jueves, 24 de diciembre de 2009

"Feliz Todo"


Lo mejor de la Navidad es que todos nos reencontramos.
Para mi significa familia, la de sangre y la que nace de lazos fuertes como la amistad.
Por eso reímos juntos, comemos y bebemos juntos
y va mucho más allá de las cenas, los regalos y las tradiciones.

Para mí Navidad ahora significa tiempo para estudiar, realmente no es duro, es cuestión de motivarse con aquella máxima de "quién siembra recoge...." y sino mira, haber elegido otra cosa.
Por eso tampoco me entristece no salir o no disfrutar de las celebraciones que ahora acontecen,
ya llegarán mejores.

Quería desearos Feliz Navidad a todos y que el 2010 se presente lleno de facilidades para que cumpláis vuestros objetivos. Sin que suene a frase hecha, lo deseo de verdad.
El mundo está lleno de personas que pasan desapercibidas,
pero si hablasen podrían dejar boquiabierto a más de uno.
Uno de mis propósitos del año nuevo será conocer a más personas
y enriquecerme lo máximo posible. No quiero perderme nada por estar enfadada,
ni malgastaré mi tiempo en rencores de pacotilla.
Por fin he aprendido de qué va esto de vivir
y cada vez me gusta más.


Abuelo, impresor, Feliz Navidad.
En estas fechas siempre recuerdo ese vídeo en el que salimos tú y yo cantando, más bien tú en una silla haciendo juegos con las manos y yo imitándote, tendría unos cuatro años (no tiene desperdicio)
Ojalá estuvieses aquí.
Te guardaré un Ferrero, lo dejaré dónde siempre, en una esquina de la mesa.

El 2009 se va. Manchado por una crisis, con muchos agujeros.
Y allí a lo lejos un inocente 2010 nos sonríe, esperando nuestra cálida acogida.
La mía, por lo menos, la tendrá.


Feliz Todo.
:)

domingo, 20 de diciembre de 2009

El poste del acantilado

Cuando pensé que mi vida carecía de sentido no temblé.
Sólo vino a mi cabeza la imagen del puerto bellísimo cuando atardecía en invierno.
Quizás era lo único que echaría de menos, ahora que allí no me quedaba nada.
No sentí miedo a la muerte, supongo que cuando te lo planteas realmente llegas a verlo como un proceso más.
Empujé la silla de ruedas calle arriba, intentando dejar la mente en blanco, nada me haría arrepentirme de mi propósito.
Al llegar al puerto eché un último vistazo, era muy pronto todavía y la mar estaba totalmente apaciguada.
El viaje en la furgoneta fue bastante horrible; en momentos así, tan duros e intensos, lo último que quieres es acabar mareada y a punto de vomitar.
Suerte que no lo hice.
Entre los dos hombres me bajaron, mirándome extrañados.
No los culpé.
Estaba amaneciendo ya, asi que les pagué con un par de billetes - lo único que llevaba encima -
y avancé hacia el pequeño sendero que se construyó en la bahía para las excursiones de los recién llegados, los turistas.
La silla se tambaleaba. Era como si estuviese enfadada.
Realmente sí me sentía algo cobarde por lo que iba hacer, ni siquiera había intentado afrontar mi nueva situación.
Pero no era por mí.
No era yo en realidad, yo parapléjica, yo incapacitada.
Era yo como la misma mujer de 22 años que ahora no podía llevar su vida de siempre.
Me sentía como una desconocida en mi propio cuerpo.
Al darme cuenta de que empezaba de nuevo con mis reflexiones, apreté los párpados y borré todo pensamiento.
El acantilado rebosaba paz.
En un intento de "dar seguridad" se habían colocado pequeños postes de madera blanca atados entre sí por cuerdas, para usarlos como valla.
Una inutilidad.
Con sumo cuidado me acerqué hasta ella y quité el nudo de la cuerda, arrojándolo al suelo.
Fue curioso, me sentí bien al ver lo que había hecho.
Pero ya era tarde. Estaba allí.
El agua era negra como un tizón, oscura, profunda como una gran boca de ballena esperándome.
El cielo, en su contraste, parecía un telar azul interrumpido por trazos blancos.

Cuando todo estuvo decidido, quité el freno de la silla.
Lentamente empecé a acercarme al borde.
Sentí la adrenalina en el corazón y la humedad en mis mejillas.
Deseé con todas mis fuerzas morir.

Pero entonces la silla cayó hacia un lado, quedándome atrapada entre el metal y el barro.
Delante de mí quedaba el mar, pero mi vista sólo alcanzaba ver la tierra del suelo.
Grité de rabia.
Y de miedo.
Una cosa era morir, otra quedarme allí tirada esperando que alguien apareciese para levantarme.
Sentía las magulladuras en la espalda y la sangre comenzaba a concentrarse en mi cabeza doblada.
¿Realmente debía morir así?
Entonces todo pasó muy deprisa.

Al alzar el cuello para paliar el dolor que me producía esa postura vi el poste de madera del otro lado.
El extremo de la cuerda que había quitado seguía atado a él.
Y lo que vi me dejó tan maravillada que, sin saber cómo,
extendí mis brazos hacia él, asiéndome a la soga con fuerza
y poniendo todo mi empeño intenté levantarme.
A la primera fue imposible, no lo conseguí.

Pero mis ojos estaban clavados en ese pedazo de madera.
Debía levantarme.
Lo intenté una y otra vez, después de la tercera vino la cuarta y así pasaba el tiempo y las fuerzas iban desapareciendo.
Pero no podía rendirme.
Y así me levanté.
Cuando la silla quedó erguida fui consciente de que lo había hecho.
Me sentía pletórica, sucia, cansadísima, estúpida...
Mire de nuevo al precipicio, sentí miedo de caerme y fui hacia atrás.
Entonces me fijé de nuevo en el otro poste.
¿Cómo era posible que al llegar allí no hubiese reparado en aquello?
No puedo decir que fue el destino, simplemente algo me puso a prueba.
Después de mucho tiempo, sonreí.
Y en ese instante, todas las mariquitas se fueron volando.
Seguramente a salvar otra vida.





No te rindas.
Si hoy sientes que nada tiene sentido, fíjate en lo pequeño.
Guía tu vida por cumplir tus sueños y ve adónde tu corazón te diga.
Y nunca pienses que ya no hay sentido.
Siempre hay un rumbo, siempre.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cuánto se puede aprender

Se merece una entrada.
Sí, sólo por lo que me he reído hoy en clase.
A primera hora teníamos Deontología Profesional y Legislación Sanitaria, cómo hemos terminado el temario, nos amplian la información con seminarios.
Bien, pues hoy hemos dado uno sobre el estado del Sistema Nacional de Salud actual,recordando cómo era la situación en siglos pasados y cómo cambió.
El profesor que ha dado el seminario se merece una entrada.
No escribiré su nombre porque no considero correcto nombrarle públicamente, dado que es una figura conocida dentro de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Cómo detalles, sólo puedo decir que es médico, que es inspector y una gran persona.
Pocas veces ves a docentes que se entreguen con tanta ilusión a los alumnos,
pues este es el caso de alguien que ni siquiera es docente, que viene porque le apetece y sin retribución económica alguna y encima intenta ir más allá de contar algo.
Puedo afirmar que no hemos dado la mitad de teoría que estaba preparada,
pero me ha mostrado cómo no se pierden las ganas de vivir.
Echaba de menos que por un momento se olvidasen de que soy adulta,
que durante 60 minutos no me llamasen de usted
y me hiciesen reír mirándome a los ojos.
Al hablar dejaba claro que sabía, sabía muy bien de lo que hablaba y que podría subirse a la tarima y dejarnos a todos K.O;
pero no lo ha hecho, ha preferido quedarse abajo y captar nuestra atención con gracias tan malas que daba cosa hasta reírlas.

- Llega usted tarde señorita, ya sabe lo que eso significa....le toca pagarnos el café a todos.

- ¡Pero muchacha! (refiriéndose a mí) - ¿No sabes lo que es la hermandad del Rocío? - ¿Cómo te llamas? Irina seguro....porque serás rusa.... ¿Laura? Bien Lauraski, la próxima pregunta será para ti.

