A tu lado soy capaz de contar después de infinito.
Y los copos nieve sobreviven en mi pelo aunque sea verano.
Si me miras aún me sonrojo, como el primer día.
Y puedo decir, con certeza, que si encuentro a oscuras todas las cicatrices de tu cuerpo
es porque te conozco.
Y si te conozco será porque no perdemos el tiempo en discutir por punzantes celos, golfos de playa y serpientes con tacón (las de Lorca),
será que preferimos mirarnos en silencio, para vernos en nuestra más sincera naturalidad.
Será que te pienso cuando menos me lo espero
y te extraño cuando me dejas en la puerta de casa.
Y no hay canción que no me hable en alguna nota de ti.
Ni violín inocente que no me transporte a tus manos.
Eres la voz que quiero escuchar el resto de mi vida.
Y la otra mitad del corazón que ha de latir en mi regazo.
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