lunes, 2 de agosto de 2010

Agosto




Me gusta soñar despierta, pero a veces olvido que no es real y camino por la vida inmersa en un mundo inventado que sólo existe en mi cabeza. Es por eso que más de una vez me tropiezo, literal y metafóricamente hablando y cometo errores, la mayoría de ellos reversibles.
Pero cuando me equivoco y no puedo cambiarlo tengo miedo, porque odio equivocarme como todo el mundo.
¿Mi problema? Quizá ser "bien pensada" y creer que la naturaleza humana es bondadosa.
Estoy muy reflexiva ultimamente...
Siendo más pequeña comprendí que la falsedad es una cualidad horrible que debemos borrar de nuestra personalidad pues lo único que hace es convertirnos en seres mezquinos, vacíos y por ello me prometí a mí misma intentar ser sincera.
Ese fue el primer punto, después quise pasar a algo mucho más importante: los prejuicios.
Lo medité con calma, pues quería madurar en ese sentido. Quería dejar de etiquetar a las personas, de clasificar comportamientos, de juzgar conductas con un libro de psicología en la mano y finalmente lo conseguí.
Pero en ese intento de "ser mejor persona" me volví exigente, obligándome a buscar individuos que actuasen con el corazón, buenos, enteramente puros, limpios (sin serlo yo misma).
Y comencé a girar en un mundo de decepciones, como ocurre siempre que pones una meta demasiado lejana.
Ahora he comprendido dos cosas: la primera, que la naturaleza humana no es bondadosa. Sí es buena, pero no existe una tendencia natural a hacer el bien, todos nos movemos por intereses propios y egoísmos natos.
La segunda, que debemos tener prejuicios, pero no aquellos que nos hacen intolerantes y clasistas, no, sino aquellos que nos hacen ser prudentes a la hora de relacionarnos con los demás.
Supongo que estos momentos de reflexión los tienen a diario millones de personas y escribirlo aquí en mi espacio de paz me ayuda a desahogarme, pues sólo pensándolo no puedo organizar mi cabeza para sacar conclusiones.
Sigo creyendo en las personas, sigo creyendo en los valores, pero son tantos los factores que nos condicionan y nos obstaculizan que a veces pierdo el norte.

"Errare humanum est" , por eso me alegro de equivocarme, de que me decepcionen, de que me engañen, porque puedo aprender.
Y ahora un vaso de horchata para enfriar la cabeza...
y seguir soñando despierta.

1 comentario:

Niña Mandarina dijo...

Sólo tú puedes escribir de esa forma, que cada vez que lees una linea, te das cuenta de que la siguiente que viene, es exactamente lo que tenías en la cabeza...
Me encantan esos paseos únicos,interminables,nuestras confesiones,risas,preocupaciones...
Se resume a... MITAD