viernes, 30 de octubre de 2009

Anti Nazi

http://www.youtube.com/watch?v=thU4WqAdA_8


Doctor, soy nazi, ¿cómo me puedo curar?
Le pondré un tratamiento de varios meses: es un poco caro, básicamente tendrá que tener medios económicos para poder ir de un país a otro.
Le recomiendo que empecemos por Europa, es más suave y notará los efectos de forma graduada, dejo a su libre elección el recorrido, eso sí, es obligatorio que salga del hotel y visite todo lo que pueda: museos, barrios, restaurantes, tiendas, plazas, edificios.
Los efectos secundarios serán cansancio y sueño, pero tranquilo, a la tercera semana se pasarán.
Como segunda parte le pondré Asia, igualmente usted elige los trayectos.
Aquí notará cómo los síntomas de su ideología se tambalearán bastante, tranquilo, es normal
y contará con la acogida de una sociedad muy cercana, aprenda mucho de ellos.
Es esencial que se deje enriquecer por los colores, olores y texturas y no olvide ir desprendiéndose de su vestimenta peculiar, pero sólo cuando lo sienta de corazón.
Le invito a que se interese por conocer su cultura y su forma de vida,
que les escuche hablar y sobre todo aprenda su historia.
A estas alturas sufrirá un periodo que denominamos refractario: será cuando se de cuenta de que está en mitad de línea entre el fascismo y la vida real. No se preocupe, sentirá naúseas, cefaleas y ganas de llorar cuando piense en su pasado, pero poco a poco irá acomodándose a su nueva realidad.
Será el momento oportuno para viajar a África.
Y aquí es dónde usted podrá abandonar el tratamiento, aunque sinceramente esto es como una droga buena, no querrá dejar de viajar nunca.

miércoles, 28 de octubre de 2009


Abuelo conviérteme en golondrina.
Y elévame a lo más alto, dónde no me llegue el aire sucio
ni el ruido de las bocinas.
Dónde no vea la sangre del toro
ni las bolsas de plástico en alta mar.
Súbeme y no me sueltes,
que tus manos soporten mi peso
y mezcan mi débil espíritu en días de flaqueza.
Que hoy tengo el efecto invernadero en la cabeza,
la gripe A en los bolsillos,
la crisis en los oídos,
las lágrimas en los labios
y una bala en la recámara para asustar.
Abuelo, llévame al lugar dónde va la luz cuando se apaga la vela,
dónde duermen las almas de las marionetas,
dónde a todos nos suena la nariz (por el catarro)

Llévame y no me traigas de vuelta hasta que no te lo pida,
echo de menos que toda mi atención la acapares tú.
Tú y tus juegos de manos,
tú y tus lienzos blancos.
Quizás no me acostumbro a ser adulta.

Hoy he buscado el chupete marrón,
hoy quise abandonar los 19 para sumar 1 + 9 = 10 = 1
Hoy quise no ser mayor.

Abuelo, conviérteme en golondrina.
Que hoy sólo quiero que Bécquer me verse...

martes, 27 de octubre de 2009

Sobre una pared...de la Gran Vía

Escribo, porque es mi forma de golpear la pared cuando la rabia me devora por dentro.
Escribo, como dice Di Fellatio, para mantener a distancia la locura.
Escribo, con la mente dormida y el corazón desbordado.
Teniendo fe ciega en lo que mi alma le susurra a mis yemas.

Así vengo aquí, a la imprenta de mi abuelo y con él dejo constancia entre hojas abstractas de mi vida, cómo me siento en lo mejor y lo peor.
No siempre hablo de mí, me gusta inventar historias que son casi reales, pero nunca he usado ni usaré este rincón casi sagrado para mí, para educar, ni mucho menos influir sobre nadie.
Quién llega aquí es bienvenido, porque se introduce en mí, me desnuda con sus ojos, me confieso ante su pantalla.
Soy lo ve, lo que lee.
Lo mismo que se sienta en esta silla y luego se levanta y se aleja, esperando que el que venga disfrute con los pedazos que aquí intento bordar.
Llevo cada escrito tatuado en mi piel.
Con la misma tinta negra china que usaba mi abuelo Nino cuando dibujaba sus cuadros.
Por eso, para bien o mal, escribo como terapia, como medicina, escribo para mí misma porque me ayuda, me consuela, me acompaña y después me enriquece, porque compartir esto con las personas que me componen es mi mayor beneficio.
Es mi regalo.
Es mi placer.
No. Nunca escribo para nadie, egoístamente escribo para mí.
Pero para poder hacerlo necesito ese mundo y por eso muchas de mis entradas llevan ese agradecimiento con nombre y apellidos.
Si alguna vez alguien se ha sentido herido por mis palabras, pido perdón.
Pues si alguna vez hablé no busqué la ofensa, sino mi propio desahogo.
Mis historias no son de nadie, ni siquiera mías.
Quizás a veces olvido que este es mi diario sobre una pared de la Gran Vía.

