jueves, 29 de mayo de 2008

Manos y plumas

Apoya su mano en el respaldo de la silla y alza la mirada para ver el sol. Hoy Baroja decide que no quiere más panes, no quiere más medicinas, que no quiere curar con alimento ni con alcohol, hoy guarda en su hatillo un pedazo de queso, una rebanada de pan y un pequeño reloj. Veamos que tal se nos da esto de ser escritor, piensa, y mientras sale por la puerta dice adiós con la mano a las palomas. Mientras, Ortega está sentado en el bordillo de esa misma acera por la que Pío se aleja, y dibuja en un papel un círculo y después lo colorea con pintura roja. Los niños le dicen ¿Qué haces?, pero él piensa que jamás lo entenderían, aún así responde es la vida, tu vida, la existencia, saber que existes niño, pero ellos no le escuchan y continúan jugando.
Y esos niños que se llaman Francisco y Julio corretean empujándose y uno dice ¿ por qué hablas raro? y el otro responde yo no hablo raro, ¡pero si hablamos igual! y Francisco se sienta en el suelo y toma aire ¡mira ahí viene uno que habla igual que tú!, y Julio sonríe cuando desde la rotonda ve llegar en bicicleta a Mario.
Umbral y Cortázar...¿no deberían estar estudiando?
Los libros no son para estudiar ¡son para leer! y Francisco se aleja corriendo por donde hace escasos minutos desapareció Baroja.
¿Y tú, Vargas? ¿No tienes nada que hacer?, pregunta Julio mientras traza con un pedazo de carbón una línea en el suelo.
Muchas cosas, pero hoy he decidido ser sólo un espectador más de este mundo.
Julio se ríe, ¿quién te crees que eres? ¿Ferlosio?
Pero Ferlosio no está en la ciudad, se fue a navegar en el barco de su amigo Juan Ramón. Y allí están, buscando aquel mundo, aquella isla, aquel lugar del que Gabriel les habló una vez y les juró que existía.
Rafael, ¿sabes que nunca antes había visto el mar?
¿De verdad? Pues disfrútalo.
Sí, pero ¿tú crees que encontraremos Macondo?
Si Gabriel lo pudo encontrar, nosotros también.
Y más tranquilo Juan Ramón firma un poema dedicado a su amigo Platero, un poema que, en su memoria, luego lanzará al mar.
Mientras, en la ciudad va atardeciendo y en un tanatorio los amigos del difunto se van, dejando a una mujer sola sentada con su marido, el cual , aun estando muerto, desea que ella se vaya de una vez y le deje descansar en paz. Mientras ella habla en alto y rememora su vida, dos mujeres entran en la sala diciéndola que se calle, que es una atrasada, que es una reaccionaria, una desfasada. La viuda ofendida las echa entre gritos, no sin antes preguntarles sus nombres, y Rosa Chacel y Carmen Laforet se marchan con la amargura de que todavía existan mujeres que apoyen el machismo.
En un rincón de la sala Delibes escucha lo que ocurre y le pide un poco de tinta a Blas de Otero, el cual con gusto se la presta y sólo le pide a cambio la paz y la palabra.
En una plaza cercana, mientras desaparece en el horizonte el sol, dos hombres se sientan en un banco de madera. Uno añora el mar y el otro las manos de su amada. Alberti y Aleixandre contemplan el cielo cubierto de nubes y reflexionan: algún día las palabras salvarán el mundo.
Sí, o quizás sean más inteligentes que nosotros y huyan a la luna.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Marioneta de trapo de Gabriel García Márquez


Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva, pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta segundo de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás se duermen, escucharía mientras los demás hablan ¡y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!…
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
¡Dios mío, si yo tuviera un corazón!… Escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos…
Dios mío si yo tuviera un trozo de vida…
No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres, les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres…
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho a mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo…

domingo, 25 de mayo de 2008

Change the world / Cambia el mundo


Cuando el granizo deje de repicar sobre el cristal, pensaré en mis futuros hijos.

Recordaré cada vez que no luché, que me rendí.

Comprenderé que es de cobardes proclamar nuestros problemas para dar pena,

para conseguir nuestra paz, entenderé que la justicia germina allí donde hay suficiente luz y respeto y llueven grandes cantidades de agua y libertad.

Me arrepentiré de haberme arrepentido alguna vez y lloraré por haber perdido los papeles, dejando que se quemasen en el fuego del odio y de la rabia.

Sólo entonces apretaré mis puños, no para crear violencia sino para elevarlos muy alto mientras grito por aquellos que no tienen voz.

Y nunca me elevaré para mirar a nadie desde lo alto, sino para conseguir la manzana madura del árbol y ofrecérsela al pequeño que no tiene nada que comer.

No desplegaré mis alas para alzar el vuelo y huir de este mundo, planearé sobre el cielo renovando el oxígeno y trayendo nuevas nubes que revivan nuestros pantanos.

Encenderé una cerilla y con ella os enseñaré a valorar la energía, para que no desperdicies ni una gota de luz ni de calor en vuestras casas.

Cambiaré todas las armas del mundo por plantas de todas las especies, para que los niños aprendan a cultivarlas, a diferenciarlas y apreciarlas, sin tener en cuenta sus colores o formas, encontrando la misma belleza a una rosa que a una ortiga.

Les hablaré del amor, de la amistad, del dolor y de la muerte, pero lo haré despacio, tardaré en hacerlo unos 100 años, el tiempo suficiente para que ellos mismos puedan ir educando a sus hijos, mientras todavía continúan aprendiendo.

Les contaré que el hombre y la mujer se diferencian en las palabras que los designan, sólo en eso, y les diré que este mundo no sería el mismo si faltase una sola persona, para que aprendan a valorar a todos por igual.

Les ayudaré a darse cuenta de que las religiones son creencias personales que no deben controlar a las personas, que no deben afirmarse como leyes morales ni extenderse por el mundo como únicas, simplemente deben defenderse con el corazón, pero en el ámbito de tu propio cuerpo, nunca más allá.

Les diré que sonrían, que la vida es demasiado corta para vivirla en la amargura.

Después, me callaré y observaré como viven y crecen, como luchan y reflexionan, como aman la vida y se aman entre ellos.

Sólo entonces me daré cuenta de que el mundo si podía cambiarse, de que la solución estaba en mí, en mis hijos y que debe mantenerse siempre en cada generación.

sábado, 24 de mayo de 2008

Mañana

Se terminó. Se acabaron los exámenes, pero pronto llegará selectividad. Aún así se respira tranquilidad en las aulas, la satisfacción de sabernos casi pre - universitarios y el convencimiento de que debemos sentirnos orgullosos por nuestro trabajo y constancia. Llegados a este punto, vemos deseosos el día en que llegue oficialmente verano, pero olvidamos que también tendremos que separarnos de una manera diferente: nos veremos, sí, pero no a diario, no semanalmente, no podremos hablar todos los días o simplemente las relaciones no serán iguales.
Quizás ahora entenderemos a Peter Pan y a sus niños perdidos, porque no sabemos que nos depara el futuro y nos asalta la duda de si sabremos elegir bien a la hora de decidir qué carrera escoger y en qué lugar...
Hoy no toca escribir un poema, aunque mi corazón esté lleno de emociones bellas.
Tampoco toca escribir un texto, aunque sean cientos los temas que me gustaría abordar, para denunciar situaciones reales desde mis relatos inventados, pero no, hoy no toca hacerlo.
Hoy sólo me siento ante mi portátil como una mujer que no sabe nada del futuro, que siente un poco de miedo, un poco de tristeza por lo que se queda atrás, un poco de nostalgia por aquellos que no están aquí para compartir con ella su alegría, un poco de todo, en fin, soy un poco de todo.

Hoy me toca reflexionar sobre mi mísma, y mañana volveré a mojar la pluma.

sábado, 17 de mayo de 2008

Amigos

- Prométeme que no hay que cruzar ningún puente de esos de carretera, ¡promételo!
- Lo prometo.
- Enserio, que tengo vértigo y no me gusta ver pasar los coches por debajo.
- De verdad, lo prometo.

Y arranca el autobús, ese cacharro viejo y destartalado en cuya pared izquierda al fondo puede leerse "Aquí estuvo Elena, si quieren contactar conmigo háganlo mediante vía ouija al 691443659".
Nos miramos y nos partimos de risa. Un grupo de amigos que saben lo que les espera en su destino.
Allí se ve el casino de Aranjuez.
- Un día vamos que quiero verlo.
- Dicen que está ambientado como si fuera un globo aerostático.
- ¿Y eso?
- Se supone que fue aquí donde voló el primer globo, eso dicen.
- ¿En Aranjuez?
- Sí.
- Que fuerte...
Y a medida que avanzamos por la carretera vemos como se alza a lo lejos un puente.
- No...., Laura me dijiste que no había que cruzar un puente.
- Ya, pero si no te miento te habrías negado a venir, venga que no pasa nada tú dame la mano.
Y subimos por el puente, ellos van delante, yo me quedo rezagada.
Y aquí me quedo, en lo alto, en mitad de una estructura que tiembla cada vez que pasa un camión por debajo, sobre una carretera que comunica Madrid con Aranjuez, mientras cientos de automóviles pasan rápidamente bajo mis pies y en mi estómago siento un gusanillo que me dice "Como te caigas...".
- Vamos que todavía nos queda una caminata.
Y seguimos andando.
- Nunca había venido aquí.
- Pues es un sitio muy normal.
- Anda Laura, que esto es Seseña no Segovia o Valencia.
- Bueno y qué, me hace ilusión.
- Durante la guerra civil española todo esto fue destruido, porque era la puerta que comunicaba Toledo y Madrid. Luego Franco lo reconstruyó todo, eso dicen.
- Sí, es que aquí cayeron muchísimas bombas.
- ¡Cuidado con los coches!
- Es allí.

Antes de llegar me quedo parada en la esquina y Miguel me mira y susurra:

"Esto será otra entradita para el blog"
Sonreímos, por eso, porque estamos todos más relajados, porque nos espera una cena entre amigos, película y juegos de mesa, porque necesitábamos esto, porque sí.

Dos amigos llegan en coche. Es un descapotable negro. A la hora de ir a buscar la cena, nos peleamos por montar.
Miguel y yo ganamos, como siempre.
Y cruzamos la carretera sintiendo el viento en la cara y, por primera vez, al pasar por debajo del puente, escuchamos el sonido que retumba en las paredes, ése que nunca oyes cuando vas en un coche normal.
Levantamos los brazos, qué sensación de libertad.
Nos miramos, sonreímos, parece una película.
Nos volvemos pijos asquerosos que no saben hablar, nos convertimos en raperos millonarios con las capuchas puestas, nos morimos de risa, se escucha el aire y este día se graba en mi memoria.
Sí, otra entradita para el blog.

viernes, 16 de mayo de 2008

Libros, libros, hojas.

Vámonos. Huyamos. Escapémonos. Marchémonos.
Deja el móvil sobre la cama, el ordenador apagado, desactiva el buzón de voz.
Ahora coge mi mano y deja que te lleve a ese lugar dónde se respira paz, silencio, murmullo armonioso y desconocido, donde huele a viejo, a cultura, donde el saber se acumula en las paredes.
¿Quieres saber a dónde te llevo?
La librería del centro comercial, un jueves a las 15:30 de la tarde.
No hay nadie, tú, yo y ellos, los libros.
Mis ojos se deslizan por miles de títulos, viejos, nuevos, feos, aburridos, originales.
Y mis dedos tocan lomos pulcros, sintéticos, aterciopelados, gruesos, finos.
Cuando tenga miedo, llévame allí, recuérdalo.
Porque sólo allí mi mundo se reduce a páginas.
Porque en mi soledad estarás tú y de fondo millones de escritores.
Sólo allí podré recordar cual era la belleza de este mundo.
Si algún día me pongo enferma, sólo me curaré allí.
Si muero, revíveme allí.
Si vivo, mátame alejándome de ellos.
Libros, libros, libros, libros.
Que sensación más placentera me sacude cuando camino entre vosotros, mientras desde vuestro púlpito me observáis altaneros, pues a cada paso que doy rompo la armonía que estáis creando, magia.
Gracias.
Porque mientras exista un libro en este mundo habrá razones para seguir creyendo en el ser humano.

