jueves, 24 de diciembre de 2009

"Feliz Todo"


Lo mejor de la Navidad es que todos nos reencontramos.
Para mi significa familia, la de sangre y la que nace de lazos fuertes como la amistad.
Por eso reímos juntos, comemos y bebemos juntos
y va mucho más allá de las cenas, los regalos y las tradiciones.

Para mí Navidad ahora significa tiempo para estudiar, realmente no es duro, es cuestión de motivarse con aquella máxima de "quién siembra recoge...." y sino mira, haber elegido otra cosa.
Por eso tampoco me entristece no salir o no disfrutar de las celebraciones que ahora acontecen,
ya llegarán mejores.

Quería desearos Feliz Navidad a todos y que el 2010 se presente lleno de facilidades para que cumpláis vuestros objetivos. Sin que suene a frase hecha, lo deseo de verdad.
El mundo está lleno de personas que pasan desapercibidas,
pero si hablasen podrían dejar boquiabierto a más de uno.
Uno de mis propósitos del año nuevo será conocer a más personas
y enriquecerme lo máximo posible. No quiero perderme nada por estar enfadada,
ni malgastaré mi tiempo en rencores de pacotilla.
Por fin he aprendido de qué va esto de vivir
y cada vez me gusta más.


Abuelo, impresor, Feliz Navidad.
En estas fechas siempre recuerdo ese vídeo en el que salimos tú y yo cantando, más bien tú en una silla haciendo juegos con las manos y yo imitándote, tendría unos cuatro años (no tiene desperdicio)
Ojalá estuvieses aquí.
Te guardaré un Ferrero, lo dejaré dónde siempre, en una esquina de la mesa.

El 2009 se va. Manchado por una crisis, con muchos agujeros.
Y allí a lo lejos un inocente 2010 nos sonríe, esperando nuestra cálida acogida.
La mía, por lo menos, la tendrá.


Feliz Todo.
:)

domingo, 20 de diciembre de 2009

El poste del acantilado

Cuando pensé que mi vida carecía de sentido no temblé.
Sólo vino a mi cabeza la imagen del puerto bellísimo cuando atardecía en invierno.
Quizás era lo único que echaría de menos, ahora que allí no me quedaba nada.
No sentí miedo a la muerte, supongo que cuando te lo planteas realmente llegas a verlo como un proceso más.
Empujé la silla de ruedas calle arriba, intentando dejar la mente en blanco, nada me haría arrepentirme de mi propósito.
Al llegar al puerto eché un último vistazo, era muy pronto todavía y la mar estaba totalmente apaciguada.
El viaje en la furgoneta fue bastante horrible; en momentos así, tan duros e intensos, lo último que quieres es acabar mareada y a punto de vomitar.
Suerte que no lo hice.
Entre los dos hombres me bajaron, mirándome extrañados.
No los culpé.
Estaba amaneciendo ya, asi que les pagué con un par de billetes - lo único que llevaba encima -
y avancé hacia el pequeño sendero que se construyó en la bahía para las excursiones de los recién llegados, los turistas.
La silla se tambaleaba. Era como si estuviese enfadada.
Realmente sí me sentía algo cobarde por lo que iba hacer, ni siquiera había intentado afrontar mi nueva situación.
Pero no era por mí.
No era yo en realidad, yo parapléjica, yo incapacitada.
Era yo como la misma mujer de 22 años que ahora no podía llevar su vida de siempre.
Me sentía como una desconocida en mi propio cuerpo.
Al darme cuenta de que empezaba de nuevo con mis reflexiones, apreté los párpados y borré todo pensamiento.
El acantilado rebosaba paz.
En un intento de "dar seguridad" se habían colocado pequeños postes de madera blanca atados entre sí por cuerdas, para usarlos como valla.
Una inutilidad.
Con sumo cuidado me acerqué hasta ella y quité el nudo de la cuerda, arrojándolo al suelo.
Fue curioso, me sentí bien al ver lo que había hecho.
Pero ya era tarde. Estaba allí.
El agua era negra como un tizón, oscura, profunda como una gran boca de ballena esperándome.
El cielo, en su contraste, parecía un telar azul interrumpido por trazos blancos.

Cuando todo estuvo decidido, quité el freno de la silla.
Lentamente empecé a acercarme al borde.
Sentí la adrenalina en el corazón y la humedad en mis mejillas.
Deseé con todas mis fuerzas morir.

Pero entonces la silla cayó hacia un lado, quedándome atrapada entre el metal y el barro.
Delante de mí quedaba el mar, pero mi vista sólo alcanzaba ver la tierra del suelo.
Grité de rabia.
Y de miedo.
Una cosa era morir, otra quedarme allí tirada esperando que alguien apareciese para levantarme.
Sentía las magulladuras en la espalda y la sangre comenzaba a concentrarse en mi cabeza doblada.
¿Realmente debía morir así?
Entonces todo pasó muy deprisa.

Al alzar el cuello para paliar el dolor que me producía esa postura vi el poste de madera del otro lado.
El extremo de la cuerda que había quitado seguía atado a él.
Y lo que vi me dejó tan maravillada que, sin saber cómo,
extendí mis brazos hacia él, asiéndome a la soga con fuerza
y poniendo todo mi empeño intenté levantarme.
A la primera fue imposible, no lo conseguí.

Pero mis ojos estaban clavados en ese pedazo de madera.
Debía levantarme.
Lo intenté una y otra vez, después de la tercera vino la cuarta y así pasaba el tiempo y las fuerzas iban desapareciendo.
Pero no podía rendirme.
Y así me levanté.
Cuando la silla quedó erguida fui consciente de que lo había hecho.
Me sentía pletórica, sucia, cansadísima, estúpida...
Mire de nuevo al precipicio, sentí miedo de caerme y fui hacia atrás.
Entonces me fijé de nuevo en el otro poste.
¿Cómo era posible que al llegar allí no hubiese reparado en aquello?
No puedo decir que fue el destino, simplemente algo me puso a prueba.
Después de mucho tiempo, sonreí.
Y en ese instante, todas las mariquitas se fueron volando.
Seguramente a salvar otra vida.





No te rindas.
Si hoy sientes que nada tiene sentido, fíjate en lo pequeño.
Guía tu vida por cumplir tus sueños y ve adónde tu corazón te diga.
Y nunca pienses que ya no hay sentido.
Siempre hay un rumbo, siempre.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cuánto se puede aprender

Se merece una entrada.
Sí, sólo por lo que me he reído hoy en clase.
A primera hora teníamos Deontología Profesional y Legislación Sanitaria, cómo hemos terminado el temario, nos amplian la información con seminarios.
Bien, pues hoy hemos dado uno sobre el estado del Sistema Nacional de Salud actual,recordando cómo era la situación en siglos pasados y cómo cambió.
El profesor que ha dado el seminario se merece una entrada.
No escribiré su nombre porque no considero correcto nombrarle públicamente, dado que es una figura conocida dentro de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Cómo detalles, sólo puedo decir que es médico, que es inspector y una gran persona.
Pocas veces ves a docentes que se entreguen con tanta ilusión a los alumnos,
pues este es el caso de alguien que ni siquiera es docente, que viene porque le apetece y sin retribución económica alguna y encima intenta ir más allá de contar algo.
Puedo afirmar que no hemos dado la mitad de teoría que estaba preparada,
pero me ha mostrado cómo no se pierden las ganas de vivir.
Echaba de menos que por un momento se olvidasen de que soy adulta,
que durante 60 minutos no me llamasen de usted
y me hiciesen reír mirándome a los ojos.
Al hablar dejaba claro que sabía, sabía muy bien de lo que hablaba y que podría subirse a la tarima y dejarnos a todos K.O;
pero no lo ha hecho, ha preferido quedarse abajo y captar nuestra atención con gracias tan malas que daba cosa hasta reírlas.

- Llega usted tarde señorita, ya sabe lo que eso significa....le toca pagarnos el café a todos.

- ¡Pero muchacha! (refiriéndose a mí) - ¿No sabes lo que es la hermandad del Rocío? - ¿Cómo te llamas? Irina seguro....porque serás rusa.... ¿Laura? Bien Lauraski, la próxima pregunta será para ti.

- Yo cuando acabé la carrera y empecé a trabajar cómo médico....algo que no os deseo nunca, ¡no hombre! me refiero a que yo cobraba por cartillas y me tocó un patriarca gitano en cuya cartilla figuraban 22 personas....

- ¿Turismo sanitario? Eh...hay que verlo de otra manera; imagínate que soy ecuatoriano y mi madre está en mi país muy enferma del corazón, pues yo cojo el teléfono y digo: "Mamasita, véngase pa' acá" y aquí pueden salvarle la vida.

- Me iban a nombrar Director del Área de Drogodependencia.
Pero mi nombre es ____ Coca.
Y encima el subdirector se apellidaba Vicioso.
Dije que no, no iba a quedar nada bien.



Y al terminar, cuando hemos aplaudido para despedirle, ha puesto cara de asombro primero, para después sonreír como un niño y decir:

- ¡Eh! ¡pues sé mucho más!

No sé, a veces el respeto se consigue sentándote en el suelo y mirando a los ojos a los que quieren aprender de ti.
Cómo ha hecho él.
Cuando se ha ido Dani me ha dado en la espalda y me ha dicho
- se merece una entrada en el blog
y sí, se la merece.

martes, 15 de diciembre de 2009

¿A quién le rezará Dios?

