domingo, 23 de junio de 2013

miércoles, 19 de junio de 2013

La decisión de Antonio

Está sentado en el asiento, acariciándose la cabeza con la mano izquierda. De alguna manera, siempre le ha relajado mantener esa costumbre, sobre todo en momentos de largas esperas o nerviosismos muy bien disimulados.

Debo hacerlo - se dice. - Ahora o nunca - repite en voz alta.
Y allá va.
Se atusa el pelo, se coloca las gafas, mira de reojo la foto de sus dos hijos pegada junto al reloj. Pone marcha atrás, siempre andándose con precauciones, y sale fuera.
El aire le enfría los brazos y mueve su camisa blanca. Espera. Durante unos segundos se arrepiente y desea estar conduciendo de nuevo a su casa. Pero no lo hace.
Respira hondo. Una, dos...Vamos.
Y entra a través de las puertas acristaladas, y saluda a los que se encuentran en la sala de espera. Nadie contesta. Esperan su turno para renovar el DNI.
Él se dirige al otro lado, al otro mostrador, el que no va de pasaportes ni nada de eso. Y al verlo la gente se interesa en él, porque saben qué algo significa.
Allí lo recibe un joven polícía de ojos verdes que intenta equilibrar sus ganas de trabajar con su inexperiencia.
- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? - le dice al verle acercarse.
Entonces Antonio asiente, traga saliva y le mira fijamente a los ojos.
- Soy un hombre maltratado. Vengo a denunciar el abuso físico y psicológico que llevo recibiendo durante dos años a manos de mi gobierno. Primero de los otros y ahora de este nuevo.




En el telediario la señorita del tiempo comenta que este verano será más frío que los demás y, sentado en su sofá, Antonio no puede evitar sonreír. No importa cuánto llueva, cuánto hiele, días mejores vendrán.