miércoles, 12 de mayo de 2010

12/04/10


No eres un objeto más.
Por eso nos da tanta pena decirte adiós.
A ti, al huevito blanco.
Porque todos te reconocían por la calle, sabían que era tú, sabían que eras nuestro.
El único con matrícula de Salamanca.
Y ahora te vas, después de tantos años.
Con el asiento del conductor mordisqueado por mí, cuando en los viajes al colegio me tocaba ir sentada en el medio por ser la pequeña.
Con el volante sin dirección asistida que hizo de gimnasio particular para los bíceps de todo aquel que te condujera.
Tú...que sufriste sin quejarte la rotura del espejo retrovisor por un bándalo de pacotilla, los arañazos y golpes de despistes, llaves en manos de gamberros mononeuronales, conductoras noveles y prisas.
Tú, que me has llevado y traído día tras día, mes tras mes, desde que tengo uso de razón.
Fue contigo con quién crecí, dónde el cinturón me apretaba la garganta y no me dejaba respirar, dónde deseaba cumplir los 12 para poder ir sentada delante, fue en tus ventanas dónde pusimos el pez y la estrella que pintó mi vecina Raquel.
Esas ventanas que en algún viaje corto fueron escenario de mis teatros de pies, cuando me tumbaba con la cabeza sobre las piernas de mi hermana (pocas veces) y ponía los pies sobre el cristal, imaginándome que eran conejos un poco raros.
Tú, que te alegraste cuando puse mi L y mi ilusión en ti.
La niña que te pintaba con bolis, que te mordía y te abrazaba pudo conducirte.
Porque fuiste mi primer coche y serás mi primer coche.
Y serás el pequeñito de papá de mamá y de Ana también.
Hoy decía mi madre que una compañera suya casi se lo raya cuando salían del trabajo.
Mi madre le gritó "¡cuidado!" y ella le dijo "Bueno, de todas formas, como ya os traen hoy el nuevo no pasa nada"
y mi madre le contestó "¿Cómo que no pasa nada? este coche será siempre mi coche, asi que ni rozarlo!"
Y aunque lo decía entre risas, lo sentía de corazón.
No eres sólo un coche.
Has sido nuestro coche.
Y aunque sí...seas sólo un objeto, has formado parte de nuestra vida, por eso sentía que debía despedirte así.

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