domingo, 20 de enero de 2008

Muerte en vida

Parece mentira, ya son las 02:17.
Aquí sentada en el umbral de la puerta sigo con la mirada fija en el final de la calle.
Hace más de 34 minutos que no pasa un sólo vehículo, ni siquiera se oye el ruido de algún motor en la carretera cercana, ni el movimiento del trigo al pasar los coches, "la reverencia del trigo" como dices tú. Mis manos y pies se han entumecido, debe haber unos 3 o 4 grados, pero hace rato que he dejado de sentir el frío, y me pregunto si tú también estarás helado, ¿se te habrán enrojecido ya las orejas? ojalá alguien se haya dado cuenta y lleves un gorro puesto, o mejor aún, estés en un lugar cálido, dormido ya, porque como muy tarde a las 22:30 ya empiezas a bostezar y se te cae la cabeza. Cómo aquella vez que del sueño que tenías te diste con la cabeza contra el lavabo, lo que te dolió y el enorme chichón que no se te quitó en 3 semanas. Luego todos nos reíamos mucho recordándolo y tú te enfadabas...
Llevo tu foto en un colgante, me lo hicieron ayer en una tienda, es muy bonito, plateado y con una tapita que se abre y se cierra, y he colocado la foto que nos hicimos el año pasado, en la playa, cuando me picó la medusa y no te separaste de mi lado porque creías que me iba a pasar algo, pero aquí en el colgante es más pequeña para que quepa.
Qué sonriente estabas, espero que sigas sonriendo, y que no hayas adelgazado mucho, por favor espero que estés comiendo bien, con lo tiquismiquis que tú eres para las comidas...es importante que te alimentes que sino te pondrás enfermo, como cuando tuve que llevarte al hospital porque te mareabas y el médico nos dijo que era falta de hierro, ¡qué rápido empezaste a pedirme lentejas!.
Ya son las 02:42 y te echo de menos.
Extraño el olor de tu piel, y el brillo de tus ojos, tu pelo corto y rubio que ya se está oscureciendo, tu sonrisa, con esos dientes tan blancos que nunca sabes lavarte bien y tiras la mitad de la pasta por el desagüe, tu voz, esa voz que ya no inunda mis oídos cuando llegas a casa a la hora de comer, y ese abrazo, ¡ese abrazo en el que nos fundíamos los dos!, ojalá pudiese abrazarte hora mi vida...¿¡dónde estás!?
¿¡dónde estás!? ¿¡dónde estás!? ¿¡dónde estaaaaaaaaaaaaaaaaaas!?
Tu padre acaba de despertarse y encender la luz. Tardará 2 minutos en ver que no estoy en la cama y salir sin ponerse el abrigo a la puerta porque sabe que igual que ayer, he salido aquí.
No entiende que no puedo dormir si no sé dónde estás, ni con quién estás, y mañana les dirá a tus abuelos que está preocupado por mí, que no como, que no quiero hacer nada.
Mi vida, yo sólo quiero que vuelvas conmigo.
No puedo dejar de pensar en aquella mañana en la que saliste a jugar aquí, en este bordillo donde estoy yo, y cuando salí para ver cómo estabas, habías desaparecido. ¿¡ Por qué dios mío?! ¿¡ A dónde lo has llevado?!
Sólo pido una señal, que alguien me diga que estás vivo mi niño, que te tratan bien, que no tienes miedo...
Papá acaba de salir y se ha sentado junto a mí. Los dos nos hemos abrazado y hemos llorado juntos. No entiendo que mal pudimos hacer para merecer este castigo.
Mañana los policías volverán a buscarte, ya lo verás cariño mío como mañana te encontrarán.
Y estaré esperándote en casa ansiosa por llenarte de besos mi vida, y papá te llevará al río a pescar y los domingos iremos a la ciudad a la feria, te lo prometo, sólo tienes que volver.


Cada día en España desaparecen personas. Niños y adultos son tragados por la tierra y nadie sabes cómo, cuándo o porqué. Ves la noticia en el telediario y das gracias porque tú nunca lo has vivido pero ves a esos padres, hermanos o hijos y dices: "pobre gente" pero cuando la sección de noticias pasa a la sección de deportes tu mente borra ese momento de malestar para dejar paso a lo demás. Pero ese padre, madre, hijo, familiar, sigue ahí, cuando la cámara deja grabarle sigue llorando, incluso llora más porque otro día más se va a dormir sin saber nada. Y es que nadie sabe lo que es vivir en la angustia, saber que desconoces si os volveréis a ver.
Hoy hago un llamamiento para que luchemos contra esas mafias que trafican con órganos de niños secuestrados, contra aquellos hombres que secuestran a mujeres para violarlas, contra los pedófilos, contra los que rompen vidas sólo por cobrar dinero a cambio de una vida.
Y me dirás, ¿pero yo que puedo hacer?
Basta con que te fijes en la foto que esa madre llorando enseñe por televisión y luego busques esa cara en los niños de la calle, que sospeches de una persona que no deja de mirar a unos niños jugando en el parque, que denuncies a aquel o aquella que intente tocarte en cualquier momento.

La llave para cambiar el mundo está en nosotros, la cerradura solo se girará si somos muchos los que hacemos fuerza.

No hay comentarios: