No importa nada e importa todo. La cuestión es vivir en el punto intermedio de los extremos, para no ser nunca un monstruo insensible que niega su dependencia de la sociedad, ni tampoco un esclavo sometido a las voces de los desamparados.
No es mejor el inconformista, ni el que vive esperando.
Ni uno ni otro. No es más fuerte el que tortura en la guerra ni el que niega la violencia.
Nada ni nadie. Todo y todos.
No importa quién seas y cuánto sufras intentando comprender el mundo. Ni cuánto te equivoques o aciertes.
Lo importante no es lo que los sabios digan, porque los sabios no lo han vivido todo.
Lo importante es no olvidar que nada es todo y todo es nada y la vida son colores, más o menos vivos, pero son infinitos.
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