya que si le casco!.

viernes, 14 de marzo de 2008

A sus pies (II)


Juan Gelman

No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.
La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.
Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y
nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que
aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.
Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de
kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares
y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche,
duelen de noche bajo el sol.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Ajenos a la tormenta, aunque escuchemos los truenos

Cierra los ojos, ciérralos con fuerza, no escuches esas voces que gritan detrás de la puerta.

Tapa tus oídos, sube el volumen del televisor, no dejes que ese sonido, precediendo a un gran dolor, pueda perturbar la paz que guardas en tu salón.

Y cuando sientas que todo está en calma, baja el volumen y levántate del sillón.

Sigue tu vida, lávate las manos, limpia la cocina, piensa en el verano, y si en algún momento escuchas que la tormenta regresa a la casa de al lado, cierra bien la puerta, no hagas sonar tus pasos, demuestra que eres ajeno a todo lo que está pasando.

Porque tú no eres nadie para arreglarlo.

Al encontraros en el ascensor, y oírla gemir cuando sin querer rozas su brazo, disimula, pregúntale por el trabajo, borra ese pensamiento que golpea tu cabeza, ése que te dice que alguien le está haciendo daño.

Porque ¿qué puedes hacer tú? ¿si no eres nada más que un vecino? Prefieres cerrar la boca, son problemas comunes entre mujeres y sus maridos, si ella consiente esas palizas será porque lo ha querido, y luego qué mal te sientes al pensarlo, pero hemos llegado al bajo y ella educada, te ha dicho "hastaluego" y se ha ido.

Quizás mañana...y así engañas a tu conciencia.

Pero mañana volverás a escuchar los gritos, y sabrás que ese ruido no fue por romper sin querer un vaso, cuando veas que en su rostro ella tiene un puñetazo, quizás se haya caído, mejor no la miro...se abre la puerta del ascensor y llegamos al bajo.

Hasta que un día te enteres de que la ha matado.

Y un reportero te pregunte "¿conocía usted a la víctima?", y respondas cabizbajo "sí, y las peleas eran frecuentes en su casa", y nadie te dice, "Entonces, ¿por qué no hizo usted algo?".

Nadie lo pregunta porque duele demasiado aceptarlo, que estuvo en tus manos arreglarlo, pero como era mancharse de mierda lo mejor fue ir dejándolo, pensar "seguro que lo arreglan" pero ella ya no está aquí para contarlo.


Si sabes que alguien que conoces puede sufrir maltrato, ya sea una mujer, un hijo, un anciano, dilo. Abre la boca y suéltalo, que todos lo sepan, que todos hagan algo, que la víctima se sienta rodeada de gente que puede ayudarla porque para eso estamos, para gritar por los que tienen los labios sellados.


Hoy por vosotras, en especial, por esos ángeles, esas mujeres, esas mujeres asesinadas.

Porque valéis demasiado como para dejar que un imbécil os controle.

No estáis solas, y jamás lo estaréis.



"Mamá, despierta mamá. ¿por qué estás tumbada en el suelo? ¿Mamá? ¿Por qué tienes sangre en la cabeza? Contéstame mami...¿estás enfadada conmigo? Ah, no...estás dormida. Mami, despierta mami que quiero enseñarte el dibujo que he hecho, ¿mami? ¡Mamá despierta! ¿Mamá qué te pasa?Hazme caso mamá, ¡despierta mamá!. Papi, ¿que le pasa a mami? ¿Por qué estás llorando? Papi, ¿porque tienes las manos llenas de sangre?"

martes, 11 de marzo de 2008

11M


"Nunca fue mi intención irme sin despedirme. Ya sé que la noche anterior habíamos tenido una de nuestras discusiones más fuertes, pero cuando me desperté aquella mañana para ir a la universidad y te vi dormido, a mi lado, sentí unas ganas tremendas de quedarme allí, acurrucada bajo las sábanas contigo. Aún así me levanté, me puse unos pantalones negros y la blusa blanca que me regalaste en mi último cumpleaños. No sé por qué, pero algo me dijo en ese momento mientras me vestía que no fuese, que me quedase perdiendo aquella mañana en la cama haciéndote cosquillas."


"Perdóname. No puedo creer que haya pasado tanto tiempo y mírate, 5 añitos recién cumplidos.

Sigues igual de preciosa, con tu pelo rizado y esa fantástica sonrisa que me volvía loco. Perdóname por no haberte enseñado a caminar, ni haberte escuchado decir tus primeros intentos de palabras, ni haberte llevado de la mano al colegio, mi tesoro, perdóname por no estar ahí cuando llorabas y cuando aplaudías, perdóname porque has tenido que crecer sin mí."