Si yo fuera Dios estaría sentada en una barca de madera, en un lago inexplorado aún por el hombre
de algún lugar montañoso del planeta.
Y metería los pies en el agua, no tendría miedo de que algún pez de las profundidades me atacase.
No lo habría creado.
Si fuese Dios me sentiría como esas madres del programa "Super Nanny", que son conscientes de lo malos que son algunos sus hijos, pero no encuentran la solución al problema.
Y esa sería mi grandísima preocupación: mis hijos.
Seguramente sería injusta con ellos, porque querría mucho más a unos que a otros.
Mimaría a las plantas y animales, tanto que casi me olvidaría del resto.
Y por eso mis hijos humanos se portarían mucho peor ante mi falta de atención.
Con sinceridad, si fuese Dios, empezaría desde cero.
Aunque me daría mucha pena destruir siglos y siglos de cambios bellísimos, conocimientos y lenguajes.
No....creo que nunca podría destruirlo.
A lo mejor es lo que le ocurre a él...
que no sabe qué hacer.
Y se balancea en su barca, con su larga barba blanca colgando hacia un lado, igualito igualito a Gandalf el de El señor de los anillos, aunque un poquito más regordete.
Claro, no puede consultar con nadie su preocupación.
Su hijo es él mismo, sus ángeles yo creo que no existen y encima se pasa día tras día escuchando quejas, blasfemias, problemas y más problemas.
¿A quién le rezará Dios?
Pobrecito anciano.
Seguro que a veces le dan ganas de jugar a las chapas en la plaza del Vaticano y dar más de un puntapié...
Y erradicar los fanatismos.
Seguro que le gustaría poder enamorarse, porque claro, los dioses griegos tenían a sus mujeres divinas o mortales y se lo pasaban genial, pero nuestro pobre no se come un rosco (con perdón).
La verdad es que tiene que ser tan difícil ser Dios...
Por eso, cuando me exaspero viendo telediarios, muertes por enfermedades, el hambre, el sida, las violaciones, el cambio climático y asumo que la culpa es nuestra, que somos seres humanos racionales pero mortales, le pregunto si sigue estando ahí, con voz escéptica y altanera,
para luego arrepentirme, al imaginarle en la barquita, meciéndose solo y preocupado por un mundo cuyo esbozo nunca fue así.
Por eso le pido disculpas (en bajito) y me acurruco en la cama.
Y me duermo tranquila, risueña, enamorada, mortal.
Y él pone su mano en mi frente y me da las buenas noches, me recuerda que mi abuelo está bien, él y todos los que están arriba y me da fuerzas para seguir.
Después se retira, vuelve a su barca, dónde jamás duerme, jamás descansa, dónde se pregunta día tras día qué hacer, dónde nunca nos olvida, dónde nos envidia.

A veces sueño que me siento en su barca y rodeándole con mi brazo le acaricio la espalda.
Huele igual que mi abuelo.
Entonces él me abraza y llora un poquito.

- Tranquilo Dios, llora todo lo que quieras que es muy bueno - le digo.

Y después de contarme sus preocupaciones se duerme,
y sus mejillas se enrojecen como las de un bebé.

lunes, 14 de diciembre de 2009

N I E V E


Nieve.
Se ha adelantado un mes.
El año pasado nos visitó en enero, pero esta vez ha sido impaciente.
Da gusto despertarse y subir la persiana para encontrarse un "buenos días" así.
Aunque sean las 6:40.
Lo mejor es saber que nuestra querida y amada renfe madrileña funciona muy mal con nieve.
Por eso no he ido al cole (universidad)
Aquí estoy estudiando,
pero no puedo evitar quedarme embobadísima mirando por el balcón.
Cuando mi hermana se despierte iremos juntas a por el pan.
Que bien viene un poco de nieve para endulzar el humor, hoy me siento fría y blanca como una taza de azúcar.
Como dice mi amigo Miguel:
"Cuando llueve hacen pipí los angelitos, cuando nieva.....MENUDA ORGÍA EN EL CIELO"

Feliz nevada a todos.

domingo, 13 de diciembre de 2009


Se anuncia el cierre temporal de la imprenta.

Es algo similar a los Ferrero Rocher: si sabes que va a verse afectada la calidad, antes de crear un estropicio, ponle punto y aparte y deja un tiempo de descanso.
Últimamente no tengo mucho tiempo libre y los ratos lejos de los libros me dejan la cabeza un poco aturullada, afectando a mis ganas de escribir.
Por eso, como mi fuente de inspiración ahora misma está corriendo por los montes y disfrutando del frío, me esperaré a que regrese, cuando haya menos tareas que hacer.

Muchas gracias a todos los que os pasáis por aquí.
Un abrazo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Sí a la Educación Sexual

No entiendo qué tiene de malo enseñarle a un adolescente cómo se pone un preservativo.

Hoy he leído una noticia en el periódico que se reparte en mi universidad (ABC)
"Los peligros de la educación sexual a edad temprana"
Comenzar a hablar de Educación Sexual a edades demasiado tempranas, tal como los 11 años, puede desajustar el desarrollo psicoafectivo de la infancia estimulando de modo precoz una curiosidad disarmónica con el desarrollo emocional.
Esta medida puede dar lugar a una mayor precocidad en el inicio de las relaciones sexuales consiguiendo un efecto boomerang sobre los objetivos de salud sexual que se pretenden alcanzar.
Por ello, esta medida, sin respaldo en la literatura científica, se podría considerar contraproducente y nada deseable.

Sacado de http://www.abc.es/20091210/nacional-politica/peligros-educacion-sexual-edad-20091210.html

Bien. Estoy totalmente en desacuerdo con lo que dice Abimad y lo hago desde mi propia experiencia como adolescente que he sido hasta hace menos de un año.

Esta asociación de Bioética de la Comunidad de Madrid alega (según dice este artículo) que si un niño de 11 años aprende a poner un preservativo y cómo funciona el acto sexual va a querer hacer el amor al día siguiente.


Bueno, vamos a ver: no entro en política de ningún tipo ni en educación o sanidad.
Voy a hablar de algo más biológico que ético: el ser humano.
No sé si esos señores y señoras de la asociación habrán estudiado mucho para poder redactar el informe (que seguro que sí), pero han olvidado regresar a su propia adolescencia.

Si mal no recuerdo, yo con 11 años, SÍ, CON 11 AÑOS, me pregunté cómo venían los niños al mundo porque el cuento de la semillita me parecía bastante absurdo.
Tuve la suerte de que en una de mis clases de Conocimiento del Medio de quinto de primaria, mi profesora MªCarmen nos explicó cómo son los aparatos reproductores femenino y masculino en los mamíferos.
Una vez entendido eso, recuerdo aquella clase en la que hablaba de una cosa llamada "menstruación" y más tarde algo conocido como reproducción.
Nos lo explicó de la manera más natural que hay: habló del amor, habló de la vida y, como niños que éramos, no faltaron las risitas al oír "pene", "vagina" o "vulva".
Pero, como dice mi amiga Ana Conde << a los niños hay que enseñarles a decir pene y vagina desde los 3 años, que si no luego les ves con 40 y siguen diciendo "manguerita", "pito", "chochito"...y demás tonterías >>

Yo le doy toda la razón a Ana.



Gracias a que con 11 años me hablaron de algo natural y normal que mi cuerpo iba a experimentar, al año siguiente, con la llegada de la famosa menstruación, el mundo no se me cayó encima.

¿Por qué no puedo tener derecho a que personas adultas e informadas me hablen de procesos que voy a vivir?

Fue con 12 años cuando la propia sociedad nos asaltó a todos con la sexualidad.
Sí, señores y señoras bioéticos, quieran o no, cualquier niño de 12 años va a verse bombardeado con ese tema fuera de las aulas: en películas, en anuncios, en series, en libros, en internet.

Los niños mayores de 15 años les hablarán de sexualidad también, sí, aunque el pequeño de 12 añitos esté jugando tranquilo e inocente con su balón.

¿A qué viene decir que la educación sexual a edad temprana es peligrosa?
¿No será más lógico pensar que es la mejor forma de evitar que lo aprenda en otro lado?

Ese niño nunca va aprender a poner un preservativo.
¿quién va a enseñarle? ¿papá? ¿su primo Jhony? ¿el vecino del cuarto?
¿vídeos educativos impartidos por Rouco Varela?
¿y a la niña de 13 años? ¿acaso ella como mujer no tendrá derecho a conocer su sexualidad?

Asusta ver a tu hijo o hija con un preservativo en la mano, ¡claro que sí!, pero es algo que nadie debe temer, tarde o temprano querrá conocer y está justo en la edad en la que la información no va a hacerle daño.


¿Piensan que si le enseñan hoy, mañana querrá tener relaciones?

Pero...¿han olvidado su propia adolescencia?

Yo por lo menos tuve muchos miedos. No entendía la belleza de tener pechos, no comprendía para qué servía un tampón, los chicos me gustaban, pero era amor idealizado...
¿creen que con toda esa bomba me paré a pensar en algún momento en el sexo?
No.

Todo sigue un orden.
Si los adolescentes tienen información, sabrá actuar y sabrán decir NO.

