domingo, 17 de mayo de 2009

Ríos de leche

Ríos de leche cubren el suelo.
El poeta no escribe con metáforas, no canta que nieva en mayo.
Sólo grita que hay ríos de leche en el suelo.
Leche de vaca, esa que bebes, que tomas en la taza, con café, chocolate, con vainilla, con miel...
Esa que te da sostén, la que te acompaña, la que entrega el calcio que luego usan tus neuronas para comer.
Leche, blanca, esa que probaste por primera vez de los pechos de mamá.
Y el poeta llora al verla discurrir por las aceras y calzadas, como un río que se suicida para poder ver el mar.
Y los ganaderos toman las calles, esas que sus manos no han creado, para pedirles ayuda a los que "vuelan en Metro por Madrid" y discuten en el Senado.
Y cuando éstos les dan la espalda miran al pueblo, con sus manos ásperas llenas de callos, con sus sombreros de paja y las botas cubiertas de barro, con los brazos morenos y las manos blancas,
blancas...como la leche que hoy tiran para reivindicar su causa.

Pero tú dices "Lo sé, lo siento, pero la francesa es más barata..." y si no es esa, es la portuguesa y si no...
Y él se arruina. Y yo me tomo mi café.
¿Qué podemos hacer?
¿Por qué primero lo de fuera y después lo de dentro?
¿Por qué?
¿Por qué los productos extranjeros están por encima de los nuestros? ¿Por qué?
¿Por qué es más caro lo nuestro? ¿Por qué?

Y lo mismo pasa con los rojos tomates, los nacarados huevos, las verdes lechugas...
Ayudemos al sector agrícola.
Nos necesitan.
Unámonos contra un liberalismo que absorbe al que planta la semilla y enriquece al intermediario.
No permitamos que la tradición de este país, con sus campos y animales se sienta huérfana.


Y llora el poeta. Porque le duele no encontrar respuestas.
Porque ve a los niños que mueren de hambre, los ve en la otra orilla esperando
a que esos ríos de leche lleguen para alimentarlos.
Porque es un sufrimiento ver como algo que tanta falta hace en un lado,
debe tirarse porque no se quiere,
en otro.

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