domingo, 31 de agosto de 2008

31/08/08

No es una gran cantante.
No es una gran compositora, es más, seguramente la letra no sea suya.
No es de esas canciones que te hacen llorar al oírlas, sólo por la melodía o lo que dice.
Pero en mi vida marcó una etapa muy importante, es la banda sonora de una decisión correcta que sin querer he roto hace escaso tiempo.
Pero no veo que haya estropeado ese puente que me costó construir, sólo le he pegado una patada, comprobando si era estable; es cierto que se ha tambaleado, incluso se ha derrumbado en algunos puntos, pero es bueno, comprobar que lo estás haciendo bien aunque te arriesgues a perderlo todo.
Al fin y al cabo así es como se aprende en la vida.
Y cuando ves que a pesar de tu debilidad, quién te quiere se acerca y sin reprocharte nada empieza a reconstruir contigo el puente, eres consciente de que nunca dejaste de ser fuerte, más bien porque nadie lo es totalmente y de los errores nacen los sabios.

Y yo tengo la suerte de rodearme de ellos.


jueves, 21 de agosto de 2008

Inseguridad social

Hoy he visto una película que me ha hecho reflexionar muchísimo sobre la naturaleza humana y me ha hecho sentir miedo, miedo del mundo, y creo que si el director y los guionistas se enteraran estarían satisfechos pues estoy segura de que eso es lo que intentaban conseguir.
"Venganza", es un film con una sinopsis sencilla: El protagonista tiene una hija que es secuestrada por una mafia que se dedica a la trata de blancas, no desvelo más.
La carga psicológica es increíble, pues la facilidad con la que consiguen engañarlas es patéticamente real, cuántas y cuántas chicas se habrán dejado engatusar de la forma más tonta, un sábado por la noche, sólo porque les apetece pasarlo bien. El pensar que todo eso ocurre en las películas o a otras, es estúpido, nunca sabes con quién te vas a encontrar.
Me ha afectado bastante. He estado pensando en los peligros que hay a nuestro alrededor: pedófilos, violadores, proxenetas, mafias...convivimos con ellos incluso sabiendo que hay detrás, pero es más sencillo cerrar los ojos, del mismo modo que yo lo hacía viendo la película, para no verlo.
En cuanto he llegado a casa he borrado mis datos (que ya eran escasos) del perfil, y me doy cuenta de que seré todavía más prudente de lo que ya soy, es una pena, pero es la realidad, a veces caminar alerta no es ser exagerado, sólo receloso.
Por otro lado me ha hecho recordar lo monstruoso que puede llegar a ser el hombre: los proxenetas, impasibles, duros, insensibles, no me cabe en la cabeza cómo el dinero puede conseguir que hombres de diferentes categorías (pobres, arruinados, ricos, millonarios...) sean capaces de secuestrar y prostituir a mujeres, olvidando que son personas, ignorando sus lágrimas, sus gritos, su dolor...
Cómo padres de familia tienen el valor de besar a sus mujeres después de haber violado a niñas de 10 años, cómo asquerosos vejestorios abusan de chicas jóvenes a las que cuatriplican la edad.
No entiendo cómo pueden vivir con esas espinas clavadas en el alma.
No entiendo a este mundo.
Lo más fácil...es salir del cine y recordar lo maravillosa que es tu vida, lo lejos que está todo eso de ti.
Pero lo más valiente es dejar de ignorarlo y empezar a cambiarlo. Todos sabemos que una mafia, se dedique a lo que se dedique, es casi imposible de desmembrar, pero todo es cuestión de intentarlo, si no no habríamos pisado la luna.
Hoy quería hacer una entrada dedicada a todos los fallecidos en la catástrofe de Bajaras, pero después de la película quiero dedicárselo a ellas, a esas mujeres, niñas, jóvenes, adultas, que viven esas penurias mientras yo estoy aquí escribiendo y de las cuales nadie sabe ni sabrá nada.
Por esos ángeles, todo cambiará algún día, todo cambiará.






**Durante una semana no escribiré nada, de jueves a jueves, por la memoria de los fallecidos en el accidente. Gracias. **

domingo, 17 de agosto de 2008

Gracias mi querido error

Hoy me quedo a dormir entre los pedazos que han quedado de tus sueños, pues no me duele pararme, de pronto, aquí y descubrir esbozos míos en los restos.

No lo ocultes pues lo sé, sé que ideaste un futuro, yo también lo imaginé.

Me gusta pararme en mitad de la pista de baile y aún llevando pantalones sentir como corre el aire, bajo el vestido. Verte parado en el otro extremo, creyéndote que eres alguien para mí. Aunque sepamos los dos la verdad, la sentimos diferente: a mí saberla me hace feliz, a ti seguramente te sepa amarga, te sepa a batalla perdida.

No tendría ninguna importancia recordarte sino fuera porque cuando lo hago me acuerdo de ti, y no me hace ninguna falta.

Eres aquel amante que perdió lo único que sabía darme, como un ojal sin botón, una caja de regalos vacía, eso eres para mí.

Desapareció la magia de tus ojos, ya no parecen zafiros, sólo han quedado cristales donde hubo fulgor, y si me paro a hojear ese libro que guarda los segundos que pinté contigo, no hay nada que despierte el latir del corazón. Lo único que escucho es un débil sonido, el silencio de tu pasos (cobardes) y el olor a rosas marchitas que emana de toda traición.

Me gusta pararme en mitad de la pista sabiendo que puedes verme y que nunca podrás alcanzarme, porque ahora soy yo quien te ignora, quién decide, y quién controla.

Te doy las gracias, por enseñarme a ser más exigente, por volverme un poquito más fuerte, por demostrarme que soy capaz de decir adiós y no darme la vuelta nunca más.

Me gusta mirarte desde lo alto.

Y sonreírte.

Porque la felicidad es mi arma más letal.

jueves, 14 de agosto de 2008

Andrea y Eloísa


- Oye, Eloísa.



- Quééé...



- ¿Tú crees que seremos siempre amigas?



- Pues sí, porque somos las mejores amigas del mundo, somos más amigas que nadie.



- ¿Entonces cuando nos casemos y tengamos hijos seguiremos estando juntas?



- Claro, porque si nos casamos nos compraremos las casas juntas y seremos vecinas.



- Ya....



- ¿Por qué suspiras Andrea?



- No sé...¿y si te casas con un chico que me caiga mal?



- Pues le dejaría porque si te cae mal a ti a mi también me caería mal.



- Ya...¿pero y si me cayese bien pero luego mal? ¿Entonces?



- Pues le dejaría porque seguro que si te cayese mal sería porque hace cosas malas que a mí no me gustarían.



- Pero dice mi abuela que el amor a los enamorados los ciega o algo así.



- Pero eso es mentira porque a mí me gusta Guillermo y no estoy ciega.



- ¿Te casarías con Guillermo?



- No sé, juega bien al fútbol pero no sabe sumar bien, me casaría con Juanito.



- Yo con Francisco.



- ¡Pero si tiene 8 años Andrea es super viejo para ti!



- El amor no tiene edad Eloísa, lo dice mi abuela también.



- Bueno da igual...lo que importa es que siempre seremos amigas.



-¡Sí!



- ¿Sabes una cosa Andrea?



- ¿Qué?



- Eres mi mejor amiga de todo el mundo.



- Y tú la mía.






Entre columpios, golosinas y juguetes, la vida es previsible y emotiva, cuando nada puede herirte el corazón hasta desangrarlo, cuando nadie decide por ti a la hora de elegir tus prioridades.


Cuando nadie te juzga por hacer lo correcto, cuando todavía la hipocresía no contamina las amistades.