"Recuerdo que ese día te iban a dar un premio en tu colegio. Mamá te estuvo peinando durante horas y tus trenzas no duraron del baño a la puerta de la cocina, y tú y yo nos reíamos mientras ella refunfuñaba. Luego papá nos llevó a los dos en el coche, primero me dejó a mí y me despedí de ti dándote un beso en la frente. Ese día no te limitaste a sonreírme, me diste un abrazo y entonces pensé que eras la hermana más bonita que me había tocado en la tómbola del mundo, ojalá no lo hubiese pensado, ojalá te lo hubiese dicho".


Aquel día los tres tomaron un tren junto a los demás viajeros.

Aquel día se quedó grabado en la memoria de todos los españoles.

Aquel 11 de marzo de 2004 las familias, los amigos, las parejas, los sueños, las ilusiones, el futuro, el sentido de la vida, el amor y la esperanza quedaron convertidos en cenizas.


Ella nunca volvió a su cama, nunca pudo decirle a su novio que le amaba y que sentía haber discutido. Se llevó con ella su corazón y su ilusión, rompiendo en miles de pedazos los motivos que él tenía para vivir.

Él quería a su hija. Con sólo un añito ya imaginaba cómo le enseñaría a andar, y a montar en bici, y lo guapa que sería de mayor, y el miedo que le daría verla crecer y salir con chicos. Para él su pequeña era el motivo que le hacía despertarse cada mañana, para ella, su padre era el hombre más maravilloso de la faz de la tierra, pero alguien se lo arrebató para siempre.

Él quería ser periodista. Desde que llegó de Ecuador con su familia se dio cuenta de lo mucho que le gustaba España y sus gentes, y decidió ponerse a estudiar para labrarse un buen futuro. Siempre le habían dicho que era un alumno ejemplar, aunque alguna que otra vez dejó de ir a clase para jugar al futbol con sus amigos, pero sus límites y motivaciones se imponían cuando pensaba en su hermana y en el futuro, porque quería ante todo ayudar a su familia.


La masacre que ocurrió aquel día no nos entristece por la cifra de muertos, porque las cifras no duelen por ser elevadas, duelen porque detrás de cada número: 78, 103, 14... hay una persona, un ser humano que tiene familia, sueños, ilusiones, y es asesinada de la manera más cobarde y cruel, un atentado.

Aquel día el mundo se paró.

Los hijos perdieron a sus padres.

Los padres perdieron a sus hijos.

Los hermanos perdieron a sus hermanos.

Los amigos a los amigos.

Han pasado cuatro años pero las heridas tardan mucho más tiempo en curarse.


Por ellos.

Por todas las víctimas del 11 de marzo.


[Y por todos los que a diario mueren en Irak, en Israel y Palestina, en los atentados terroristas a nivel mundial, por la violencia de género, etc... porque por desgracia el mundo no sabe solucionar los problemas de otra forma.]

lunes, 10 de marzo de 2008

Brevedad

Seamos aire, sólo eso, aire,
para no recordar ni olvidar,
para no sentirnos amados ni amar,
para no sufrir por amor ni llorar.
Seamos sólo partículas de nada
que floten guiadas por fuerzas invisibles,
seamos aire que mueva las velas,
los molinos, tu pelo, las alas,
seamos corrientes de nubes que bajo el ocaso se extinguen.
Seamos aquello que no siente, que no vive, que es inerte.
Seamos breves...en este mundo que nunca para.

sábado, 8 de marzo de 2008

Mi otro mundo






(Fotograma de la película "Charlie y la fábrica de chocolate"

Entre el agobio de exámenes y la losa que pesa sobre mi espalda, en la cual puede leerse: ¿Llegarás a conseguirlo? y si lo consigues, ¿llegarás a soportarlo?, los momentos que más me reconfortan son aquellos en los que mis ojos se cierran, y dentro de mi cráneo algo ocurre, no sé lo que será, pero viajo muy lejos de aquí y no lo hago porque no me guste mi realidad sino porque a veces mi alma me lo exige.
Es allí, junto a ese río de chocolate donde saco mi vieja libreta, mojo mi índice izquierdo en la orilla y escribo dulcemente todo lo que se me ocurre.
A solas conmigo misma descubro quién soy y quién quiero ser, y me aterra pensar que mi vida no será ni parecida a cómo la imagino, pero si no soñase con el futuro nada de mi presente tendría sentido. ¿Me casaré? ¿Tendré hijos? ¿Seré médico? ¿Seré veterinaria? ¿Estaré obsesionada con mi cuerpo? ¿Adoptaré un niño filipino? ¿Trabajaré con Médicos Sin Fronteras? ¿Escribiré un libro? ¿Iré a una orgía? ¿España, mañana, será republicana?¿Se estrellará mi avión en la isla de Perdidos? ¿Existen los Oompa - Lompa?

