sábado, 20 de noviembre de 2010
Dona. Muller. Emakumea.
Hoy antes de irme a dormir sólo diré
que venero a la mujer.
Por madre, por humana, por bella, por mágica, por única, por poderosa, por mártir y por luchadora.
Y nunca terminaría de alabarla.
Venero a la mujer por su cuerpo maravilloso, continente de vida, por sus formas miles, sus cambios y su envejecimiento.
La admiro por su constante pelea por ser respetada, por su incansable objetivo de ser considerada igual al hombre.
Por su capacidad para aguantar, aprender y esperar.
Por sentirse orgullosa
y no tener miedo.
Venero a la mujer y esta noche, de nuevo, daré gracias por tener la suerte de poder hacerlo.
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