miércoles, 1 de octubre de 2008

Punto seguido. Nueva humanidad.

Se alejan. Aprieta la mano de esa desconocida que se ha sentado a su lado. A ambos les pitan los oídos, les duelen las articulaciones, les da vueltas la cabeza y sienten ganas de vomitar. Y parece que el resto de personas se sienten igual. Aún así, Jesús se aferra a esa mano y la oprime con la suya, intentando transmitirle su malestar, sin entender realmente si lo hace para compartirlo o para librarse de él.
Quién se lo iba a decir...a sus 79 recién cumplidos, que se iba a encontrar ahí. Antes de subir pensó que si siendo niño hubiese sabido que un día viajaría en una nave espacial, habría pasado toda su vida ilusionado, al fin y al cabo iba a cumplir su sueño, pero los motivos reales le causaban tanta angustia que ese recuerdo, él rodando metido en una caja de cartón, se desvaneció en cuestión de segundos con los gritos de los soldados.
Mientras ascienden piensa que su vida ya no tiene ningún sentido. Sus raíces se quedan ahí sepultadas. Una voz metalizada da instrucciones, pero parece que nadie escucha. Surcar el cielo parecía algo maravilloso cuando se recitaba en poesías, pero hacerlo mientras ves cómo tu planeta está muriendo y tú le abandonas...no tiene nada de feliz.
Jesús vuelve a llorar. Las evacuaciones han sido tan rápidas en cuestión de meses que no recuerda cuando empezó todo. Sólo sabe que él siempre tuvo esperanzas en que los ricos y poderosos solucionasen lo que estaba ocurriendo, pero parece que se equivocaba.
Primero fue el agua..., lo cubrió todo. Las televisiones no dejaban de repetir que Islandia, Venecia, ¡Las Islas Baleares!, todo estaba desapareciendo bajo los mares y océanos.
Su mujer le decía desde su mecedora: Jesús...la Tierra se está suicidando...
Y él no sabía si creer a esa anciana ya demenciada o seguir creyendo que era imposible que fuese verdad.
Después llegaron las sequías y lo primero que desapareció fueron los cereales, detrás el ganado, y después miles de ganaderos y agricultores manifestándose por las calles. Jesús lo veía todo por su pequeño televisor, y no daba crédito. ¿Será verdad?, pensaba aterrorizado, y su mujer le repetía que no se que "Gaya" o "Gaia" se estaba vengando por fin de todo lo que le había hecho la humanidad.
El amor de su vida murió a las pocas semanas, unos días más tarde el gobierno envió camiones con bombas de oxígeno a las poblaciones. El aire se estaba acabando.
La televisión dejó de emitirse porque nadie iba a trabajar. La lucha por sobrevivir hizo resurgir la cara más cruel del ser humano: los robos, asesinatos incluso, el hambre, el miedo a lo desconocido...
Jesús se resguardaba en su sillón mirando por la ventana. Hacia varias semanas que el calor era insoportable. En pleno enero y en Burgos había 42 grados.
Quién lo diría...
La voz metalizada ha cesado. Jesús se despierta. La mujer que está a su lado le dice que se desmayó al no soportar la presión. La gente aplaude. Están fuera de peligro dicen.
Lentamente se asoma por el ventanuco de la nave. Todavía se ve la Tierra.
Siente un escalofrío porque piensa en todos aquellos millones de personas que se quedan allí agonizando. África está oculta bajo nubes negras, Europa casi no se distingue, el color marrón se extiende por todos los continentes, no hay nada verde, Colón llora desde algún cielo al ver como el océano se traga América.
Y Jesús llora con él.
Lo hicimos...piensa. Y lleva razón, al final matamos a Gaia cuando ella nos lo estaba dando todo. Y Dios no hizo nada, simplemente se dio cuenta de que si no sabíamos valorar lo que teníamos, era mejor empezar de nuevo con otra humanidad.
En su cabeza retumba la voz de su esposa: "Y cuando llegue ese día no tengas miedo, sólo piensa que al final teníamos razón. A la mierda las guerras, las naciones, los himnos y las fronteras. A la mierda los idiomas, las costumbres y la religión. ¡A la mierda todo! Cuando todos nos vayamos al foso, Jesús, lo único que importará es ser persona y aún así los que tengan buenos gobiernos se salvarán ¡los pobres no!. Maldita sea que no esté yo para vivirlo...A la mierda las leyes que no se cumplen, y las cárceles, y los sanatorios. Los hospitales...las medicinas...¿de qué sirve un economista ahora? ¿eh Jesús? ¿Y un presidente de la ONU? ¡A la mierda todos! Si no sabemos cuidar el planeta de que nos sirve...¿De qué nos sirve estar vivos si no somos conscientes de dónde estamos? Una panda de egoístas es lo que hemos sido Jesús y así nos ha ido...pero por nuestra culpa morirán los únicos seres puros, los animales y plantas...la madre que nos parió Jesús...que pena damos. Por eso no tengas miedo, tú sonríe, y despídete de Gaia con un gracias por todo, porque detrás de nosotros vendrá algo mejor, seguro. Un planeta con nuevo nombre y nuevos dueños. ¿Quién te dice que no fue así alguna vez...?"
Cuando la Tierra ya sólo parece un punto a lo lejos...Jesús sonríe.
Gracias por todo - susurra.
Y la fuerza de su mano se desvanece para siempre...

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