Si la respuesta de la última fuese un sí me haría mucha ilusión.

Ahora mismo, en este lugar de mi mente, donde me encuentro en una cueva marina, llena de velas donde huele a mar y a sirenas, y las musas bailan encima de mí, olvido todo, me olvido de la realidad y escribo, dejo que esos versos que duermen entre pulmón y pulmón se unan y me llenen de rimas, y de ritmo, y de poesía...


Adoro la escritura y todo lo que tenga relación con ella. La literatura, los libros, las hojas, el olor de las hojas, la tinta, las letras, las máquinas de escribir, los cartuchos de tinta, las plumas, los bolígrafos, los papiros, el tacto de un lomo viejo, el color de las tapas, los títulos, las manos que escriben, la caligrafía, la originalidad, los ojos que leen, la voz que recita, la voz que narra, los oídos que escuchan, los dedos que pasan páginas, los señaladores, las bibliotecas, las librerías, los autores, los poetas, los escritores, los lectores, los periódicos, la tinta que ensucia tanto de los periódicos, las columnas, los artículos, los periodistas que lo escriben, los impresores que los hacen, los árboles que dan el papel, la tierra en la que crecen esos árboles, el planeta, el universo... La literatura.


Ya sabes, si algún día te cuesta encontrarme, búscame allí donde hay un río de chocolate, los árboles son piruletas y la hierba se come, porque estaré escribiendo en mi vieja libreta algo sobre el mundo real, mientras escucho a mis oompa - lompa cantando. (porque estoy segura de que existen)




viernes, 7 de marzo de 2008

No al terrorismo

"Tengo miedo. Siempre lo he tenido desde que mi papá es un político y esos señores que se llaman de ETA lo persiguen para hacerle daño. Dice mi papá que él no tiene miedo, que él sólo está cansado de que las 24 horas del día le acompañen unos señores que se llaman Juan y Jorge, muy simpáticos, que son sus guardaespaldas, pero dice mi papá que yo no se lo puedo decir a nadie porque están de incógnito. Y yo no lo hago, es un secreto y yo no cuento secretos.
Mi mamá llora mucho porque no quiere que a mi papá le pase nada, y yo también lloro porque tengo miedo. Me da miedo subir al coche, aunque Juan y Jorge miren debajo de él antes de montar; me da miedo que vayamos de paseo, por eso no quiero salir de casa y me da miedo que la gente se entere de que mi papá tiene guardaespaldas. Yo quiero que esos señores de ETA sean buenos y no maten, porque matar es pecado que lo dice mi profe de religión, y le pregunto a mi papá que por qué qieren hacerle daño, que si él ha hecho algo malo, pero él sólo me dice que lo único que hace es pensar diferente. Yo eso no lo entiendo, entonces ¿le leen el pensamiento? esos de la ETA deben ser muy poderosos entonces, y muy malos, y me dan miedo...
Hoy mi papá y mi mamá han llorado porque esos han matado a otro señor. Mi papá me ha abrazado muy fuerte y me ha dicho que si un día se lo hacían a él que le tenía que prometer que yo lucharía por una España y una Euskadi unidas, y yo como le veía muy triste le he dicho que sí pero no le he entendido nada. Será porque soy demasiado pequeña para entender cosas de mayores, pero lo que si sé es que cuando sea mayor hablaré con todos los de la ETA y les castigaré por matar, y si hacen daño a mi papá, les meteré a todos en una jaula llena de cocodrilos porque como a mí me dan mucho miedo seguro que a ellos también. Yo lo que quiero es ir al cole sin guardaespaldas, aunque Juan y Jorge sean muy divertidos, porque mi papá está cansado de vivir con miedo, y yo también lo estoy."





Hoy era el último día de campaña electoral, por eso cuando me levanté esta mañana pensé en actualizar mi blog con una frase que dijese, "Vota, aunque no te gusten los políticos, aunque pienses que no van a ayudarte en nada, vota porque muchos murieron hace años para conseguir que hoy tú puedas hacerlo, si no tienes motivos, hazlo por todos aquellos que lucharon por la libertad y el derecho a gobernar nuestro país."


Bonita ¿verdad?


