lunes, 10 de septiembre de 2012

Let's go

Antes de empezar a escribir tuve que soplar un poco, para quitar el polvo acumulado en las tablas de madera de esta imprenta. Ha sido un verano largo y bueno, de esos que no se olvidan con el paso de los años y no deben olvidarse. Ayer con el último cohete de los fuegos artificiales se cerró el capítulo que tanto tiempo había durado, y que me había mantenido en vilo, como en todos los libros, lleno de historias, momentos intensos, lágrimas de felicidad aunque con algún otro llanto. Pero todo eso llegó a buen puerto, otra etapa más en la vida, en eso que sucede mientras dormimos y soñamos.
Durante estos meses he vuelto a ser niña y he empezado a verme mayor, me he reencontrado con personas del pasado que me han hecho sonreír y he cerrado para siempre otras puertas que ahora mismo solo son puntos alejándose en el horizonte.
Empieza otra vez el curso, un nuevo año, nuevas responsabilidades. Los miedos se mantienen, incluso parece que nacen otros, pero estoy tranquila. La vida ya no me asusta como antaño, pues las dificultades ya no son obstáculos que afrontar, sino peldaños de la escalera. Y tienen que estar, deben estar, sino no habría escalera.
Me queda aún por sufrir, me queda aún por disfrutar y gracias a dios que es así.
Todos los años al acabar el verano me he mirado al espejo y he encontrado a una persona diferente. Aquí está el reflejo, todavía no le he preguntado nada, quizás no vaya a hacerlo porque sabemos cómo seguir este camino.
Me siento plena, me siento afortunada y, como digo siempre, continuaré luchando por lo que tengo.
Hoy mi padre me ha hecho bailar con él la canción de Banda blanca, "Sopa de caracol" recordando que cuando yo era pequeña él la ponía en el salón y yo salía corriendo, dejando lo que estuviera haciendo, para bailarla. Y hemos bailado, y mi madre también y al terminar he respirado profundamente, disfrutando del momento.
Nueva etapa, nuevo capítulo, mucho que aprender, mucho que vivir, mucho que entregar de mí a las personas que quiero y a las que lo necesiten.
Muchos te quieros para ti, Jesús, que eres mi vida.
Muchos minutos para saber como está mi hermana, tan tan lejos de casa.
Muchas palabras para recordarle a mi familia que aún estando en otra ciudad siempre están conmigo.
Mucha alegría y ganas, para mis amigos, para todos los que me acompañan.
Vamos a sonreír, vamos a luchar, vamos a dejar nuestra huella.


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