lunes, 30 de marzo de 2009

Oda al imprescindible

Nunca cesa. Nunca para. Nunca es jamás.
Jamás es mentira.
Es mentira, porque llegará un día en el que se pierda para siempre su tic - tac.
Tic, milésimas de segundo, tac.
No recuerdo con certeza cuándo comenzó su andadura,
es el duende sin pies ni cabeza,
ni ojos ni piel.
Encerrado a kilómetros del sol.
Aún así se quema, aún así duda.
Tiene dos pequeñas orejas.
Dos aurículas.
Para escuchar.
Tic - tac.
No sabe de qué color es el mar.
Tic - tac.
No entiende la física, ni la química, ni cómo se aprende a volar.
Pero sabe quién eres. Te conoce mejor de lo que tú hayas imaginado.
Se ha roto, se ha encendido y ha llorado.
Está dedicando su vida a mantenerte a ti.
Y late, late, late, late, late, late (...)


Hoy mientras estudiaba me he parado a pensar (cómo tantas veces) en lo maravilloso que es el organismo humano; es increíble como desde que nacemos ese pequeño corazón crece y no deja de latir, día tras día, bombeando sangre, sin tener vacaciones, sin pedir un día libre para descansar, nunca. Y aunque lo rompas, lo vendas, lo engañes o lo olvides, no se queja.
Por eso hoy va por ti, corazón.

sábado, 28 de marzo de 2009

Se acerca Abril


Días de estudio intensivo,
veo girar el tiovivo, escucho a los niños riendo, pero no puedo montar...
mientras tanto...
Sabina me acompaña cuando no toca disfrutar.
Queda poco para sacar un billete en la feria...

Joaquín Sabina - Todavía una canción de amor

No te fíes si te juro que es imposible
no dudes de mi duda y mi quizás
el amor es igual que un imperdible
perdido en la solapa del azar

La luna toma el sol de madrugada
nunca jamás quiere decir tal vez
la muerte es un amante despechada
que juega sucio y no sabe perder

Estoy tratando de decirte que
me desespero de esperarte
que no salgo a buscarte porque sé
que corro el riesgo de encontrarte
que me sigo mordiendo, noche y día
las uñas del rencor
que te sigo debiendo todavía
una canción de amor.

No corras si te llamo de repente
no te vayas si te grito piérdete
a menudo los labios más urgentes
no tienen prisa dos besos después.


Se aferra el corazón a lo perdido
los ojos que no ven miran mejor
cantar es disparar contra el olvido
vivir sin ti es dormir en la estación.


Miraré por la ventana cómo llueve, qué espectáculo más bello.
Mientras las gotas pegan su nariz en mi cristal, para curiosear en mi cuarto.
Me alegraré de que las tardes sean más largas ("aunque las pase debajo de un flexo" - cómo dice mi hermana).
Y esperaré mi turno para mirar hacia el sol.




Dedicado a Edu y Dani :)

sábado, 21 de marzo de 2009

En la calle de Espoz y Mina

Anais se cansó.
Se cansó tanto de esperar que desabrochó sus zapatos y los abandonó sobre la acera.
Después alcanzó como pudo la cremallera del vestido y la bajó despacio, intentando alargar su sufrimiento, hasta llegar al tope con la tela.
Con suavidad dejó que resbalara sobre su cuerpo y cayera derrotado sobre el asfalto.
Eran las 23:59.
Un minuto. Sólo 60 segundos más prolongaban aún su estúpida creencia.
Quizás él llegaría.
El bello recogido que había sido creado durante 2 horas eternas predecía asustado su terrible desenlace. Vio roto el sueño de verse despeinado por el pasar de las horas, pues Anais introdujo sus dedos entres los bucles y los rompió.
Los tirabuzones precipitaron hacia el vacío, chocando irreversiblemente con sus hombros, hiriéndola.
Y, recordando las películas de amor más tristes que había visto, se chupó las yemas y restregó la pintura de sus ojos por sus mejillas.
La bella Anais. La Venus de Madrid. La mujer más linda de la calle de Espoz y Mina.
A esto se le acercó el camarero de un bar.
Pensó que Anais que era la viandante más hermosa que jamás se había parado en aquella calle.
Y la vio llorar.
Sus mejillas eran maquillaje en polvo surcado por ríos de tinta negra.
¿El amante no llegó? - preguntó con un deje paternalista.
Y ella no respondió.
Bueno, mujer, si él no la corresponde ¡fuera! Muchacha, en estos tiempos...mírese al espejo, con lo guapa y formal que parece usted, fíjese en lo que le digo ¡fíjese! enamora sólo con la mirada. Así que mándelo a la mierda y váyase a buscar un hombre mejor, que la quiera y que la cuide, que la proteja y la colme de regalos y piropos. Usted se lo merece. ¿Qué me dice? - dijo de nuevo el anciano.
Claro...gracias, es usted un buen hombre - murmuró ella.
Y desnuda, comenzó a caminar despacio hacia la boca del metro.

