jueves, 30 de diciembre de 2010

Adiós 2010

- Mamá, tengo miedo.
¿Qué pasaría si el año se va, porque ya se tiene que ir, porque no le quedan más días y todos estamos preparados para despedirlo...y no viene el siguiente? ¿Qué pasaría?

- Vendrá, seguro que llega.

- Pero mamá, ¿y si se le olvida venir? ¿o no quiere venir porque todo el mundo está enfadado?
-Vendrá.
- ¿Por qué estás tan segura?

- Porque hablé ayer con él. Vino a verme, mientras papá y tú jugábais afuera. Estaba disgustado, porque su primo, el 2010, le había dicho que sus días fueron duros y difíciles y que le deseaba suerte. Entonces le tranquilicé, le prometí que todos éramos buenos y teníamos muchísimas ganas de conocerlo.
- ¿Y qué te contestó?
- Que entonces vendría, con mucha, mucha ilusión.
- Gracias mamá
- Vámonos hijo mío, que antes de que acabe el año tienes que aprender a sentir el viento al galopar.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Kings and queens

Cuenta la leyenda que un día parecido a éste
los jóvenes decidieron plantarle cara al mundo.
No importaba el color.
De la piel, de la voz, del pelo.
El grito fue claro: Basta.
Y para vencer la batalla formaron un ejército rodado.
Altos, bajos, veloces y lentos. Todos.
Y si uno no podía, otros lo llevaron.
Sus armaduras eran ligeras, como la alegría
inquebrantables como la fe
y poderosas, como la palabra.
Se vistieron de colores, con máscaras, con plumas, desnudos, con agua.
Y rodaron, calle abajo, mundo abajo, calle arriba, mundo arriba.
Y hablaron entre ellos, aún sin entenderse, con el idioma de la tierra.
Nunca creyeron en los reyes ni en las reinas,
pero aquel día cuentan
que todos lo fueron.
Por eso hoy, hijo mío, tú puedes decir sin miedo que eres dueño de tu vida y que eres libre.

martes, 21 de diciembre de 2010

Hoy te diré dos cosas

Lo que hoy quiero decirte, lo diré sin palabras.
Para que lo escuches con los ojos,
y lo veas, con el alma.




jueves, 16 de diciembre de 2010

Exámenes......

Mamá, papá....
voy a dejar de estudiar.

¿Por qué?



Porque no os imagináis cuánto me pesa ya la cabeza.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La princesa muda

Me ocurre muchas veces, sobre todo en época de exámenes, que antes de dormir me sorprendo recordando aquellos cuentos que solían contarme de pequeña.
Supongo que es una forma de evadirme de este miedo a crecer que nunca perderé.

Ayer volví a verme sentada en la cama, en casa de los abuelos, sumergida en la historia de "La princesa muda" (seguro que tú, MAN, sabes cual es).

Recordé exactamente el cabello pelirrojo de la muchacha y de como la sirvienta la peinaba durante horas.
Entonces ella quiso tener un piojo y la pobre mujer tuvo que quitarle uno a un mendigo y se lo puso en el pelo.
Y ella le cogió tanto cariño que lo cuidó como a un bebé, por lo que el piojo llegó a alcanzar el tamaño de un cochinillo.
Entonces el rey lo mandó matar... (pobre piojo, recuerdo que me dio muchísima pena).

Y con su piel hizo un pandero y dijo que quién adivinase de qué estaba hecho tendría la mano de la princesa (que era tonta y caprichosa, todo hay que decirlo).
Y nadie lo acertaba, claro está.
- ¿De qué está hecho el pandero?
- De piel de cordero, alteza.

Nada... y la otra se reía en la habitación, porque ninguno acertaba.
Entonces llegó un príncipe guapísimo (y muy buena persona, que eso siempre se lo saltan)
y ella, al verle desde el balcón, quiso que él acertara y le gritó:

- ¡Escuche caballero! ¡De piojo es el pandero!
Pero él no lo oyó...y dijo otra cosa.

Pero ¿quién sí lo oyó? Menudo disgusto para la princesa.... pues fue un mendigo muy viejo, que se presentó y dijo
- ¡De piojo es el pandero!
Y ala, ya teníamos boda.

Sí, son días difíciles, días para no perder el tiempo... pero a veces necesito volver allí, a esa casa, a esa cama, con mis cuentos...

http://picasaweb.google.com/ladeossa/LaPrincesaMuda#5183451599085480338

Quién quiera saber su final, ahí lo encontrará.

sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Tú crees en la política?

