martes, 29 de octubre de 2013

28/10/2013

- Te quiero - murmuró.
Y del aire que llevaba las palabras, desde sus labios hacia los oídos regalados, brotaron pequeñas mariposas de agua, de colores intensos y olor a eternidad. Y antes de escucharlo, él notó primero las alas rozando la piel del cuello, los diminutos poros erizándose, la sílaba, la cadencia, el ritmo....notó la vida que solo de ella podría emanar.
- Yo también - fue su respuesta. Pero podía haber respondido cualquier cosa, porque para ella cualquier cosa suya era la llave de la felicidad.


J*

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