jueves, 6 de mayo de 2010

Adolfo

Estaba en la peluquería cortándome el pelo.
Entonces entró un señor, de unos 60 años.
Saludó a la peluquera y dijo "hoy he desayunado feliz"
ella le respondió "¿por qué Adolfo?"
y él, sin mirarnos, absorto frente a la cristalera, contestó "Zapatero sigue vivo".
Al oírle no supe qué pensar.
Pero no tuve que divagar mucho tiempo.

"Zapatero sigue vivo, menos mal. Porque si amaneceríamos sin él, no sé qué pasaría ahora con el país." Por eso he desayunado feliz. Porque está vivo."
La peluquera me miró de reojo, con una sonrisa.
Y él, como si no estuviera allí hablándole a dos mujeres, sino ante todo el país, continuó:

"Si es que el país está mal. Muy mal. Nos engañan y nos mienten, como si fuéramos tontos.
Ahora dice el alcalde que aunque las obras lleven desde octubre y esto no acabe nunca, luego todo estará muy bonito. Claro, esto es como el mundial, nos bombardean con anuncios para que sólo pensemos en el fútbol, en España, en las cervezas que debemos beber y así nos olvidemos de los parados. Total, mientras se vea la tele y se beba cerveza, no importará que una familia no pueda subsistir incluso esa familia sólo pensará en ganar el mundial.

Si es que realmente somos borregos y esto ha pasado siempre, como decía Ortega y Gasset, las mayorías siempre serán controladas por las minorías.
Fíjate, mi cuñado, el gran demócrata, que dice que el voto de un licenciado debe valer más que el de un labriego. Sí, sí, según él Franco también debería resucitar. Y eso que mi cuñado de joven era de izquierdas, pero la vida es la vida y nos cambia a todos."

La peluquera comenzó a reír y dijo: "que Franco se quede dónde está...además, ¿a qué vendría? ¿a darnos pantanos?"

Y el señor contestó:
"Sí, pantanos de cocacola y de cervecita con limón"

Al irme, les dije adiós y él me despidió diciendo "Adiós, buenos días"

La verdad es que después de tantos días sin salir, estudiando, sin enterarme mucho del mundo, parece como si alguien hubiese querido que hoy conociera a Adolfo.
Porque al volver a casa he pensado en lo que decía, en el mundo, en la sociedad.
Y he recordado que nunca debemos perder las ganas de vivir dejando huella.

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