lunes, 30 de marzo de 2009

Oda al imprescindible

Nunca cesa. Nunca para. Nunca es jamás.
Jamás es mentira.
Es mentira, porque llegará un día en el que se pierda para siempre su tic - tac.
Tic, milésimas de segundo, tac.
No recuerdo con certeza cuándo comenzó su andadura,
es el duende sin pies ni cabeza,
ni ojos ni piel.
Encerrado a kilómetros del sol.
Aún así se quema, aún así duda.
Tiene dos pequeñas orejas.
Dos aurículas.
Para escuchar.
Tic - tac.
No sabe de qué color es el mar.
Tic - tac.
No entiende la física, ni la química, ni cómo se aprende a volar.
Pero sabe quién eres. Te conoce mejor de lo que tú hayas imaginado.
Se ha roto, se ha encendido y ha llorado.
Está dedicando su vida a mantenerte a ti.
Y late, late, late, late, late, late (...)


Hoy mientras estudiaba me he parado a pensar (cómo tantas veces) en lo maravilloso que es el organismo humano; es increíble como desde que nacemos ese pequeño corazón crece y no deja de latir, día tras día, bombeando sangre, sin tener vacaciones, sin pedir un día libre para descansar, nunca. Y aunque lo rompas, lo vendas, lo engañes o lo olvides, no se queja.
Por eso hoy va por ti, corazón.

No hay comentarios: