miércoles, 6 de febrero de 2008

La poesía también sirve para abrir los ojos

Gaia se cansa y despierta la batuta,
airosa se agita, impetuosa ordena,
la orquesta entona, embravecida, de todas las composiciones la más bella.
Arpegios perdidos a los pentagramas regresan.
El olvido se hace dulce cuando termina la espera.
Las notas inundan todos los rincones,
late el corazón, se llenan los pulmones,
las notas inundan mi cuerpo navegando por mis venas.
Melodía que al silencio
envía a un exilio perpetuo, con el temblor de las cerdas, los violines merman el sueño
de quienes siempre despiertan cuando menos lo esperaban,
los castillos de arena no se derrumban si se construyen con arena mojada.
Vuela la mente hacia el futuro e imagina momentos que
desde lo más profundo, acarician recuerdos,
desintoxican el cuerpo,
hoy los pobres gritan al mundo,
"usted que es tan rico acérquese,
acérquese usted, que no muerdo"
Y me creo por un momento que esto es cierto, mientras el aire que respiro, por un segundo, no es negro.
Señor Ortega (y Gasset), discúlpeme al llevarle la contraria,
pero pienso que los poemas tienen la tarea de repudiar la realidad y de cambiarla,
si nos limitamos a escribirle al desamor y no a la desgracia
(ajena)
aquí, representando a la humanidad, me niego
porque no quiero morirme de pena.
La deshumanización del arte, la peor de las acciones
no quiero hacer un poema para 4 lectores,
lo hago para aquellos que son ciegos o son mudos,
y si escuchan estas palabras es porque alguien las lee
y señores, ahí está la esperanza del mundo.

1 comentario:

Carlitos López dijo...

Y ahora es cuando yo me quito el sombrero...