viernes, 2 de marzo de 2012

Creations

Él está sentado, frente al mar, sobre el borde del muro de piedra.
Sus brazos se apoyan en sus piernas flexionadas y mira hacia un lado, como antaño.
Con su gesto serio, con sus ojos verdes que ven más allá de cualquier punto infinito y su pelo ondeando con los primeros bostezos de viento.
Le miro como siempre he hecho. De frente, como testigo de su silencio, como espectadora de su inmensa paz.
Le miro creyendo que soy invisible y no formo parte de la bella imagen que él crea.
Ojalá pudiera leer uno solo de los pensamientos que llenan su mente, ojalá pudiera posar mi mano en su frente y hacerlo volar.
Todo eso pienso yo mientras él, imperturbable por fuera, vivo por dentro, observa el cielo gris que se extiende sobre el agua.
Entonces tiende su mano hacia mí
y sonríe, sin mirarme,
y tira del hilo que me une al latido bajo su pecho.
Entonces me hundo en su regazo, y allí me quedo, contando las cicatrices de sus brazos.
- No formas parte - susurra. - tú eres la que lo crea.
Y, medio dormida en su cuello, si él lo dice, me lo creo.

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