sábado, 30 de noviembre de 2013

Casi diciembreando

La diferencia entre tú y yo - le dijo - es que yo me creo lo que defiendo.

Tú no crees nada, ni te atreves a hacerlo. A ti te dan una pastilla blanca y te dicen "Es necesario privatizar la sanidad, es necesario recortar en educación, es necesario exterminar a todos los gnomos de colores".
Y tú te tomas la pastilla. Y te vas a dormir pensando que "es necesario" y que sólo vosotros lo veis. Incluso piensas que algún día los que tanto os criticamos os lo agradeceremos y besaremos el suelo que pisáis.
Esa es la única diferencia, pero es abismal.
Porque la gente como tú y vuestros ojos cerrados, vuestros oídos cerrados, vuestras mentes lavadas y vuestros estómagos llenos de pastillas blancas...
sois los culpables de esta masacre.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Ella y sus ojos profundos

Ella huye de algo, lo veo en sus ojos, profundos como la inmensidad del océano en la noche. Ella escapa de algo o de alguien y lo niega, lo esquiva, lo guarda y no lo suelta. Se despierta y le regala a ese algo su primer pensamiento del día y el segundo. Y lo desayuna y más tarde se ducha con ella y el agua helada y el jabón para piel seca de Mercadona.
Ella huye de algo y no lo dice. Le pregunto y se calla y no me mira.
Ella huye de algo o de alguien y tiene miedo.
Y yo tengo mil escudos, pero ninguno le sirve.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Lo fue


Se miró al espejo. Y aparecieron unas arrugas en las comisuras de su boca. ¿Qué era eso?
Cuánto tiempo sin verla por aquí señora sonrisa, bienvenida.
¿Le apetece un café? ¿le apetece un paseo? ¿un viaje a Venecia? ¿un baile con farolillos?
Lo que quieras.
He venido, no me iré de nuevo.
Fue un placer coincidir en esta vida.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Baila baila y baila sin parar

Aurelia quiere apuntarse a baile. Lo ha decidido esta mañana mientras esperaba en la sala de la planta baja del hospital a que la llamara la enfermera. El vendaje de la nariz le molestaba una barbaridad y la cicatriz le tiraba de la piel, pero lo que más le preocupaba era lo que dijese la doctora.
Cuando ésta le comentó sonriendo que no iba a tener casi marca después de la cirugía, Aurelia le apretó el brazo y le dio las gracias una y otra vez.
- Tampoco voy a quedar tan fea entonces - le dijo.
- ¿Fea? Pero si eres muy guapa Aurelia - le dijo la doctora.
Y ella sonreía tan feliz.
- Hace mucho tiempo que mi marido me dejó - murmuró en voz baja mientras la enfermera terminaba de firmar el informe. - Y ya me lo dicen mis hijas, "mamá tienes que disfrutar, tienes que salir de casa". Y voy a salir, voy a ir a baile lo he decidido. A mis setenta años me queda mucho por vivir.


(Para ti aunque nunca lo leerás. Baila, baila y baila sin parar).


martes, 5 de noviembre de 2013

Mirada verde

- Yo cuidaré de ti - susurró.
Y realmente, sin saber el peso que tenían sus palabras, lo haría.
Era una promesa sin contrato, era un contrato sin firmar, era lo que quería hacer, lo que estaba eligiendo para ambos y lo hacía sin miedo.
Cuidar de alguien significa no tener miedo, aunque vengan los monstruos. Significa atreverse a cruzar el acantilado sin colchoneta abajo. Significa creer que merece la pena.
Cuidar de alguien es cuidar de uno mismo, de dos y de los que vengan. Y no es fácil, pero puede ser lo más maravilloso de la vida.
Cuando él me dijo - yo cuidaré de ti - realmente no sabía el peso que tenían sus palabras.
Ni que en ese instante yo también elegía.