martes, 1 de julio de 2008

Todos

Dicen que las calles se cubrieron de un extraño fulgor rojizo y que aquel día no hubo región que no estuviera expectante. Dicen que aquel día los ateos rezaron a Dios y los cristianos se olvidaron de ir a misa. Dicen que las diferencias quedaron arrinconadas cuando dos completos desconocidos se fundieron en un abrazo, dicen que sólo se habló un idioma al grito de "gooool".
Dicen los viejos que en este país hubo una...fiesta, y las dos Españas quedaron tan unidas que las izquierdas, las derechas, y los centros sólo tenían significado deportivo.
Por unos minutos la roja ocupó todas nuestras vidas, la vida del padre, la madre, el hijo, el camarero, la cirujana o el profesor.
Dicen que aquel día los que querían irse se quedaron y los que discutían decidieron poner fin a las disputas. Dicen que aquella noche la primera palabra de un bebé fue "podemos" y la última de un anciano fue "yo lo viví".
Cuentan que en aquel momento el mundo entero observó maravillado como un país superaba el nacionalismo con la simplicidad de reconocer el amor a un deporte, el cariño a una familia, el respeto a un sueño y la fe hacia un equipo. Republicanos y monárquicos sonrieron cuando el rey sonreía, sin presentar diferencia alguna entre unos rostros y otros.
Dicen que aquel día los satélites de la NASA dieron aviso de que en España había un neblina de un intenso color rojo y que la temperatura estaba aumentando sólo en ese país.
El calor de una afición que se cuenta por millones.
Como dice mi padre, "esto sólo lo consigue el fútbol".
Gracias, Selección.
Podíamos.

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