miércoles, 3 de noviembre de 2010

No despiertes

Hoy me quedaría aquí, a tu lado, mientras duermes.
Respiraría poco, suave, para que no despiertes. Porque la calma sale de tus pulmones y entra en los míos.
Emites una paz embriagadora, que nace de tu pecho y se te escapa por los poros de la cara.
Bostezas entre sueños y me como los pedazos de nubes que vuelan de tu garganta.
Saben a ti, a ti por dentro, a vainilla con canela.
Hoy me quedaba aquí, llamaría para decir que me puse muy enferma
y contaría todas tus efélides.
Aprendería de nuevo a observarte, repasaría otra vez cada detalle que te forma
y luego me entretendría dibujando tu figura en alguno de los folios de la mesa.
Respirando lento, siempre, para que no despiertes.
Hoy te miraría de nuevo, como te miré ayer, y antes de ayer,
y disfrutaría de ese golpecito aquí dentro, que empieza donde el corazón y sale por el ombligo.
Te arroparía una y otra vez, incansable,
para después acercarme a tu piel... y olerte.
Pero no puedo.
Hoy como ayer querría estar aquí cuando despiertes, pero tengo que irme al trabajo.
Y me llevo estas ganas de comerte a besos,
y me llevo tu olor en mis manos
y me guardo este deseo irrefrenable de que ahora mismo despiertes

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