Esto era una niña pequeña, que siempre sonreía mucho y un día un señor le dijo:
- Niña, niña ¿por qué sonríes tanto?
- Porque no tengo motivos para no hacerlo
- ¿Quieres decir entonces que tienes muchos motivos para sonreír?
- No, no tengo muchos motivos para sonreír, lo que no tengo son motivos para dejar de hacerlo
No necesitamos aferrarnos a lo bueno para sentirnos bien, basta con aceptar que lo malo sólo es malo si nosotros dejamos que nos afecte.
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