sábado, 13 de marzo de 2010

Here comes the sun duruduru

Ya lo decían los Beatles: "here comes the sun duruduru..."


porque cuando aparece el sol, capaz de calentar los cuerpos aunque siga marcando cinco grados el termómetro,
parece que todos sonreímos un poquito más.

Ayer murió Miguel Delibes.
Dejó su bicicleta apoyada contra alguna pared blanca,
y se despidió de cada uno de sus personajes, de cada uno de sus lectores, de cada uno de los árboles.
Y antes de marchar nos recordó lo que siempre le tuvo en vilo:

"si el progreso moderno, el de la técnica y el de las máquinas, el del consumo desmedido y el del confort, son sinónimo de la destrucción del campo y de los pájaros, mis personajes: Daniel el Mochuelo, Isidoro, Juan Gualberto el Barbas, Nini el cazador de ratas, la criada analfabeta Desi, Lorenzo el emigrante, el viejo Eloy, el Tío Ratero...
renuncian a ese progreso"

Por eso yo hoy también renuncio al progreso que quema bosques al grito de "¡más madera!"
y renuncio a los pulmones artificiales
y a la cultura que olvida el trabajo con las manos.

Hoy pienso en ese gran escritor,
y en la primavera,
y disfruto estos pequeños momentos de divagaciones mientras se desliza por mi garganta un suave té moruno,
que me sabe al Líbano y a la sonrisa de Nadia, mientras nos explicaba con paciencia cómo se dicen los números en árabe.

Y recuerdo todos los meses de marzo de mi vida,
porque los guardo muy verdes surcados de colores rojos, amarillos, rosas y blancos.
Y luminoso, marzo es muy luminoso,
porque "here comes the sun duruduru"...

Hoy añado un punto más en la lista de "cosas por hacer en este mundo"
que el sol de marzo sirva cómo curación de las almas congeladas.

Para terminar quiero dejar escrita una breve historia que mi amiga María me dejó hace unos días en un mensaje, me parece que es muy sencilla y está llena de fuerza, para quien necesite (todos los necesitamos) que le recuerden porqué no caer.
Y gracias por seguir viniendo por la imprenta, gracias infinitas.

Una mujer muy sabia se despertó un mañana, se miró al espejo y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza.

'Hmmm' pensó, 'Creo que hoy me voy a hacer una trenza'.

Así lo hizo y pasó un día maravilloso.

El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.

'H-M-M' dijo, 'Creo que hoy me peinaré de raya en medio'

Así lo hizo y pasó un día grandioso.

El siguiente día cuando despertó se miró al espejo y notoó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.

'Bueno' ella dijo, 'ahora me voy a hacer una cola de caballo.'

Así lo hizo, y tuvo un día muy, muy divertido.

A la mañana siguiente cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un solo cabello en la cabeza.

'Que Bien!' Exclamó. 'Hoy no voy a tener que peinarme!'

Tu actitud es todo.

Por eso he aprendido que la vida no es esperar a que la tormenta pase... Es aprender a bailar bajo la lluvia.

1 comentario:

Bea dijo...

Y con marzo, llega la ansiada primavera, que no se a tí, pero a mi me hacía mucha falta.

Un abrazo, preciosa.