Con noticias así lo único que enseñamos es que el sexo es malo.

¿Cómo queremos dar una buena educación sexual si somos los primeros que negamos el sexo?

Si tú le das a un niño/a un preservativo y le nombras la palabra: AMOR

no será tan difícil.


Actualmente la edad de inicio en relaciones sexuales ha ido disminuyendo (16,5 años de media);
todo se ve influido por cultura, nivel social...
Por eso qué mejor manera de aunar todos estos aspectos en uno esencial: educación.

Si logramos enseñar en los colegios aquello que en casa cuesta más hablar, ya sea por: no tener tiempo, falta de comunicación, vergüenza, etc., conseguiremos enseñar a los jóvenes aquello que les interesará en un futuro y nadie se parará a explicarles, porque nadie habrá recibido tampoco esa información.

No creo que a un padre le parezca malo que a su hijo le enseñen algo que le ayudará a crecer como persona: nos manifestamos en contra del aborto y a la vez no queremos que a nuestros hijos les hablen de tomar precauciones en el sexo...

Lo argumentaré con un ejemplo:

Imaginemos a un joven y una joven de 15 años que NO HAN RECIBIDO EDUCACIÓN SEXUAL DE NINGÚN TIPO.

- Sabrán qué es el sexo por fuentes no fiables como foros y páginas de internet (muchas de éstas serán de contenido pornográfico dónde el sexo se ve cómo algo puramente placentero sin dar lugar a un sentimiento de respeto y amor)

- No sabrán poner un preservativo. CONSECUENCIA: no se usará preservativo.

- Sólo entenderán el sexo como placer, como acto. No verán la complicidad, la seguridad.

- No sabrán conocerse a sí mismos: harán cosas que no quieran hacer sólo porque creen que la otra parte lo desea; nadie les habrá contado que tienen que disfrutar ellos también, que hay que decir no si no que quiere y que la pareja debe respetarnos y entendernos, al igual que debe hacer uno.

Soy la primera que agradece haber crecido en un mundo fantástico lleno de Reyes Magos, Ratoncitos Pérez, cielos, seres fantásticos, dragones, hadas, etc....etc...
Pero tampoco podemos mostrar a los preadolescentes un mundo que no existe.
El cuento de la semilla está muy bien antes de los 11 años, pero una vez cumplidos es hora de coger de la mano a tu hijo/a y enseñarle poco a poco la realidad.

El sexo es un acto muy bello y natural y nos obsesionamos al verlo como tabú, todo ello viene causado por la sociedad actual en la que vivimos, dónde todo parece ser sucio y superficial.

Seguramente a ese niño/a de 11 le importe poquísimo cómo se pone un preservativo, pero dentro de 4 años se lo preguntará.
Su mente se va formando en un proceso lento, es un desarrollo;
si con 11 años un adulto le enseña,
ese niño/a creerá lo que esa persona mayor le cuenta, igual que cree que una raíz cuadrada se hace así.
Muchos pensarán que vale, que sí, que eduquemos, pero mejor a partir de los 15 años.
Bueno, yo les aviso: muchísimos jóvenes de 15 años ya están manteniendo relaciones sexuales.
Enseñarles con 11 años es anteponerse al problema.

A todos los que nos enseñaron un poco de educación sexual (a mí con 16 años y porque se lo pedimos a nuestro monitor, era un grupo de actividades extraescolares católico; lo pongo para constatar que no toda la iglesia es retrógada y absurda) nos ha servido para no equivocarnos.

Creo que ya basta de tonterías.
Está en nuestras manos colaborar en la formación de ciudadanos libres, justos y civilizados, capaces de tomar decisiones por sí mismos gracias a una cultura y educación excelentes
y sólo ponemos trabas.

Como adolescente, como joven que soy ahora, como mujer y ciudadana, digo:

¿Qué dices tú?

jueves, 10 de diciembre de 2009

Sin titular

El corazón se le paró en el mismo instante en el que ella, en sus pensamientos,
murmuraba "te quiero".
Sólo él sintió cómo las manecillas de su reloj de muñeca seguían moviéndose, pero lo hacían sin sentido.
La palabra "tiempo" se desvanecía, se hundía en las profundidades de un lago

con ella.

Todo seguía su rumbo, su dirección, excepto él.
Cuando sonó el teléfono sintió cómo la respuesta que necesitaba y al mismo tiempo temía, tronaba en la habitación.
Y al oír la frase esperada, supo resignado que su vida en ese momento dejaba de tener sentido.

Nunca imaginó vivir aquello, por eso no se vio sorprendido por su forma de afrontar la situación.
Simplemente vistió ropa cómoda, cogió dinero, cogió un abrigo y cerró su casa, con la esperanza de no volver jamás.
Pues sabía que el regreso le desagarraría el pecho.
Sabía que allí,
ya no quedaba nada.

Durante todo el viaje se sumió en un estado de shock que le protegía de la cruda realidad.
Sólo cuando pisó tierra, se sintió completamente solo.

Y, por desgracia, esa verdad era la única posesión que tenía.
Por eso se aferró a ella, aterrado por perder todavía algo más.

Muchas voces le hablaban en lengua desconocida, veía ojos llorosos, gestos serios, miradas de respeto. Su corazón, enmudecido, ignoraba cualquier estímulo externo.
Se había quedado dormido con la imagen de su mujer y sus hijos despidiéndose aquella mañana en el aeropuerto.
Allí pensó en lo mucho que los extrañaría.
Ahora se preguntaba porqué la muerte se los había arrebatado para siempre.


No quiso saber cómo.
Sólo quería que alguien le dijese el porqué.

Y no, no quería porqués simples: fallo del motor, se perdió la comunicación, cayeron en el lago, su hijo era un buen piloto señor, habían pasado el día en Disneyworld, la avioneta perdió el control, encontraron los cuerpos unas horas después, españoles, un lago de caimanes salvajes, ahogados, una mujer y sus tres hijos.

Él quería un porqué, una respuesta básica, quería saber porqué razón tenían que morir.
Su mundo se hacía pequeño, tan diminuto como el ojal del anillo de casado de su mano.
Aquel que había perdido para siempre a su hermano gemelo.
Sentado en un banco rodeado de rostros desconocidos que lo observaban,
se llevó las manos a los ojos
y rompió a llorar.

A miles de km de él, cientos de familias españolas sentían el nudo en el pecho al conocer la noticia y se preguntaban cómo estaría él,
incluso rezaban y pedían a Dios que le ayudase en un momento así.

En una cocina una niña le decía a su madre: "Si me pasase eso yo me querría morir".

y la madre sólo respondía con el corazón en un puño: "Yo también"


Hoy en televisión contaban esta noticia.
No puedo dejar de pensar en ese padre que acaba de perderlo todo.
Supongo que animarle a no rendirse es lo menos oportuno que ahora se le puede decir.
Cualquiera en su lugar sentiría ese vórtice negro debajo del pecho.
Sea de la forma que sea, quiero enviarle toda mi fuerza en estos momentos.
Ojalá decida continuar
y la vida le pueda recompensar de alguna manera todo el daño que hoy le ha causado.

martes, 8 de diciembre de 2009

Tendidos, de noche VICENTE ALEIXANDRE

(Si fuese hombre, llevaría tatuado este poema en la piel para regalárselo a la musa de mi vida;
como soy mujer, se deleitan mis oídos cuando, mirándote sorprendida, tú te atreves a recitármelo. Gracias.)



Por eso tú, quieta así, contemplándote,
casi escrutándote, queriendo en la noche mirar muy despacio el color de tus ojos.
Cogiendo tu cara con mis dos manos mientras
tendida aquí yaces,
a mi lado,
despierta,
despertada,
muda,
mirándome.

Hundirme en tus ojos. Has dormido. Mirarte, contemplarte sin adoración, con seca mirada. Como no puedo mirarte.
Porque no puedo mirarte sin amor.
Lo sé. Sin amor no te he visto.
¿Cómo serás tú sin amor?

A veces lo pienso. Mirarte sin amor. Verte como serás tu del otro lado.
Del otro lado de mis ojos. Allí donde pasas, donde pasarías con otra luz, con otro pie, con otro ruido de pasos. Con otro viento que movería tus vestidos.
Y llegarías. Sonrisa... Llegarías.
Mirarte y verte como eres. Como no sé que eres.

Como no eres... Porque eres aquí la que duerme.
La que despierto, la que tengo.
La que en voz baja dice "hace frío".
La que cuando te beso murmura casi cristalinamente
y con su olor me enloquece.

La que me huele a vida,
a presente, a tiempo dulce,
a tiempo oloroso.
La que señalo si extiendo mi brazo, la que recojo y acerco.
La que siento como tibieza estable,
mientras yo me siento como precipitación que huye,
que pasa, que se destruye y se quema.
La que permanece como una hoja de rosa que no se hace pálida.

La que me da vida sin pasar, presente, presente inmóvil como amor, en mi dicha,
en este despertar y dormirse, en este amanecer,
en este apagar la luz y decir...
Y callarse,
y quedarse dormido del lado del continuo olor que es la vida.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Deseos en gotas

Cuentan que cada gota es un deseo enviado por Gaia para cumplir el sueño de cada ser humano.
Pero nosotros, esos hijos desagradecidos, nos centramos tanto en la lluvia que olvidamos las partes ínfimas que la componen
y no vemos los colores.
Y aun cuando nos fijemos detenidamente las veremos transparentes, porque es tan poca la fe que hay en nuestros corazones que el deseo muere,
muere de melancolía.


Sólo los niños pueden ver los colores, porque todavía viven con ilusión,
pero son tan puros que no los usan para conseguir sus propósitos,
sino que las acarician, las saborean, las unen
y así la magia que éstas contienen se filtra en la tierra.

Por eso dicen que el mar todavía sobrevive a todos nuestros males,
porque se compone de todos los deseos que perdimos.
Quizás por eso cuando nos bañamos en sus aguas
el alma se revuelve por dentro,
y podríamos quedarnos flotando meses enteros sin ninguna preocupación.

Ahora Gaia se preocupa.
Cada vez llueve menos.
Cada vez hay menos deseos.
Y los colores desaparecen.

Mamá Gaia necesita que la cuidemos...
que no dejemos morir a esos deseos.
No sé que sería de mí sin la fragancia de la lluvia,
no podemos permitirlo.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Sino es contigo, no hay más allá

Hace tanto frío que mis piernas se van agarrotando a medida que doy una zancada tras otra.
Supongo que los leggins son muy bonitos, pero a estas alturas del año es arriesgado ponérselos sin sufrir la posterior congelación...
Menos mal que siempre estás ahí, con esa tranquilidad abismal que sólo transmiten los que conocen tanto el mundo que ya no lo temen.
O eso siento cuándo te tengo cerca.
Casi sin enterarme te quitas la cazadora y, girándola, cubres mi cuerpo, dejando atrás las mangas para anudarlas con suavidad. Me siento muy pequeña, muy frágil, como si dependiese de ti.
Como si pudieses leer mi pensamiento, me adelantas y recojes mi cara entre tus manos.
- ¿En qué piensas? - preguntas.
- Nada.
- Te acompañaré hasta la puerta - murmuras, esperando mi respuesta.
- No necesito que me acompañen, sé ir y venir sola - te digo, sabiendo que soy demasiado mordaz.

Sonríes. Sólo buscabas que rompiese mi falsa fragilidad.
Caminamos en silencio. Sujetas mi mano derecha dentro de tu bolsillo y miras hacia el frente.
Te observo de reojo. La capucha sólo deja entrever el perfil de tu nariz y el brillo de tus pupilas negras.
Sólo cuando giras la cabeza para ver si vienen coches me deleitas con esa mirada verde pálido casi transparente.
Y yo escondo la mía tras los párpados, suspirando placenteramente.

Me pregunto si existe algún otro capaz de hacerme sentir lo mismo que tú.
Rápida respuesta. Nadie.

Empieza a llover silenciosamente.
No sé cómo te las apañas para qué ninguna gota llegue a rozarme
y eso que no tenemos paragüas.
Llegamos.
Y cómo si sobrasen las palabras acercas tu frente a la mía,
te apoyas suavemente en ella
y te quedas ahí.

De alguna manera que ambos desconocemos hablamos por la piel.
Sé, en ese instante, cómo te sientes, qué quieres decirme, qué callas,
notando la energía que fluye entre los dos.

Para después sonreírme como sólo tú sabes,
robándome toda la atención
y alejarte con un "mañana" en los labios.




Puede que no sepa a ciencia cierta qué nos depara el futuro,
lo que tengo claro es que hoy por hoy, sino es contigo
no hay más allá.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Mea culpa


Me gusta equivocarme para bien. Siempre lo he dicho.
Y es que la última vez ha sido bastante sorprendente para mí.
Cuando surgió el bombazo de la saga "Crepúsculo" porque ésta había llegado a los cines, todo el mundo comenzó a hablar de los libros.
En ningún momento me interesé por ellos, supongo que dentro de mis rarezas una de las que más disfruto es intentar no dejarme llevar por la misma corriente.
Muchos ya los habían leído y releído antes de la película, otros empezaban ahora y todos, tras tenerlos en sus manos, afirmaban lo mismo: era una lectura adictiva.
Ninguno de los libros que leído en toda mi vida fue de amor. Ninguno.
Quizás por eso no lograba entender ese énfasis que los lectores comentaban sobre esta colección.
Un año después he decidido probar con el primero de ellos: "Crepúsculo"

Y, agachando las orejas, después de todo lo que he criticado, reconozco que no puedo dejar de leerlo.
Dejo claro que sigue sin gustarme la película, que no tengo pósters, que no guardaría una cola de 12 horas por ver a los protagonistas, que no busco en google fotos, vamos, que no me he convertido en una obsesiva de esto (sin ofender a nadie, que yo con 13 años lo fui de Harry Potter y no me avergüenzo). Simplemente me he metido de lleno en una historia que realmente roza la simplicidad: amor imposible.
Reflexionando creo que todo se resume a la forma de relatar que tiene la autora. Consigue que una relación chico - chica muy romántica se cuente casi sola, sin usar demasiados paisajes, demasiados entresijos, sencillamente algo que podría pasar en cualquier instituto añadiendo el pequeño gran matiz de que él es un vampiro y se muere por ella (de amor y de hambre al mismo tiempo).
No voy a entrar en si estos vampiros son mejores o peores que los de "Crónicas vampíricas", ni si tiene poco fuste para hacer una película, tampoco en que las niñas de 14 años hayan hecho una biblia de los libros.
Sólo reconozco que me equivoqué cuando opinaba que me parecían insulsos, porque me gustan.
Sigo pensando que hay libros muchísimo mejores, claro está: la historia es adictiva, pero no deja de ser un relato de novela juvenil.

Lo recomiendo, más que nada por la vivencia personal que he tenido.
En cuestión de 100 páginas, fui consciente de que empecé la lectura siendo muy escéptica
y pasé a sentir ganas y más ganas de continuarla.


Supongo que es bueno equivocarse para bien.
Sobre todo cuando se habla de libros.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

25 de noviembre

Celia mira a su pequeña. La niña colorea tranquilamente sus dibujos sentada en la alfombra. Aún es demasiado pequeña para pensar en el futuro, mamá lo hace por ella. Por eso Celia se entretiene imaginándola con 5 años más y 5 más y 5 más... Sueña con verla como una mujer fuerte, inteligente y luchadora. Y desea, de corazón, que nunca ningún hombre se atreva a maltratarla.


Esto no es una guerra de sexos.
No es una reivindicación feminista.
Esto es una pelea de una gran mayoría compuesta por hombres y mujeres
contra una minoría que aún piensa que una mano en alto e insultos humillantes significan hacerse
respetar.

Es una batalla contra los fundamentos de muchas culturas y religiones que aún creen en esa superioridad del hombre sobre la mujer.
Es un mano a mano contra aquellos y aquellas que no creen en la igualdad, en la palabra y el respeto.

Ya basta.
Quiero un sacerdote y una sacerdotisa.
No quiero el burka.
Quiero debatir porqué tiene que tener tanto poder un Papa
o una Papisa.
No quiero sumisión.
Quiero un estado que no se vea obligado, porque sea políticamente correcto, a tener el mismo número de hombres que de mujeres sino que éstos y éstas sean contratados por sus aptitudes y actitudes.
No quiero discriminación positiva.
Quiero ser mujer, trabajadora, madre y superheroína a la vez.
No quiero que el hombre que vaya a mi lado se sienta mal por eso, al contrario, quiero que él sueñe conmigo.

Y así que llegue el día
en el que cualquier madre, de cualquier etnia, edad y región,
al mirar a su hija pequeña mientras ésta dibuja ajena a todo,
no tenga que temer por su futuro.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Cuento

Hoy estoy mala de la tripa.
Estando tumbada descansando,he recordado un cuento que siempre me contaba mi tía Mª Ángeles.
Resulta que es uno de mis cuentos favoritos y me lo sé de memoria,
porque cuando pienso en él me veo pequeña con los ojos clavados en los dibujos del libro,
metida de lleno en la historia
y sólo escucho la vocecilla de mi tía haciendo de cada uno de los personajes.
Seguro que ella lo recordará como yo.
"La niña del zurrón"

Es una historia bastante aterradora.
Recuerdo cada página de aquel libro de la Media Luna.
La historia comenzaba con una niña un poco tonta que era muy caprichosa y su familia tenía poco dinero.
Entonces su mamá le regalaba unos zapatos de charol muy bonitos y luego la mandaba a la fuente con un cántaro para llenarlo. Allí se los quitaba para no mancharlos y sin querer se los olvidaba. Al regresar, su madre le preguntó dónde los había dejado y la niña volvió corriendo a la fuente, pero ya no estaban.
Entonces aparecía un mendigo muy feo y sucio y le preguntaba qué pasaba.
Así, la niña llorando se lo contaba y él le decía: "Anda, si los tengo yo. Ven, cógelos tú misma están dentro de mi zurrón"
Y así la niña se metió dentro y el mendigo lo cerró y dijo: "Si quieres volver con tu mamá tendrás que hacer lo que yo diga"
Y así se marcharon y fueron de pueblo en pueblo.
Cuando llegaban a la plaza, el hombre dejaba el zurrón en el suelo y recitaba "Canta, zurroncito canta que si no te doy con la palanca"
Y la niña, entre lágrimas cantaba.

