miércoles, 16 de enero de 2008

Mensaje en una botella


Querido desconocido:

Esta carta sin destino lleva tu nombre invisible,
te pienso mientras la escribo,
aunque desconozca si existes.

Te imagino imperfecto,
soñador imperturbable,
tu cuerpo inmensa muralla, de brazos dos lazos que empujan mis alas,
que cosen heridas dolientes de sangre.

Tu cuerpo la alegría, cultivado de defectos,
esos que se equilibran con tus virtudes, esos que me enamoran con sólo sentir un beso.
Tu alma el barco de madera que surca la vida,
esa que ahora es tuya y quizás en un futuro fluya junto a la mía.



1 comentario:

Néstor Morris dijo...

Estupendo texto...sin dudas.

Mi felicitación y un cordial saludo.