- Yo cuando acabé la carrera y empecé a trabajar cómo médico....algo que no os deseo nunca, ¡no hombre! me refiero a que yo cobraba por cartillas y me tocó un patriarca gitano en cuya cartilla figuraban 22 personas....

- ¿Turismo sanitario? Eh...hay que verlo de otra manera; imagínate que soy ecuatoriano y mi madre está en mi país muy enferma del corazón, pues yo cojo el teléfono y digo: "Mamasita, véngase pa' acá" y aquí pueden salvarle la vida.

- Me iban a nombrar Director del Área de Drogodependencia.
Pero mi nombre es ____ Coca.
Y encima el subdirector se apellidaba Vicioso.
Dije que no, no iba a quedar nada bien.



Y al terminar, cuando hemos aplaudido para despedirle, ha puesto cara de asombro primero, para después sonreír como un niño y decir:

- ¡Eh! ¡pues sé mucho más!

No sé, a veces el respeto se consigue sentándote en el suelo y mirando a los ojos a los que quieren aprender de ti.
Cómo ha hecho él.
Cuando se ha ido Dani me ha dado en la espalda y me ha dicho
- se merece una entrada en el blog
y sí, se la merece.

martes, 15 de diciembre de 2009

¿A quién le rezará Dios?

Si yo fuera Dios estaría sentada en una barca de madera, en un lago inexplorado aún por el hombre
de algún lugar montañoso del planeta.
Y metería los pies en el agua, no tendría miedo de que algún pez de las profundidades me atacase.
No lo habría creado.
Si fuese Dios me sentiría como esas madres del programa "Super Nanny", que son conscientes de lo malos que son algunos sus hijos, pero no encuentran la solución al problema.
Y esa sería mi grandísima preocupación: mis hijos.
Seguramente sería injusta con ellos, porque querría mucho más a unos que a otros.
Mimaría a las plantas y animales, tanto que casi me olvidaría del resto.
Y por eso mis hijos humanos se portarían mucho peor ante mi falta de atención.
Con sinceridad, si fuese Dios, empezaría desde cero.
Aunque me daría mucha pena destruir siglos y siglos de cambios bellísimos, conocimientos y lenguajes.
No....creo que nunca podría destruirlo.
A lo mejor es lo que le ocurre a él...
que no sabe qué hacer.
Y se balancea en su barca, con su larga barba blanca colgando hacia un lado, igualito igualito a Gandalf el de El señor de los anillos, aunque un poquito más regordete.
Claro, no puede consultar con nadie su preocupación.
Su hijo es él mismo, sus ángeles yo creo que no existen y encima se pasa día tras día escuchando quejas, blasfemias, problemas y más problemas.
¿A quién le rezará Dios?
Pobrecito anciano.
Seguro que a veces le dan ganas de jugar a las chapas en la plaza del Vaticano y dar más de un puntapié...
Y erradicar los fanatismos.
Seguro que le gustaría poder enamorarse, porque claro, los dioses griegos tenían a sus mujeres divinas o mortales y se lo pasaban genial, pero nuestro pobre no se come un rosco (con perdón).
La verdad es que tiene que ser tan difícil ser Dios...
Por eso, cuando me exaspero viendo telediarios, muertes por enfermedades, el hambre, el sida, las violaciones, el cambio climático y asumo que la culpa es nuestra, que somos seres humanos racionales pero mortales, le pregunto si sigue estando ahí, con voz escéptica y altanera,
para luego arrepentirme, al imaginarle en la barquita, meciéndose solo y preocupado por un mundo cuyo esbozo nunca fue así.
Por eso le pido disculpas (en bajito) y me acurruco en la cama.
Y me duermo tranquila, risueña, enamorada, mortal.
Y él pone su mano en mi frente y me da las buenas noches, me recuerda que mi abuelo está bien, él y todos los que están arriba y me da fuerzas para seguir.
Después se retira, vuelve a su barca, dónde jamás duerme, jamás descansa, dónde se pregunta día tras día qué hacer, dónde nunca nos olvida, dónde nos envidia.

A veces sueño que me siento en su barca y rodeándole con mi brazo le acaricio la espalda.
Huele igual que mi abuelo.
Entonces él me abraza y llora un poquito.

- Tranquilo Dios, llora todo lo que quieras que es muy bueno - le digo.

Y después de contarme sus preocupaciones se duerme,
y sus mejillas se enrojecen como las de un bebé.

lunes, 14 de diciembre de 2009

N I E V E


Nieve.
Se ha adelantado un mes.
El año pasado nos visitó en enero, pero esta vez ha sido impaciente.
Da gusto despertarse y subir la persiana para encontrarse un "buenos días" así.
Aunque sean las 6:40.
Lo mejor es saber que nuestra querida y amada renfe madrileña funciona muy mal con nieve.
Por eso no he ido al cole (universidad)
Aquí estoy estudiando,
pero no puedo evitar quedarme embobadísima mirando por el balcón.
Cuando mi hermana se despierte iremos juntas a por el pan.
Que bien viene un poco de nieve para endulzar el humor, hoy me siento fría y blanca como una taza de azúcar.
Como dice mi amigo Miguel:
"Cuando llueve hacen pipí los angelitos, cuando nieva.....MENUDA ORGÍA EN EL CIELO"

Feliz nevada a todos.

domingo, 13 de diciembre de 2009


Se anuncia el cierre temporal de la imprenta.

Es algo similar a los Ferrero Rocher: si sabes que va a verse afectada la calidad, antes de crear un estropicio, ponle punto y aparte y deja un tiempo de descanso.
Últimamente no tengo mucho tiempo libre y los ratos lejos de los libros me dejan la cabeza un poco aturullada, afectando a mis ganas de escribir.
Por eso, como mi fuente de inspiración ahora misma está corriendo por los montes y disfrutando del frío, me esperaré a que regrese, cuando haya menos tareas que hacer.

Muchas gracias a todos los que os pasáis por aquí.
Un abrazo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Sí a la Educación Sexual

No entiendo qué tiene de malo enseñarle a un adolescente cómo se pone un preservativo.

Hoy he leído una noticia en el periódico que se reparte en mi universidad (ABC)
"Los peligros de la educación sexual a edad temprana"
Comenzar a hablar de Educación Sexual a edades demasiado tempranas, tal como los 11 años, puede desajustar el desarrollo psicoafectivo de la infancia estimulando de modo precoz una curiosidad disarmónica con el desarrollo emocional.
Esta medida puede dar lugar a una mayor precocidad en el inicio de las relaciones sexuales consiguiendo un efecto boomerang sobre los objetivos de salud sexual que se pretenden alcanzar.
Por ello, esta medida, sin respaldo en la literatura científica, se podría considerar contraproducente y nada deseable.

Sacado de http://www.abc.es/20091210/nacional-politica/peligros-educacion-sexual-edad-20091210.html

Bien. Estoy totalmente en desacuerdo con lo que dice Abimad y lo hago desde mi propia experiencia como adolescente que he sido hasta hace menos de un año.

Esta asociación de Bioética de la Comunidad de Madrid alega (según dice este artículo) que si un niño de 11 años aprende a poner un preservativo y cómo funciona el acto sexual va a querer hacer el amor al día siguiente.


Bueno, vamos a ver: no entro en política de ningún tipo ni en educación o sanidad.
Voy a hablar de algo más biológico que ético: el ser humano.
No sé si esos señores y señoras de la asociación habrán estudiado mucho para poder redactar el informe (que seguro que sí), pero han olvidado regresar a su propia adolescencia.

Si mal no recuerdo, yo con 11 años, SÍ, CON 11 AÑOS, me pregunté cómo venían los niños al mundo porque el cuento de la semillita me parecía bastante absurdo.
Tuve la suerte de que en una de mis clases de Conocimiento del Medio de quinto de primaria, mi profesora MªCarmen nos explicó cómo son los aparatos reproductores femenino y masculino en los mamíferos.
Una vez entendido eso, recuerdo aquella clase en la que hablaba de una cosa llamada "menstruación" y más tarde algo conocido como reproducción.
Nos lo explicó de la manera más natural que hay: habló del amor, habló de la vida y, como niños que éramos, no faltaron las risitas al oír "pene", "vagina" o "vulva".
Pero, como dice mi amiga Ana Conde << a los niños hay que enseñarles a decir pene y vagina desde los 3 años, que si no luego les ves con 40 y siguen diciendo "manguerita", "pito", "chochito"...y demás tonterías >>

Yo le doy toda la razón a Ana.



Gracias a que con 11 años me hablaron de algo natural y normal que mi cuerpo iba a experimentar, al año siguiente, con la llegada de la famosa menstruación, el mundo no se me cayó encima.

¿Por qué no puedo tener derecho a que personas adultas e informadas me hablen de procesos que voy a vivir?

Fue con 12 años cuando la propia sociedad nos asaltó a todos con la sexualidad.
Sí, señores y señoras bioéticos, quieran o no, cualquier niño de 12 años va a verse bombardeado con ese tema fuera de las aulas: en películas, en anuncios, en series, en libros, en internet.

Los niños mayores de 15 años les hablarán de sexualidad también, sí, aunque el pequeño de 12 añitos esté jugando tranquilo e inocente con su balón.

¿A qué viene decir que la educación sexual a edad temprana es peligrosa?
¿No será más lógico pensar que es la mejor forma de evitar que lo aprenda en otro lado?

Ese niño nunca va aprender a poner un preservativo.
¿quién va a enseñarle? ¿papá? ¿su primo Jhony? ¿el vecino del cuarto?
¿vídeos educativos impartidos por Rouco Varela?
¿y a la niña de 13 años? ¿acaso ella como mujer no tendrá derecho a conocer su sexualidad?

Asusta ver a tu hijo o hija con un preservativo en la mano, ¡claro que sí!, pero es algo que nadie debe temer, tarde o temprano querrá conocer y está justo en la edad en la que la información no va a hacerle daño.


¿Piensan que si le enseñan hoy, mañana querrá tener relaciones?

Pero...¿han olvidado su propia adolescencia?

Yo por lo menos tuve muchos miedos. No entendía la belleza de tener pechos, no comprendía para qué servía un tampón, los chicos me gustaban, pero era amor idealizado...
¿creen que con toda esa bomba me paré a pensar en algún momento en el sexo?
No.

Todo sigue un orden.
Si los adolescentes tienen información, sabrá actuar y sabrán decir NO.

Con noticias así lo único que enseñamos es que el sexo es malo.

¿Cómo queremos dar una buena educación sexual si somos los primeros que negamos el sexo?

Si tú le das a un niño/a un preservativo y le nombras la palabra: AMOR

no será tan difícil.


Actualmente la edad de inicio en relaciones sexuales ha ido disminuyendo (16,5 años de media);
todo se ve influido por cultura, nivel social...
Por eso qué mejor manera de aunar todos estos aspectos en uno esencial: educación.

Si logramos enseñar en los colegios aquello que en casa cuesta más hablar, ya sea por: no tener tiempo, falta de comunicación, vergüenza, etc., conseguiremos enseñar a los jóvenes aquello que les interesará en un futuro y nadie se parará a explicarles, porque nadie habrá recibido tampoco esa información.

No creo que a un padre le parezca malo que a su hijo le enseñen algo que le ayudará a crecer como persona: nos manifestamos en contra del aborto y a la vez no queremos que a nuestros hijos les hablen de tomar precauciones en el sexo...

Lo argumentaré con un ejemplo:

Imaginemos a un joven y una joven de 15 años que NO HAN RECIBIDO EDUCACIÓN SEXUAL DE NINGÚN TIPO.

- Sabrán qué es el sexo por fuentes no fiables como foros y páginas de internet (muchas de éstas serán de contenido pornográfico dónde el sexo se ve cómo algo puramente placentero sin dar lugar a un sentimiento de respeto y amor)

- No sabrán poner un preservativo. CONSECUENCIA: no se usará preservativo.

- Sólo entenderán el sexo como placer, como acto. No verán la complicidad, la seguridad.

- No sabrán conocerse a sí mismos: harán cosas que no quieran hacer sólo porque creen que la otra parte lo desea; nadie les habrá contado que tienen que disfrutar ellos también, que hay que decir no si no que quiere y que la pareja debe respetarnos y entendernos, al igual que debe hacer uno.

