martes, 22 de abril de 2014

Se acerca el momento

Llevaba demasiado tiempo sin pasar por aquí. Incluso la puerta gritó sorprendida al abrirse, despertando de su ensoñación. La nieta del impresor volvía a la imprenta y parecía diferente.
Se sentó en un rincón, rodeada de los viejos cojines. Aún sentía el peso de olor a tinta en el aire, como si hubiese quedado suspendido durante todo este tiempo esperando para envolverla en su regreso.
Las palabras e historias la miraban escondidas en las paredes, las motas de polvo, la suciedad y el silencio. Llevaba demasiado tiempo sin venir.
Y no había justificación suficiente para explicar el porqué, simplemente la propia vida sin descansos ni tiempos muertos.
Pero había vuelto y era razón suficiente para volver a funcionar.
La nieta del impresor releyó algunos libros, hojeó sus páginas, ordenó las letras de plomo en los estantes.
Y cerró los ojos.
Ni los recuerdos ni las musas que allí la reconfortaban ahora sabían que aquella tarde había dado su última clase del curso. Su última clase de la carrera. La nieta del impresor pronto dejaría de ser esa estudiante de medicina que hace seis años se asustaba al pronunciar la palabra "médico".
Y allí, en su vieja imprenta, escuchando el latido de su abuelo, volvió a pronunciarla. Esta vez sonaba más fuerte, más intensa, con otros miedos. Sonaba con los matices de años de esfuerzos, de lágrimas, de risas, de un aprendizaje indescriptible, en lo teórico y humano. Sonaba a futuro, a más y más conocimiento infinito, a un sueño cumpliéndose casi sin darse cuenta.
La nieta del impresor se tumbó en el suelo, mirando al techo.
Y ninguna palabra salió de su mente, ni brotó bajo su pecho. Porque sus emociones eran imposibles de definir.

jueves, 2 de enero de 2014

Dosmilcatorce

Dosmilcatorce.


Empezar el año diciendo te quiero.
Diciendo Salud.
Abrazando.
Guiñándole el ojo a la suerte.
Sonriendo.


Dosmilcatorce.
Que bien suenas y cuánto guardas.