lunes, 23 de noviembre de 2009

Cuento

Hoy estoy mala de la tripa.
Estando tumbada descansando,he recordado un cuento que siempre me contaba mi tía Mª Ángeles.
Resulta que es uno de mis cuentos favoritos y me lo sé de memoria,
porque cuando pienso en él me veo pequeña con los ojos clavados en los dibujos del libro,
metida de lleno en la historia
y sólo escucho la vocecilla de mi tía haciendo de cada uno de los personajes.
Seguro que ella lo recordará como yo.
"La niña del zurrón"

Es una historia bastante aterradora.
Recuerdo cada página de aquel libro de la Media Luna.
La historia comenzaba con una niña un poco tonta que era muy caprichosa y su familia tenía poco dinero.
Entonces su mamá le regalaba unos zapatos de charol muy bonitos y luego la mandaba a la fuente con un cántaro para llenarlo. Allí se los quitaba para no mancharlos y sin querer se los olvidaba. Al regresar, su madre le preguntó dónde los había dejado y la niña volvió corriendo a la fuente, pero ya no estaban.
Entonces aparecía un mendigo muy feo y sucio y le preguntaba qué pasaba.
Así, la niña llorando se lo contaba y él le decía: "Anda, si los tengo yo. Ven, cógelos tú misma están dentro de mi zurrón"
Y así la niña se metió dentro y el mendigo lo cerró y dijo: "Si quieres volver con tu mamá tendrás que hacer lo que yo diga"
Y así se marcharon y fueron de pueblo en pueblo.
Cuando llegaban a la plaza, el hombre dejaba el zurrón en el suelo y recitaba "Canta, zurroncito canta que si no te doy con la palanca"
Y la niña, entre lágrimas cantaba.

(Al escribir esto puedo escuchar perfectamente a mi tía poniendo la voz de la niña; además, siempre solía bautizarla con mi nombre y así me introducía totalmente en el cuento)

"En un zurrón voy metida,
en un zurrón moriré
por culpa de unos zapatos
que en la fuente me dejé"

Y como tenía una voz tan bonita todos le daban mucho dinero al mendigo a cambio de escucharla.
Así pasó el tiempo y el mendigo olvidó cual era el pueblo de la niña y llegó a él.
Según llegó a la plaza y dejó el zurrón en el suelo dijo en alto:
"Canta zurroncito canta, que si no te doy con la palanca"
Y la niña empezó a cantar.
Entonces, las tías de la niña que allí se encontraban reconocieron al momento la voz e hicieron un plan. (En los dibujos del libro aparecían dos mujeres vestidas de luto y yo las bauticé como MºÁngeles y Mª Jose)
Adulando al mendigo, le invitaron a comer y en una de esas que él se había quedado dormido, fueron corriendo y sacaron a la pequeña del zurrón y lo llenaron de toda clase de animales: serpientes, arañas, culebras, gatos, cucarachas, mosquitos, ratas, avispas... y después lo cerraron.
Cuando el viejo despertó emprendió su camino hasta llegar a otro pueblo.

Allí se puso en la plaza y recitó:
"Canta zurroncito canta que si no te doy con la palanca"
Pero nadie cantó.
Así una y otra vez.
Entonces cansado el viejo comenzó a golpear el zurrón con la palanca.
Cómo no veía respuesta, decidió abrirlo y todos los bichos que contenía le empezaron a morder, a picar y arañar.

Y así recibió su merecido.
Colorín, colorado este cuento se ha acabado.

No sé, hoy me apetecía escribirlo, de alguna manera esos ratitos de cuentos pertenecen a una parte de mí misma.
Gracias MAN.

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