Así piensa Andrea mientras espera sentada en un banco. Su marido no tardará en llegar, tarde como siempre, con alguna razón siempre razonable que justifique su impuntualidad. Hoy sin saber por qué ha venido a su cabeza el recuerdo de Eloísa, aquella niña de cabello castaño, aquella que se ganó el título de mejor amiga con 5 años y medio, y lo mantuvo hasta cumplir ambas los 45. La misma persona que siempre le recordó lo importante que era mantener lo que las unía, la misma mujer que se olvidó de que la amistad no sólo se disfruta, también se trabaja.


Hoy Andrea sonríe al recordarla, aún siente ese cariño desbordando por sus entrañas, pero sabe que no sólo el amor ciega, también la amistad y por desgracia a ella siempre le tocó salir perdiendo.


Otras amistades, la vida continúa, el recuerdo queda.


- ¿Sabes una cosa Andrea?
- ¿Qué?
- Eres mi mejor amiga de todo el mundo.
- Y tú la mía.


Y mientras ve llegar a su marido, con una sonrisa y un montón de explicaciones en la mano, Andrea siente como Eloísa desaparece de su cabeza y se queda ahí donde siempre estuvo, en su corazón.

Nieve en agosto


Hoy el día se ha despertado gris. La brisa envuelve las calles, la frescura juguetea con mi pelo mientras camino. Me gustan los días grises, cuando es demasiado pronto para que la vida del pueblo comience sus quehaceres, cuando puedo imaginar que estoy sola en mitad de la nada.

Me gusta pasear en tirantes, mientras siento como mis hombros se van enfriando lentamente, después los brazos y se da ese momento justo en el que me abrazo a mí misma y tiemblo. Es cómo si el aire frío limpiase cada poro de mi piel, haciendo desaparecer cualquier rastro de suciedad física o espiritual.

Hoy decidí regalarme un día sin pensar. Le he dado el día libre a mi cabeza.

Sólo me la he puesto porque quería sentir la frescura entre los interminables mechones rizados.

Hoy no me he peinado, ni me he maquillado, quería sentir que sólo era lo que soy, sin ocultar o realzar nada mío.

Es curioso. Que bello me parece todo cuando el sol prefiere quedarse detrás de las nubes. Es una maravilla sentarse en el balcón y respirar, únicamente respirar. Porque aunque no sea verdad parece que el aire está más limpio.

Me gusta sentarme en el sofá y abrir el balcón de par en par. Ponerme una chaqueta fina, que no frene el frío que entra en el salón y después cerrar los ojos. Por un momento Aranjuez viaja conmigo, en pleno mes de agosto y se asienta lejos de aquí, en el norte del país.

Hoy decidí regalarme un día sin pensar.

Ahora me entretengo haciendo círculos invisibles con la punta de mi nariz.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Agotamiento

He vuelto. Un tiempo sin internet tampoco viene nada mal, aprendes a sacarle partido a muchas cosas (siestas, libros, siestas...). Qué puedo decir... he echado muchísimo de menos mi rincón y sobre todo a los que se pasan por aquí. Gracias por esperarme.




A veces me canso.
No sé...es demasiado difícil mantener el barco a flote cuando las olas lo golpean.
A veces me canso de alzar las palmas de mis manos para que cese el ruido,
y veo con tristeza como las máquinas avanzan y destruyen el bosque.
Me desinflo, pierdo fuerzas, cuando grito que nadie se atreva a levantar la mano cuando discute.
Me quedo sin voz...y no duele, sólo parece que el mundo ha aprendido a vivir sin los otros significados de la palabra "valor".
No me gusta...que se cambien las palabras por los puños.
Aunque a veces las primeras hieran más.

A veces me canso.
Porque veo que nadie presta atención al sol cuando amanece.
Ni se alegra cuando un gorrión decide atreverse a comer la miga de pan que está lindando con sus pies.
Porque la hipocresía se sienta a comer en las mesas y duerme en las camas.
Y la falsedad es el café de todas las mañanas.
Los superhéroes sin capa hacen cola en la oficina del INEM, porque vivir haciendo el bien no te paga unas vacaciones en la playa.
Que tristeza...
Sólo espero que mis nietos se paren algún día a acariciar un árbol.
Y no olviden que el tesoro de los amigos hay que protegerlo y cuidarlo.
Los que amamos la tierra, la belleza de lo simple, los valores, la amistad, la poesía...no somos locos, ni hippies, ni zumbados que fuman marihuana y tocan el laúd.
Somos personas que no se han rendido todavía.
Ni lo harán.