martes, 13 de mayo de 2008

10 mayo

De noche.
Ha llovido, pero el agua ya no cae.
Está en los charcos, en las suelas, en las plantas y en el aire y del aire se impregna en mi cabello y estropea mi peinado. Pero no importa, realmente hoy no me importa y no sé porqué.
Llego a la esquina, no hay nadie más allí, sólo yo y un pequeño gato marrón, pero se va corriendo al verme. Entonces tengo frío, necesito un abrigo gigante de esos que podrían usarse como edredón, pero sólo llevo puesta una camiseta de tirantes y por encima una chaqueta de algodón.
Apareces...y deja de hacer frío, y no me pitan los oídos, no hay coches, no llueve, no hay agua en el aire, contigo...
Llegas, poniéndote a duras penas la chaqueta, creías que no haría tanto frío, igual que yo.
¿Dónde vamos? ¿Dónde quieres ir?
Adonde tú quieras, sonreímos y la conversación se queda ahí.
Se calla el mundo para que me mires de reojo y susurres ¡venga di!
Y no te respondo, realmente no sé dónde quiero ir, ni siquiera sé que hago un sábado a las 10 de la noche aquí, pero no hablo, realmente no hablo porque quiero que el tiempo se detenga aquí.
Tarde...ya es un recuerdo, la esquina, tú poniéndote el abrigo y yo...
Caminamos por la acera sin rumbo, me preguntas te pregunto, me cuentas, escucho, te cuento, escuchas, silencio, ¿en qué piensas? Risas.
Eres la primera persona que conozco que tiene atracción por los charcos, ¡no te rías de mí! no lo hago...
Ven, súbete aquí.
Y desde lo alto el mundo parece más pequeño, menos importante, más gris.
Me acompañas a casa, un abrazo un beso un abrazo un beso un abrazo un beso...éste más largo.
Te sonrojas en la oscuridad.
"Pensaba tenerte cerca todos los días"
¿Me dejas?
Sí.
Y florecen las flores más pequeñas del jardín, esas que nadie había dejado crecer antes.

domingo, 11 de mayo de 2008

FELIZ


Mi casa está justo arriba de tus pestañas,

mi calle va toda recta hacia tu cintura,

tus ojos son los culpables de mi locura,

mi corazón se acelera cuando te marchas.


Tu voz suena con las cuerdas de mi guitarra,

y canta, por si me olvido esta melodía,

pensaba tenerte cerca todos los días

y hacer que desaparezcan las despedidas.


Muy poco puedes hablar

y tanto quieres decir,

no te dejan expresar todo lo que yo valgo para ti.

Hoy te puedes conformar

con un beso y nada más.


Ahora que pasa el tiempo y tú vas creciendo,

despacio, sin preocuparte por el futuro,

estoy aquí para siempre te lo aseguro,

y no pienses que en el sol siempre está lloviendo.


Muy poco puedes hablar
y tanto quieres decir,
no te dejan expresar todo lo que yo valgo para ti.
Hoy te puedes conformar
con un beso y nada más.


Yo tanto que puedo hablar,

muy poco puedo decir,

aparco toda mi rabia sólo para verte sonreír.

Yo me puedo conformar con un beso y nada más.

Despistaos - Un beso y nada más

lunes, 5 de mayo de 2008

Cerrado por estrés. Abrimos el 19 de mayo. Perdonen las molestias.


Queridas palabras, se acerca la gran batalla y mis tardes son efímeras.

Debo dejaros...para más tarde, no quiero arriesgarme a escribir sandeces que nacen del estrés y las ganas de huir. Me pican las alas, será porque el aire huele a verano.

Me duelen las manos, de tanto escribir.

Queridas palabras, no temáis, os dejo a buen recaudo escondidas en tarros de miel.

Mientras, mi cabeza se vaciará por un tiempo de pompas de jabón, de aviones de papel, purpurina, mariposas, fragancia de espuma, olor a té caliente, de poemas e historias, de gente...

Para llenarse de saberes rancios y muertos, que tras el tiempo serán conocidos cómo números, notas que pondrán nombre y título a mi futuro.

Tranquilas, pensad en campos abiertos, esos que están de camino y nos esperarán sentados en la sombra.

Hasta dentro de mucho o poco tiempo.
Quiero volver y ver que esa mirada espectante de saberes sigue brillando, escondiendo más abajo un corazón que no deja de latir.

P.D: Regresaré en dos semanas...hasta entonces, no pierdan su belleza queridas mías.
Firmado, La nieta del impresor.

domingo, 4 de mayo de 2008

A mi madre

Duerme 5 horas y media, a veces 6. Se levanta la primera y construye el mundo para nosotros cada mañana. Trabaja aquí y allí y en todos lados.
Se va y cuando regresa parece que nunca se fue porque supo dejarlo todo perfecto.
Se va y si tarda un poco más en volver ninguno sabe atarse solo los cordones.
Es cuentacuentos, enfermera, cómplice, amiga, modista, jefa, superheroína, cocinera y chófer.
Es reina de su casa y del mundo.
Es valiente y cuando llora el mundo se para a observarla, porque tiene que estar sufriendo mucho para hacerlo.
Es capaz de todo por luchar contra la injusticia. No le importa lo duro y empinado que sea el camino, si es necesario subirlo lo hará descalza.
Es ella, sin añadir más palabras, porque sólo con sus ojos ensombrece el firmamento más bello.
Sin ella nada tendría sentido y hoy y mañana y siempre le agradeceremos que esté a nuestro lado.
Para esa mujer. Para mi madre.
Te quiero.

sábado, 3 de mayo de 2008

A filosofar...


