miércoles, 3 de junio de 2009

M.G.H


Miguel.
Sí, ya conocéis ese nombre.
No, no es el dueño mis poemas e historias de amor,
ésas pertenecen a otro...
Otro, el amor de mi vida,
mi pequeña suerte de ojos verdes,
ése que no siente celos de Miguel.
Porque Miguel y yo,
no nos queremos,
no nos amamos,
no nos idolatramos,
ni nos soltamos cursilerías,
tampoco solemos caminar de la mano
ni mostrarnos como somos en público.
No perdemos el tiempo en demostrarnos nada
sencillamente vivimos esperando que todo salga bien.
Y lo conseguimos.
Sí, Miguel, es mi mejor amigo.
Es mi suerte.
Un ángel que esconde las alas bajo la camiseta
con el dibujo de una corbata.
El que se untó de helado la cara para robar una risa.
El que compró la luna a dios
para regalársela a algún amor quinceañero.
Ese que se muestra natural, transparente
aunque el cielo se ensucie.
El que no sonríe. Sólo deja que su cara nos enseñe cómo se siente hoy.
El que sueña despierto.
Y jamás duerme.
Ese que día tras día decide seguir a mi lado.


Y, cuando cada mañana,
me mira,
y me señala con el dedo,
como diciendo,
acércate, te vuelvo a elegir,
yo respiro tranquila,
segura,
sabiendo que por un día más tendré la suerte en mis manos.

Entonces nos sentaremos en cualquier acera,
mirándonos con los ojos brillantes,
cómplices de alguna travesura.

Y soplaremos pompas de jabón con nuestros labios.

Miguel, eres "mi muy mejor amigo".
Gracias, por cada minuto y cada rizo.

No hay comentarios: