martes, 3 de enero de 2012

Jesús

Su pelo castaño ondea bajo la brisa nocturna de la bahía. Todo está tranquilo. A su derecha las barcas de madera son mecidas por un suave oleaje. A su izquierda la playa se extiende como un manto de arena gris nacarada.
Delante un océano infinito.
Detrás está él, siempre detrás, siempre protegiendo sus pasos.

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