A las 00:02 apareció un hombre en la calle de Espoz y Mina, parecía nervioso y buscaba a alguien.
El camarero creyó reconocerlo, pero se hizo el despistado, era demasiado viejo para ser el amante de aquella chica.
- Busco a una joven, ¿no la habrá visto?
- Dígame cómo es.
- No lo sé, la última vez que la vi era sólo un bebé.


Y Anais regresó a casa.
Regresó pensando que él no la quería.
Pensando que era imposible olvidarle y encontrar a otro porque sólo él podía cumplir el papel que ella pedía.


Y aquel hombre se sentó en la acera de la calle de Espoz y Mina.
Y encontró unos zapatos rojos, supo de quién serían.
Y la imaginó descalza alejándose para siempre.
No podía creer que había estado a punto de conocerla.
No quería asumir que había vuelto a perder a su hija.

jueves, 19 de marzo de 2009

Eres tú

No diré nada sobre tus ojos, aunque se congele el tiempo cuando
sin quererlo
coincidimos en el aire...
y mis pupilas se quedan atontadas sólo por el hecho de encontrarse
con las tuyas.

No hablaré de tus manos,
ni de tu pelo bajo mi respiración,
ni de tu sonrisa cerrada cuando te hago reír,
ni de tu cuello, tu gesto o tu olor.

No hablaré hoy de ti, porque ya te digo demasiado.
Prefiero pensarte, seguir pensándote a diario, seguir escribiéndolo en este rincón,
seguir diciéndotelo con palabras, pero sin sonidos,
sin darles matiz y color con mi voz.

No diré que lo daría todo por ti.
Que dejaría de escribir por ti.
Que escribo por ti.

No escupiré cursiladas que sólo sirven para esconder malestares y rencores.
Y engaños.
No aparentaré querernos a diario.
Prefiero intentarlo, aunque nadie lo haya conseguido aún.

Prefiero esperarte en esa esquina, imaginando que es el primer día que quedamos.
O creer que mañana a lo mejor no te podré ver.
Prefiero sentir que es un primer beso, cuando ya es la infinita vez más 5 que nos besamos.
Y qué me pregunten qué somos.

Y aunque lo sepa...
no responder.

Me gusta proponerme no pensar ni hablar de ti.
Y antes de terminar de hacerlo haberlo incumplido.

lunes, 16 de marzo de 2009

"Circustancias secundarias de los efectos de la vida"

A Edu le daba miedo la oscuridad.
No, no, miedo sólo no. Le aterraba la oscuridad. Le horrorizaba la oscuridad.
Era su mayor enemigo. Su límite.
Por el día era una persona más, con sus calcetines de ejecutivo, sus ensaladas César, sus paseos en bici y los cafés de los viernes a las 6 en Las Carretas con Elena.
Pero por las noches...
Las noches eran una pesadilla.
Por eso su factura de la luz era la más cara de todos los habitantes de la ciudad.
Más cara que los bares, que las cocinas, que los hospitales y almacenes refrigerados.
Sus bombillas jamás dormían: estaba encendida la del salón, la del pasillo, la habitación y el baño, la del despacho, las dos de la mesilla de la habitación de invitados...
Y así estaba tranquilo. La luz le daba paz.

Sólo se enfrentaba a su miedo cuando Elena se quedaba pasadas las 00:00. Y asustado se hundía en su regazo, mientras ella le acariciaba con sumo cuidado el pelo, diciendo en alto: tranquilo...mi vida...estoy aquí.
Y él dormía, mientras ella insatisfecha miraba por la ventana, pensando en si su amor estaba por encima de la infelicidad.
La oscuridad era para él como tu mayor miedo para ti.
El fracaso de un sueño.
La desaparición de un ser querido.
El sonido de una explosión.
Una llamada no respondida.

Quizás así entiendas que no era sólo miedo, era mucho más.
Un día le aconsejaron que fuera al psicólogo.
Él no creía en ellos. No quiso. Siguió girando por las esquinas con una linterna a pesar de tener encendidas todas las luces.
Entonces Elena se marchó.
Le dijo que estaba cansada de no ser feliz. Que lo sentía enormemente. Añadió que, cuando cambiara, la avisase porque seguro volvería.
Y Edu no supo qué hacer, salvo llenar de velas los armarios.

