miércoles, 22 de febrero de 2012

Para ti que existes

Es más fácil decírtelo sin palabras.

Que tú estés ahí y yo en el otro lado de la habitación
y que todo nos quede grande.
Los muebles, las baldosas, los cuadros y las lámparas.
Y la ventana abierta de par en par.



Que no tenga que inventar excusas para encontrarme contigo
y aún así lo haga,
perdiendo las llaves en tus bolsillos 
y los miedos en tus manos.
Para verte de nuevo.


Que mire tu alianza en mi dedo como si fuera parte de mi piel,
y ya no sienta su peso ni su roce.
Y aún así me falte si se pierde.


Es más fácil decírtelo así. Sin pensarlo.
Tú ahí leyendo
y yo aquí soñando,
y cierro los ojos
y, al abrirlos,
estoy hundida en la curva de cuello
de dónde nunca me he marchado.


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