martes, 16 de noviembre de 2010

Noviembre

Hubo tiempo que pensé que era la persona más desafortunada del mundo.
Y me sentía cansada al despertar, cansada al ir y al volver en el tren.
Realmente me creía la persona más agotada de todas.
Qué tonta y egocéntrica fui.
No me daba cuenta de que somos todos los que estamos un poco cansados, de todo.
De la rutina, de los esfuerzos, de los retos y los obstáculos.
No era consciente de que es todo el mundo.
Sino mira, hasta las papeleras se toman un respiro.

2 comentarios:

Bea dijo...

Creo que hasta nosotros, aburridos de nuestra propia rutina encontramos algo encantador en ella.
Ahora todo pesa un poco más, cuesta más trabajo todo, y me atrevo a decir que a veces pierdo un poco la fe, no solo en mi, sino en todo en general.

Estoy cansada, pero también estoy cansada de estar cansada. Y no se cuál de los cansancios me abruma más.

No sé, son las 22.23 p.m.
y me aterra coger los apuntes de AP (emblema de mis inseguridades), y quiero que sepas que sigo leyéndote y que me animas cuando lo hago.

:)

Ruth dijo...

Yo me siento exactamente igual, y me pregunto: Cómo lo hacen los demás para sobrevivir al día a día? A mí me faltan horas, para dormir, para estudiar, para comer... para todo.
Un beso Laura!