jueves, 21 de febrero de 2008

Mi madrina

Te marchaste tan deprisa
que no pude despedirme.
Un último viaje donde guardé tu sonrisa,
porque tu voz no volvió a sonar.

Una caja de recuerdos
donde encerré las caricias
que pude darle a tu mano
antes de verte marchar.

Fuiste a encontrar tu calma,
allí donde los poetas aprenden a versar,
te llevaste contigo un pedazo de mi alma,
hoy mantengo el agujero que dejaste en su lugar.

Sé que desde donde estás velas mis sueños,
donde te regalan la esencia y un par de alas para volar,
allí donde los sabios dicen que existe un cielo,
desde donde me miras y ves el tiempo expirar.

Yo sigo aquí, con los pies sobre el suelo
imaginando tu sonrisa y
esa voz que no volveré a escuchar.
Quedarán las fotos, los vídeos y los recuerdos,
aunque tú te hayas ido, jamás te voy a olvidar.

Fuiste y serás aquella mujer tan valiente que no tenía billete para ese tren, pero la vida te obligó a tomarlo. Aquella mujer que recorrió casi medio mundo, que no se rindió, que estuvo ahí siempre. Aquella mujer con sus gafas, su reloj, su pelo corto, su media sonrisa, su carácter, sus manías...
Aquella hermana, hija, cuñada, amiga, tía y madrina. Mi madrina. Jamás te olvidaré Mª Jose.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aquella hermana cariño, aquella amiga, a la que no hay día que no eche de menos,que me dejó un vacio que a veces por mucho que lo intente no logro llenar.
También pienso que desde alli arriba, nos protege y hace que después de las lagrimas nos vuelva la sonrisa.
Te quiero cachito de carne.