domingo, 27 de enero de 2013

Vidas

Abrí los ojos y seguía ahí. Como cada mañana. Como todas las veces que había abierto mis ojos en los últimos setenta años.
Y se hacía el dormido. También como siempre. Solo para que le acariciase la cabeza despacio y buscase su mejilla para plantarle un beso.
- Dime...¿quién puso la directa en nuestras vidas? ¿Quién convirtió los días en puzzles de menos horas?
¿Por qué se pasaron tan rápido estos despertares? ¿Cuándo envejecimos por fuera?
Ahora mis movimientos son más lentos, pero nunca el amor que te juré. Sigue tan joven como el primer día, el primer partido de baloncesto en el que nos conocimos y todos los días que siguieron a aquel.
- Dime, dime con quién tengo que negociar para que nos regale más vidas juntos o dónde se juega la lotería para una vida eterna contigo. Compraré todos los boletos.
Despiertas. Ya lo estabas. No importa, te creo.
Sonríes y me robas el alma.
Y mi mano sobre tu pecho es tu mano.
Y se cierran mis ojos con tu sueño.
(Parafraseando a Neruda)

1 comentario:

cristinaBV dijo...

Me ha encantado, es muy tierno, me conmueve... Gracias por compartirlo...