miércoles, 9 de junio de 2010

Junio, llueves


Dicen que la lluvia de junio no es agua,
sino el alma de los corales que, evaporándose lentamente durante el estío anterior, cae suave sobre la tierra, como un baile eterno, pero efímero, para curar a la humanidad.

Y así, cuando los seres humanos están a punto de consumirse,
Gaia se compadece, como una madre enamorada de sus hijos,
y les concede una oportunidad más de redención.

Junio no es un mes, es una sonrisa de Gaia.
Por eso el sol está alto, los insectos proliferan y las flores emiten sus fragancias.
Y llueve...para sanarnos.

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