Un día, mientras leía el periódico en el metro, una gitana se le acercó pidiéndole dinero y él, deprimido, decidió darle todo lo que llevaba encima: 170 euros, su reloj y su tristeza.
Ella a cambio le prometió que le concedería un deseo. Lo que quisiera.

Y aquella noche Edu no volvió a tener miedo a la oscuridad. Nunca más.


Porque Elena volvió.

domingo, 15 de marzo de 2009

Mi loco bajito (como decía Serrat)


Ojalá pudiera pintarte con las manos. Hundir mis yemas en barreños de colores y pedirte permiso para crear fantasía. Que mi índice sea azul y te indique el camino al universo. Te dirija cuando te pierdas y te avise cuando te equivoques, sin esperar que me hagas caso. Que te advierta cuando hayas errado y también te recuerde quién eres tú y lo especial que debes sentirte, único. Que mi dedo corazón sea rojo y con él pueda saber todo lo que te ocurre. Con su tacto sabré si ardes o estás frío, si tiemblas o te encoges, podré acariciarte cuando duermas y pintaré tus mejillas cuando sonrías. Mi dedo anular será naranja, para enseñarte que nada en esta vida es perfecto, que todo lo que te propongas podrá tener limitaciones, pero que si cuentas con la ayuda de más personas, de los demás dedos, tú papel en este mundo cobrará sentido. Mi dedo meñique será blanco y negro, una mezcla, para que aprendas a juzgar con la mente abierta, para que no te fijes en lo externo o en la primera impresión y siempre tengas lugar en tus conocimientos para aprender algo nuevo. Para que puedas contar con los dedos, para que veas que lo más grande empieza siendo algo muy pequeño. Mi dedo pulgar será tuyo desde que nazcas. Será del color de tu piel. Será el tronco al que te aferres cuando llegues al océano de la vida, no te sueltes. Y será el que arrastre lejos las lágrimas de tu mejilla. El que te pellizque cuando te pille haciendo travesuras. El que te felicitará cuando hagas lo correcto. Porque mis manos...las manos que querrán tocarte siempre, están llenas de pintura para crearte. Para pintarte.

Porque cuando tenga un hijo le subiré a una calabaza gigante y esperaré a que me pregunte por qué lo hago, entonces, sólo entonces, le cogeré entre mis brazos y le responderé que haría cualquier locura por vivir millones de momentos junto a él.
También le dejaré quedarse dormido encima de una tostada llena de mermelada y que se coma la tierra de los tiestos de la cocina.
Prometo pintar con él las paredes blancas del pasillo y pedirle consejo cuando no sepa qué vestido escoger para ir a cenar; también prometo escucharle cuando todavía no sepa ni siquiera hablar y dejarle jugar con todos los objetos de valor que tenga porque ninguno de ellos podrá compararse con él.
Le enseñaré a pintar con los dedos y a reír con los ojos. Y sólo encenderemos la televisión para ver juntos las películas de Disney y las de "Érase una vez la vida". Recorreremos el mundo por las noches, con una cama, una colcha de patos y un libro.
Buscaremos animales en los parques y dejaré que se pierda, para que aprenda a no soltarse nunca de mi mano.
Me mostrará que lo más complicado en la vida no es sobrevivir, sino recortar por una línea de puntos y colorear sin salirse fuera.
Le prometeré la luna y cumpliré mi promesa.

Y le agradeceré eternamente el haberme dejado pintarle con mis manos.

viernes, 13 de marzo de 2009

Días de hierba


Mi mano y la de mi amigo Enrique.
"Benetton" digo yo mientras queda inmortalizado el momento.
Y huele a verano en la universidad...huele a frutas que ya van preparando su regreso: las picotas, la sandía, los melocotones, el melón...y lo saboreo mientras todos hablan tomando el sol...y los rayos se reflejan en sus gafas, en su pelo, en las sonrisas que aún se mantienen..a pesar de los inminentes exámenes, de las sillas vacías de la biblioteca que nos reclaman, se oyen las risas en esas bocas tan jóvenes y tan maduras al mismo tiempo.
Crucigramas en equipo, ensaladilla con patatas fritas, la pequeña Mateos caminando como Mickey Mouse, 1/0 = infinito...de risas...
Y corretean las naranjas por la hierba y los apuntes vuelan por la sombra, suena a lo lejos el trinar de alguna sirena (de ambulancia) que nos recuerda porqué vinimos aquí algún día ya lejano.
Ahora sólo sabemos curar "de mentirijillas", pero ya nos creemos expertos matasanos.
Y nos encanta ser "frikis" hablando de ciencia y medicina, para luego cambiar el ligamento inguinal por el mus, el póker, unas cañas, la cachimba, siesta y competiciones de carretillas.