(Al escribir esto puedo escuchar perfectamente a mi tía poniendo la voz de la niña; además, siempre solía bautizarla con mi nombre y así me introducía totalmente en el cuento)

"En un zurrón voy metida,
en un zurrón moriré
por culpa de unos zapatos
que en la fuente me dejé"

Y como tenía una voz tan bonita todos le daban mucho dinero al mendigo a cambio de escucharla.
Así pasó el tiempo y el mendigo olvidó cual era el pueblo de la niña y llegó a él.
Según llegó a la plaza y dejó el zurrón en el suelo dijo en alto:
"Canta zurroncito canta, que si no te doy con la palanca"
Y la niña empezó a cantar.
Entonces, las tías de la niña que allí se encontraban reconocieron al momento la voz e hicieron un plan. (En los dibujos del libro aparecían dos mujeres vestidas de luto y yo las bauticé como MºÁngeles y Mª Jose)
Adulando al mendigo, le invitaron a comer y en una de esas que él se había quedado dormido, fueron corriendo y sacaron a la pequeña del zurrón y lo llenaron de toda clase de animales: serpientes, arañas, culebras, gatos, cucarachas, mosquitos, ratas, avispas... y después lo cerraron.
Cuando el viejo despertó emprendió su camino hasta llegar a otro pueblo.

Allí se puso en la plaza y recitó:
"Canta zurroncito canta que si no te doy con la palanca"
Pero nadie cantó.
Así una y otra vez.
Entonces cansado el viejo comenzó a golpear el zurrón con la palanca.
Cómo no veía respuesta, decidió abrirlo y todos los bichos que contenía le empezaron a morder, a picar y arañar.

Y así recibió su merecido.
Colorín, colorado este cuento se ha acabado.

No sé, hoy me apetecía escribirlo, de alguna manera esos ratitos de cuentos pertenecen a una parte de mí misma.
Gracias MAN.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Exploradores


Me llamó caperucita morada.

Para después cogerme de la mano.
Las calles dormitaban, sólo algún niño en patinete rompía la tranquilidad.
Me gustan las tardes de invierno
El sol no quema, acoge
y todos le perseguimos por las esquinas, de banco en banco.
De repente me llovieron hojas amarillas. Muy gracioso.
Y corrimos por la naturaleza que aún pervivía en este mundo de autómatas.
Nos dijimos cursilerías (que nunca falten)
y esperamos a que se hiciese muy tarde para darnos cuenta de que había que volver a casa.


Él y sus ojos verdes.
Y sus manos grandes.
Y sus cicatrices varias.
Yo, con mi caperuza morada.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Happy Hippie


Cansacio, mucho cansancio.
Dos mil millones de folios llenos de palabras que se repiten continuamente, pero en cada párrafo adquieren un significado diferente. Memoriza todo. Pero todo, es todo.
Pero memorízalo para aplicarlo, no para olvidarlo pasado mañana.
Siéntate en la silla, dobla el cuello, horas y horas en la babia, intentando entender que ahora núcleo significa otra cosa, que lo debes imaginar en tres dimensiones cuando es prácticamente imposible darle estructura. Que tu cabeza, por dentro, está organizada en infinitas partes, láminas, giros, surcos, tractos, vías, aferencias, eferencias, excitándose, inhibiéndose, como un reloj suizo, como una escalera, con un "o todo o nada"...
Pienso en los anuncios de Nike... "imposible is nothing".
Y descubro que llevo empanada 20 minutos.
Y pienso que sí es imposible.

Pero aquí estamos.
Quitando la presión de los exámenes de enero, estudiar es realmente enriquecedor.
Si no hubiese querido estudiar esto ahora mismo no sabría absolutamente nada de cómo soy.
Me he dado cuenta de que estoy conociéndome mucho más allá
y por eso ha cambiado mi percepción de mí misma en este mundo.


Aún así, preferiría ser una hippie ibicenca de melena por la cadera.
Y fumar maría pensando que es algo muy bueno (porque eso de que el saber da la felicidad...)
Y gritar "No al sostén" corriendo desnuda y sin depilarme por colinas de hierba.
Tener 20 hijos y ponerles nombres extraños, de animales, de dioses griegos o inventados.
Y tener también una lechuza y un poni blanco.


Sería muy feliz, seguro.
Pero bueno, quién algo quiere algo le cuesta.
Me quedo con mis dos mil millones de folios (y con el sostén)

viernes, 20 de noviembre de 2009

Escuchar es algo más que oír


Ayer fui a un concierto de lenguaje de signos.
El teatro estaba abarrotado de gente esperando.
Compré un refresco y unas patatas mientras pasaba el tiempo y
a las 20:00 empezó.
Se apagaron las luces y se encendieron sólo las del escenario.
Poco a poco se hizo el silencio de las voces,
dejando paso al ruido de la vida.

Cerrando los ojos, uno a uno fuimos adentrándonos en el mundo que queda oculto bajo la voz.
La respiración era la nota principal.
De las 200 personas que allí estábamos ninguna sola coincidía en el tiempo y la duración al coger aire y expulsarlo.
Después se oía la saliva al tragar, el roce de la ropa con la piel, de los zapatos con el suelo de moqueta.
Algún tosido seco intercalado con unas uñas rascando un antebrazo al descubierto.
El chasquido de una vértebra cervical,
acompañado de un carraspeo involuntario.
El tintineo de una cremallera del abrigo.
Alguien cruzando las piernas.
El crujir del asiento al reclinarse una espalda.
Una boca masticando chicle.
Entonces se abrió el telón y apareció una joven sentada en una silla de madera.
Nos miraba con sonrisa placentera, con inmensa tranquilidad.
Mantuvimos, todos, los ojos cerrados y ella, tras un suave toque al diapasón, cogió la nota de la respiración y comenzó
a cantar con sus manos.

Abrimos todos los ojos y escuchamos.
Desde afuera se colaba el ruido de las ruedas y motores que surcaban la avenida,
miles de pasos por minuto sobre la acera-

Y mientras, allí dentro, ella cantando con sus manos.

Nos habló de la luz del sol,
de la sensación de soledad,
del miedo a lo desconocido,
del amor imposible.
Nos contó lo que es la muerte,
nos cantó nanas y saetas.
Nos explicó lo que es la vida.

Y lo entendimos todo leyendo sus manos y su cara.
Al terminar, volvió a entregarnos su inmensa sonrisa.
Así cerramos los ojos y la melodía cesó.
El telón se cerró de nuevo y todos levantamos nuestras manos
agitándolas enérgicamente, moviendo las muñecas hacia dentro y hacia afuera, con los dedos extendidos.
Bueno, sí, aplaudiendo.

Ayer comprendí que escuchar es mucho más que oír.

martes, 17 de noviembre de 2009

Martes

Allí afuera el mundo podría estar a punto de ser destruido.
Por el odio. Por el poder. Por el egoísmo. Por el afán de riqueza.
La corrupción. Las violaciones de los derechos humanos.
El cambio climático. La contaminación. Los extrarrestres.



Pero, egoístamente, todo eso quedaba lejísimos,
lejísimos,
lejísimos,
muy lejos,

concretamente más allá de su piel
rozando dormida
el somier
....................de la cama.
Por eso, tan sólo por eso
él

se sintió seguro.

sábado, 14 de noviembre de 2009

El chico de las cremalleras

No somos nada parecidos.
Todo empieza desde dentro, por arriba.
Su cerebro se compone de giros perfectamente integrados, su mente analiza el mundo, lo fragmenta y lo reconstruye en partes. Ordena lo que ve, lo asocia, lo diferencia y siempre se pregunta los porqués de todo: del funcionamiento, de la composición y de la energía.
No puede memorizar sin comprender.
De pequeño corría de un lado a otro, con sus ricitos rubios, desmontando y montando relojes y aparatos.
Mientras tanto, una yo más bajita y más joven, se dedicaba a cortarle el pelo a todas la barbies (y morderles los pies)
Por eso mi cerebro no es nada ordenado. No sé analizar el mundo, no entiendo las matemáticas, sólo veo formas y colores y muchísima esencia. A veces hablo entonando o soy casi pedante mirando por el vagón del tren:

- ¿Te has fijado en que los árboles tienen tantos colores que parece que están pintados, como en los cuadros?
Y él se ríe, porque le dije lo mismo, en el mismo lugar, antes de ayer.

Una vez le pregunté cómo veía él los días de la semana.

Me costó explicarlo, es algo metafísico: me refiero a cómo imagina, qué forma o contenido le da a un lunes o a un martes.

- Yo los veo como su significado romano, si te das cuenta, el lunes significa Luna y me lo imagino como tal, el martes, como el dios "Ares", el miércoles viene de Mercurio, el jueves de Júpiter, el viernes de Venus, sábado de Saturno y Domingo, "dominicus", de Sol.

Y me quedé como embobada escuchándole, porque nunca me los habría imaginado así.
Para mí que los días de la semana son como los continentes...

A veces, cuando le da el sol en la cara, en el viaje de vuelta, sus ojos parecen mucho más verdes.
Sí, somos muy diferentes.
Parecemos la letra y el número.
Y es por eso que nos complementamos tanto.