Cuando hablé del amor pensé en él, en mi familia.
cuando me referí a la amistad, pensé en él, ella, ellos y ellas.
cuando hablé del odio, me referí al mundo.
cuando hablé de marlos, nunca pensé que alguien se identificase de verdad y quién lo hiciese, lo lamento, pero era un personaje totalmente irreal.
cuando hablé de las hadas, pensé en los niños.
cuando hablé de la libertad, pensé en África.
cuando hablé de Tom y Tam, pensé en las desgracias del ser humano.

Y si alguien se dio por aludido,yo no puedo controlarlo.
Yo llego aquí
y desnuda me baño en pintura para danzar en una sala pintada de negro.
No puedo decir más.


Yo no vine al mundo a juzgar a nadie,
y menos a utilizar las palabras como arma.
Simplemente hago uso del verbo ser
siempre esperando ese brillo de luz en el mundo.


Y siempre gracias, a los que venís aquí,
familiares,
amigos,
personas que perdí,
desconocidos.
Gracias.

domingo, 25 de octubre de 2009

26 de octubre

Hace 20 años una mujer sintió como su vientre se movía, despacio, como si la personita que durante muchos meses había vivido con ella se despertase de su letargo y decidiese conocer el mundo de ahí afuera.
Hace 20 años un bebé de ricitos negros cogía por primera vez el dedo de su papá y este, achinando los ojos con su sonrisa más profunda, era consciente de que le estaba atrapando para siempre.
Hace 20 años naciste tú.
Y contigo nacieron las futuras risas en el tren, los abrazos bajo la lluvia, las noches de lágrimas por palabras muy bellas, las confesiones y los consejos sobre la vida.
Contigo nació la mitad de nuestra amistad, tus ojos pequeños, tu risa diferente.
Desde el momento que te conocí, cuando estoy en un lugar cerrado contigo siempre estás ahí, llamando mi atención, siendo ese hermano que jamás tuve y que me protege y cuida como si hubiese estado a mi lado toda la vida.
Yo no te había conocido hace 20 años, pero tengo la suerte de estar aquí hoy para poder felicitarte cuando los cumples.
Eres la persona más grande que he conocido.
Gracias.

viernes, 16 de octubre de 2009

martes, 13 de octubre de 2009

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En el fondo todo lo que quiero...

es verte amanecer.



Dorian - Verte Amanecer


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sábado, 10 de octubre de 2009

Juego de Máscaras

Huele a café...
Desde la ventana parece que el tiempo pasa demasiado deprisa,
la noche es negra y el mar está en calma.
Vuele a sentir ese quebrar bajo el pecho.
Dibuja trazos sin sentido en el cristal empañado,
apretando los labios,
con ese gesto tan elegante de mujer,
cuando quiere llorar, pero no lo hace.
El aire entra y juega con su vestido,
la seda acaricia sus muslos blancos
y le escuecen las heridas del corazón.
Aquel que late apesadumbrado.
Se pregunta cuánto de cierta es su vida.
Si alguna vez soñó con ser así.
Quiere volar lejos,
pero sus alas son de plumas de gallina
no de halcón.
Su mirada verde se refleja en los cristales del ventanal,
el salitre se cuela
y con sus dedos de sal acaricia su mejilla.
"Yo sé quién eres" susurra. "No te escondas"
Se mira las manos, velludas.
Las piernas, grandes y musculadas.
Con impotencia toca su abdomen y no siente nada,
no hay un espacio vacío que aspire a albergar un futuro bebé.
Rompe a llorar.
Y cae vencida al suelo.
Si fuese más fácil escapar de aquella cárcel de piel...
Su cabello corto deja entrever unas pequeñas entradas,
y al borrar una lágrima de su cara,
siente la fricción de una barba incipiente a punto de crecer.
La luz que se colaba por la rendija de la puerta entreabierta desaparece,
alguien la escucha.
"No llores Javier" y la abraza.
Es mamá.
Ese ser puro que la acompaña siempre.
Esa mujer que le dio la vida
y la llamó Javier.
Aquella que lloró cuando su pequeño le confesó que no era feliz.
La misma que creyó que un tratamiento médico podría curar a su hijo.
Su madre, ese ser puro que finalmente comprendió que Javier no se sentía hombre,
sino mujer.

Las dos se sientan en el suelo, observando la candidez que ofrece el mar en calma.
El silencio pone música a un momento tan intenso.
Su pequeña adolescente está viviendo uno de los momentos más difíciles e importantes de su vida y, por desgracia, sabe que aquello en lo que va a convertirse no es lo que su alma quiere ser.
Es nacer en un cuerpo que no te pertenece.
Es mirarse al espejo y ver el reflejo de otro,
es no encontrarse.
"Cuando seas mayor de edad podrás cambiar mi niña, ya lo verás, y serás una mujer preciosa"

Y Javier deja de temblar.
Sólo en su hogar puede ser ella misma.
Sabe que cuando cruce la puerta tendrá que fingir que es feliz, tendrá que creer que es hombre, pues su cuerpo así lo cree y la gente así lo ve.
Tendrá que escuchar como sus compañeros del colegio le llaman "tío" o "maricón"
y mirará con melancolía las faldas y los lazos de las niñas,
aquellos que ella no puede llevar.
Con tristeza acaricia su vestido blanco, ése que sólo viste en casa, la única prenda que la une con su verdadera identidad.
Y mira a su madre y es consciente de cuánto la admira y la necesita.
"Gracias..." susurra.
Y las dos se miran con ternura, saben que el camino no es de rosas...
pero si habrá un campo de flores, millones de flores
al final.



Ayer vi un reportaje en Cuatro sobre la transexualidad y me impactó mucho escuchar cómo relataban sus sentimientos, su forma de ver la vida, cómo describían su situación.
Me emocioné.
Sólo espero que la sociedad acabe comprendiéndoos, que consigáis esa igualdad que merecemos todos como seres humanos y que encontréis ese lugar, esa identidad con la que todos soñamos
y por la que muchos se ven obligados a luchar.

viernes, 9 de octubre de 2009

A usted

Nunca aprendí a tocarte.
Y aún sin haberte conocido, sé que podríamos haber sido
algo más.
Te rodeas de elegancia y de cultura,
yo sólo quise escucharte desde el sofá
y cerrar los ojos para poder degustar
cada soplo de aire que corre por tus entrañas,
con sabor a melodía.

Tengo miedo de conocerte,
de penetrar en tu misterioso halo y poner orden
a los versos implícitos que me regalas.
Tengo miedo de hacerlo,
y que se desvanezca la magia.

Quiero tocarte con el corazón,
no con las manos.
Y que me beses los oídos,
me rodeen tus susurros de teclas,
que tus dedos de dominó se fusionen con los míos.
Que se impregne la sala con mi éxtasis
y tu majestuosidad.
Y vuelen los pentagramas.

Y saber, que antes de irte, me dirás que me amas.
O simplemente descubras cuánto te amo.

Tintinean tus arpegios y campanas.
Cierro los ojos y otra, te toca.
Suspiro, despechada.
Pero disfruto.
Piano.


http://www.youtube.com/watch?v=0Su8LXNS16A&feature=related

"Cuando tiraron el piano al agua, la cuerda que lo ataba comenzó a correr.
En ese instante, Ada no dudó en meter el pie dentro de del ojal que dejaba ésta sobre la cubierta.
Cuando el piano creyó morir solo, ahogándose en el mar,
Ada se hundió con él.
Porque no era un instrumento, era su voz."

Película El Piano

lunes, 5 de octubre de 2009

Orgullo....humano

Cuando gritó "¡tolerancia!" todos los viandantes de la plaza detuvieron sus quehaceres.
Posaron sus ojos en él y esperaron atentos.
Minutos antes, mientras escalaba a la fuente calándose hasta las rodillas pensó varias veces que fracasaría,
pero ahí estaba, lo había conseguido, era su momento.
"Quiero igualdad, soy homosexual y no soy distinto de ninguno de vosotros. Quiero que me respetéis por quién soy, mis valores y mi educación, lo que ofrezco como ser humano y hombre, nada más, todo lo que concierne a mi sexualidad se queda dentro de mi corazón y mi cama."
Muchos se quedaron mudos, la mayoría atónitos, otros extrañados y todos fueron retomando sus caminos y actividades como si nada, pero aquel día cambió sus vidas para siempre.

Mucho tiempo después, cuando los niños ya eran padres y los padres abuelos, unos jóvenes se subieron a la fuente, un día parecido, mojándose los vaqueros y las deportivas y gritaron:
eeeeeeeeeeeeh!" y todos los que allí se encontraban se pararon a escucharles.
De repente uno de ellos gritó: "¡Somos homosexuales!"
Y todos los que allí se encontraban respondieron al unísono "¿Y qué?"
Entonces el joven respondió: "¿Cómo que y qué? ¡Homófobos!
Y una mujer que allí se encontraba levantó la voz:

- Sí, decimos ¿y qué?.
¿Por qué?
Porque estamos cansados.
Mi hijo es homosexual, como tú y le amo más que a nada en este mundo, por eso que ni se te pase por la cabeza faltarme al respeto así, acusándome de homófoba.
¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y él?
Que él no sale a la calle con una camiseta del arcoiris diciendo a todos "Hola soy gay" porque cómo alguien muy sabio dijo un día subido ahí dónde estás tú
todo lo que concierne a su sexualidad se queda dentro de su corazón y su cama
.
Todo lo que muchos hombres y mujeres han hecho a lo largo de la historia para luchar por su libertad se ve ensuciado por vosotros.
Ellos se ganaron pulso a pulso, día tras día, la tolerancia y los derechos que cómo personas debemos tener.
Y ahora vosotros que tanto gritáis "tolerancia" sois los primeros que os diferenciáis proclamando continuamente vuestra sexualidad.
No, yo soy hetero y no voy gritándolo por la calle, soy hetero y soy libre de serlo, igual que tú.
¿Cómo pedís que se os juzgue como personas, como profesionales, como hombres o mujeres si vuestro sello continuo es una bandera, una feminidad muchas veces forzada, una continua lucha sin enemigos?
A mí no me importa de quién te enamores, por lo tanto, no seas tú quién te pongas la etiqueta de homosexual, tú te diferencias.
Soy mujer y he luchado por mis derechos como tal, porque muchas mujeres sufrieron y murieron por toda la igualdad y respeto que yo disfruto ahora, pero no voy por la calle repitiendo "eh, soy mujer" ni voy a mi trabajo y digo " no me irás a discriminar por ser mujer"
porque si quiero igualdad, tendré que empezar yo por no diferenciarme.


Los jóvenes se quedaron callados. Se quitaron las plumas y las camisetas de arcoiris.
La gente siguió caminando, hablando, comprando. Nadie miró mal, nadie acosó ni insultó.
La tolerancia existía, sí, quizás había minorías que pensaban distinto, allá ellos, libertad de expresión.
Pero todos aprendieron una lección.
Ya basta de tonterías, aquí en este mundo se viene a sonreír y a luchar por y para que todos sonrían y todo lo demás es secundario.


Tenía muchas ganas de escribir esta entrada porque llevo mucho tiempo pensándolo.
No quiero que alguien se confunda al leerlo, no soy homófoba y creo que la sexualidad se basa en el amor hacia una persona, no a un sexo XX o XY.
Pero sí quería decir que estoy cansada.
Cansada de ver a amigos míos que tienen su sexualidad y son muy felices sin tener que estar exhibiéndose a todo el mundo y que ello mismos se avergüencen de aquellos que no tienen otra etiqueta de presentación que no sea "¡Hola, soy gay!". A ver, si eres gay, como si eres hetero, como si eres bisexual, como si eres asexual, como si eres lo que quieras. A mí no me importa eso. No voy a juzgarte por eso. No voy a contratarte por eso. No voy a despedirte por eso.
Quiero conocerte por todo lo que te concierne, excepto por eso. Porque es algo tuyo dónde yo nunca entraré ni podré opinar, igual que tú de mí.
Si yo quiero ser igual, si quiero que a nadie le importe mi orientación sexual, tendré que empezar por quitarme el cartel de la frente que lo diga.
No sé si me explico bien ni tampoco cómo pueda sonar, simplemente estoy cansada de escuchar la palabra "igualdad" en boca de gente que se aparta a sí misma.
Yo creo en las personas, es lo único que puedo añadir.

viernes, 2 de octubre de 2009

Siempre tuve esa corazonada

Cómo te cantó Sabina:

Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.



Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me dejo la vida en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.

Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.


Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.

El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.



Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.


Madrid, pequeña, no te sientas triste, todos sabemos que deberías haber sido tú.
Porque soy parte tuya, soy la punta de tu pie, tu dedo índice que apunta al sur, el bastón en el que descansas o la pierna de bailarina con la danzas.
Sólo sé que siempre tuve esa corazonada y aún habiendo perdido,
¡mírate!
Mira hacia atrás...y verás cómo luchaste con aquel ¡No pasarán!
y verás como has sobrevivido a una historia increíble que pocas ciudades pueden contar.
Eres teatros, eres cultura, eres calamares, mercados, taxis, turistas, arte en la calle y voces diferentes,eres amor y noches blancas, manifestaciones, tolerancia, eres hierba, cafés y la herencia de los austrias.
Tienes miles de colores y un sistema circulatorio que dicen "que vuela" surcándote las entrañas.
Madrid, para mí eres mi tierra y mi orgullo.
Hemos perdido una oportunidad, pero siempre has sabido cómo ganar de otra manera