miércoles, 16 de julio de 2008

Créeme, yo creo

De camino a casa, a las 2:00, no he tenido miedo de la oscuridad. Nunca lo tengo, es más, lo disfruto. Y más hoy, cuando las calles estaban más desiertas que nunca porque ha llovido sin parar.
Hoy, tras meter mis manos en los bolsillos y encorvarme ligeramente e alzado la vista al cielo y he llamado a la puerta.
"¿Estás?"
Como siempre, acudo a él cuando me inundan las preocupaciones. Es curioso lo mucho que cuesta decirlo y lo poco que cuesta creer en él. Sí, hablo de Dios.
No soy especialmente católica, no voy a misa, no creo en los curas, en las monjas, en los ritos ni en la Biblia. Creo en Dios y con él me basta. Porque hablar con él es hablar conmigo misma.
Dios es como escribir en mi blog,cuando no puedo sentarme aquí a escribir, cuando me voy a dormir y algo no me deja.
Una de las razones que mantienen mi fe, tras superar terribles obstáculos como son los golpes de la vida, estudiar filosofía y y pasar sana y salva de la adolescencia rebelde, es que saber que mi abuelo sigue vivo en algún lugar, con mi tía Mª Jose, con mi abuela Dora, mi abuelo Antonio, con Beatriz, con todos ellos...y si ellos lo están tiene que haber alguien que esté con ellos.
Parece curioso, son ellos los que mantienen mi fe.
Hoy volví a hablar con él después de mucho tiempo y, como siempre, le entretengo con tonterías, mis tonterías comparadas con los verdaderos problemas que tiene el mundo.
Qué fácil es pensar en las injusticias que te están tocando vivir...qué fácil es quejarse, engañarse a uno mismo, acariciarse la cabeza y decirse que eres el más desgraciado del planeta. Que fácil es alegrarse de una, valga la redundancia, desgracia ajena.
Qué difícil tener valor para enfrentarse a la vida.
Aunque en mi opinión las creencias religiosas son personales y de ámbito privado, no me da vergüenza decir que mientras caminaba he ido hablando con él, le he contado lo que me preocupa, le he dicho que siento recurrir a él sólo cuando necesito ayuda, le he prometido mucho a cambio, luego he sentido que algo volaba por encima de mí...mientras caminaba.
Es curioso, el ser humano fue hecho para cuestionárselo todo y aún cuando me veo hablando sola por la calle (mentalmente), a veces vuelvo a dudar de todo.
No sé qué será de mí...no sé qué hago aquí, no sé cuál es mi función en la vida.
Sólo sé que si pudiera, me dedicaría sólo a escribir.
Porque es aquí dónde Dios, mi abuelo, mis dedos y los molinos de viento se funden en un sólo ser.

2 comentarios:

Gattaca dijo...

Laura... Tienes la capacidad de emocionarme con lo que escribes! La fe es algo relativo, es algo tan personal que casi es una qui,era poder explicarla.. Yo hace mucho que perdí la mía, la verdad es que no se si la tuve nunca! Pero no me burlo de quien la tiene, por el contrario, admiro a gente como tu que a pesar de los pesares sigue creyendo en él. Yo lo he intentado, peor no viene a mi, to soy mas de Santo Tomas, para creer, ver y tocar...
Yo creo en la raza humana, en el amor por los demás, creo firmemente que aun queda gente buena en el mundo que da sin pedir nada, y quiero creer que esto no se acaba aquí, porque si la vida es solo esto... Que Putada!!

Sandra dijo...

Dios siempre está dispuesto a escuhar a cualquiera. Siempre está ahí. Y no pienso que crea que le has contado tonterías.
No recuerdo como topé con tu blog, pero de vez en cuando me paso por aquí.
Un saludo

Sandra