*(En momentos como éste, cuando me siento un poco decepcionada de la vida, de la gente, de lo que escucho y veo, hay una canción que siempre está ahí...espero que también os ayude a vosotros, gracias.)





domingo, 3 de agosto de 2008

Los secretos de Berlín

Dicen que cerca de la Puerta de Brandemburgo hay un lugar donde hace mucho, mucho tiempo, bajo la tierra, se suicidó un hombre. Ese acto no fue heroico, no fue locura momentánea, fue por terror. Prefirió matarse él mismo para que no lo hicieran otros. Y ahí yace su presencia, su mugriento y maloliente recuerdo, el cual cada día se ve atormentado por decenas de miles de personas que caminan sobre él.
Si llegas allí, nadie mentará su nombre. Incluso más de uno regresará a su hogar sin saber que hubo bajo sus pies. Nadie rezará una oración por su alma ni se oirán cantos ni salmos en su honor.
Puede que veas flores, muchas flores, puede que no. Pero no serán para él, sino para los que asesinó.
Encima de su tumba una pequeña ciudad de bloques de hormigón se alza cada mañana y se esconde cada atardecer. No tienen nada más que simplicidad. Su tacto es áspero, frío de noche y ardiente de día. Las callejuelas que se extienden entre las gigantescas piedras son interminables.
Allí, entre todo el barullo de personas, encontré a una niña. Con falda corta, bambas y una coleta, esperaba ansiosa que sus amigos se escondieran para poder contar: jugaban al escondite.



Fue gratificante.
De esos pensamientos repentinos que llegan hasta tu cabeza para alegrarte.
Sobre el lugar donde yace el recuerdo de un monstruo los niños jugaban, sin respeto a su nombre ni a su figura, sólo respetando no rozar ni dañar los 1711 bloques de hormigón.

Sí, esos 1711 bloques que representan 1711 campos de concentración.

Porque el monumento al holocausto judío se encuentra justo encima del búnker de hitler*.
*(no es una falta ortográfica, sino que no escribo su nombre en mayúsculas porque no tengo ningún tipo de respeto hacia él.)

Si algún día pasan por allí, no piensen en él, no le den ese honor. Disfruten del sonido de las voces de la gente riendo y hablando, de los niños jugando, de cientos de idiomas distintos... al fin y al cabo, eso es lo que debería quedar realmente en los libros de historia.


sábado, 2 de agosto de 2008

Cierra los ojos y sonríe

Mañana voy a un lugar mágico.
"Mi hermano mayor", Miguel, mi mejor amigo, me ha entregado uno de los mejores regalos que podido recibir en vida: vamos a ver el musical de La Bella y la Bestia.
Qué puedo decir...Disney ha acertado siempre con todas y cada una de sus películas, porque no sólo te encandilan los personajes, sus voces, la precisión y el esmero que reflejan esos dibujos, sino que consiguen educar a niños y adultos, por eso nunca podrás cansarte de ver las películas: las primeras veces te quedarás con las canciones, las gracias, los momentos tristes y las aventuras. Según vas creciendo te darás cuenta del contenido moral, de los valores que se defienden a través de pequeñas historias. La Bella y la Bestia es un película muy parecida a El jorobado de Notre Dame, "lo importante está en el interior", aunque siempre lo olvidemos porque nos parece un tópico cursi e insulso.

Pero es una inmensa verdad.
Gracias Miguel, mil gracias.
Te reirás al leer esto, cuando te llamo hermano mayor, pero sabes que lo siento así.
Más que un amigo, eres eso, más que un amigo, un hermano, una persona muy especial.