jueves, 2 de septiembre de 2010

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Esta mañana subía hacia mi casa con el pan bajo el brazo y me he cruzado con muchas madres, padres y abuelos llevando a sus pequeños a la guardería. En una de esas, una mujer de unos 40 años iba de la mano con una niña de unos 7, que se paraba en todos los escaparates.
Al llegar a mi altura la niña le ha dicho a su mamá: "Mamá, mamá, cómprame peluches, peluches, de ahí" señalando el escaparate de una tienda de electrodomésticos.
Entonces, la madre ha respondido algo que realmente me ha hecho pararme en seco y girarme para mirarla.

"No son peluches, son lámparas gilipollas"

Realmente no sé que añadir, me remito a lo que siempre: ¿cómo vamos a arreglar el mundo si los niños, que son el futuro, están siendo educados por gente sin educación?
Que alguien me traiga soluciones, porque a mí esto realmente me duele.



Ser padres implica mucho más que jugar a las muñecas.
No comprendo cómo se pierde tan pronto la magia de llevar de la mano a un hijo.
Y a estos politicuchos de hoy en día sólo decirles que presten más atención a la educación.

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