martes, 26 de octubre de 2010

26 de octubre

- ¿Estás preparado?
- No lo sé madre, me da un poco de miedo todo.
- Es normal, tranquilo, el temor es un síntoma bueno significa que estás humanizándote poco a poco. Eres especial, ¿has visto? estás consiguiendo avanzar en menos tiempo que los otros, porque tu corazón está lleno de ganas de empezar.
Mírate, parece que fue ayer cuando te encendiste de repente en el cielo, cuando se abrió tu semilla bajo la tierra... eras tan diminuto, tan luminoso. Tenías las alas más frágiles que había visto jamás, por eso no te permití volar hasta que no se fortalecieron bebiendo leche de mariposas y jugo de coco.
Luego volabas raudo e inestable, primero te dabas de bruces contra las vides riojanas y cuando lograste alzarte más alto, chocabas contra los cedros libaneses y con los naranjos valencianos.
Con los únicos que aprendiste a aterrizar fue con los plátanos canarios, por eso te dejaré nacer allí.
Ahora tus alas son perfectas, tienen todas las cualidades que te darán los instrumentos para llevar a cabo tu papel.
Acogerán a los que se acerquen a ti, calentarán a los desalentados y harán cosquillas a los que las toquen. De ese modo serás apoyo, serás medicina y serás risa.
- Tengo tantas ganas de empezar...
- No queda nada para que te vayas. He tardado mucho en dejarte ir porque temía que el mundo te alterase a ti, estabas demasiado inmaduro todavía. Eres tan bueno que pueden herirte con demasiada facilidad, por eso te daré paciencia, pero también la inteligencia suficiente como para no dejarte engañar. Tendrás también picardía y sobre todo alegría, tu cualidad más envidiable.
- ¿Sabes ya quién será mi madre allí a dónde voy?
- No, no lo sé, pero lo intuyo. Yo no puedo elegir a vuestras madres, sois vosotros quienes las buscais. Os une una magia, una energía especial, la misma que une a los seres humanos entre sí.
- ¿Y si me equivoco?
- No lo harás.
- Te echaré de menos madre, echaré de menos estar aquí. Me gusta cuando me acunas en tus mares y me bañas en los ríos, cuando me tumbas en las selvas y me soplas desde el oeste hacia el este. Echaré de menos tus labios cálidos del desierto y tus manos suaves de arena.
No será igual irme a dormir a las nubes del Tíbet sin ver tus ojos en los corales australianos.
Te extrañaré tanto.
- No, hijo, no sufras. Cuando seas totalmente humano no recordarás nada de lo que fuiste antes, no me recordarás a mí criándote ni esta conversación.
- ¡Pero yo no quiero olvidarte!
- Tampoco me olvidarás del todo. Cada vez que veas el mar estaré ahí y en las montañas, en esos lugares te daré mi paz y en cada minuto de tu vida terrenal te rodearé en todos los animales y plantas, creciendo contigo, respirando a tu lado y muriendo cuando tú mueras.
- Entonces pensaré constantemente en ti
- Y yo en ti, hijo. Es hora de irte. Se fuerte. A partir de ahora todo será muy diferente. Sufrirás, amarás, enloquecerás y disfrutarás de la experiencia de aprender. Vas al mundo para ayudarlos, para recordarles que son parte del planeta y deben cuidarlo, deben cuidarme y sólo lo conseguirán amando y amándose entre ellos.
- Te quiero madre
- Mucha suerte pequeño ricitos





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- ¿Cómo fue el parto doctora?
- Muy bien. Fue un niño, grandecito y sanote. Apunta en el parte la talla y el peso, ya está con la madre. Da gusto mirarlos, es puro amor. Ahora te firmo ahí abajo, sí, sí, hoy es 26 de octubre de 1989.

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