martes, 14 de mayo de 2013

Las tortugas lo saben


Ir despacio no es un defecto. La prudencia va despacio. Las cosas se quedan mejor tras un café y unos minutos cerrando los ojos.
Nada saldrá bien sino invertimos toda nuestra energía en cada cosa que hacemos.
Ir despacio no es desperdiciar el tiempo, es decirle hola con la mano, mirarlo a los ojos, que mire los nuestros, verlo pasar, decirle adiós y ver como se hace diminuto según se aleja.
Las tortugas lo saben. Por eso son tan viejas. Y el tiempo las marca con besos en el caparazón.



1 comentario:

Bea dijo...

Esta vez fui yo quien dejó abandonado el blog. Y la excusa de que no tuve tiempo no vale, pero es la única que tengo.

:)

B.