sábado, 17 de mayo de 2008

Amigos

- Prométeme que no hay que cruzar ningún puente de esos de carretera, ¡promételo!
- Lo prometo.
- Enserio, que tengo vértigo y no me gusta ver pasar los coches por debajo.
- De verdad, lo prometo.

Y arranca el autobús, ese cacharro viejo y destartalado en cuya pared izquierda al fondo puede leerse "Aquí estuvo Elena, si quieren contactar conmigo háganlo mediante vía ouija al 691443659".
Nos miramos y nos partimos de risa. Un grupo de amigos que saben lo que les espera en su destino.
Allí se ve el casino de Aranjuez.
- Un día vamos que quiero verlo.
- Dicen que está ambientado como si fuera un globo aerostático.
- ¿Y eso?
- Se supone que fue aquí donde voló el primer globo, eso dicen.
- ¿En Aranjuez?
- Sí.
- Que fuerte...
Y a medida que avanzamos por la carretera vemos como se alza a lo lejos un puente.
- No...., Laura me dijiste que no había que cruzar un puente.
- Ya, pero si no te miento te habrías negado a venir, venga que no pasa nada tú dame la mano.
Y subimos por el puente, ellos van delante, yo me quedo rezagada.
Y aquí me quedo, en lo alto, en mitad de una estructura que tiembla cada vez que pasa un camión por debajo, sobre una carretera que comunica Madrid con Aranjuez, mientras cientos de automóviles pasan rápidamente bajo mis pies y en mi estómago siento un gusanillo que me dice "Como te caigas...".
- Vamos que todavía nos queda una caminata.
Y seguimos andando.
- Nunca había venido aquí.
- Pues es un sitio muy normal.
- Anda Laura, que esto es Seseña no Segovia o Valencia.
- Bueno y qué, me hace ilusión.
- Durante la guerra civil española todo esto fue destruido, porque era la puerta que comunicaba Toledo y Madrid. Luego Franco lo reconstruyó todo, eso dicen.
- Sí, es que aquí cayeron muchísimas bombas.
- ¡Cuidado con los coches!
- Es allí.

Antes de llegar me quedo parada en la esquina y Miguel me mira y susurra:

"Esto será otra entradita para el blog"
Sonreímos, por eso, porque estamos todos más relajados, porque nos espera una cena entre amigos, película y juegos de mesa, porque necesitábamos esto, porque sí.

Dos amigos llegan en coche. Es un descapotable negro. A la hora de ir a buscar la cena, nos peleamos por montar.
Miguel y yo ganamos, como siempre.
Y cruzamos la carretera sintiendo el viento en la cara y, por primera vez, al pasar por debajo del puente, escuchamos el sonido que retumba en las paredes, ése que nunca oyes cuando vas en un coche normal.
Levantamos los brazos, qué sensación de libertad.
Nos miramos, sonreímos, parece una película.
Nos volvemos pijos asquerosos que no saben hablar, nos convertimos en raperos millonarios con las capuchas puestas, nos morimos de risa, se escucha el aire y este día se graba en mi memoria.
Sí, otra entradita para el blog.

1 comentario:

Miguel dijo...

"Amiga mia princesa de un cuento infinito"
Y es que todo lo que te pasa lo conviertes en un cuento.Un cuento que lo del otro día espero que sea una parte de las infinitas páginas que te faltan por escribir.
...................................
BONGIORNO PRINCIPESSA!!!!!