viernes, 19 de junio de 2009

Ánimo



Cuando me cuesta creer en los valores humanos,
cuando me hundo, a veces, porque mi estado de ánimo tambalea por circunstancias adversas de mi vida cotidiana,
cuando pienso qué sentido tiene ser bueno en este mundo
o que nos queda a los que soñamos con la verdadera amistad,

recuerdo por qué estoy aquí,
porque me gusta tanto el sol
y la lluvia
y cada pequeño detalle singular y ostentoso de este planeta.

Pienso en las caras de la gente,
en aquellos más valientes que yo que luchan por un poblado empobrecido, por una asociación de enfermos, por ayudar a un hermano drogadicto o por alimentar a 3 bocas hambrientas con un sueldo de 700 euros al mes.
Pienso en la suerte que tengo y en lo pequeños, pequeñísimos que son mis problemas
entonces lloro, me desahogo y me levanto con la resposabilidad de hacer algo bueno por el mundo.

Y vivo con ese pensamiento.
Y, si en algún momento sin quererlo me hundo, me paro de nuevo, reflexiono
y espero a que una cría de mono se suba en mi pie
esa es mi señal
para nunca rendirme.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo me quedo con el niño que con ojos curiosos mirá detrás.
Ansia de achuchón y beso grande en esos mofletes.
MAN

Victor Abarca Ramos dijo...

¿cuando terminas??? me he acordado esta mñana xo se ma ha olvidado decírtelo.