Pero a las 15:00 de la tarde, mientras recogía la cocina, la noticia del atentado en Mondragón contra Isaías Carrasco me dejaba completamente trastocada. Como siempre, sentí un fuerte sentimiento de repulsión, de rabia, de incompresión y de dolor, pero fue al escuchar las palabras del reportero "...y su mujer y su hija fueron las primeras en socorrerle...", cuando los ojos se me nublaron y las ganas de llorar fueron inminentes.


Esto tiene que terminar.


Los etarras son unos cobardes que asesinan con bombas, tiros por la espalda y siempre cuando la víctima está indefensa, ni siquiera se atreven a mirar a los ojos a aquellos a los que les van a robar la vida, porque son eso, unos malditos cobardes.


A Isaías Carrasco le dispararon cinco tiros en brazos, cuello y nuca. Fue un único terrorista disfrazado con barba postiza, que después corrió hacia un coche en el que otro terrorista lo esperaba y escaparon.


Aún en ese estado, Isaías logró salir del coche y las primeras en socorrerle fueron su mujer y una de sus dos hijas (deja huérfanos tres hijos, una de dieciséis, otra de veinte y un pequeño de cuatro).


Los vecinos oyeron los disparos pero nadie pudo ver al etarra, ni el coche, ni nada, como siempre, porque nadie ve nada, o lo ve pero calla por miedo; la desgracia es que muchos callan porque apoyan a los terroristas y por ahí comenzaría a romperse la banda, si muchos inconscientes dejasen de apoyarles.


Hoy únicamente puedo pedir silencio para recordarle como víctima, y los gritos de todos para recordarle como un luchador más en esta batalla contra el terrorismo.

No te quedes sentado diciendo "otro...qué pena", levántate, sal a la calle, protesta, educa a tus hijos para que ellos continúen con este proyecto, acabar de una vez con este maldito cáncer.

martes, 4 de marzo de 2008

Palabra

Palabra

Observa. Lee. Admira.
Sí, has leído la palabra "palabra" y ahora dime, ¿qué es para ti? Nada, pues eso, una palabra, dirán muchos. Todo, diremos los demás, y los que no sepan responder ya han respondido.
Piensa en el lenguaje. Es curioso, siglos y siglos atrás alguien decidió empezar a comunicarse mediante sonidos, y poco a poco se organizaron en vocablos, y así hoy tenemos esta maravillosa fuente de comunicación llamada lenguaje. Todas las palabras son importantes, pero piensa en la palabra "palabra", es preciosa, es única, es inigualable, sin comparaciones. Es la primera de todas las demás, está por delante de todas ellas, en todos los idiomas.
Sólo fijándonos en su escritura ya nos deleita con la armonía de las grafías.
"Palabra", dilo en voz alta, ¿no se te llena la boca de sabiduría? ¿No te sientes importante?
Será porque a lo largo de la historia ella sola ha significado tanto...
Con ella han empezado y acabado guerras, han muerto personas, han existido esas personas.
Piensa, ¿qué somos? ¿qué otra cosa somos aparte de palabras?
Ahora que termina la lectura, la palabra "palabra" es extraña en tu cabeza, te suena distinta, como te ha ocurrido siempre que has repetido mucho una palabra.
Palabra
Palabra
Palabra
Y aún así me sigue sonando mágica.
Palabra....hoy para ti, que te debemos tanto, aunque ahora mismo me suenes rara.

domingo, 2 de marzo de 2008

"...A tu lado, la vida me sienta mejor..."


Es cómo si debajo de mi pecho temblase todo. Sentada con el bolso entre las piernas veo pasar los mismos árboles, los mismos postes, las mismas paradas y tras 45 minutos de viaje, me levanto.

Los nervios se apoderan de mi corazón y late mucho más deprisa, imparable, sabiendo mejor que yo misma las tremendas ganas que tenemos de verte.

Porque ni él ni yo somos nada sin ti.

Bajo al andén y me pierdo entre la muchedumbre. Camino mirando al suelo, tropezándome entre la gente y subo como un elefante más de la manada por las escaleras mecánicas y antes de llegar a los tornos, levanto la cabeza.

Ahí, entre personas altas y bajas, gordas, delgadas, indias, chinas, africanas, marroquíes, españolas, morenas, rubias, enfadadas, alegres, dormidas, exhaustas...estás tú.

Con tu gesto serio, tu móvil en la mano, tu otra mano en el bolsillo izquierdo, tu chaqueta marrón, tu penetrante mirada, tu pelo revuelto, tu hombro apoyado en la pared, tus piernas cruzadas y al verme, pones una media sonrisa, se te encienden los ojos, te separas de la pared, guardas el móvil, comienzas a andar hacia mí, nos miramos, sonreímos, me dices "Te he echado de menos", y yo me quedo en silencio, mirándote a los ojos, porque me encanta tu mirada oscura, fija, llena de secretos.

Y la estación de Atocha se transforma difusamente en un gran salón con altas paredes, alumbrado por antorchas, con suelo de madera, y yo llevo un vestido largo y granate que brilla como nunca, y tú llevas un traje negro, y bailamos una melodía que sale de ninguna parte, olvidando que decenas de pasajeros nos están mirando, se están riendo, se sorprenden al ver a una joven pareja interpretando el Vals de las flores en mitad de la estación.

Lo que pasa es que ninguno de ellos sabe cuánto te quiero y las ganas que tenía de verte.

Porque ninguno sabe que cada segundo contigo me hace feliz.

Porque como dice Jarabe de Palo "...a tu lado, la vida me sienta mejor".

Porque eres la primera y única persona que me regaló un puñado de estrellas y me dijo,

"¿Cómo puede estar la constelación más bella de todas sin estrellas?"

Apagón

Eran las 22:03. Pasados 18 segundos se fueron todas las luces.
Recuerdo que estaba escribiendo mi próxima novela y el ordenador se apagó de repente, llevándose con su agujero negro mis dos últimas horas empleadas en escribir tres hojas más.
Maldije al ordenador, a la central eléctrica y a todo el que pasó en ese instante por mi mente, excepto a mi padre, pues vino a mi cabeza aquel día en el que enseñándole un fragmento de mi libro, escrito en Word en mi portátil, me recriminó el haber abandonado el arte del escritor: "papel y pluma, hija, papel y pluma como hicieron todos los grandes".

Y qué razón tenía.
Busqué a tientas una vela en el armario, fue en vano, así que abrí la puerta de mi habitación para buscar en el salón, pero al salir al pasillo me introduje en una densa oscuridad, negra, negra como el tizón. Pegada a la pared conseguí adentrarme en ella y cuando llegué al primer balcón vi como allí afuera todas las farolas estaban apagadas. No había ningún resquicio de luz en ninguna parte.
Y al contrario de lo que hubiese pensado si antes me hubiera imaginado en la situación, me maravilló.
No sé que fuerza me empujó a abrir las puertas del balcón, pero lo hice.
Las tinieblas se extendían por doquier haciéndose dueñas de cada centímetro de suelo y de aire, y el silencio parecía sentirse cómodo entre tanta negrura, porque ninguno de los perros del barrio quisieron romperme la belleza del momento con sus ladridos, y los coches se negaron a dejarse conducir por esas calles como bocas de lobo, y lo mejor de todo fue que no daba miedo.
Estaba sola en casa, pero no tuve miedo de esa oscuridad porque su belleza me había conquistado.
Las estrellas brillaban con más fuerza que nunca allí arriba, formando sus constelaciones, brindándonos un poco de su majestuosidad a nosotros, los mortales.
No me importó que se estropeasen el vídeo y el frigorífico, ni que no funcionase ningún aparato eléctrico de mi casa, ni que la puerta de mi portal no pudiese abrirse (es una puerta electrónica), ni que los garajes se bloqueasen, los ascensores no funcionasen, las carreteras del país fueran todavía más peligrosas, nada.
No me importó nada en absoluto.
Encontré una vela y busqué a duras penas el estuche plateado que me regaló mi padre.
Una vez tuve la pluma en mis manos, bajo la luz de la vela, escribí una historia sobre un país entero sin luz, cuyas gentes no pudieron soportar el hecho de no controlar su vida, la cual se basaba en lo puro y tecnológico porque habían perdido lo más simple, vivir como humanos y no como super hombres, y acabaron suicidándose todos, excepto unos pocos, "Los Elegidos" los bauticé, que no habían olvidado la esencia humana, ésa que nos ayuda a sobrevivir en el mundo en paz con la naturaleza.
A veces olvidamos que el progreso nos está atando, nos está haciendo esclavos de fuentes de energía sin las que nuestras vidas se acaban, pierden el hilo.
Cuando volvió la luz comprendí que durante esos minutos todos nos habíamos sentido como ratones acorralados en una hurna de laboratorio, esperando a que todo se solucionase solo.
Desde entonces volví a escribir con pluma, y con ella puse el punto final de mi novela, y hecha de mi puño y letra fue enviada y aceptada por la editorial. Con el dinero que gané por ella, compré un frigorífico nuevo, al fin y al cabo, soy una esclava de la tecnología que adora la comida congelada.