martes, 22 de marzo de 2011

Energía

Había echado de menos las hierbas silvestres moviéndose a través de la ventanilla, como si naciesen del aire y rozasen el cielo casi sin pisar la tierra.
Había olvidado el olor a sol, el olor del sol en las aceras cuando sales a la calle y no hace frío y todo el mundo se cree que se puede ir en manga corta.
Lo había olvidado casi por completo.
Tu cara cuando estás descansado y despreocupado, tu risa cuando nada te aprisiona ni te hace sufrir. La había echado tanto de menos que casi no pude reconocerla cuando regresó.
Pero lo ha hecho. Y ha venido acompañada de tus gracias tontas que no me hacen reír, de tus correcciones continuas cuando yo hablo demasiado rápido, de tu mundo irrefrenable lleno de llamadas al móvil, viajes de aquí para allá, movimiento sin comienzo ni fin.
Echaba de menos la energía que emana de ti cuando controlas el mundo. Y ahora que ha vuelto de nuevo extiendo mis manos esperando que se enrede entre mis dedos y trepe por ellos, hasta alcanzar mi cuello y quedarse ahí enlazada.
Y tintinee conmigo cuando camine moviendo las caderas.
Hacía tanto tiempo que no despertabas... que ahora que lo has hecho el mundo ha explotado.
Y Gadafi se queda sin fuerzas contra la Coalición.
Y Japón se recupera un poquito.
Que me llamen tonta y absurda, pero sé que si ocurre algo bueno es porque tú ya no estás dormido...
o por lo menos si no has cambiado tú el mundo,
sí has transformado mi optimismo.
Tu felicidad y tu fuerza son mis pilares.
Y sé que volverás a preocuparte por tus circunstancias y por los que te quieren. Volverás otra vez a no dormir, a trabajar sin descanso, a enfrentarte tú solo a los villanos.
Pero esta vez no olvidaré tu sonrisa, porque nadie podrá arrebatárnosla.

No hay comentarios: