lunes, 14 de junio de 2010

La mirada verde entre el público

"Yo tenía 15 años, inmersa en plena adolescencia. Todos los domingos jugaba partidos de la liga de baloncesto de Madrid. No era una chica que llamase la atención, es más, todos los chicos que había conocido se enamoraban antes de mi mejor amiga, todos.
Entonces él fue a vernos jugar. Iba con otros amigos, aquellos que iban por verla a ella. Pero él se fijó en mí. Su mirada verde entre el público me eclipsó, supongo, jugué fatal, pero ya nada de eso siguió teniendo importancia.
Como he dicho, me enamoré con 15 años, pero nunca nos atrevimos a dar ningún paso, asustados por no querer crecer. Él se convirtió en mi mejor amigo y nos queríamos, pero preferíamos la niñez.
Hace cinco años de eso,
y hoy, al igual que ayer o antes de ayer,
cuando viene a buscarme a casa en su coche
me dice siempre "¿sabes? sigo sintiendo el mismo hormigueo que sentía de niño, cuando pienso que voy a verte"
y, hundida en sus palabras, le miro fijamente,
reflejándome en esa mirada verde que un día brilló entre el público."





Aunque fuésemos otros

con diferentes caras, con distintas manos,
con otra voz
y otros sueños.

Aunque yo no fuese yo,
ni tú fueses tú,
ni existiesen nuestras risas
ni nuestros gestos.

Sé que volveríamos a encontrarnos,
en otras circunstancias,
con otros cuerpos.

Y, al mirarnos, sobrarían las palabras.


Podré escribirte y dedicarte cientos y cientos de relatos y poemas.
Podré hablar de cómo te conocí hace cinco años,
de cada instante que hemos vivido
y de los que queremos vivir.
Podré contar que eres la persona más tímida del mundo,
que tienes un corazón gigante,
que me encanta que me corrijas cuando hablo mal
y que no te das cuenta de que tus ojos son el centro de atención en todas partes.
Podré contarles todo,
pero en el momento que tenga que decírtelo a ti
me quedaré muda, como siempre ocurre,
porque sólo tú me dejas sin palabras.


Tú eres la inspiración,
la pluma
y el papel.
Tú eres y serás el premio.

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