miércoles, 17 de diciembre de 2008

Vida

Lo siento, si a veces pago mi malestar con quienes menos lo merecen y son las personas que están conmigo a pesar de que no sea nada amable.

A veces me olvido de la vida. Y luego la encuentro de repente, arrinconada en el bolsillo de la mochila, junto al abono y debajo del estuche.

Y le pido disculpas, por olvidarme de que somos personas y aunque sepa que, al fin y al cabo, somos moléculas, no puedo olvidar que más allá de los porqués y de las causas, hay almas.

Y me da igual que me llamen ingenua o que me digan que pongo mi ignorancia en un altar y lo llamo dios, no es cierto.

Sólo quiero seguir creyendo que ser persona es ser algo más. Es ser sueños, emociones, ser ética, ser derecho y complicidad, amigo y compasión, tolerancia e inocencia.

No soy ignorante por creer en las fantasías y en que algún día podremos volar.

Simplemente me niego a vivir pensando que la vida sólo son vueltas de reloj.

Me gusta saberlo todo sobre el ser humano, porque me encanta entender y conocer.

Pero a veces es demasiado real, saber que el corazón late por esto y por esto, saber que tus neuronas funcionan así y que gracias a ellas y a tus hormonas y a toda la electricidad que tienes, puedes amar.

Echo de menos creer en que se ama por razones del destino.

Y no por feromonas.

Quisiera ser ignorante, porque dicen que vives más feliz.

Pero yo no quiero "vivir de paso", quiero sentir las pisadas que doy y poder ver las pisadas que dejo.

Por eso estoy aquí.

Por eso hoy se me empañaban los ojos mientras veía un vídeo en Citología sobre la actividad celular. No sé si sería la música o lo maravilloso que es nuestro organismo, pero es realmente grandioso ver que algo tan insignificante y diminuto sea la causa de que yo esté escribiendo y tú leyendo ahora mismo.

Por eso hoy, mientras escuchaba hablar a un anciano de 65 años, sentía verdadera admiración.

Y no porque fuese catedrático en Anatomía e Histología de una universidad en Alemania y se emocionase mientras nos daba un seminario, que también, sino porque le miraba y veía en él todo lo que había recorrido en su vida, podía ver sus amores y desamores, sus ganas de investigar, sus conocimientos, sus hobbies...

No perdamos las ganas de luchar, de vivir enteramente por y para los demás, querer encontrar el amor del mismo modo que encontrar una cura contra el HIV.

Ser por y para los demás, que, al final y al cabo, es ser por y para ti porque sin los demás dejas de ser alguien.

Eso es...seremos básicamente carbono e hidrógeno...

Pero si dios, la naturaleza, el destino, la materia/antimateria o quien fuese...decidió que fuéramos algo más, seámoslo, no perdamos la oportunidad.

1 comentario:

Victor Abarca Ramos dijo...

joder.....qué buena la entrada. me he quedado sin palabras laura.