Es curioso. Si él me cuenta algo, siempre me lo creo, sea lo que sea, porque siempre habla de lo que sabe y sino controla, guarda silencio.
Por eso si tengo alguna duda, siempre acudo a él.
Es más que un amigo.
Un amigo al que conocí hace muchísimo tiempo.
Siempre fue diferente a los demás niños, porque era el único que mostraba una madurez distinta.
Nunca le vi riéndole las gracias a algún malote de turno de 10 años,
no le vi gastando bromas a las niñas porque sí,
no le vi pegándose con nadie,
quizás por eso siempre le admiré.
Supo ser él mismo sin que nadie le dijese lo que tenía que hacer
y nunca se rindió cuando quiso llegar muy lejos.

Es curioso, sí, porque mire dónde mire cuando viajo al pasado, estaba él.
Su conversación.
Su apoyo.
Su tranquilidad.

Es ahora, tanto tiempo después, cuando me doy cuenta de que sin él seguramente no sería quién soy.
Aprendimos juntos, aprendemos juntos.
Está haciendo que una de las etapas más importantes de mi vida
tenga dos asientos en el viaje, porque viene conmigo.

Tengo miedo, porque cuando no está le echo de menos.

Sólo él aguanta mis preguntas absurdas sobre el sentido de la vida,
y se sienta en el metro cogiendo mis libros y carpetas.
Sólo él sabe cuando tengo un mal, mal día
y con una mirada me baja los humos al instante.
Sólo él puede discutirme cualquier tema y reírse de mí cuando, quedándome sin argumentos,
me los invento.
Y pillarme en todas mis medias mentiras.
Sólo él me entrega una sinceridad y una confianza plenas,
que hacen que jamás dude de su palabra.
Él y sus electrocardiogramas,
y sus gafas de marca,
y el Aquarius de naranja con el mixto cremoso de la una.
Él y su Prometheus, yo con mi Netter.
Él y el frío.
Yo y los guantes de esquiar.

Juntos, en esta maravillosa etapa.

Sólo él sabe cuánto le quiero y lo poco que se lo digo.
Aquí estamos.
Él, el numero.
Yo, la letra.

Y vamos buscando nuestro lugar en el planeta.
Eso sí, sin darnos cuenta, no sabemos dar un paso al frente sin pararnos a esperar al otro.

Gracias, Miguel, mi proyecto de médico favorito, el otro ribereño de la clase, el fan del 20 minutos, al que hago correr hacia el autobús aunque haya tiempo de sobra, él que me llama por mi catarro, que toquetea todas mis cremalleras, que se acuerda de todo lo que me preocupa y nunca se enfada cuando llego "un poquito" tarde, el que me preguntará mañana "¿por qué me llamas el chico de las cremalleras?".

El que siempre cree en mí ,aún cuando yo dejo de hacerlo.

Gracias, por seguir aquí.


Para ti, Miguel Saíz.

Sé que vas a ser muy grande, lo sé.

martes, 10 de noviembre de 2009

En la punta de su nariz


Y qué voy a decir...
si cuando miro sobre mi hombro, mientras me calienta los sueños con sus palmas,
me doy cuenta de que lo daría todo
por la mirada verde que me acompaña.


Sólo, sólo con él
mi memoria se convierte en un escaparate,
de esos de película, cuando nieva en un barrio americano y una niña pega su nariz a un cristal iluminado y lleno de juguetes o dulces.
Así me siento cuando recuerdo nuestra historia.
Y se llena mis pupilas
De cómo nos conocimos,
de quienes éramos, de cómo éramos y cómo somos...

Lo daría todo, si me lo pidiera.
Aún sabiendo que nunca me lo pediría.
Porque he descubierto que hace muchísimo tiempo se paró mi reloj en su
muñeca.
Porque abre la puerta y espera a que yo pase primero,
y siempre tiene tiempo para preguntarme si estoy bien.
Porque no le importa mojarse
por vivir juntos un momento absurdo bajo la lluvia (con futuro resfriado)
porque es mi único pensamiento en los trayectos en tren.

Y qué voy a decir,
si desde que le conozco no sé borrar esta sonrisa tonta de mi cara.
Supongo que nadie tiene sus ojos,
que nada es comparable a él.
Y es que encontré mi lugar en la punta de su nariz.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Tarde de domingo

Me atrevo a decir que estoy viviendo una de las mejores etapas de mi vida.
Y por ello hoy, tarde de domingo fría, soleada,
cítrica y algo apagada,
sólo quería daros las gracias.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Propósitos de la nueva vida

Propósito del día: Sentir esa sensación por debajo y por encima del diafragma, que se extiende cada pocos segundos hacia ambos brazos, similar a un borboteo de agua cálida en fosas termales y no llega a traspasar los antebrazos, quedando recogido un calor intenso a la altura del corazón, como si bajo el pecho despertase un bebé bostezando y abriese lentamente sus pequeños párpados.
Sí, eso que otros llaman "bienestar".

He aprendido que la vida tiene infinitas manifestaciones,
que el rencor se puede diluir en los charcos de lluvia,
que la opción más fácil es perdonar
y que hablar de los demás por detrás ni desahoga, ni beneficia, ni arregla nada.
He descubierto que quiero sonreír por la calle,
o por lo menos mostrar una expresión de paz.
Que prefiero que piensen que estoy loca antes que estreñida o amargada.
Que todo ser merece ser tratado con respeto,
y que la justicia es un valor que nosotros construimos.
Que el debate debe terminar en la reflexión, no en la rabia
y que puedo ofrecer mis ideas, pero jamás imponerlas por buenas que sean.

Sé por fin que no existe la perfección, que todos erramos.
Y que puedo aprender de mis tropiezos, pero también de los de los demás.
Que he de alabar a aquellos que disfrutan de todo en la vida, sean cuales sean sus circunstancias y también a los que sacrifican sus placeres por los de los demás.
Quiero ser mucho más que un título, un currículum, un nombre, un carnet.
Quiero ser las manos que hagan acciones que cambien los grises por nuevos colores.

Seré yo misma.
Y si en algo me equivoco, cambiaré.
Y entenderé a todo ser humano, por muy diferente que sea a mí, porque sabré que sus circunstancias son diferentes a las mías.
Quiero empaparme de toda cultura,
de todo idioma,
de toda canción.
Quiero llorar, quiero caerme y levantarme.
Quiero luchar por cada premio, no quiero recibir nada sin merecerlo.

Espero ser aquello a lo que siempre he aspirado
y llegado el momento,
irme.
Llevando esa sensación, por encima y por debajo del diafragma....

domingo, 1 de noviembre de 2009

Pedazos de Barcelona


Allí donde septiembre se regocijó entre el mar y la ciudad,
dónde hay torres que nos miran desde arriba,
y jardines de ensueño,

dónde existen tiendas antiguas y llenas de una magia especial,

y La Rambla rezuma alegría y diferentes colores,

dónde un anciano se atrevía a desentonar en mitad de un desfile de barrotes oscuros,

y los vehículos de dos ruedas cobraban vida, subiéndose a las ventanas.

Dónde el adjetivo "gótico" no daba miedo
y los pintores se muestran en su más viva expresión,


dónde la Boquería es algo más que un mercado.

Allí, en ese lugar,
encontramos pedazos de Barcelona.
(viaje a Barcelona Septiembre 09)

"November" "Novembre" "Novembro"


Noviembre está aquí.
Se adentra despacio en la ciudad, intenta no llamar demasiado la atención pues no quiere que le paren y pregunten: Vienes menos frío, ¿qué te ocurre?
A él también le preocupa el efecto invernadero, pero en soledad lo disfruta,
siempre tuvo algo de envidia a esas mañanas cálidas de agosto.
Pasea por las calles y con los dedos acaricia las ramas, dejando a las hojas casi desprendidas con los tallos a punto de soltarse, para que el viento más suave pueda soplarlas.
Noviembre tiene manos de mujer y cuerpo de joven. Su piel es amarillenta, anaranjada, amarronada, sin límites claros entre unos colores y otros.
A la altura de sus ojos la nariz se ve salpicada por cientos de motitas oscuras, como pecas
y sus labios son finos y rosados, como los de las parejas que desde la cama sueñan con proteger el amor.
Noviembre es presumido, le hemos hecho presumido. Hemos usado su nombre para hacer películas dulces, para crear canciones nostálgicas y nadie puede pensar en él sin sentir ese alud de hojas de miel y oro encima.
Nos huele a naranjas, a mandarinas, a los primeros anuncios de juguetes y a la bombonería de Ferrero Rocher...
Nos sabe (a algunos) a mojo picón, a gofres de domingo por la noche, a castañas en la esquina de la calle Zamora , justo enfrente de la plaza de los Bandos, que mi madre me solía comprar.
Me sabe a pan de anís del cementerio.
Me suena a Ismael Serrano con su "Ya ves... a veces me canso de perderte y saber, que estamos solos y no va a volver Guevara para darme la razón...de no verte tendida en mi colchón..."
Me recuerda a las cigüeñas de la catedral.
A los vencejos que a veces tapan por completo el cielo.
A los juegos en el recreo.
Y el Jardín del Príncipe bañado en café.
A las primeras motitas blancas, tan pequeñas como cabezas de alfiler, que a veces se pasean vanidosas por delante de la nariz, anunciando que allí a los lejos se acerca,
sigiloso, profundo y frío,
diciembre.
Mientras tanto, noviembre, se entretiene jugando con los últimos rayos de sol,
viendo como los humanos recordamos a todos los difuntos,
como se afianzan promesas y se calientan las casas.
Noviembre es nuestro trazo ocre en un lienzo de papel.