Quisiera parar el tiempo o poder alargarlo, de tal forma que en un sólo día me diese tiempo a hacer todo lo que nunca hago. Despertarme sin mirar el reloj sólo por un día y saber que antes de que llegue mañana habrán pasado 50 años.

La vida me asusta y me sorprende tanto...

Mirándome al espejo me pregunto quién soy realmente y qué estoy haciendo aquí. A veces pienso que no sirve de nada defender un ideal porque el ser humano es puramente egoísta respecto a sus opiniones y nos engañamos pensando que debatimos cuando sólo buscamos agotar al contrario.

Nos gusta tanto hablar de los demás, de sus vidas y sus problemas que acabamos olvidando los valores más importantes en los que se basa la amistad. Cuando contar un secreto se convierte en algo normal, ya no eres consciente de que realmente estás dándole una puñalada a alguien, o simplemente decir sí y por detrás decir no. Eso es falsedad y nadie puede contradecirlo.

¿Qué son entonces los valores? ¿Palabras abstractas que cambian el grado de importancia según las circustancias?

Perdonar una infidelidad tras otra, ¿qué entiendes tú por amor?

Aguantar a una persona que se ríe de ti pero sale de fiesta contigo, ¿qué entiendes tú por amistad?

A veces quitamos tanta importancia a nuestras acciones que olvidamos la gravedad que tienen y cuando caemos de nuevo en el error olvidamos el sentimiento de culpabilidad, sí, es algo normal reírse de los demás: de esa chica porque está gorda, de ese hombre porque tiene el pelo revuelto, de ese joven porque "tiene pluma", de aquella mujer a la que se le acaban de caer las bolsas de la compra...

¿Dónde hemos dejado nuestra esencia como personas? Qué triste, quizás nunca tuvimos esencia o quizás esa esencia nunca fue buena.

Como decía Kant, no hay que relacionar bien con felicidad, lo único bueno de este mundo es la buena voluntad (entendida como cumplimiento del deber), pero no deber puramente legislativo o puramente moral, simplemente el deber de actuar en concordancia con el bien, el cual no supone alcanzar la felicidad.

En esta sociedad hay personas incultas que no hacen daño a nadie, sólo a si mismos; personas inteligentes que consiguen tener éxito, pero pierden puntos en sus relaciones sociales; gente culta que no entiende nada de la vida, o aquellos que se hacen llamar "cultos" pero llevan sus saberes en un saco de libros al hombro en vez de recogerlos en su cabeza.

Jamás podremos hacer una ciencia que conozca todo sobre el ser humano, pero no por ello perderemos la esperanza de seguir preguntándonos quiénes somos y qué hacemos aquí.

¿Un mundo feliz? Un mundo utópico, quizás si se extinguiera la humanidad Gaia sí sería feliz.


Consejo del día: Empieza mayo, ¿por qué no ser durante 31 días un filósofo más de este planeta?

Es muy sencillo, sólo tienes que cuestionar todo y empezar a preguntarte.

viernes, 2 de mayo de 2008

Adiós, Abril


Adiós Abril.

El tiempo ha pasado tan rápido que no tuve tiempo, nada de tiempo para saborearte.

Perdóname.

Te vas con tus 30 secretos, para no volver hasta dentro de mucho tiempo y yo he de seguir dejándote atrás, he de convencerme de que te vas, y sin pausa debo caminar hacia delante.

¡Que bello estabas Abril! Y nunca te lo dije. Adornado con flores, lluvias y sol, arcoiris en tus manos y aire frío revolviendo tu camisa. ¿Volverás?

No te sentí, no te observé, no vi tus cambios de capullos a flores, ni las chaquetas por brazos descubiertos, ni tan siquiera reparé en los helados, las terrazas y las tardes de calor.

Adiós, Abril.

Pero, ¿dónde vas?

¿Dónde te esconderás? ¿Cuál es ese lugar tan remoto y escondido que nadie ha podido encontrar jamás?

Son 18 las veces que nos hemos encontrado, y esta última no te besé, ni te abracé, no te hice el amor, no te hice caso. ¿Será porque a medida que envejezco me olvido de ti?

¡Ay! ¡No me hagas caso Abril! ¡Con lo que yo te quiero!

Me quedo con los rastrojos que dejas, en las flores, en los rayos de sol y los pedazos de algodón o nubes cubriendo el cielo.

Adiós Abril...hasta el año que viene.