Soy la primera que agradece haber crecido en un mundo fantástico lleno de Reyes Magos, Ratoncitos Pérez, cielos, seres fantásticos, dragones, hadas, etc....etc...
Pero tampoco podemos mostrar a los preadolescentes un mundo que no existe.
El cuento de la semilla está muy bien antes de los 11 años, pero una vez cumplidos es hora de coger de la mano a tu hijo/a y enseñarle poco a poco la realidad.

El sexo es un acto muy bello y natural y nos obsesionamos al verlo como tabú, todo ello viene causado por la sociedad actual en la que vivimos, dónde todo parece ser sucio y superficial.

Seguramente a ese niño/a de 11 le importe poquísimo cómo se pone un preservativo, pero dentro de 4 años se lo preguntará.
Su mente se va formando en un proceso lento, es un desarrollo;
si con 11 años un adulto le enseña,
ese niño/a creerá lo que esa persona mayor le cuenta, igual que cree que una raíz cuadrada se hace así.
Muchos pensarán que vale, que sí, que eduquemos, pero mejor a partir de los 15 años.
Bueno, yo les aviso: muchísimos jóvenes de 15 años ya están manteniendo relaciones sexuales.
Enseñarles con 11 años es anteponerse al problema.

A todos los que nos enseñaron un poco de educación sexual (a mí con 16 años y porque se lo pedimos a nuestro monitor, era un grupo de actividades extraescolares católico; lo pongo para constatar que no toda la iglesia es retrógada y absurda) nos ha servido para no equivocarnos.

Creo que ya basta de tonterías.
Está en nuestras manos colaborar en la formación de ciudadanos libres, justos y civilizados, capaces de tomar decisiones por sí mismos gracias a una cultura y educación excelentes
y sólo ponemos trabas.

Como adolescente, como joven que soy ahora, como mujer y ciudadana, digo:

¿Qué dices tú?

jueves, 10 de diciembre de 2009

Sin titular

El corazón se le paró en el mismo instante en el que ella, en sus pensamientos,
murmuraba "te quiero".
Sólo él sintió cómo las manecillas de su reloj de muñeca seguían moviéndose, pero lo hacían sin sentido.
La palabra "tiempo" se desvanecía, se hundía en las profundidades de un lago

con ella.

Todo seguía su rumbo, su dirección, excepto él.
Cuando sonó el teléfono sintió cómo la respuesta que necesitaba y al mismo tiempo temía, tronaba en la habitación.
Y al oír la frase esperada, supo resignado que su vida en ese momento dejaba de tener sentido.

Nunca imaginó vivir aquello, por eso no se vio sorprendido por su forma de afrontar la situación.
Simplemente vistió ropa cómoda, cogió dinero, cogió un abrigo y cerró su casa, con la esperanza de no volver jamás.
Pues sabía que el regreso le desagarraría el pecho.
Sabía que allí,
ya no quedaba nada.

Durante todo el viaje se sumió en un estado de shock que le protegía de la cruda realidad.
Sólo cuando pisó tierra, se sintió completamente solo.

Y, por desgracia, esa verdad era la única posesión que tenía.
Por eso se aferró a ella, aterrado por perder todavía algo más.

Muchas voces le hablaban en lengua desconocida, veía ojos llorosos, gestos serios, miradas de respeto. Su corazón, enmudecido, ignoraba cualquier estímulo externo.
Se había quedado dormido con la imagen de su mujer y sus hijos despidiéndose aquella mañana en el aeropuerto.
Allí pensó en lo mucho que los extrañaría.
Ahora se preguntaba porqué la muerte se los había arrebatado para siempre.


No quiso saber cómo.
Sólo quería que alguien le dijese el porqué.

Y no, no quería porqués simples: fallo del motor, se perdió la comunicación, cayeron en el lago, su hijo era un buen piloto señor, habían pasado el día en Disneyworld, la avioneta perdió el control, encontraron los cuerpos unas horas después, españoles, un lago de caimanes salvajes, ahogados, una mujer y sus tres hijos.

Él quería un porqué, una respuesta básica, quería saber porqué razón tenían que morir.
Su mundo se hacía pequeño, tan diminuto como el ojal del anillo de casado de su mano.
Aquel que había perdido para siempre a su hermano gemelo.
Sentado en un banco rodeado de rostros desconocidos que lo observaban,
se llevó las manos a los ojos
y rompió a llorar.