- Papá, tengo que hacer una encuesta a mi familia sobre España. A ver... ¿tú crees en la política?
- Difícil cuestión... primero pregunta a los demás y cuando termines vienes, que tengo que pensarlo bien.

- Abuelo, escúchame un momento, ¿tú crees en política?
- Mira hijo, ves ese papel de ahí, léelo y me dices qué pone.
- Pone que estás gordo y tienes que hacer régimen.
- ¿Gordo yo? ¿Lo ves? La culpa la tiene Zapatero.
- Entonces ¿crees o no crees?
- Estábamos mucho mejor antes cuando no había tanta tontería con....

- Abuela, el abuelo dice que el culpable de que esté gordo es Zapatero...
- No le hagas caso, ya desvaría, con lo buen hombre que es este presidente, mira, a mí me da mucha lástima todo esto, los pobres trabajadores, pero ¡coñe! no debe ser fácil ser presidente tampoco, ¿no crees tú mi niño?
- Entonces, ¿tú crees en política?
- Yo creo en la familia, creo en los valores tradicionales, en dejar las leyes como están, que están muy bien.... y menos "gays" o "güis" o como sean y aquí nada de abortos, porque vamos...
- Entonces.... ¿eres reaccionaria?
- ¡Ay! ¡No digas eso niño! Soy tradicional, como fueron mis padres.
- Vale, gracias abu

- Juli, ¿me dejas pasar?
- ¿Qué pasa enano?
- ¿Tú crees en la política?
- Sí, aunque ahora todo es una mierda. Los políticos pierden los ideales cuando alcanzan el poder y se centran más en "joderse" unos a otros que en arreglar los destrozos. Es un continuo "saca-votos" y caretas, miles de caretas. La política da asco, acaban vendiéndose, perdiendo su honestidad y nunca son realmente sinceros... ¿te he respondido?
- Vale, sí... ¿entonces tú eres anarquista?
- ¡Qué dices tío! No te enteras de nada... Mira, déjalo, tú pon que yo pienso que estaríamos mejor si fuera una República...

- Ana, ¿te molesto?
- Dime peque
- ¿Tú crees en la política?
- Creo en la democracia, en la libertad religiosa, en la mujer, en el hombre y creo los ideales políticos, no en la política.
- Mmmm... ¿entonces?
- Entonces.... soy... una votante más que aún tiene fe en que exista el autogobierno.


- A ver, Jaime, ¿tú crees en la política?
- ¡bubububububububu!

- ¿Qué le preguntas al bebé hijo?
- Nada mamá, dime, ¿tú crees en política?
- ¿Y esto a que viene?
- Es para el colegio...
- Pues no sé hijo, ahora mismo no creo. Tu padre en paro, pagando dos carreras universitarias a base de becas, tú en el colegio y sin comedor, el bebé, los abuelos ya casi no tienen su pensión, tenemos deudas, hipoteca, las vacaciones se pasan aquí, el mercado cada día está... ¡es un abuso!....
- Mamá, mamá...¡no te enfades!
- Ya hijo, ya.... pues eso, que no creo, que estoy harta de todos.


- Terminé papá
- Y bien Manu, ¿qué conclusión has sacado?

- Pues.... que el abuelo es franquista, la abuela es reaccionaria, Julián es anarquista, pero el dice que es republicano y Ana es idealista.
El pequeño Jaime todavía no sabe dónde se ha metido y mamá es apolítica.
- Ya veo...
- ¿Y tú papi? ¿tú crees en la política?
- Yo sí hijo, hay que creer en todo.
- ¿Entonces eres creyente?
- Sí, eso es, soy creyente.
- Gracias papá.

- Espera, Manu ¿y tú? ¿tú que piensas de la política?
- No sé... creo que yo soy como tú papá, soy creyente.
- ¿Ah sí?
- Sí, pero yo soy más de los Reyes Magos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Paule

Eran personas en un sala. Podrían ser personas totalmente normales, podrían ser asesinos o amigos charlando.
Paule era la más joven. Su historia era de las más graves, por eso cuando Yun la observaba sentía verdadera lástima por ella.
Luego estaba él, el hombre corpulento, ese que tenía una mancha negra en la mejilla.
Y los demás.
Todos, igualmente, estaban algo tristes aquella mañana.
Cuando la anciana Ms. Elles entró se levantaron, con sonrisas ensayadas y movimientos sincronizados.
Se sentaron cuando ella lo hizo.
A su pregunta de cómo se encontraban aquel día de primavera ninguno respondió, no tenían ganas.
Era común. Así empezaban las sesiones, primero silencios inapetentes y luego monosílabos que dejaban paso a dos horas de intensa conversación, dónde unos siempre intentaban tener protagonismo y otros sencillamente escuchaban.

El anciano Josef repetía de nuevo cómo la última semana había estornudado y tosido durante días enteros por culpa de las gramíneas, el polvo, los olivos del paseo de su calle, el pelo del gato de su vecina, el pelo del hámster de su nieta y el pelo del hurón del joven al que le alquilaba el piso.
Después, una mujer de mediana edad asentía satisfecha al explicarles cómo ella luchaba día a día con su alergia a todos los alimentos conocidos: frutas rosáceas, rutáceas y exóticas, carnes de cerdo y de ave, leche y cereales y por supuesto, mariscos y frutos secos.
- Es cuestión de luchar contra los obstáculos y no dejar que ellos te puedan derrotar - afirmaba.
Entonces el hombre de la mancha negra en la cara solía bufar, cambiando de postura y decir algo pesimista, bien porque así lo sentía o bien por fastidiarla.
Aunque ella nunca solía picar de su anzuelo.
Entonces Yun hacía desvanecerse a la tensión con sus chistes sobre sus propias experiencias, sobre cómo descubrió su alergia al látex y cómo, desde entonces, fregar platos y hacer el amor eran para él actividades muy entretenidas.
Todos reían en ese momento, incluso Paule.
Ella era de las que escuchaba y evitaban hablar. Su historia era peculiar y triste, tanto que veía muy lejos el día en que pudiera bromear sobre ello. Seguramente nunca podría.
El hombre de la mancha en la cara lo entendía muy bien, por eso cuando le preguntaron qué le había traído allí sólo respondió: si me da el sol, me muero.
Y desde ese momento la gente del grupo dejó de fijarse en su piel, totalmente cubierta de manchas marrones, mucho más grandes según iban ascendiendo por su cuello y su cara.
Y así, cuando vio que Paule no quería hablar, le puso la mano en el hombro y la tranquilizó.
Al acabar la sesión todos se despidieron y la anciana Ms. Elles pidió a Paule que se quedara un momento.
- Has estado callada - le dijo con su voz de abuela.
- No tengo ganas de hablar hoy - respondió.
- ¿Por algo que quieras compartir conmigo? - preguntó esta vez.
- Ayer Jady estuvo llorando toda la noche y no pude cogerlo en mis brazos.
- Entiendo...¿quieres que hablemos de ello? - insistió.
- No, es tarde, tengo ganas de volver a casa.

La clínica cerró, como cada viernes y Paule volvió a casa.
Iba tranquila, el tiempo allí era seco todo el año.
Cuando llegó a a casa la esperaba su marido, sonriente, con el pequeño en brazos.
- Mira Jady quién está aquí - susurró.
Y el pequeño pataleó entusiasmado al ver a su madre, extendiendo su brazos regordetes hacia ella.
- Hola mi vida...

Para Paule lo peor de su historia no era tener prohibido beber agua ni zumos de frutas.
No era la única ducha permitida a la semana, de diez segundos.
Ni si quiera el momento en el que le dijeron que la causa había sido una sobredosis de penicilina, que era algo muy poco común, sólo lo padecían 30 o 40 personas en el mundo.
No pensaba en el momento en que, al salir de la ducha aquel día, su cuerpo enrojeció entero y cayó al suelo, postrada por el dolor y el picor.

No.
Lo peor de su historia era mirar al pequeño Jady y saber que cuando él más la necesitaba no podía acudir, pues sus lágrimas no sólo le hacían daño en el alma, sino también en la piel.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cookies II

Mi mamá ha hecho galletas con trocitos de naranja.
MAN ha llamado y me ha contado que ella hizo una galleta gigante y luego la cortó porque no sabía como hacer las galletitas pequeñas.
Mamá y papá me han reñido por comer las galletas calientes.


Como nos gustan las galletas.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Hueles a lluvia, Navidad

¿Qué le voy a hacer?
Si estamos a 6 de diciembre,
si llevo estudiando desde las 7:30 de la mañana (con un ojo abierto, el otro cerrado, un ojo abierto, el otro cerrado...)
si echo de menos no estar ahora mismo en el hospital de aquí para allá llevando la bata como "Superman" y enriqueciéndome con las vidas de los que allí se encuentran.
¿Qué le voy a hacer?
Si desde hace media hora dos niños se han puesto a canta villancicos debajo de mi balcón.