Huele a verano en la universidad.
Lo pienso mientras me asustan los exámenes, el futuro.
Para después girarme y ver a mis amigos corriendo, gritando, saltando, volando, abrazando, soñando, reflexionando...
Y sentirme bien, muy bien,feliz...porque sé que el día de mañana seremos lo que queremos ser.
Y mientras llega, huele a verano.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cómo el primer día, 25 años

Se subieron en la misma parada, pero entraron por puertas distintas. Él se quedó de pie, con la mano sujetando la barra del techo, mientras ella se apoyaba contra la pared y perdía su mirada en el cristal. Cada 6 minutos se iba llenando el vagón y de repente, rodeados por unas 40 personas, se miraron. Nadie se dio cuenta, sólo ellos sintieron el escalofrío. Sabían que tenían poco tiempo. Lentamente él se fue acercando, fingiendo estar oprimido entre los pasajeros. Ella le veía avanzar y ocultaba con esmero una sonrisa de nerviosismo.
Finalmente llegó y buscó su mirada, pero parecía que esa mujer se lo pondría difícil. Así que se giró, como ofendido y ella, deslizando su mano entre bolsos y abrigos le rozó la espalda, con sus dedos.
En ese instante ambos cerraron los ojos, como hipnotizados por la misma melodía. Ella sonrió, sin que nadie la viera y él pensó que era la mujer más dulce que jamás había conocido.
Entonces, se encontraron. Se preguntaron con los ojos quiénes eran y qué hacían allí. Se resistieron a besarse apasionadamente, empujando al resto de la gente que, sin enterarse, se habían convertido en meros espectadores.
Él rozó su mejilla con sus labios. Y ella olió su cuello con su nariz.
- ¿Cómo te llamas? - preguntó murmurando.
Y de repente le sonó el móvil y respondió.

- ¿Sí? ¿Dígame? ¡Ah, hola hija, ¿que te ocurre? ¿Qué dices de qué vestido de qué lavadora? Sí, sí, sabes que yo no me entero mucho con eso, espera, pregúntaselo a tu madre, te paso con ella.
Y con un "la niña, que no sé que quiere" le entregó el telefóno a su mujer.
A esa que sonreía. A la más dulce del mundo.
- Dime...sí...está en tu armario planchado...¡es que eres un desastre! Vale, pero llámame para ir a buscarte. Yo también te quiero. ¡Adiós!

Y volvieron a mirarse. Se rieron. Se besaron olvidando dónde estaban y qué hacían. Llegó su parada y se bajaron cogidos de la mano.
- Todavía no me ha dicho cómo se llama señorita... - preguntó él.
- Parece mentira que llevemos 25 años casados y aún me sigas preguntando por mi nombre.

Y el resto de pasajeros se quedaron atónitos, preguntándose qué había pasado.
Cómo dije en un principio, ellos sólo eran espectadores.
Y él y ella sólo vivían su amor a diario.

(Dedicado a mi papá y a mi mamá y a sus bodas de plata )

sábado, 7 de marzo de 2009

Dedicado a mi compañero de aventuras

Ayer perdí mi móvil.
Supongo que cualquiera que lea esto me dirá:
"Sí, es una pena, sobre todo si era bueno o fue caro y también por los números, el dinero que cuesta hacer el duplicado y la rabia que te da siempre perder algo"

Es cierto. Más se perdió en Cuba.
Pero tengo una terrible aflicción...
No sé. Estará en algún lugar, como esperándome...lo más desesperante es que le doy llamadas perdidas y está encendido, nadie lo ha cogido...está solo en ninguna parte esperando que lo encuentre.
Y mira que lo busqué ayer y hoy volví...(acompañada por esa persona ya más que conocida en mi blog, mi querido Miguel, GRACIAS)
Es horrible saber que está, claro que está...¿pero dónde?
¿Qué le estará pasando? ¿Estará bien? ¿Cómo se encontrará físicamente? ¿Se habrá dañado? ¿Y si llueve y se moja? ¿Y si jamás lo encuentra nadie?
Me da tanta pena...y es por mi culpa.
Le imagino sentadito en algún lugar, diciendo: "encuéntrame, encuéntrame..."

(Sí, vale...desvarío ligeramente..)
Me gustaría escribir una de mis entradas...pero sinceramente Marzo no empezó con buen pie y no creo que escribiese nada bueno.
Por eso se lo dedico a mi pequeño 5310 Xpressmusic...
Te echaré de menos.