sábado, 9 de febrero de 2008

"Que el amor es eterno mientras dura..."


Fidelidad es la palabra más bella, y romperla es el peor de los errores.

Sólo hay un motivo que justifique la rotura, sólo uno.

Cuando la vida juntos se vuelve oscura, cuando el amor ya no existe pero uno de los dos no lo acepta.

Entonces, aunque el otro le diga en vano que ya no lo ama, se engaña y no quiere separarse.

Los dos son infelices pero siguen conviviendo juntos aunque sus miradas no expresen nada de ternura. Y si uno vuelve a repetirle que no lo ama, se gritan, lloran, sufren pero no se separan.

O quizás da demasiado miedo decir que no se ama.

O quizás es más cómodo engañarse y decirse a uno mismo, sí, sí lo amo aunque sea mentira.

Todo porque temes a ese giro que daría tu vida y no sabes donde irás o si te llevará a alguna parte.

La culpa es de los dos y no es de nadie.

Como dice Ismael Serrano "El amor es eterno mientras dura"


Hay una canción de Ricardo Arjona que me gusta mucho y dice así:


Canción : "Pingüinos en la cama"


...."Con la dosis justa de cinismo preguntas

¿Qué harías sin mí si ya no vuelves a verme?

Para ser sincero, haría lo mismo

sólo que estando sin ti lo haría sin esconderme"...


No obligues a que alguien te quiera, ni te obligues a ti mísmo a amar a alguien que no quieres sólo porque te da estabilidad, dinero, regalos, fama, cariño, compañía, viajes...

Esos ríos sólo desembocan en la infelicidad y la palabra fidelidad, en esos casos, sin tiene motivos para romperse.

1 comentario:

Ignacio dijo...

Mmm... el desamor, complicado tema este, tatara-tatara nieta de mr. Guttenberg.

Supongo que tanto Isma como los pingüinos tienen más razón que un santo. Otros opinarán que el amor es un invento del corte inglés (un negocio redondo, sin duda). Pero en cualquier caso, el enemigo más fuerte del "amor", sea lo que sea, yo creo que es más la inercia que la comodidad o el bienestar. Demasiada gente conozco yo que lleva años con la misma pareja simplemente porque llega un momento en que nos puede la dejadez, y esa gran búsqueda de la felicidad termina en los brazos de alguien que, en el fondo, no nos transmite ni un ápice de sentimiento o emoción.

Entonces nos volvemos unos cínicos, y vamos por ahí diciendo que el amor no existe, sólo porque nosotros no podemos disfrutarlo. Sin embargo, y como dijo la Celestina hace ya un tiempo, "el que lo probó, lo sabe".

Larga vida, pues, al amor, tanto a la variante eterna como a la momentánea.

Nacho