Pues nada, ¿qué le voy a hacer?
dejo los apuntes y me pongo a cantar con ellos.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Sonreí

Sobrevolaron cuervos su pequeña barca,
y tiburones dentudos la rondaron.
También molestaron moscas enclenques,
y grandes focas marinas.
Hubo tormentas continuas,
truenos y remolinos gigantes.
Pero nunca lograron destruirla.
Intentaron miles de estrategias, mas fue imposible.
Pues contra los cuervos lucharon las nubes,
y las ballenas y los delfines y los "de delantes".
Y hubo muchos soles.


A fin de cuentas, había echado azúcar suficiente.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Puente de diciembre

El reloj digital de la mesilla sonó a las 7:30.
En ese momento, si hubiera sido un día cualquiera, Domos habría despertado.
Pero no. Domos decidía dormir. Domos decidía no trabajar.

Y su decisión costaría millones de euros y afectaría gravemente a la vida de millones de personas.

Cuando se levantó por fin a las 10:00 de la mañana, estaba nervioso.
Se sintió extraño al sorprenderse a sí mismo alejándose de la ventana para no ser visto por nadie de la calle. Quizás se sentía más culpable de lo que pensaba.
Ahogó el malestar en el café y encendió la radio mientras le temblaba suavemente el pulso.
"caos, locura, gritos, quejas, ultimátums del gobierno, ayuda militar, desastre....."

Domos tragó saliva. No, no se sentía bien. Sabía que no debían haberlo hecho.
Encendió el televisor del salón y las imágenes fueron mucho más impactantes que las palabras.
Tuvo que apagarla rápidamente, pues algo le golpeó fuertemente el pecho.
Se dejó caer como un peso muerto en el sofá y notó como le caían gotas de sudor frío por el cuello.
- ¿Qué hemos hecho? - se preguntó en voz alta, poniendo los ojos en blanco.

Y comenzó a gritar.- ¡¡¡¿ Dios mío qué hemos hecho!!!?

Aquel día hubo accidentes de tráfico, hubo peleas sangrientas de madrugada, hubo alguna caída tonta y casos de hipotermia por dormir en la calle. Hubo traumatismo por resbalones y por consumo de sustancias. Hubo violencia de género.
Aquellas 24 horas hubo dolores de estómago, neumonías y cánceres óseos muy dolorosos.
Hubo ancianos inmunodeprimidos y esquizofrénicos alterados rompiendo todo a su paso. Hubo muertes, muchas muertes, decenas, cientos, miles de muertes.
Mucha sangre, mucho dolor, mucho sufrimiento.

Y ni un sólo médico/a, enfermero/a o auxiliar que pudiera frenarlo.
Aquel día se recordaría siempre como "el fatídico día en el que la sanidad sufrió un parón por huelga total de todos sus trabajadores" y también por el número de fallecidos que produjo.
Los hospitales vacíos, camas llenas de pacientes sin medicación ni atención, familiares desesperados por salvarles la vida, ni una sola ambulancia en marcha, ni un solo centro abierto.
Ningún recién nacido atendido, miles de incubadoras apagadas.
Muertos, muertos, muertos.
Por eso Domos, enfermero desde hace 30 años, supo que se habían equivocado.

Y mientras tanto, en medio de la hecatombe,
en un rincón remoto del país, en una torre muy alta,
un hombre de la misma edad que Domos se preguntaba:

¿Y qué pasaría si lo hiciéramos nosotros?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

HIV

No al sida. Sí a la vida.



Basta de ignorancia
Súmate al grito de "PREVENCIÓN"



Sí a la vida.
Sí a la prevención.
No a la ignorancia de los que predican que el preservativo es insuficiente.
Lo que es insuficiente es la inteligencia de aquellos que aún niegan esta enfermedad.

Sí a los médicos y científicos que dedican su vida a estudiarlo.
Sí a los que lo padecen y no se rinden.
Sí a las ONGs, sí a BASIDA.

No, no se contagia con los besos. A menos que bebas 2 cubos de saliva.
No, no se contagia por el aire, ni por el agua, ni con un abrazo.
Sí, a la prevención y la inversión en investigación y recursos.
Sí, a la vida.
No al sida.