A miles de km de él, cientos de familias españolas sentían el nudo en el pecho al conocer la noticia y se preguntaban cómo estaría él,
incluso rezaban y pedían a Dios que le ayudase en un momento así.

En una cocina una niña le decía a su madre: "Si me pasase eso yo me querría morir".

y la madre sólo respondía con el corazón en un puño: "Yo también"


Hoy en televisión contaban esta noticia.
No puedo dejar de pensar en ese padre que acaba de perderlo todo.
Supongo que animarle a no rendirse es lo menos oportuno que ahora se le puede decir.
Cualquiera en su lugar sentiría ese vórtice negro debajo del pecho.
Sea de la forma que sea, quiero enviarle toda mi fuerza en estos momentos.
Ojalá decida continuar
y la vida le pueda recompensar de alguna manera todo el daño que hoy le ha causado.

martes, 8 de diciembre de 2009

Tendidos, de noche VICENTE ALEIXANDRE

(Si fuese hombre, llevaría tatuado este poema en la piel para regalárselo a la musa de mi vida;
como soy mujer, se deleitan mis oídos cuando, mirándote sorprendida, tú te atreves a recitármelo. Gracias.)



Por eso tú, quieta así, contemplándote,
casi escrutándote, queriendo en la noche mirar muy despacio el color de tus ojos.
Cogiendo tu cara con mis dos manos mientras
tendida aquí yaces,
a mi lado,
despierta,
despertada,
muda,
mirándome.

Hundirme en tus ojos. Has dormido. Mirarte, contemplarte sin adoración, con seca mirada. Como no puedo mirarte.
Porque no puedo mirarte sin amor.
Lo sé. Sin amor no te he visto.
¿Cómo serás tú sin amor?

A veces lo pienso. Mirarte sin amor. Verte como serás tu del otro lado.
Del otro lado de mis ojos. Allí donde pasas, donde pasarías con otra luz, con otro pie, con otro ruido de pasos. Con otro viento que movería tus vestidos.
Y llegarías. Sonrisa... Llegarías.
Mirarte y verte como eres. Como no sé que eres.

Como no eres... Porque eres aquí la que duerme.
La que despierto, la que tengo.
La que en voz baja dice "hace frío".
La que cuando te beso murmura casi cristalinamente
y con su olor me enloquece.

La que me huele a vida,
a presente, a tiempo dulce,
a tiempo oloroso.
La que señalo si extiendo mi brazo, la que recojo y acerco.
La que siento como tibieza estable,
mientras yo me siento como precipitación que huye,
que pasa, que se destruye y se quema.
La que permanece como una hoja de rosa que no se hace pálida.

La que me da vida sin pasar, presente, presente inmóvil como amor, en mi dicha,
en este despertar y dormirse, en este amanecer,
en este apagar la luz y decir...
Y callarse,
y quedarse dormido del lado del continuo olor que es la vida.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Deseos en gotas

Cuentan que cada gota es un deseo enviado por Gaia para cumplir el sueño de cada ser humano.
Pero nosotros, esos hijos desagradecidos, nos centramos tanto en la lluvia que olvidamos las partes ínfimas que la componen
y no vemos los colores.
Y aun cuando nos fijemos detenidamente las veremos transparentes, porque es tan poca la fe que hay en nuestros corazones que el deseo muere,
muere de melancolía.


Sólo los niños pueden ver los colores, porque todavía viven con ilusión,
pero son tan puros que no los usan para conseguir sus propósitos,
sino que las acarician, las saborean, las unen
y así la magia que éstas contienen se filtra en la tierra.

Por eso dicen que el mar todavía sobrevive a todos nuestros males,
porque se compone de todos los deseos que perdimos.
Quizás por eso cuando nos bañamos en sus aguas
el alma se revuelve por dentro,
y podríamos quedarnos flotando meses enteros sin ninguna preocupación.

Ahora Gaia se preocupa.
Cada vez llueve menos.
Cada vez hay menos deseos.
Y los colores desaparecen.

Mamá Gaia necesita que la cuidemos...
que no dejemos morir a esos deseos.
No sé que sería de mí sin la fragancia de la lluvia,
no podemos permitirlo.