viernes, 30 de octubre de 2009

Anti Nazi

http://www.youtube.com/watch?v=thU4WqAdA_8


Doctor, soy nazi, ¿cómo me puedo curar?
Le pondré un tratamiento de varios meses: es un poco caro, básicamente tendrá que tener medios económicos para poder ir de un país a otro.
Le recomiendo que empecemos por Europa, es más suave y notará los efectos de forma graduada, dejo a su libre elección el recorrido, eso sí, es obligatorio que salga del hotel y visite todo lo que pueda: museos, barrios, restaurantes, tiendas, plazas, edificios.
Los efectos secundarios serán cansancio y sueño, pero tranquilo, a la tercera semana se pasarán.
Como segunda parte le pondré Asia, igualmente usted elige los trayectos.
Aquí notará cómo los síntomas de su ideología se tambalearán bastante, tranquilo, es normal
y contará con la acogida de una sociedad muy cercana, aprenda mucho de ellos.
Es esencial que se deje enriquecer por los colores, olores y texturas y no olvide ir desprendiéndose de su vestimenta peculiar, pero sólo cuando lo sienta de corazón.
Le invito a que se interese por conocer su cultura y su forma de vida,
que les escuche hablar y sobre todo aprenda su historia.
A estas alturas sufrirá un periodo que denominamos refractario: será cuando se de cuenta de que está en mitad de línea entre el fascismo y la vida real. No se preocupe, sentirá naúseas, cefaleas y ganas de llorar cuando piense en su pasado, pero poco a poco irá acomodándose a su nueva realidad.
Será el momento oportuno para viajar a África.
Y aquí es dónde usted podrá abandonar el tratamiento, aunque sinceramente esto es como una droga buena, no querrá dejar de viajar nunca.

miércoles, 28 de octubre de 2009


Abuelo conviérteme en golondrina.
Y elévame a lo más alto, dónde no me llegue el aire sucio
ni el ruido de las bocinas.
Dónde no vea la sangre del toro
ni las bolsas de plástico en alta mar.
Súbeme y no me sueltes,
que tus manos soporten mi peso
y mezcan mi débil espíritu en días de flaqueza.
Que hoy tengo el efecto invernadero en la cabeza,
la gripe A en los bolsillos,
la crisis en los oídos,
las lágrimas en los labios
y una bala en la recámara para asustar.
Abuelo, llévame al lugar dónde va la luz cuando se apaga la vela,
dónde duermen las almas de las marionetas,
dónde a todos nos suena la nariz (por el catarro)

Llévame y no me traigas de vuelta hasta que no te lo pida,
echo de menos que toda mi atención la acapares tú.
Tú y tus juegos de manos,
tú y tus lienzos blancos.
Quizás no me acostumbro a ser adulta.

Hoy he buscado el chupete marrón,
hoy quise abandonar los 19 para sumar 1 + 9 = 10 = 1
Hoy quise no ser mayor.

Abuelo, conviérteme en golondrina.
Que hoy sólo quiero que Bécquer me verse...

martes, 27 de octubre de 2009

Sobre una pared...de la Gran Vía

Escribo, porque es mi forma de golpear la pared cuando la rabia me devora por dentro.
Escribo, como dice Di Fellatio, para mantener a distancia la locura.
Escribo, con la mente dormida y el corazón desbordado.
Teniendo fe ciega en lo que mi alma le susurra a mis yemas.

Así vengo aquí, a la imprenta de mi abuelo y con él dejo constancia entre hojas abstractas de mi vida, cómo me siento en lo mejor y lo peor.
No siempre hablo de mí, me gusta inventar historias que son casi reales, pero nunca he usado ni usaré este rincón casi sagrado para mí, para educar, ni mucho menos influir sobre nadie.
Quién llega aquí es bienvenido, porque se introduce en mí, me desnuda con sus ojos, me confieso ante su pantalla.
Soy lo ve, lo que lee.
Lo mismo que se sienta en esta silla y luego se levanta y se aleja, esperando que el que venga disfrute con los pedazos que aquí intento bordar.
Llevo cada escrito tatuado en mi piel.
Con la misma tinta negra china que usaba mi abuelo Nino cuando dibujaba sus cuadros.
Por eso, para bien o mal, escribo como terapia, como medicina, escribo para mí misma porque me ayuda, me consuela, me acompaña y después me enriquece, porque compartir esto con las personas que me componen es mi mayor beneficio.
Es mi regalo.
Es mi placer.
No. Nunca escribo para nadie, egoístamente escribo para mí.
Pero para poder hacerlo necesito ese mundo y por eso muchas de mis entradas llevan ese agradecimiento con nombre y apellidos.
Si alguna vez alguien se ha sentido herido por mis palabras, pido perdón.
Pues si alguna vez hablé no busqué la ofensa, sino mi propio desahogo.
Mis historias no son de nadie, ni siquiera mías.
Quizás a veces olvido que este es mi diario sobre una pared de la Gran Vía.

Cuando hablé del amor pensé en él, en mi familia.
cuando me referí a la amistad, pensé en él, ella, ellos y ellas.
cuando hablé del odio, me referí al mundo.
cuando hablé de marlos, nunca pensé que alguien se identificase de verdad y quién lo hiciese, lo lamento, pero era un personaje totalmente irreal.
cuando hablé de las hadas, pensé en los niños.
cuando hablé de la libertad, pensé en África.
cuando hablé de Tom y Tam, pensé en las desgracias del ser humano.

Y si alguien se dio por aludido,yo no puedo controlarlo.
Yo llego aquí
y desnuda me baño en pintura para danzar en una sala pintada de negro.
No puedo decir más.


Yo no vine al mundo a juzgar a nadie,
y menos a utilizar las palabras como arma.
Simplemente hago uso del verbo ser
siempre esperando ese brillo de luz en el mundo.


Y siempre gracias, a los que venís aquí,
familiares,
amigos,
personas que perdí,
desconocidos.
Gracias.

domingo, 25 de octubre de 2009

26 de octubre

Hace 20 años una mujer sintió como su vientre se movía, despacio, como si la personita que durante muchos meses había vivido con ella se despertase de su letargo y decidiese conocer el mundo de ahí afuera.
Hace 20 años un bebé de ricitos negros cogía por primera vez el dedo de su papá y este, achinando los ojos con su sonrisa más profunda, era consciente de que le estaba atrapando para siempre.
Hace 20 años naciste tú.
Y contigo nacieron las futuras risas en el tren, los abrazos bajo la lluvia, las noches de lágrimas por palabras muy bellas, las confesiones y los consejos sobre la vida.
Contigo nació la mitad de nuestra amistad, tus ojos pequeños, tu risa diferente.
Desde el momento que te conocí, cuando estoy en un lugar cerrado contigo siempre estás ahí, llamando mi atención, siendo ese hermano que jamás tuve y que me protege y cuida como si hubiese estado a mi lado toda la vida.
Yo no te había conocido hace 20 años, pero tengo la suerte de estar aquí hoy para poder felicitarte cuando los cumples.
Eres la persona más grande que he conocido.
Gracias.

viernes, 16 de octubre de 2009

martes, 13 de octubre de 2009

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En el fondo todo lo que quiero...

es verte amanecer.



Dorian - Verte Amanecer


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sábado, 10 de octubre de 2009

Juego de Máscaras

Huele a café...
Desde la ventana parece que el tiempo pasa demasiado deprisa,
la noche es negra y el mar está en calma.
Vuele a sentir ese quebrar bajo el pecho.
Dibuja trazos sin sentido en el cristal empañado,
apretando los labios,
con ese gesto tan elegante de mujer,
cuando quiere llorar, pero no lo hace.
El aire entra y juega con su vestido,
la seda acaricia sus muslos blancos
y le escuecen las heridas del corazón.
Aquel que late apesadumbrado.
Se pregunta cuánto de cierta es su vida.
Si alguna vez soñó con ser así.
Quiere volar lejos,
pero sus alas son de plumas de gallina
no de halcón.
Su mirada verde se refleja en los cristales del ventanal,
el salitre se cuela
y con sus dedos de sal acaricia su mejilla.
"Yo sé quién eres" susurra. "No te escondas"
Se mira las manos, velludas.
Las piernas, grandes y musculadas.
Con impotencia toca su abdomen y no siente nada,
no hay un espacio vacío que aspire a albergar un futuro bebé.
Rompe a llorar.
Y cae vencida al suelo.
Si fuese más fácil escapar de aquella cárcel de piel...
Su cabello corto deja entrever unas pequeñas entradas,
y al borrar una lágrima de su cara,
siente la fricción de una barba incipiente a punto de crecer.
La luz que se colaba por la rendija de la puerta entreabierta desaparece,
alguien la escucha.
"No llores Javier" y la abraza.
Es mamá.
Ese ser puro que la acompaña siempre.
Esa mujer que le dio la vida
y la llamó Javier.
Aquella que lloró cuando su pequeño le confesó que no era feliz.
La misma que creyó que un tratamiento médico podría curar a su hijo.
Su madre, ese ser puro que finalmente comprendió que Javier no se sentía hombre,
sino mujer.

Las dos se sientan en el suelo, observando la candidez que ofrece el mar en calma.
El silencio pone música a un momento tan intenso.
Su pequeña adolescente está viviendo uno de los momentos más difíciles e importantes de su vida y, por desgracia, sabe que aquello en lo que va a convertirse no es lo que su alma quiere ser.
Es nacer en un cuerpo que no te pertenece.
Es mirarse al espejo y ver el reflejo de otro,
es no encontrarse.
"Cuando seas mayor de edad podrás cambiar mi niña, ya lo verás, y serás una mujer preciosa"

Y Javier deja de temblar.
Sólo en su hogar puede ser ella misma.
Sabe que cuando cruce la puerta tendrá que fingir que es feliz, tendrá que creer que es hombre, pues su cuerpo así lo cree y la gente así lo ve.
Tendrá que escuchar como sus compañeros del colegio le llaman "tío" o "maricón"
y mirará con melancolía las faldas y los lazos de las niñas,
aquellos que ella no puede llevar.
Con tristeza acaricia su vestido blanco, ése que sólo viste en casa, la única prenda que la une con su verdadera identidad.
Y mira a su madre y es consciente de cuánto la admira y la necesita.
"Gracias..." susurra.
Y las dos se miran con ternura, saben que el camino no es de rosas...
pero si habrá un campo de flores, millones de flores
al final.



Ayer vi un reportaje en Cuatro sobre la transexualidad y me impactó mucho escuchar cómo relataban sus sentimientos, su forma de ver la vida, cómo describían su situación.
Me emocioné.
Sólo espero que la sociedad acabe comprendiéndoos, que consigáis esa igualdad que merecemos todos como seres humanos y que encontréis ese lugar, esa identidad con la que todos soñamos
y por la que muchos se ven obligados a luchar.

viernes, 9 de octubre de 2009

A usted

Nunca aprendí a tocarte.
Y aún sin haberte conocido, sé que podríamos haber sido
algo más.
Te rodeas de elegancia y de cultura,
yo sólo quise escucharte desde el sofá
y cerrar los ojos para poder degustar
cada soplo de aire que corre por tus entrañas,
con sabor a melodía.

Tengo miedo de conocerte,
de penetrar en tu misterioso halo y poner orden
a los versos implícitos que me regalas.
Tengo miedo de hacerlo,
y que se desvanezca la magia.

Quiero tocarte con el corazón,
no con las manos.
Y que me beses los oídos,
me rodeen tus susurros de teclas,
que tus dedos de dominó se fusionen con los míos.
Que se impregne la sala con mi éxtasis
y tu majestuosidad.
Y vuelen los pentagramas.

Y saber, que antes de irte, me dirás que me amas.
O simplemente descubras cuánto te amo.

Tintinean tus arpegios y campanas.
Cierro los ojos y otra, te toca.
Suspiro, despechada.
Pero disfruto.
Piano.


http://www.youtube.com/watch?v=0Su8LXNS16A&feature=related

"Cuando tiraron el piano al agua, la cuerda que lo ataba comenzó a correr.
En ese instante, Ada no dudó en meter el pie dentro de del ojal que dejaba ésta sobre la cubierta.
Cuando el piano creyó morir solo, ahogándose en el mar,
Ada se hundió con él.
Porque no era un instrumento, era su voz."

Película El Piano

lunes, 5 de octubre de 2009

Orgullo....humano

Cuando gritó "¡tolerancia!" todos los viandantes de la plaza detuvieron sus quehaceres.
Posaron sus ojos en él y esperaron atentos.
Minutos antes, mientras escalaba a la fuente calándose hasta las rodillas pensó varias veces que fracasaría,
pero ahí estaba, lo había conseguido, era su momento.
"Quiero igualdad, soy homosexual y no soy distinto de ninguno de vosotros. Quiero que me respetéis por quién soy, mis valores y mi educación, lo que ofrezco como ser humano y hombre, nada más, todo lo que concierne a mi sexualidad se queda dentro de mi corazón y mi cama."
Muchos se quedaron mudos, la mayoría atónitos, otros extrañados y todos fueron retomando sus caminos y actividades como si nada, pero aquel día cambió sus vidas para siempre.

Mucho tiempo después, cuando los niños ya eran padres y los padres abuelos, unos jóvenes se subieron a la fuente, un día parecido, mojándose los vaqueros y las deportivas y gritaron:
eeeeeeeeeeeeh!" y todos los que allí se encontraban se pararon a escucharles.
De repente uno de ellos gritó: "¡Somos homosexuales!"
Y todos los que allí se encontraban respondieron al unísono "¿Y qué?"
Entonces el joven respondió: "¿Cómo que y qué? ¡Homófobos!
Y una mujer que allí se encontraba levantó la voz:

- Sí, decimos ¿y qué?.
¿Por qué?
Porque estamos cansados.
Mi hijo es homosexual, como tú y le amo más que a nada en este mundo, por eso que ni se te pase por la cabeza faltarme al respeto así, acusándome de homófoba.
¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y él?
Que él no sale a la calle con una camiseta del arcoiris diciendo a todos "Hola soy gay" porque cómo alguien muy sabio dijo un día subido ahí dónde estás tú
todo lo que concierne a su sexualidad se queda dentro de su corazón y su cama
.
Todo lo que muchos hombres y mujeres han hecho a lo largo de la historia para luchar por su libertad se ve ensuciado por vosotros.
Ellos se ganaron pulso a pulso, día tras día, la tolerancia y los derechos que cómo personas debemos tener.
Y ahora vosotros que tanto gritáis "tolerancia" sois los primeros que os diferenciáis proclamando continuamente vuestra sexualidad.
No, yo soy hetero y no voy gritándolo por la calle, soy hetero y soy libre de serlo, igual que tú.
¿Cómo pedís que se os juzgue como personas, como profesionales, como hombres o mujeres si vuestro sello continuo es una bandera, una feminidad muchas veces forzada, una continua lucha sin enemigos?
A mí no me importa de quién te enamores, por lo tanto, no seas tú quién te pongas la etiqueta de homosexual, tú te diferencias.
Soy mujer y he luchado por mis derechos como tal, porque muchas mujeres sufrieron y murieron por toda la igualdad y respeto que yo disfruto ahora, pero no voy por la calle repitiendo "eh, soy mujer" ni voy a mi trabajo y digo " no me irás a discriminar por ser mujer"
porque si quiero igualdad, tendré que empezar yo por no diferenciarme.


Los jóvenes se quedaron callados. Se quitaron las plumas y las camisetas de arcoiris.
La gente siguió caminando, hablando, comprando. Nadie miró mal, nadie acosó ni insultó.
La tolerancia existía, sí, quizás había minorías que pensaban distinto, allá ellos, libertad de expresión.
Pero todos aprendieron una lección.
Ya basta de tonterías, aquí en este mundo se viene a sonreír y a luchar por y para que todos sonrían y todo lo demás es secundario.


Tenía muchas ganas de escribir esta entrada porque llevo mucho tiempo pensándolo.
No quiero que alguien se confunda al leerlo, no soy homófoba y creo que la sexualidad se basa en el amor hacia una persona, no a un sexo XX o XY.
Pero sí quería decir que estoy cansada.
Cansada de ver a amigos míos que tienen su sexualidad y son muy felices sin tener que estar exhibiéndose a todo el mundo y que ello mismos se avergüencen de aquellos que no tienen otra etiqueta de presentación que no sea "¡Hola, soy gay!". A ver, si eres gay, como si eres hetero, como si eres bisexual, como si eres asexual, como si eres lo que quieras. A mí no me importa eso. No voy a juzgarte por eso. No voy a contratarte por eso. No voy a despedirte por eso.
Quiero conocerte por todo lo que te concierne, excepto por eso. Porque es algo tuyo dónde yo nunca entraré ni podré opinar, igual que tú de mí.
Si yo quiero ser igual, si quiero que a nadie le importe mi orientación sexual, tendré que empezar por quitarme el cartel de la frente que lo diga.
No sé si me explico bien ni tampoco cómo pueda sonar, simplemente estoy cansada de escuchar la palabra "igualdad" en boca de gente que se aparta a sí misma.
Yo creo en las personas, es lo único que puedo añadir.

viernes, 2 de octubre de 2009

Siempre tuve esa corazonada

Cómo te cantó Sabina:

Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.



Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me dejo la vida en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.

Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.


Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.

El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.



Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.


Madrid, pequeña, no te sientas triste, todos sabemos que deberías haber sido tú.
Porque soy parte tuya, soy la punta de tu pie, tu dedo índice que apunta al sur, el bastón en el que descansas o la pierna de bailarina con la danzas.
Sólo sé que siempre tuve esa corazonada y aún habiendo perdido,
¡mírate!
Mira hacia atrás...y verás cómo luchaste con aquel ¡No pasarán!
y verás como has sobrevivido a una historia increíble que pocas ciudades pueden contar.
Eres teatros, eres cultura, eres calamares, mercados, taxis, turistas, arte en la calle y voces diferentes,eres amor y noches blancas, manifestaciones, tolerancia, eres hierba, cafés y la herencia de los austrias.
Tienes miles de colores y un sistema circulatorio que dicen "que vuela" surcándote las entrañas.
Madrid, para mí eres mi tierra y mi orgullo.
Hemos perdido una oportunidad, pero siempre has sabido cómo ganar de otra manera